Por siempre, mi pícaro

Por Amanda Mariel

Un pícaro que no puede ser ignorado...

Lady Annabelle Lindlow tiene grandes esperanzas de que la magia del cuarzo rosa la lleve a su verdadero amor. Hasta que la piedra la pone en el camino de un conocido granuja, el duque de Rutland. Convencida de que el cuarzo no puede significar que se enamore de un notorio bribón, descarta la idea y pone sus miras en otra parte. Pero cuando Annie se encuentra de nuevo cerca del duque, se ve obligada a reconsiderar su decisión. ¿Quizás la piedra sabe más?

Una dama demasiado tentadora...

Evan Colborne, el duque de Rutland, está cautivado por Lady Annabelle Lindlow. La llamativa belleza con una lengua rápida puede ser su pareja perfecta. Lástima que la dama parezca resistirse a su encanto. Después de que una serie de acontecimientos lo coloquen en su camino, haciéndolo imposible de ignorar, ella llega voluntariamente a sus brazos. Y Evan jura no dejarla ir nunca.

Los verdaderos amores se ponen a prueba...

Cuando Lady Annabelle y el Duque de Rutland abrazan sus sentimientos, ocurre un desastre. ¿Podrá triunfar el verdadero amor? ¿O el matrimonio estaba destinado al fracaso?

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 26 nov 2022
• ISBN: 9781667446431

Amanda Mariel

USA Today Bestselling, Amazon All Star author Amanda Mariel dreams of days gone by when life moved at a slower pace. She enjoys taking pen to paper and exploring historical time periods through her imagination and the written word. When she is not writing she can be found reading, crocheting, traveling, practicing her photography skills, or spending time with her family.

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Por siempre, mi pícaro

Autora de los libros más vendidos de USA Today

Amanda Mariel

Copyright

Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginación de la autora o se utilizan de forma ficticia.

Copyright © 2021 Amanda Mariel

Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, ni almacenada en un sistema de recuperación, ni transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, de fotocopia, de grabación o de otro tipo, sin el permiso expreso por escrito del editor.

Publicado por Brook Ridge Press

Títulos de Amanda Mariel

Serie Damas y sinvergüenzas

Esfuerzos escandalosos

Intenciones escandalosas

Redención escandalosa

Escandalosa flor de pared

Enlace escandaloso

Serie de amor legendario

Encantado por el conde

Cautivado por el Capitán

Atraído por Lady Elianna

Encantado por el duque

Serie Lady Archer's Creed

**Amanda Mariel escribiendo con Christina McKnight**

Theodora

Georgina

Adeline

Josephine

Serie Scandal Meets Love

Ámame solo a mí

Encuéntrame el amor

Si es amor

Odd's of Love

Navidad en Fortuna's Parlor

Cree en el amor

Oportunidad de amor

Serie A Rogue's Kiss

Su pícaro perfecto

Próximamente a la serie A Rogue's Kiss

Su Hellion perfecto

Su sinvergüenza perfecto

Títulos independientes

Una cita a la luz de la luna

Un beso encantador

Navidad en el abrazo del duque

Una Navidad malvada

Serie Nieblas de Babilonia

El legado del amor

Una apuesta desenfrenada

Próximamente a la serie Nieblas de Babilonia

Para siempre en tus brazos

Club de  condes malvados

**Títulos de Amanda Mariel**

Conde de Grayson

Conde de Edgemore

Destinado a un pícaro

La locura de un Wallflower

Próximamente a la serie Fated for a Rogue

Un fatídico día de mayo

Conectados por un beso

**Estos están diseñados para que puedan ser independientes**

Cómo besar a un pícaro (Amanda Mariel)

Un beso en Christmastide (Christina McKnight)

El beso navideño de A Wallflower  (Dawn Brower)

Robando el beso de un pícaro  (Amanda Mariel)

El beso navideño de un gitano  (Dawn Brower)

El beso de Navidad de un duque  (Tammy Andresen)

Box sets y antologías

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Prólogo

Lancashire Inglaterra, 1813

Tras otra temporada fallida, Lady Annabelle Lindlow estaba más que encantada de reunirse con sus primos en la casa de campo de su abuela. La finca cerca del Mar de Irlanda era el lugar perfecto para esconderse del fracaso y recuperarse de las decepciones.

Ambas cosas las había conseguido a raudales la temporada anterior.

Annie esperaba que esta fuera su temporada para encontrar el amor. Como mínimo, había deseado bailar y coquetear con apuestos caballeros. Pero ella no era del tipo audaz. Y como tal, había pasado la mayor parte de la temporada con los alhelíes.

Annie se apartó un rizo del ojo mientras miraba a sus primas. A Eva, Lilli y Henrietta no les había ido mejor que a ella. Todas seguían sin estar casadas y sin pretendientes serios al concluir la temporada, una situación que ninguno de sus padres les permitiría olvidar.

No es que ninguna de ellas necesitara que se lo recordaran. Annie estaba segura de que sus primos sentían la decepción del fracaso con la misma intensidad que ella.

Pero la campiña de Lancashire y su querida abuela serían el alivio perfecto. De hecho, ya lo habían hecho. El ánimo de Annie se había levantado considerablemente desde que llegó a casa de la abuela una noche antes. La magia de Lancashire, decía Annie. Simplemente había algo en el aire que le levantaba el ánimo.

Cerró la tapa del viejo baúl de roble en el que había estado rebuscando, luego se puso de pie y se empolvó las manos en la falda. En ese no hay nada más que vestidos viejos y volantes.

Aquí tampoco hay nada, dijo Eva, la señorita Evangelina Payne. Eva sufría de un ligero tartamudeo, que comenzó en la infancia y nunca se había corregido del todo.

En opinión de Annie, eso hacía a Eva única y le añadía encanto. Sin embargo, no podía dejar de preguntarse qué papel desempeñaba el tartamudeo de Eva en su incapacidad para encontrar un marido.

Sonrió a Eva y luego miró a través del ático de la abuela hacia donde Henrietta y Lilliana buscaban. ¿Vamos a ver cómo les va?

Eva asintió mientras se levantaba y se sacudía el trasero. Apuesto a que nadie ha subido aquí en al menos un siglo. Ha-Chu. Eva levantó la mano para tapar su estornudo. Hay bastante p-polvo.

Ciertamente, aunque apostaría que los sirvientes se aventuran aquí al menos un par de veces al año, dijo Annie mientras paseaba junto a Eva.

Los cuatro habían subido al ático en busca de material de pintura para Henrietta. Los viejos lienzos y pinceles, según la abuela, estaban guardados. Por supuesto, la abuela se había ofrecido a enviar a un criado para que recuperara los materiales, pero Lilliana había insistido en que las niñas fueran en su busca.

Lilli era una soñadora romántica, de naturaleza aventurera. Y esto era justo el tipo de cosas que le gustaban.

Había pensado que subir al ático sería una excelente diversión. Todos estuvieron de acuerdo en su momento y se lanzaron a la aventura con entusiasmo; eso había sido hace no menos de una hora y antes de que se dieran cuenta de la polvorienta y engorrosa misión que habían emprendido.

Annie, por su parte, ya había superado la aventura. Deseaba desesperadamente volver a su habitación y pedir un baño. ¿Las habéis encontrado? Llamó a Henrietta y Lilli.

Henrietta levantó un lienzo de una joven, pero negó con la cabeza, con los ojos azul oscuro brillando en la tenue luz del ático. No, pero he descubierto un tesoro de cuadros. Mira, creo que éste es de la abuela. Se asomó por encima del lienzo, con una leve sonrisa en los labios. Me pregunto quién lo habrá pintado.

Eva se acercó, con la cabeza inclinada mientras estudiaba el cuadro.

Quienquiera que sea el artista, era bastante bueno, dijo Henrietta.

Eva sonrió y su mirada se dirigió a la de Henrietta: Tú eres igual de buena.

Henrietta suspiró. Algún día, quizás. Dejó el lienzo a un lado. Con más práctica.

Annie se abanicó la cara con la mano. Es sofocante aquí arriba. Por favor, dime que los suministros estaban con esa pintura.

Los hombros de Henrietta se desplomaron. Me temo que no puedo.

Annie