Grandes mitos precolombinos
Se desconoce gran parte de la historia indígena de América antes de la conquista española, porque esta se conservaba sobre todo en la memoria colectiva (era transmitida de forma oral) y el choque cultural supuso su olvido. Sin embargo, lo que sí sabemos es que, como en todas las grandes civilizaciones antiguas, la religión, el arte, la historia y la geografía se entremezclan en las leyendas anteriores a la llegada de los españoles. En los mitos y leyendas presentes comúnmente en las culturas maya, mexica e inca conviven deidades y hombres, demonios y duendes, realidad y ficción. Abundan los capítulos relacionados con el Sol, la divinidad más poderosa y más venerada por las civilizaciones precolombinas, así como las leyendas de los Hijos del Sol, aunque también encontramos los mitos de la creación del mundo y de los primeros hombres: según la tradición maya (relatos sacados de sus libros sagrados, Chilam Balam y Popol Vuh) o la incaica (cómo Manco Cápac llegó a Cuzco, civilizó a los hombres y creó la dinastía de los incas). Incluso el imaginario de estos pueblos originarios explicaría por qué los conquistadores españoles buscaron en vano y durante años un reino lleno de riquezas fabulosas que no existía.
La “Biblia maya”
Muchos de los mitos de la civilización maya (que abarcaba gran parte del actual sur de México, Belice y Guatemala) y considerada la “Biblia maya”. Fue el dominico Francisco Ximénez quien recibió la primera versión del libro en maya quiché con versos en latín y lo tradujo, aunque incompleto, al castellano. Como lo conocemos hoy, se divide en tres partes. La primera describe la creación del mundo y del hombre. La segunda se centra en las aventuras de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, hijos de Ixquic (la sangre). Estos jóvenes dioses derrotan a las fuerzas malignas con pruebas como el juego de pelota y se convierten en el Sol y la Luna. La tercera parte narra el origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus migraciones, su expansión territorial y sus guerras. El muestra divinidades mayas poderosas, pero no omnipotentes, pues igual que los humanos tenían limitaciones físicas (sed, hambre…) que sólo podían satisfacer por la mano del hombre, por lo general mediante sacrificios de sangre.
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