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Realidad es...
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Libro electrónico99 páginas1 hora

Realidad es...

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Realidad es…

Un libro de cuentos que nos habla sobre esas realidades conscientes e inconscientes que habitan en nosotros. De los sueños premonitorios; de la vida después de la muerte; de lo inesperado; del enamoramiento; del soñar despierto; de la razón versus la realidad; de la justicia divina.

Estas historias tienen un matiz que apunta hacia lo espiritual, al reconocimiento de ese mundo oculto a simple vista, con mensajes vinculados al crecimiento moral.

Realidad es…

Una amena forma de acercarse a la cotidianidad a través del cuento.

 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 may 2019
ISBN9781393087182
Realidad es...
Autor

Jaifer Lozano

Jaifer Lozano es el seudónimo utilizado por Jaime Fernández Lozano para publicar sus obras. Nació en Pamplona, Colombia. Realizó estudios de música en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico y durante varios años formó parte del Grupo Mestizos, donde tuvo oportunidad de estudiar los aires musicales tanto de Colombia como del sur de América. Posteriormente formó parte de la Sinfonieta Alvin Schutmaat, interpretando el saxofón contralto y el oboe. Durante muchos años formó parte del equipo de trabajo de la emisora de la Universidad del Norte de Barranquilla, primero como asistente y luego como jefe de programación. Ha colaborado en tres números de la revista Maríamulata, revista cultural que se distribuye de manera gratuita en la ciudad de Barranquilla y también participó en la segunda Feria del Libro Unipamplona en octubre de 2021.

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    Realidad es... - Jaifer Lozano

    REALIDAD ES...

    JAIFER LOZANO

    Título: Realidad es…

    Copyright © 2019 Jaime Fernández Lozano

    Imagen de la portada generada por starryai

    Todos los derechos reservados.

    No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    A la memoria de mi abuela Margarita, de mi madre Julieta y de mi tío Mario.

    Contenido

    Prólogo

    MARCHA NUPCIAL

    ¿CUÁNDO LLEGARÁN MIS GUAYOS?

    VISITA

    ÁNGEL CAÍDO

    PLEGARIA

    LA PARED

    RAZÓN Y REALIDAD

    VIAJEROS

    LA AMIGA DE JAIMITO

    SANGRE FRÍA

    EL NIÑO Y LA FLOR

    AFRODITA

    ROCK STAR

    HORMONAS

    LA PUERTA GRANDE

    Agradecimientos

    Sobre el autor

    Otras obras del autor

    Prólogo

    La vida nos aborda desde diferentes frentes; se vive en un mar de pensamientos, de situaciones, muchas veces inconscientes para nosotros mismos.

    De esa cotidianidad Jaifer Lozano construye cuentos, de eso es que relata; de los sueños premonitorios; de la vida después de la muerte; de lo inesperado; del enamoramiento; del soñar despierto; de la razón frente a la realidad; de la justicia divina.

    Sus cuentos tienen un matiz que apunta hacia lo espiritual, al reconocimiento de ese mundo oculto, a simple vista, con mensajes vinculados al crecimiento moral. En su forma de narrar, lo inesperado de sus desenlaces es una característica; exige un lector que preste atención al detalle, tal como lo exige la vida misma.

    Realidad es… una forma amena de acercarse a la cotidianidad a través del cuento.

    Álvaro Julio Agudelo

    Docente Universidad del Atlántico

    MARCHA NUPCIAL

    Leti apuró el último sorbo de café. Puso la taza sobre el mantel y al instante la apartó hacia el centro de la mesa. De inmediato echó hacia atrás el cuerpo, cruzó las piernas y comenzó a agitar su pie derecho.

    Desde su puesto montaba guardia y vigilaba la puerta ancha de cristal que daba acceso a la cafetería. Miró su reloj. Marcaba las cuatro y cincuenta de la tarde.

    «¿Cuándo aprenderás a ser puntual?», refunfuñó e impaciente abrió de nuevo el bolso y sacó un espejito para retocarse una vez más, en el mismo orden, de la misma manera y con igual afán; y justo después de ese último retoque, sus ojos verdes se ensancharon.

    Alzó los brazos y agitó las manos.

    Al instante Sergio la ubicó y caminó despacio hasta su mesa.

    Después de un protocolario y poco cálido saludo, él justificó el retraso por problemas con su auto. Se sentó justo enfrente de ella y ladeó enseguida la cabeza.

    Leti no dejaba de observarlo.

    «Sergio… Sergio, sé que estás feliz de verme, aunque quieras ocultarlo», se dijo a sí misma y una lucecita se encendió en su corazón. De inmediato llamó a un mesero y ordenó dos capuchinos.

    —¿Y tus negocios? ¿Cómo marchan? —preguntó a su acartonada compañía, tratando de romper el hielo—. ¿Muchos pips en la mochila?

    —Bien. He tenido mejores rachas —respondió un impasible Sergio—, pero no me quejo.

    Leti inclinó un poco el cuerpo hacia adelante mientras sus manos no dejaban de moverse y se deslizaban suavemente sobre sus cabellos que caían cubriendo su hombro izquierdo, llegando incluso un poco más allá del pecho, como si fueran crema de avellana embadurnando y esparciéndose en su cuerpo. Ella no dejaba de mirarlo.

    —¿Tuviste problemas con los recientes acontecimientos?

    —No.

    —¡Vaya! Qué tranquilo estás.

    —Vamos Leti, en mi trabajo necesitas sangre fría —respondió Sergio—. Para vivir del trading aprendes a pescar en río tranquilo… y en río revuelto. ¿Lo recuerdas?

    Por un instante guardaron silencio. Leti abrió de nuevo el bolso y sacó un estuche pequeño.

    —¿Y eso? —preguntó enseguida Sergio.

    —Un anillo. Hace poco me lo dieron.

    —¿Quién?

    —Alberto… Alberto Payares.

    Leti estuvo atenta a su reacción. Lo vio apretar los labios y advirtió la tensión general que se marcó en su rostro.

    —¿Lo recuerdas, cierto?

    —¡Claro!… Por supuesto. Tu más antiguo y persistente enamorado.

    —Sergio, sabes que casarme está en mis planes, formar un hogar, tener hijos.

    —Y con Alberto tienes al perfecto candidato —interrumpió de forma brusca Sergio—. Exitoso empresario, hombre glamuroso, además de guapo y millonario. Te conviene. ¿No crees?

    —¡Sergio! ¡Para ti todo es negocio!

    —Vamos Leti… no te enojes. Analicemos fríamente el caso.

    Sergio acomodó su cuerpo y comenzó a rascarse la nariz, grande y recta.

    —En tu infancia enfrentaste dolores y dificultades que van de la mano cuando uno crece en situaciones de pobreza. Como es normal y natural, no deseas para tus hijos algo semejante. Y el señor Payares… te ofrece la seguridad para lograrlo.

    —Sergio, por si acaso lo olvidaste, yo estudié, tengo trabajo, gano dinero… ¡y no es poco!

    —Entonces… ¿tú qué quieres que te diga?

    —¡Nada! Tal vez así es mejor… así rebuznas menos.

    En ese instante de tensión el mesero apareció con el pedido. Ambos bebieron enseguida de sus capuchinos mientras el silencio se sentaba en medio de ellos.

    Leti deslizó su mirada alrededor y observó tras los cristales a una multitud que caminaba a toda prisa.

    El día agonizaba, muchos rostros desfilaban, pocas bocas sonreían.

    —Conservé el anillo porque Alberto insistió.

    Leti hizo una pausa, giró su cabeza y respiró profundamente.

    —Pero dejé muy claro que necesitaba tiempo para dar una respuesta. Además, quiero hablarte de otro asunto.

    El cuerpo de Sergio inmediatamente volvió a mostrar tiesura.

    —Tengo una propuesta de trabajo… y es en el extranjero. Debo responder rápido.

    —Entonces… ¿no habrá boda?

    —Ya lo ves, en pocos días he de decidir si sigo aquí… o si me voy a construir mi vida lejos.

    Con movimientos suaves acomodó los pliegues de su falda mientras sus pequeños y a la vez un tanto gruesos labios dejaban escapar una sonrisa.

    —Sergio, hace tres semanas tuve un sueño. Vivía en una casa cerca de la playa. Una playa extensa y de arena fina y limpiecita. Mi esposo y yo éramos los padres de

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