El eurocentrismo y el patrimonio precolombino (Primera de dos partes)
Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575) fue un poeta que sirvió como diplomático en la corte de Felipe II. Amigo de Teresa de Jesús, humanista y políglota, se le atribuye la autoría del Lazarillo de Tormes, considerada la primera novela moderna española. Fue desterrado de la corte por intrigas palaciegas, y para atemperar las consecuencias de esa decisión, donó su reputada biblioteca a Felipe II. Se tiene registro de que este escritor reunió una vasta colección de ídolos de oro y piezas de las Indias.
Las piezas precolombinas en posesión de Hurtado de Mendoza destacaron junto con las de Gaspar Galcerán de Castro de Aragón y Pinos (1584-1638), primer conde de Guimerá. Sin embargo, salvo estos casos aislados, no hubo en España una colección de bienes culturales prehispánicos en sentido técnico.
Conforme a la legislación española, los nuevos territorios y los monumentos indígenas les pertenecían a la corona, que carecía de una política de colección y de preservación de tesoros sustraídos de aquellas tierras. Fue hasta 1716 cuando la monarquía peninsular implantó una directriz oficial sobre coleccionismo, que incluyó precisamente los bienes culturales referidos.
Resulta claro que, ante la ausencia de catálogos
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