La Danza del Volador entre los indios de México y América central
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La Danza del Volador entre los indios de México y América central - Guy Stresser-Péan
GUY STRESSER-PÉAN
Arqueólogo y etnólogo francés, especialista en la cultura huasteca de Puebla y San Luis Potosí. Obtiene su diploma de historia de las religiones en la École pratique des hautes études en el año de 1947, con la redacción del presente libro. Su línea de investigación incluye los estudios del sincretismo pagano-cristiano en la región de la sierra de Puebla, el análisis sociológico y técnico de la Huasteca potosina, la grabación de distintos sones de la Danza del Volador en Tamaletom.
SECCIÓN DE OBRAS DE ANTROPOLOGÍA
LA DANZA DEL VOLADOR ENTRE LOS INDIOS
DE MÉXICO Y AMÉRICA CENTRAL
Traducción
MARIO ZAMUDIO VEGA
Revisión de la traducción
CLAUDE STRESSER-PÉAN y ÉRIKA GIL LOZADA
Dibujos
GUY STRESSER-PÉAN y M. MULETTE
Fotos
GUY STRESSER-PÉAN, JACQUES STRESSER-PÉAN,
BODIL CHRISTENSEN y RODNEY GALLOP
Digitalización de imágenes
CARLOS ALVARADO BREMER
Video: Documentos cinematográficos:
indios huastecos 1937-1938,
Cinemateca Guy y Claude Stresser-Péan, 1991
GUY STRESSER-PÉAN
La Danza del Volador
entre los indios de México
y América Central
Edición de
CLAUDE STRESSER-PÉAN
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
CENTRO DE ESTUDIOS MEXICANOS
Y CENTROAMERICANOS
SECRETARÍA DE CULTURA DE SAN LUIS POTOSÍ
EL COLEGIO DE SAN LUIS
Primera edición en francés, 2015
Primera edición en español, 2016
Primera edición electrónica, 2016
Título original: La Danse du volador
. Chez les Indiens du Mexique et de l’Amérique Centrale
D. R. © 2016, Claude Stresser-Péan
D. R. © 2016, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos
Sierra Leona núm. 330, Lomas de Chapultepec,
Del. Miguel Hidalgo; 11000 Ciudad de México
D. R. © 2016, Gobierno del Estado de San Luis Potosí
Secretaría de Cultura
Dirección de Publicaciones y Literatura
Madero núm. 100, Zona Centro; 78000 San Luis Potosí, S. L. P.
D. R. © 2016, El Colegio de San Luis, A. C.
Calle Parque de Macul, 155,
Fracc. Colinas del Parque; 78299 San Luis Potosí, S. L. P.
D. R. © 2016, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-4231-8 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
SUMARIO
Prólogo y advertencia
Agradecimientos
LA DANZA DEL VOLADOR ENTRE LOS INDIOS DE MÉXICO
Y AMÉRICA CENTRAL
Dictamen del doctor Rivet, de la Escuela de Altos Estudios
Dictamen del señor Georges Dumézil, profesor de la Escuela de Altos Estudios
Introducción
Primera parte
La Danza de las Águilas o Danza de los Voladores entre los indios huastecos
Sección 1. Generalidades
Sección 2. Los ritos preparatorios
Sección 3. La colocación y la preparación del palo volador
Sección 4. La ejecución de la danza
Sección 5. El derribamiento del palo y los ritos de salida
Sección 6. Variantes de la Danza de los Voladores entre los huastecos
Sección 7. La simbología de la Danza de los Voladores entre los huastecos
Sección 8. La interpretación de la Danza de los Voladores de los huastecos
Segunda parte
La Danza de los Voladores en México y América Central
Sección 1. La Danza de los Voladores de los huastecos del estado de San Luis Potosí en el siglo XX
Sección 2. La Danza de los Voladores de los nahuas en el sur de la Huasteca
Sección 3. La Danza de los Voladores de los totonacos
Sección 4. La Danza de los Voladores de los otomíes
Sección 5. La Danza de los Voladores de los nahuas del Altiplano
Sección 6. La Danza de los Voladores de los purépechas
Sección 7. La Danza de los Voladores de Cuicatlán o de Cuetlaxtlán
Sección 8. La Danza de los Voladores de los quichés
Sección 9. La Danza de los Voladores de los tz’utuhiles
Sección 10. La Danza de los Voladores de los cakchiqueles
Sección 11. La Danza de los Voladores de los pipiles
Sección 12. La Danza de los Voladores de los nicaraos de la antigua Nicaragua
Tercera parte
Orígenes e interpretación de la Danza de los Voladores
Sección 1. Análisis comparativo de los ritos de la Danza de los Voladores
Sección 2. Análisis comparativo de la simbología de la Danza de los Voladores
Sección 3. Hipótesis sobre el origen, la difusión y la evolución de la Danza de los Voladores
Sección 4. Conclusión
Anexo. Sones de flauta de boquilla de la Danza de los Voladores,
Bibliografía
Índice
PRÓLOGO Y ADVERTENCIA
Guy Stresser-Péan redactó el presente trabajo en la década de 1940 para obtener el diploma de historia de las religiones en la École pratique des hautes études de París en octubre de 1947. Es el fruto de dos años de investigación de campo en la Huasteca durante 1937 y 1938. En esos años el autor aprendió el huasteco y se enfocó particularmente en el estudio de la Danza del Volador conforme al deseo del doctor Paul Rivet. Además, aunque era muy joven y carecía de experiencia (tenía 23 años), se dio cuenta de que era muy importante prestar especial atención a la vida cotidiana de los huastecos, así como a sus creencias religiosas y rituales, pues esto abría todo un abanico de posibilidades para poder entender las danzas que todavía se practicaban en aquellos años.
En aquel entonces Guy Stresser-Péan iba a caballo, y de esta forma recorrió sobre todo la Huasteca potosina.
Durante los años de la segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue colaborador del doctor Rivet en el Musée de l’Homme (París) hasta que este último tuvo que huir hacia Colombia para escapar de los alemanes. Entonces, Guy Stresser-Péan se dedicó al estudio y a la lectura. Además, siguiendo los consejos de uno de sus profesores, el pastor Maurice Leenhardt, empezó la redacción de la obra que hoy publicamos.
También publicamos los dictámenes del doctor Paul Rivet y del profesor Georges Dumézil. El mismo jurado de tesis deseaba que se publicara su trabajo. Pero era la época de la posguerra y Francia carecía de los recursos necesarios para hacerlo. En consecuencia, Guy Stresser-Péan pensó que podría aprovechar esta situación para completar sus investigaciones sobre la Danza del Volador y poder realizar así, más adelante, una publicación más completa. Desafortunadamente, aunque dicho proyecto no pudo llevarse a cabo del todo en vida del autor, pensamos que es indispensable dar a conocer este trabajo tal como él lo redactó en la década de 1940, pues contiene un número impresionante de información y datos religiosos que abarcan no solamente la Huasteca potosina sino también Guatemala y Nicaragua.
Gracias a la Fundación Rockefeller y a la ayuda financiera de su familia, Guy Stresser-Péan finalmente pudo regresar a México en 1952 y reanudar sus investigaciones, particularmente sobre la Danza del Volador.
Fue así como, en compañía de su asistente Bertrand Guérin-Desjardins, pudo realizar un documental en el pueblo de Tamaletom (San Luis Potosí) en 1953, que pudimos restaurar, editar y sonorizar en 1992. Su título es Fiesta huasteca: Volador y Danza Colorada, y fue publicado en 2008, con el libro Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Péan. En 1952, un poco antes de filmar este documental, Guy Stresser-Péan se aventuró a formar parte de la danza y descendió volando
junto a otros tres danzantes en Tamaletom. Años después me confesó que el descenso en sí no le causó miedo y que lo único que le preocupaba era no saber aterrizar
y convertirse en el hazmerreír de todo el pueblo.
Justamente, en 2014, el señor Antonio R. Ocaña me regaló un pequeño libro, cuyo título es Relato a Carolina. Relato y mitología huichol. En un pasaje narra sus recuerdos de niño en Tamaletom hacia el año de 1952 y, en una especie de prólogo que presenta al final el libro, dedica su obra a Guy Stresser-Péan:
[…] conocí pero también observé al antropólogo francés Stresser-Péan quien realizaba investigaciones en la zona de las Huastecas, pero en este lugar, y más exactamente en Tamaletom (comunidad Tenec), lo relacionado con la danza del volador, llegando éste a participar como el cuarto integrante del citado ceremonial. […] Atrajo mi atención el sumo cuidado con el que trató a los grupos autóctonos con los que trabajó […]
Este testimonio prueba hasta qué punto el recuerdo de Guy Stresser-Péan seguía en su memoria después de tantos años. lo que me conmovió muchísimo.
También en 1952 Guy Stresser-Péan tuvo la oportunidad de grabar los diferentes sones de la Danza del Volador en Tamaletom, lo que permitió posteriormente sonorizar el documental. Además, Guy Stresser-Péan entregó esta grabación a sus amigos el señor Raoul d’Harcourt y su esposa Marguerite Béclard d’Harcourt, ambos conocidos por haber publicado un libro sobre la música de Perú: La musique des Incas et ses survivances (1925). Nos pareció útil publicar como anexo la transcripción musical que realizó la señora d’Harcourt en 1963, así como el análisis hecho por Raoul d’Harcourt después de la muerte de su esposa en 1964.
Además, diré que la Danza del Volador o Danza de las Águilas también es una notable descripción de la existencia del sincretismo pagano-cristiano en la Huasteca potosina. El último libro que Guy Stresser-Péan escribió, El Sol-Dios y Cristo: la cristianización de los indios de México vista desde la Sierra de Puebla (2011), describe este sincretismo pagano-cristiano presente todavía en la Sierra de Puebla y en las regiones aledañas al Altiplano mexicano. El autor señala que los indígenas consideran la música y la danza como un rezo a los dioses, por lo que uno de los capítulos está dedicado a las danzas prehispánicas. Aquí hace una descripción y una interpretación actualizada de la Danza del Volador en la Sierra de Puebla y en la Huasteca.
Para terminar, consideramos que era interesante publicar con la presente obra las tomas filmadas por Guy Stresser-Péan en 1937-1938, con una pequeña cámara 8 mm, en la que puede verse en especial el Volador de Tamaletom y el Volador de Papantla.
CLAUDE STRESSER-PÉAN
México, 2015
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer particularmente al gobierno de San Luis Potosí, a través de su Secretaría de Cultura, así como a El Colegio de San Luis por su interés y entusiasmo en coeditar la presente obra. Es, de cierta forma, un reconocimiento a mi esposo Guy Stresser-Péan por sus largos años de investigación y su gran amor por la Huasteca potosina.
Agradezco al Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) por su colaboración y presencia en la coedición de este libro en recuerdo del papel de Guy Stresser-Péan como fundador de dicha institución.
Finalmente, agradezco al Fondo de Cultura Económica porque nuevamente nos demuestra su confianza, dándonos todas las facilidades para la publicación del presente trabajo.
CLAUDE STRESSER-PÉAN
Ciudad de México, 2016
Guy Stresser-Péan en Xilatzen (municipio de Tanlajás, San Luis Potosí), en 1938. (Foto de Jacques Stresser-Péan.)
LA DANZA DEL VOLADOR
ENTRE LOS INDIOS DE MÉXICO
Y AMÉRICA CENTRAL
Trabajo presentado por Guy Stresser-Péan
como tesis para obtener el diploma
de Historia de las Religiones
5ta sección de la École pratique
des hautes études (París)
Octubre de 1947
Profesor: Maurice Leenhardt
Dictaminadores: Georges Dumézil y Charles Haguenauer
Dictaminador adjunto: Paul Rivet
DICTAMEN
del doctor Rivet, de la Escuela de Altos Estudios,
sobre la tesis del señor Stresser-Péan
dedicada al Volador
Noviembre de 1947
La disertación presentada por el señor Stresser-Péan es excelente. Yo diría que es un modelo de trabajo para la obtención del diploma de la Escuela de Altos Estudios. El tema fue bien elegido, porque está bien delimitado y, no obstante, permite poner en valor múltiples conocimientos. En efecto, el estudio de la Danza de los Voladores comprende una parte puramente tecnológica y una parte sociológica. Las dos fueron tratadas a fondo y, en cada una, el esfuerzo precursor del autor es considerable.
Nunca hasta ahora se había descrito el Volador con tal precisión y minuciosidad, tanto la propia construcción del mecanismo principal de la fiesta como el desarrollo de los ritos a los que da lugar. La documentación gráfica (dibujos y fotografías) que acompaña a la descripción es perfecta y nada se dejó sin aclarar.
La parte sociológica está tratada con maestría y prudencia. Me parece que la explicación de la ceremonia del Volador, de su significado religioso, es definitiva o sólo dará lugar a rectificaciones de detalle.
El estudio comparativo que llevó a cabo el autor no es menos brillante y completo. Tengo la certeza de que agotó todas las fuentes de información posibles y que su bibliografía es exhaustiva, y la crítica de sus fuentes está bien hecha.
El autor limitó práctica y voluntariamente su estudio comparativo con América, y me parece que fue una concepción excelente. Tratar de abarcar más habría significado salir de lo real para abordar el campo de la teoría. A ello se debe que el señor Stresser-Péan sólo haya esbozado esa parte de su trabajo, y estoy seguro de que algún día lo tratará con toda la amplitud que conlleva.
En definitiva, el estudio que me fue sometido me parece asombroso en todos sus aspectos. Denota un profundo conocimiento del estado actual del tema y de todas las fuentes de información antiguas. Da prueba de una formación etnológica total y de una madurez de juicio lo bastante rara como para ser subrayada. El señor Stresser-Péan supo abarcar todo el tema que eligió y, a la vez, dominarlo. En una época en que los jóvenes tienen tendencia a escribir con rapidez, supo tomarse su tiempo para acumular los hechos y para reflexionar sobre su significado. Es un buen augurio.
Añado que el trabajo fue escrito en una lengua selecta, elegante y precisa.
DICTAMEN
del señor Georges Dumézil,
profesor de la Escuela de Altos Estudios
La mayor parte de la memoria, dos tercios de ella, se puede juzgar, quizá, sin una competencia especial, en cuanto documento, por la calidad de la investigación y la exposición de que da prueba. Parece excelente.
Para empezar, es la descripción clara, minuciosa, ricamente ilustrada y de muchas vertientes de la danza llamada del Volador (o de los Voladores), que todavía se practica en las poblaciones huastecas del México central, en estados donde el señor Stresser-Péan hizo su investigación durante dos años. Una vez al año (al menos, en general), en ocasión de la fiesta del santo patrono, en la plaza del pueblo, se erige un palo muy alto dominado por una estrecha plataforma, enmarcada por una armazón cuadrada de tablas que forman bancos suspendidos sobre el vacío. Provistos de plumas, un grupo de danzantes y su jefe, el k’ohal, ascienden a la cima por una escala de sogas. Sobre la estrecha plataforma, el k’ohal hace ofrendas en forma de aspersiones de aguardiente y se libra a peligrosas acrobacias. Después, los danzantes, los voladores, que habían permanecido durante ese tiempo en los bancos, se atan a unas sogas por la cintura y se arrojan al vacío; el sistema de enrollado y fijación de las sogas a la armazón cuadrada formada por los bancos es tal que ésta empieza a girar y los voladores, como arrastrados por un tiovivo, descienden en espiral hasta el suelo. No hay una soga especial para el k’ohal, que sólo se desliza, con nuevas acrobacias, por la soga de uno de sus danzantes. Tal es la primera parte: ochenta páginas de una investigación muy bien hecha.
La segunda parte es la relación de los documentos antiguos o recientes, del siglo XVI al siglo XX, redactados o figurados, relativos a otras danzas o ceremonias similares de otras regiones de México y América Central. No estoy en posición de apreciar si hay algunas lagunas; pero lo expuesto da prueba de las mismas cualidades, de las mismas exigencias de claridad y fidelidad, que las páginas precedentes. El señor Stresser-Péan subraya con énfasis lo que es insuficiente, confuso o poco confiable de los testimonios que registra.
Sigue la parte o, antes bien, las dos partes interpretativas: porque, para empezar, el señor Stresser-Péan propone una interpretación, sólo de los hechos huastecos, de los que él mismo observó, y después de la relación de todas las variantes, de México a Nicaragua, escribió un extenso estudio comparativo y explicativo y esbozó incluso una historia de la danza a partir del siglo X. En ese esfuerzo, aparecen algunos defectos, si bien el hecho de que aparezcan los hace anodinos; por ejemplo: en lo concerniente a los hechos huastecos, el señor Stresser-Péan está persuadido de que se trata de un ritual solar, en el que los voladores representan el cortejo de ánimas que acompañan al sol poniente en su descenso. Me temo que, cediendo a una tentación que conocen bien los investigadores que tienen una idea
, no haya, sin saberlo, por la insistencia y la forma de sus preguntas, sugerido a sus informantes su propia exégesis: "A pesar de las preguntas precisas [hechas a los informantes] —dice en la p. 63 [p. 64]—, ninguno de ellos estuvo de acuerdo, en términos propios, en que el k’ohal pudiese representar al sol". Ello priva de valor las declaraciones, conformes con la tesis, que algunos informantes —sobre todo, parece, uno de ellos— hicieron sobre otros aspectos del ritual, y algunas expresiones análogas (pp. 63, 67) [pp. 64-68] inquietan un poco. También me ha parecido que el señor Stresser-Péan, como ocurre a menudo a los investigadores, tiene la tendencia a subestimar los testimonios antiguos, los del siglo XVI o los del siglo XVII, sobre todo el de Torquemada (pp. 107, 153, 163) [pp. 153 y ss., y 163 y ss.].
En cuanto a la interpretación misma, soy completamente incompetente. Ignoro si las condiciones propias de América Central permiten llegar tan directamente, como se hace, a la conclusión de que las plumas y la turquesa rojas del k’ohal se traten de un simbolismo del fuego (p. 28) [p. 25]. No cuento con los medios para evaluar combinaciones como la que, a propósito de otros tipos de religión, parece bastante sorprendente: En Tecoatega, la cima del palo era ocupada por el dios del cacao. Desgraciadamente, Oviedo no nos proporciona ningún detalle sobre esa divinidad. Nada impide pensar que se trataba de un dios de la fecundidad vegetal, cualidad que no es irreconciliable con la del dios del cielo o del fuego, como lo demuestra el caso del Mâmlâb de los huastecos
(p. 162) [p. 219]. Temo que en ello haya confucionismo, una disposición a pensar que todo está en todo; pero tal vez me equivoco.
Sea como fuere, incluso si esa parte interpretativa ameritase discusión, lo esencial de la memoria no sufre demérito por ello. En consecuencia, propongo que la Escuela otorgue el título de alumno diplomado al magnífico observador que es el señor Stresser-Péan.
GEORGE DUMÉZIL
París, 1° de noviembre de 1947
No tenemos nada esencial que añadir al dictamen del señor doctor Paul Rivet: la documentación recolectada por el señor Stresser-Péan es de lo más interesante; está compuesta a partir de una investigación profunda y de manera minuciosa. Las referencias bibliográficas nos han parecido muy completas. El trabajo está muy bien compuesto; redactado en un lenguaje claro y simple. Es un enfoque excelente.
No expondremos ninguna opinión sobre la interpretación de conjunto que el señor Stresser-Péan propone de la Danza del Volador: los hechos americanos no son nuestro campo. Con todo, lamentamos la falta de textos (cantos, leyendas) en alguna lengua indígena diferente al español; es una laguna que parece fácil de llenar, dado que el autor afirma haber entrevistado a informantes indios.
CHARLES HAGUENAUER
GEORGES DUMÉZIL
Escuela de Altos Estudios, noviembre de 1947
INTRODUCCIÓN
En el México antiguo, el culto público daba lugar a una multitud de ritos y ceremonias de cuya asombrosa variedad dan testimonio las descripciones de muchos cronistas.
Entre todas esas manifestaciones de la religiosidad indígena, la Danza de los Voladores es una de las más espectaculares, una de las menos conocidas y una de las pocas que sobrevivieron hasta nuestros días. Considerada por los indios como una danza, en realidad se trata de la aplicación de un dispositivo mecánico que permite que los participantes suspendidos por unas sogas desciendan de lo alto de un palo, describiendo en el espacio una espiral regular. Esa ingeniosa representación evoca el vuelo de las aves de manera sobrecogedora, y su simbolismo obliga a plantearse importantes interrogantes sobre las relaciones míticas entre el cielo y la tierra.
Cuando, en 1936, el doctor Paul Rivet me encargó llevar a cabo una encuesta etnológica en México, me recomendó especialmente el estudio de la Danza de los Voladores, y me esforcé por cumplir con esa misión, pese a todos los obstáculos que se presentaron.
Durante dos años viví entre los indios huastecos de la región de Tampico y, progresivamente, terminé por conocer sus técnicas, después su idioma, luego sus costumbres y, finalmente, sus creencias.
Aparte de algunas excepciones minúsculas, los indios de México estuvieron sometidos a España y evangelizados por ella durante poco más de tres siglos; es decir, sus costumbres corresponden al estudio de las civilizaciones mixtas. Las danzas paganas, en especial, sólo pudieron sobrevivir mediante su integración al marco del culto católico. La tormenta revolucionaria que sacudió al país durante una veintena de años, después de la caída de Porfirio Díaz, comprometió gravemente la privilegiada situación del catolicismo mexicano y, al mismo tiempo, propinó un golpe mortal a las danzas indígenas que tradicionalmente acompañaban las fiestas católicas.
Fue necesario resucitar la Danza de los Voladores que los huastecos habían abandonado desde hacía muchos años, y una vez en posesión de los datos descriptivos, también fue necesario vencer las reticencias de los indígenas para que me explicaran la ceremonia y me relataran los mitos relacionados con ella. Ése fue el origen de la primera parte de este trabajo. El interés que puede representar proviene sobre todo de la colaboración de los indios, y separé cuidadosamente mis hipótesis personales de los comentarios proporcionados por mis informantes.
A mi regreso a Francia me propuse utilizar las notas de la investigación para la redacción de un estudio científico. Una breve estancia en Papantla para conocer la versión de la Danza de los Voladores de los totonacos me permitió comprender la utilidad de los elementos de comparación. Posteriormente, las investigaciones bibliográficas, e incluso las iconográficas, me revelaron variantes notables de la Danza de los Voladores entre la docena de poblaciones diferentes que todavía la practican o que la practicaron antaño. Los documentos utilizados eran de naturaleza, importancia y valor tan desiguales, que me pareció que debía hacer una exposición crítica de todos los datos útiles que se puede extraer de ellos. Ese trabajo de análisis ocupa la segunda parte del estudio.
Sobre una base así ampliada, finalmente me propuse elaborar un ensayo de síntesis. En la tercera parte, un minucioso estudio comparativo me permite deducir los elementos esenciales de la Danza de los Voladores y formular algunas conclusiones sobre el origen, la evolución, la difusión y el simbolismo de esa ceremonia. No es necesario decir que no se puede pretender tener certidumbre cuando se busca prolongar a través de los siglos una perspectiva histórica que no nos ha dejado ningún documento concerniente de manera directa a los problemas considerados; asimismo, me propuse presentar la mayoría de mis conclusiones como simples hipótesis de trabajo, que futuras investigaciones en México permitirán, quizá, confirmar.
Durante estos últimos años muy a menudo lamenté no haber podido seguir ninguno de los