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La mirada del amor: Libro del Amor, #1
La mirada del amor: Libro del Amor, #1
La mirada del amor: Libro del Amor, #1
Libro electrónico316 páginas6 horas

La mirada del amor: Libro del Amor, #1

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Bienvenidos al Libro Uno de la fabulosa nueva serie Libro del Amor. ¡Un libro viejo y lúgubre escondido en una antigua librería londinense de la Regencia tiene magia y amor para los que usan las "recetas"!

Cuando Lady Olivia Gosling encuentra El Libro del Amor en una librería mohosa, ella está muy ansiosa por intentar sus "recetas" de amor en alguien seguro.

¿Ella dijo seguro?

Bueno, Bestia no es realmente seguro, pero con su odioso tutor a punto de casarla con uno de sus amigos desagradables, ella necesita que su amigo de la infancia se enamore de ella... rápido.

Alexander Beastling, Duque de Hartford, es conocido como Bestia en el grupo. Él es grande y musculoso, y hay un aura oscura de misterio en él que no hace ningún esfuerzo por disipar. Ahora que él ha regresado de la batalla, está consternado al enterarse de los planes de matrimonio que el detestable tutor de Lady Olivia tiene para ella. Bestia ha decidido que él la ayudará a encontrar un marido apropiado, incluso si significa soportar sus ridículos experimentos sacados de un libro al que ella se refiere como El Libro del Amor. Olivia los llama recetas mágicas para el amor. 

¿Es posible que realmente funcionen? Porque repentinamente, Bestia no parece poder sacar a Olivia de su mente... o de su corazón.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento22 ene 2021
ISBN9781071585009
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    La mirada del amor - Meara Platt

    La Mirada del Amor – Meara Platt

    Libro del Amor, Libro Uno

    A todos los que son amables de corazón

    CAPÍTULO UNO

    Londres, Inglaterra

    Julio 1815

    Lady Olivia Gosling se ocupaba de sus propios asuntos, revisando los estantes mohosos de la Tienda de Libros Antiguos de Gresham, cuando uno de esos libros repentinamente cayó del estante superior y aterrizó en su cabeza. ¡Ay!

    Ella miró a la vuelta de la esquina, segura de que alguien había derribado descuidadamente el tomo encuadernado en cuero rojo descolorido. Pero estaba sola en medio de las estrechas pilas repletas de textos antiguos y montones de polvo.

    El Libro del Amor, murmuró, leyendo el título después de recogerlo y quitarle el polvo. Lo volvió a colocar en el estante y suspiró, ya que el amor era lo que gravemente necesitaba para rescatarla de su desesperante situación.

    El libro rápidamente volvió a caer sobre su cabeza. Oh, por el amor de Dios. Haz eso de nuevo y te arrojaré a la basura.

    Ella se frotó la cabeza donde un pequeño bulto comenzaba a formarse. El amor, ciertamente. En la  forma en que su vida había transcurrido últimamente, ella nunca encontraría la felicidad. Estaba condenada a tener una Temporada de debut sin éxito. Condenada a ser la fea del baile. Condenada a ser una solterona. O peor, entregada en matrimonio por su tutor a uno de sus amigos desagradables. Seguramente te arrojarán a la basura.

    ¿Así que ahora hablas con los libros? Buenas tardes, Ganso.

    Olivia levantó la mirada, sorprendida. Nadie nunca la llamaba así excepto... oh, él. Ella no necesitaba a Alexander Beastling, el orgulloso y poderoso Duque de Hartford, añadiendo a su triste día. Él se había creído bastante ingenioso al darle ese nombre tonto hacia todos esos años. Ganso. Debido a que el nombre de su familia era Gosling (Goose=Ganso). Y así era como la había llamado cuando era una niña, Pequeño Ganso. Su Pequeño Ganso.

    Ella levantó la barbilla y quiso fruncir el ceño, pero él se veía tan grande y maravilloso, tal como ella lo recordaba antes de que él se fuera a luchar contra Napoleón. Y ahora había regresado como un héroe de guerra.

    Bueno, él siempre había sido su héroe desde que la rescató de ahogarse cuando tenía seis años. Ese fue el día en que se conocieron. Ese fue el día en que la bautizó Pequeño Ganso. Así era como la había llamado en los veranos siguientes. ¿Cómo está mi Pequeño Ganso? Preguntaría siempre, y esperaría su respuesta como si realmente le importara.

    Él le había salvado la vida, de modo que se encontró a sí misma sonriéndole. ¿Qué haces aquí, Bestia (Beast=Bestia; Beastling=Bestial)?

    Buscando un libro sobre tácticas militares romanas antiguas. Las Guerras Púnicas. Él echó un vistazo al que ella aferraba en sus manos y sonrió. El Libro del Amor.

    Deja de sonreír. Yo no lo elegí. Ella se aclaró la garganta cuando de repente se secó. Bestia era grande, un león de un hombre con cabello rubio arena que llevaba un poco demasiado largo y ojos que eran una extraordinaria mezcla de ámbar y verde. Pero ahora lucía un parche negro sobre un ojo por una herida que debió haber recibido durante la guerra. Siempre había sido intimidante y lo parecía aún más ahora. Él me eligió.

    ¿El amor encuentra al Pequeño Ganso? Él apoyó el hombro contra uno de los estantes altísimos y se rió entre dientes. Te das cuenta de que nunca encontrarás el amor en un libro.

    ¿Cómo lo sabes? Voy a comprarlo, dijo, aunque no había considerarlo hacerlo hasta que Bestia se burló de la idea. Ni podía permitirse el lujo de adquirirlo. Tampoco importaba que el autor fuera anónimo y su contenido probablemente fuera un engaño. Estoy decidida, y no hay nada que puedas decir para convencerme de que no lo haga."

    ¿Nada? Bestia le quitó el libro de las manos. Entonces déjame tener el honor.

    ¿Qué estás haciendo? Ella trató de alcanzar el libro, pero él lo levantó por encima de su cabeza para que ella no tuviera la posibilidad de agarrarlo. Él era un patán, incluso para ser un duque. Ella supuso que debería haberse dirigido a él como Su Gracia, pero él siempre había sido Bestia para ella y él no parecía ofenderse.

    Deja de saltar arriba y abajo, dijo él con una sonrisa cuando ella saltó para intentar quitárselo de la mano levantaba. Lo compraré para ti.

    No lo harás. Yo misma lo pagaré. Pero su rostro se tiñó de color mientras metía la mano en su bolso y sacaba dos medios peniques. Parece que he olvidado-

    Ganso, dijo él en voz baja, su voz profunda y retumbante, y ya no cargada de diversión, deja que me ocupe de esto. Te debo al menos esto por burlarme de ti. Insisto.

    Pero-

    Creo que un duque supera a un pequeño ganso.

    Ella suspiró de nuevo. Si debes hacerlo.

    Debo hacerlo. Él le lanzó una sonrisa muy atractiva, lo que era bastante, porque Bestia rara vez sonreía. Suavizaba sus rasgos cuando lo hacía, pero ella no se atrevía a decírselo. Él la tomó del brazo para acompañarla al frente de la tienda donde un señor Gresham canoso y ligeramente desaliñado estaba ocupado clasificando sus libros recién llegados. Bestia pagó y esperó a que el librero envolviera la compra de ella y luego la de él. ¿Cómo te vas a casa? ¿Y por qué andas por las calles de Londres sola? preguntó él, dándose cuenta de repente de que no tenía chaperón ni lacayos que la acompañaran.

    Um, voy a encontrarme con Poppy y Penélope en la panadería de Blakney. Regresaré a casa en el carruaje de Penélope.

    Acabo de dejar a Penélope y Nathaniel en la casa adosada de Sherbourne. Poppy los estaba visitando. Él ya no le sonreía sino que fruncía el ceño. ¿Qué sucede, Ganso? Nunca antes me mentiste.

    Su rostro se bañó de calor. Nada.

    Eres una mentirosa terrible. Te llevaré a casa. Y ni siquiera se te ocurra protestar. No te dejaré que vuelvas sola a Mayfair.

    Olivia estaba demasiado molesta para lanzar una réplica. Como Bestia había comentado, ella nunca antes le había mentido, y el hecho de que lo hubiera hecho ahora la inquietaba quizás más que a él. Su situación era terrible, pero eso no esa excusa para su conducta.

    Gracias, Bestia. Estaba cansada y era un largo camino a casa. En verdad, ella quería apoyar su cabeza contra su hombro masivo y llorar. Quería olvidarse de la Temporada y sobre encontrar un marido.

    Pero un marido elegido por ella era lo que necesitaba desesperadamente.

    Quizás El Libro del Amor la ayudaría a encontrar uno.

    Después de todo, tenía que haber una razón por la que cayó sobre su cabeza. Dos veces.

    ***

    Bestia alzó a Ganso para meterla en su carruaje y luego subió detrás de ella, acomodándose en el asiento de cuero acolchado frente al de ella. Su amigo, Nathaniel Sherbourne, el Conde de Welles, había mencionado que las cosas andaban mal en la casa de los Gosling (Gosling también significa Ansarino, subfamilia de aves acuáticas, dentro de la cual se encuentran los gansos, los cisnes y las barnaclas. También las ocas, cría del ganso.). Sólo tenía que mirar su mirada preocupada para saber que las evaluaciones de Nathaniel habían sido correctas.

    La chiquilla pelirroja con brillantes ojos azul oscuro que solía correr por el prado entre la casa de campo Gosling y la Casa Señorial Sherbourne había sido una niña feliz. Olivia, como todos los demás se referían a ella ya que era su nombre de pila, todavía era una chica hermosa con rizos exuberantes. Pero ya no había un brillo en sus ojos. Eran del color de los zafiros y debería haber brillado como piedras preciosas. En cambio, estaban aburridos y tristes.

    Él se inclinó hacia adelante mientras su carruaje avanzaba lentamente por las concurridas calles de Londres. ¿Cómo está tu familia? Parecía una pregunta bastante inofensiva, una que esperaba que le diera algunas respuestas útiles.

    Ella juntó las manos y se mordió del labio. ¿No lo sabes? Por supuesto que no. Sólo regresaste a Inglaterra hace unos pocos días, luego de días de luchar en el Continente. Mis padres murieron.

    Maldición. ¿Por qué nadie le había dicho? Tal vez había estado demasiado ocupado recibiendo felicitaciones por su heroico regreso de la batalla como para dedicarles a sus amigos un momento de tranquilidad, incluso a su mejor amigo, Nathaniel. El título ducal de Bestia solamente era suficiente para que todas las jóvenes elegibles y sus parientes casamenteros avanzaran hacia él en línea recta en el momento en que bajó un pie del barco que lo trajo de regreso a Inglaterra desde Francia.

    Él estaba solo con Ganso ahora y tenía la intención de descubrir la verdad sobre su situación. Él cubrió sus manos con una de las suyas. Lo lamento. No lo sabía. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

    Ella le lanzó una sonrisa melancólica. No, pero gracias por preguntar.

    Ella se dio vuelta para mirar por la ventana del carruaje, esperando a propósito poner fin a sus preguntas. Él solamente estaba comenzando. ¿Quién tiene la tutela sobre ti?

    Ella suspiró.

    Ganso, tú sabes que obtendré las respuestas de Nathaniel y Penélope. Pero prefiero tenerlas de ti.

    Ella se dio vuelta para enfrentarlo, sus hermosos ojos se entrecerraron con sospecha. ¿Qué importa? No hay nada que puedas hacer al respecto.

    Soy un duque. Uno que resulta ser casi tan popular como Wellington en este momento. Puedo hacer lo que quiera. Incluyendo masticar a tu tutor y escupir sus tripas en la cuneta.

    Aparecieron hoyuelos en sus mejillas mientras ella sonreía.

    Madre en el cielo. La chica era bonita.

    No será necesario.

    El cambió de posición su gran cuerpo contra los cojines de cuero negro, reclinándose para estudiarla mejor. Por la mirada de ella, su ayuda era enteramente necesaria. Nathaniel me ha invitado a la Casa Señorial Sherbourne durante la semana. Thad se unirá a nosotros. Recuerdas a Thaddius MacLauren, ¿verdad?

    Ella asintió. Sí, Terrateniente de Caithness.

    Escuché que Penélope te ha invitado a ti y a Poppy también. Será como en los viejos tiempos. Supongo que irás.

    Esta vez, ella negó con la cabeza consternada. No. Ya ves...

    Ganso, ¿tu tutor te ha prohibido ir? Él trató de hablar en voz baja para ocultar su creciente indignación, sin estar muy seguro de por qué de repente se sentía tan protector con la chica. O más bien, por qué todavía se sentía tan protector con ella después de todos estos años. El recuerdo de ella cayendo en el estanque de los Sherbourne y golpeándose la cabeza con un tronque que sobresalía en medio de los bajíos cubiertos de hierba permanecía vivo.

    Él la había sacado y la había revivido, luego se ocupó de su frente ensangrentada. Él nunca había salvado una vida antes. Por supuesto, había salvado muchas desde entonces debido a la maldita guerra. Pero nunca había olvidado a su Pequeño Ganso y no estaba dispuesto a hacerlo ahora.

    Ella no parecía ansiosa por su ayuda, sin embargo era tan obvio que lo necesitaba.

    El pulso al final de su esbelta garganta comenzó a latir locamente. Él me quiere en Londres. No hemos abierto nuestra casa de campo, y no voy a pedirle que se moleste sólo por mí.

    Eso es una completa tontería. Te quedarás con Penélope y Nathaniel en la Casa Señorial Sherbourne. Nathaniel es el Conde de Welles, y has sido amiga de su hermana desde hace mucho tiempo. Tu tutor no puede tener objeción. No es necesario abrir la Casa Gosling. Thad y yo también nos quedaremos con Nathaniel.

    Ella puso los ojos en blanco. Razón de más por la que no debería ir. Ya no somos niñas. ¿Qué pensarán todos? ¿Penélope, Poppy, y yo bajo el mismo techo con ustedes tres? Estaremos arruinadas. Peor, ustedes estarán obligados a casarse con nosotras para salvar nuestras reputaciones. ¿Echarán nuestros nombres en un sombrero y cada uno sacará uno por turno? Aunque no estaría muy bien que Nathaniel se case con su propia hermana. Tendrán que solucionar eso.

    Es todo un dilema. En efecto, ¿cómo resolveremos el problema? Él levantó una ceja para enfatizar su sarcasmo. Mi tía y la tía de Nathaniel se unirán a nosotros. Espero que también haya una variedad de invitados entrando y saliendo durante la semana. Los tres caballeros no nos quedaremos solos con ustedes, damas. ¿Ves? Nuestro feliz estado de soltería no corre peligro. Ni su virtuosa reputación.

    Él se inclinó hacia delante de nuevo. ¿Quién es tu tutor?

    Ella frunció los labios para marcar su disgusto, pero no hizo nada para restar valor a la hermosa plenitud de sus labios que se inclinaban ligeramente en las comisuras en un sensual puchero.

    ¿Sensual?

    ¿Cuándo había sido así su Pequeño Ganso? Ella se contoneaba cuando corría. Tenía pecas en la nariz. A pesar de todo, él tenía que admitir que ella ya no era una cosita flaca y desgarbada. De hecho, no lo era. Su Ganso tenía una forma bastante agradable.

    Francis Gosling, soltó ella, distrayéndolo afortunadamente del camino errante de sus pensamientos. Es un primo lejano de mi padre. Vizconde Gosling ahora que mi padre ha fallecido. Heredó todo incluida la Casa Gosling.

    Bestia frunció el ceño. ¿Tu padre no previó nada para ti?

    Ella se encogió de hombros. Ni él ni mi madre esperaban morir tan jóvenes.

    Nadie lo hace. Pero uno se prepara de todos modos. Él se movió contra las limitaciones de su carruaje. No me gusta. Esto no me suena bien.

    Ella juntó las manos con fuerza, una tarea casi imposible ya que ella ya tenía sus dedos entrelazados en un apretón de muerte. Puede que no sea correcto, pero así son las cosas. Mi padre nunca fue conocido por su perspicacia para los negocios. Aparentemente, las posesiones de los Gosling estaban en desorden cuando su primo se hizo cargo. Hizo un gran esfuerzo para hacerme saberlo mal que estaban. Me ve como una carga adicional. Ahí tienes. Ahora sabes todo lo que hay que saber sobre mí. Estos dos últimos años no han sido agradables.

    ¿Y ahora que estás en tu Temporada de debut? Seguramente-

    Bestia, dijo ella en un susurro desgarrador. No tengo dote para tentar a un hombre, y el Vizconde Gosling ha dejado en claro que no tiene la intención de gastar ni un chelín en mí. ¿Para qué sirve? ¿Quién me tomará? Sus dedos se aflojaron y distraídamente curvó una mano alrededor de la esquina de la cortina de la ventana de terciopelo para retirarla más. Ella miró por la ventana y abrió la boca para decirle más. Por lo menos, él pensó que ella estaba a punto de hablar con él, pero debió haber cambiado de opinión y decidió simplemente mirar la multitud que pasaba.

    Después de un largo momento, ella emitió un suave aliento y se dio vuelta para enfrentarlo. Él tiene planes para mí. No estoy segura de cuáles son.

    Él gruñó suavemente. No me gusta cómo suena.

    Pero no puedes decir nada al respecto, ¿verdad?

    Él estaba a punto de sacar de nuevo la tarjeta del duque, pero se ahorró el aliento. Sí, él era un duque de alto rango. El título Beastling era orgulloso y distinguido y se remontaba a la conquista normanda. Pero su posición social tenía poca importancia. Entrometerse en sus asuntos significaba casarse él mismo con la chica o aceptar patrocinar su Temporada, lo cual sólo provocaría escándalo. Todos se preguntarían la razón para hacerlo y supondrían que él la había tomado como amante o planeaba hacerlo una vez que ella estuviera casada con algún desgraciado simplón. Supongo que no.

    No necesitas preocuparte, Bestia. No soy tu responsabilidad. Ella miró el paquete en su mano y sonrió con nostalgia. "Creo que hay una razón por la que este libro cayó sobre mi cabeza. Lo voy a leer esta noche. El Libro del Amor. Debe significar algo."

    Él de repente se puso tenso. ¡Cielos! Era un idiota. Él debería haber leído al menos un pasaje del libro antes de comprarlo para ella. ¿Y si todo el libro tratara sobre el acto de hacer el amor? Las diversas posiciones. Los accesorios exóticos que uno podría... ¡mierda! Nunca sabría el final de eso por parte de Nathaniel y Thad.

    Ganso, déjame echarle un vistazo.

    Él trató de alcanzar el paquete pero ella se echó hacia atrás y lo apretó contra su pecho. No me lo vas a quitar.

    Él se pasó una mano bruscamente por el pelo. No te lo quitaré... bueno, tal vez lo haga. Ya ves, puede que su contenido no sea lo que tú piensas. Puede haber dibujos... indecorosos. Y un lenguaje que un inocente como tú no debería... carajo, Ganso. Dame el libro.

    No. ¿Te estás sonrojando? Ella soltó una carcajada sincera. Nunca pensé que viviría para ver el día. Esto no tiene precio. Deberías ver la expresión de tu cara.

    Dame el libro. No seré acusado de corromper tu moral. Eres una inocente.

    Ella levantó la barbilla en desafío. Tal vez, pero no soy una niña.

    En efecto, no lo eres. Tu cuerpo lo demuestra.

    Sus ojos se abrieron y jadeó. ¿Lo notaste?

    Ella parecía más encantada que horrorizada. Él estaba horrorizado de haber dejado escapar el pensamiento. Puede que tenga sólo un ojo que funciona en este momento, pero veo muy bien con él. No estás lo suficientemente al tanto de las costumbres del mundo como para poder confiarte ese libro.

    Ella le sonreía ahora, una gran sonrisa con hoyuelos. Obviamente, ella encontró su consternación bastante divertida. Pero su humor duró sólo un momento y se volvió pensativa una vez más. Bestia, ¿dolió mucho cuando perdiste tu ojo? ¿Aún duele?

    Dolió al principio. Pero no está perdido con certeza. Puede sanar con el tiempo y recuperaré parte de mi visión. Con respecto a la última pregunta, no. Ya no me duele.

    Estoy contenta.  Sus labios temblaron y sus ojos se volvieron llorosos como si estuviera luchando por contener las lágrimas. ¿Por él?

    Bueno, a pesar de su impertinencia, ella siempre había tenido un corazón tierno. Ridículamente tierno a veces. Recordó el verano hace mucho tiempo antes de que él se fuera para luchar en la guerra. Él, Nathaniel y Thad habían decidido que necesitaban nadar en el estanque en la Casa Señorial Sherbourne. El día había estado particularmente cálido, así que habían bajado a la piscina de cristal, un trío de universitarios arrogantes que sólo pensaban en quitarse las botas y la ropa, y saltar desnudos al agua.

    Las chicas tenían diez años en ese entonces y se suponía que debían estar durmiendo la siesta o desempeñando cualquier tarea refinada que se suponía que las jóvenes debían realizar a esa hora del día. Pero debieron haberse escapado de la casa. No era sorpresa, porque a menudos estaban dispuestas a hacer travesuras. Cualquiera fuera la razón, las pequeñas molestias los descubrieron retozando en el agua. Afortunadamente, el agua ocultaba gran parte de sus cuerpos de la vista. Pero en un momento o dos los hubieran atrapado desnudos en la orilla.

    Su desnudez los dejó en desventaja.

    Las chicas se aprovecharon de inmediato. Penélope y Poppy habían considerado muy divertido salir corriendo con las ropas de Thad y Nathaniel, dejándoles sólo las botas. Ganso no tuvo el corazón para tal travesura y dejó su ropa exactamente donde él la había dejado. Él había salido del estanque una vez que las chicas se fueron corriendo sólo para encontrar sus pantalones, camisa, chaleco y corbata doblados meticulosamente en una pila ordenada junto a sus botas.

    Su manera de pagarle por haber salvado su vida, sin duda.

    Él se había vestido y regresado a la casa principal a buscar ropa para sus amigos. Poppy y Penélope habían sido enviadas a sus habitaciones sin cenar, y Ganso –siendo Ganso- había subido las escaleras con ellas en una muestra de apoyo, a pesar de que eso significaba que ella también perdería su cena.

    Mierda, la chica era exasperante.

    Su carruaje se detuvo repentinamente, recordándole que habían viajado a través de la Playa,  bordeado el parque, y ahora habían llegado a la casa adosada Gosling en Audley Street. Ganso saltó del carruaje en el momento en que el lacayo abrió la puerta y bajó los escalones, sin duda esperando llegar a casa con ese maldito libro antes de que él pudiera detenerla.

    Él la alcanzó con dos zancadas.

    Oh, Bestia, dijo ella con un bufido exasperado. Prometo no leerlo si es lascivo. Ahí tienes, ¿estás satisfecho? Deja de preocuparte o llamarás la atención de mi tutor hacia este mismo libro que esperas que nadie vea. Sólo tendrás que confiar en mí.

    Él gruñó suavemente con disgusto.

    "Deja de fruncirme el ceño. ¿Sabes que te pareces a un león cuando frunces el ceño? Y deja de gruñirme también. Sólo demuestra que tengo razón. Eres un león."

    Ella tenía una forma de hablarle que él nunca le permitiría a nadie más. ¡León, de hecho! Muy bien, conserva el libro. Pero de unirás a nosotros en la Casa Señorial Sherbourne durante la semana. Saldrás con Penélope y Poppy en el carruaje de Nathaniel. Él la levantó para apartarla del camino, porque ella se había colocado estratégicamente entre él y la puerta.

    El mayordomo de los Gosling la abrió para dejarlos entrar.

    Bestia entró a grandes zancadas. ¿Dónde está Lord Gosling?

    En su estudio, Su Gracia. Le informaré inmediatamente que-

    Me anunciaré yo mismo. Conozco el camino. Él había estado lo suficientemente familiarizado con esta casa en su juventud. Había cambiado poco. Gosling, quisiera habar unas palabras con usted.

    Él entró en el estudio, ignorando la mirada de sorpresa del hombre con la boca abierta, y cerró la puerta antes de que Ganso tuviera oportunidad de seguirlo dentro del estudio. Esto era entre él y su odioso tutor. El hombre necesitaba saber que él estaba de regreso en la ciudad y lo estaría mirando. Si se atrevía a levantarle la mano a la chica, lo mataría. Mi tía solicita la compañía de su pupila en la Casa Señorial Sherbourne esta semana.

    No era necesario explicar quién era su tía, todos conocían a Matilda, Duquesa de Hartford, una de las matronas más poderosas de la Sociedad. El Conde de Welles hará que traigan su carruaje mañana por la mañana a las diez en punto precisamente para recogerla y llevarla allí.

    ¡Realmente, Hartford! Esto es demasiado. Usted no puede simplemente irrumpir aquí y esperar que le entregue a Olivia. Pero sus ojos se volvieron pequeños, como si considerara lo que ganaría haciendo precisamente eso. Ella tiene citas. Obligaciones. Me va a costar caro sacarla de ellas.

    Él arqueó una ceja. Por Dios, ¿El hombre la estaba subastando al mejor postor? ¿Le va a costar? ¿Cómo?

    De buena voluntad, por supuesto. Eso es todo. No quise decir más que eso.

    Bestia sabía que estaba mintiendo, porque Gosling comenzaba a sudar y a inquietarse. Entonces estoy seguro de que todo el mundo entenderá cuando explique el cambio de planes.

    ¡No es posible!

    Él se inclinó sobre el escritorio de Gosling, su mirada feroz e implacable. Reprográmelas.

    Pero... pero... Lord Marston...

    ¿Ese viejo verde? ¿Qué quiere con Olivia? La posibilidad de que Gosling permitiera que un hombre así estuviera en cualquier lugar cerca de ella le hizo un nudo en el estómago. "Perderá mucho más si ignora los deseos de mi

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