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Figurillas antropomorfas del delta del Balsas.: Clasificación e interpretación
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Figurillas antropomorfas del delta del Balsas.: Clasificación e interpretación

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Se tiene como objetivo profundizar en las características de los grupos sociales que produjeron figurillas antropomorfas, ya que tales muestras de alfarería son un reflejo de lo que esos grupos fueron o quisieron ser; así, la intención es contribuir al conocimiento de la región del Balsas, tan poco estudiada, y de sus habitantes en la época prehisp
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 ago 2021
ISBN9786075393889
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    Figurillas antropomorfas del delta del Balsas. - Salvador Pulido Méndez

    INTRODUCCIÓN

    Gracias a los trabajos que se han venido desarrollando en las inmediaciones del delta del Río Balsas, surgió la oportunidad de conocer una extensa colección de fragmentos de figurillas procedentes de la región y, puesto que no habían sido analizadas, decidimos estudiarlas con el objetivo de conseguir nuevos datos acerca de la diversidad y desarrollo cultural de los grupos que habitaron en esa área todavía tan desconocida.

    La colección está en posesión del Grupo Rama, A.C. (Resguardo Arqueológico de la Costa Michoacana),¹ organismo coadyuvante del INAH en la región, y que merced a los esfuerzos de sus miembros para que no se pierda el patrimonio arqueológico en la zona, han hecho acopio de, entre otros, los vestigios que aquí estudiamos, que se integrarán eventualmente a la colección del museo que se procura erigir. El señor Martín Salazar en particular nos brindó todas las facilidades necesarias para realizar este trabajo, y es el encargado de la protección y difusión de los restos de las sociedades prehispánicas en las inmediaciones de Ciudad Lázaro Cárdenas.

    Las figurillas que presentamos son una muestra considerable de lo que, suponemos, pudo ser el universo completo. Encontramos una gran variedad de formas y diseños, lo que nos motivó a llevar a cabo esta labor. Sin embargo, hay varios problemas por resolver y, en cualquier caso, habrá que asumir los inconvenientes que no se resuelvan. Dos son los principales:

    El primero es que se trata de una colección de fragmentos de distintos tipos y géneros, pues hay figurillas antropomorfas, zoomorfas, soportes de vasijas y algunos moldes, entre otros. Se decidió estudiar en principio únicamente las antropomorfas debido a que, por el momento, lo que interesa es precisar el grado de diversidad cultural de la zona, su desarrollo en el tiempo y sus contactos con otras sociedades. El resto de las figurillas, que conforman la menor cantidad por cierto, quedará disponible para un estudio a propósito del ambiente natural en que estos grupos se desenvolvieron.

    El segundo es que, desafortunadamente, se trata de una serie de figurillas que deben ser observadas como provenientes de contextos de superficie, pues aun cuando algunas han sido colectadas —hasta donde nos han informado— de los perfiles estratigráficos de excavaciones hechas para la extracción de arcilla con la que se fabrican ladrillos, finalmente se presentan carentes de contexto preciso, lo mismo que aquellas obtenidas por los deslaves que las lluvias ocasionan en los suelos de la región.

    Así pues, será poco probable establecer seriaciones confiables ancladas en fechas por medios físicos. No obstante, algunos rasgos nos indican cronologías aproximadas por su relación con hechos sociales ocurridos ya en la misma zona, o bien experimentados en tierras lejanas y que, por lo tanto, nos permiten establecer, grosso modo, una fecha tentativa en algunos casos. Para ello se usarán los datos a propósito que se encuentran en la bibliografía arqueológica, en particular los relativos a las figurillas de excavaciones arqueológicas controladas realizadas en la región y que proponen algunas cronologías más o menos precisas.

    De cualquier manera, el estudio mismo implica una diferenciación de formas, estilos y probables tradiciones para hacer figurillas, aunque no pretendemos quedarnos únicamente en esta separación técnica de grupos, tipos, variantes, entre otros; más bien nos interesa profundizar en las características de los grupos sociales que las generaron, ya que, después de todo, tales figurillas son un reflejo de lo que esos grupos eran o quisieron ser. Valga pues este estudio como un acercamiento más al conocimiento de la región y su gente en épocas prehispánicas.

    Debemos señalar que las figurillas analizadas proceden de diferentes sitios arqueológicos todavía faltos de estudios e interpretaciones más detallados, ya que apenas han sido registrados, reconocidos parcialmente e interpretados a la luz de estos primeros trabajos. Todos se encuentran en el área contigua a los cuerpos de agua de las diferentes ramificaciones del Río Balsas en su desembocadura en el Océano Pacífico o, en todo caso, en lo que fue el complejo hidráulico asociado directamente con el mismo; entre ellos mencionaremos los ya registrados con los nombres de Barranca de Marmolejo, Las Tamacuas y Don Martín, en el municipio de La Unión, estado de Guerrero, así como La Ladrillera, en Ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán.

    Lo anterior justifica en alguna medida la pertinencia de este trabajo, pues al haber un gran número de figurillas que diversos autores han mencionado, y entre las que se han encontrado evidencias culturales que recuerdan a diferentes grupos humanos mejor conocidos que los de esta zona, no hay claridad ni precisión y, en el mejor de los casos, tales interpretaciones se encuentran dispersas.

    Además, éste es un esfuerzo por reunir datos y tratar de aclarar y concretar los rasgos que dichos nexos propiciaron y cuáles son los tipos de figurillas localizadas en esta zona con algún parentesco con los encontrados en otras regiones. Desde luego, esto debe ser tomado como el medio para establecer relaciones sociales y culturales no entre las figurillas mismas, sino entre los grupos sociales que las generaron en diversas épocas, haciéndose eco de lo que el arqueólogo británico Mortimer Wheeler escribió: Con demasiada frecuencia desenterramos meras cosas, impenitentemente olvidadizos de que nuestro fin real es sacar a la luz determinadas personas (Wheeler, 1977: 13).


    ¹ De acuerdo con el oficio número 401-1-179, expedido a favor de dicho grupo por la Dirección General del INAH, se le reconoce como auxiliar del mismo para propiciar la protección y difusión de los vestigios arqueológicos que se encuentran en la región.

    ANTECEDENTES DE ANÁLISIS DE

    LAS FIGURILLAS DEL DELTA DEL BALSAS

    Toute la céramique de La Pochotera est grossière

    et mal cuite. Elle est de plus d’une qualité

    d’exécution défectueuse qui contraste avec

    la richesse de sa présentation.¹

    H. LEHMANN, 1947

    Si comparamos esta zona con otras áreas mesoamericanas, veremos que los estudios que le han dedicado son más bien escasos y en su mayor parte se deben a reconocimientos de superficie de corta duración, incluidos en trabajos sobre regiones mucho más amplias —la Costa Grande o el occidente de Guerrero, por ejemplo—. Entre los informes que se generaron hay, ciertamente, menciones a las figurillas, incluso son uno de los elementos más destacados en los escuetos textos que describen la región; no obstante, muchos de los trabajos se refieren a estos materiales someramente, a pesar de su ubicuidad en el registro arqueológico del área y la diversidad que ofrecen; de cualquier manera, muestran algunos datos que conviene rescatar.

    Robert Barlow (1947) menciona que vio la colección de unas ochenta figurillas que Perfecto Ayala había juntado con cariño en Melchor Ocampo (hoy Ciudad Lázaro Cárdenas), en la que había una gran variedad, entre ellas las de estilo Mazapan. No apunta más sobre el asunto en este trabajo, sin embargo, publica algunas láminas, dos de las cuales (VII-A y VIII) son de materiales de la zona del delta del Río Balsas, que muestran gran similitud con algunos de los tipos que más adelante se describirán.

    En el mismo año es publicado el artículo de Henry Lehmann sobre su viaje por las costas de Guerrero y Michoacán. En él se encuentra una acertada descripción de los materiales arqueológicos y en especial de las figurillas. A pesar de la corta duración de su visita, alcanza a observar algunos rasgos y elementos que ha visto en otros lugares; menciona la representación de un Xipe Tótec que recuerda a los de las tierras altas de México, por ejemplo.

    Otras piezas le recuerdan representaciones originarias de Sudamérica: unos ojos le llevan a pensar en el arte chibcha; algunas líneas frontales paralelas las reconoce en figurillas de las regiones de Bogotá y de Tunja; las cabezas divididas en dos mitades asimétricas le evocan más bien las de Tumaco que las de cualquier parte de México; el alargamiento del cráneo en dos figurillas le hace decir que es un rasgo muy típico de la costa de Esmeraldas y de Tumaco (norte de Ecuador y sur de Colombia); los sombreros de punta son frecuentes en Perú; los discos que adornan las mejillas los encuentra en la región de Esmeraldas; aunque dice también que la estatuaria en cerámica es más frecuente en México y Centroamérica que en Perú. Por último, apunta: Malgré les différences qui existent entre le matériel de La Pochotera et ceux de Zacatula, de La Guacamaya et de Melchor Ocampo, nous considérons que ces centres forment un groupe (Lehmann, 1947: 436).² Por su parte, H. B. Nicholson (1963) menciona las figurillas que observó en varios sitios cercanos al delta del Balsas, así como en lugares de la misma desembocadura del río. Señala que en El Habillal, por ejemplo, vio figurillas modeladas que le parecieron del periodo Preclásico, aunque no con seguridad; no las describe y remite a una lámina publicada por Lehmann. Asimismo, indica que en Melchor Ocampo las figurillas moldeadas y los malacates eran artefactos comunes; también en Las Guacamayas encontró objetos, incluyendo figurillas moldeadas, que le sugerían que tal sitio tenía elementos tardíos.

    Jaime Litvak (1971), al hablar de las características arqueológicas de la región de la Costa Grande, afirma que las figurillas son numerosas y de estilos muy variados. Las hay arcaizantes, que persistieron durante largo tiempo, así como de estilos mayas o mayoides, teotihuacanos, mazapan y algunas con fuerte influencia de La Venta. Menciona también que el delta del Balsas tiene poca relación con el resto de la región, al escribir: Las figurillas de tipos arcaizantes, tan comunes en los demás sitios [de la Costa Grande] son escasos en ella [la región del delta]. Sin embargo, desde ‘La Villita’ hasta la costa, son bastante comunes los hallazgos de figurillas con características mazapoides, de una época más tardía (Litvak, 1971: 48).

    Rubén Cabrera (1976) realizó un estudio sobre los trabajos de la región de la presa de La Villita, entre otros de las figurillas localizadas en las excavaciones; menciona que fueron encontradas 101, aunque sólo siete estaban completas y ochenta correspondían a figurillas antropomorfas.

    Aunque no se hizo una tipología de las mismas por su estado fragmentario, las divide en once grupos antropomorfos. Encuentra materiales elaborados en molde, así como modelados, aplicación de pastillaje, incisión y punzonado; las pastas son de color café y anaranjado con desgrasantes de arena y cuarzo. En cuanto a las formas, las hay de bulto, planas, de cabeza esférica y con diversas maneras de representar el cuerpo. En estas figurillas encuentra relaciones culturales con Autlán y Tuxcacuesco, Jalisco —grupo 1—; con Manzanillo, Colima —grupo 5a—, con fechas que van de 650 d.C. hasta la Conquista española, así como con las vecindades del Río Armería, en la costa de Colima, incluidas en el grupo 6.

    Por su parte, al grupo 9, formado por figurillas Mazapan, lo divide en tres variantes, de las que indica que la 9a es la más antigua, localizándose en

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