LA ERA DE LOS DIOSES
Entrar en el panteón mesoamericano es penetrar en un mundo sorprendente. Un ámbito donde se reúnen las deidades compartidas por las civilizaciones de esta región cultural con las divinidades exclusivas de cada pueblo. Ahí conviven Tonatiuh y Kinich Ahau, Meztli e Ixchel, Huehuetéotl y K’awil, Tláloc y Chaac. Es decir, los dioses del Sol, la Luna, el fuego y la lluvia de los nahuas y los mayas. Se integran a este olimpo prehispánico las deidades propias de cada cultura, como Coatlicue, Huitzilopochtli y Coyolxauhqui, miembros de una distinguida familia de divinidades mexicas que –como hasta en las mejores familias– libraron entre ellos sangrientas luchas de poder.
El panteón mesoamericano es también la morada de dioses como Serpiente Emplumada –Quetzalcóatl para los nahuas y Kukulkán para los mayas– cuya leyenda lo eleva de simple mortal a máxima deidad, pasando por héroe cultural. Tal como ocurre con el dios mexica Huitzilopochtli que, en personaje de carne y hueso, guía a su pueblo hasta el lugar en donde, como divinidad, se encarga de convertirlo a sangre y fuego en imperio.
Asimismo, el hogar de los dioses precolombinos alberga a Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, la temible pareja que regentea el no menos terrorífico lugar de los muertos; a Centéotl y Xipe Tótec, responsables de la abundancia de alimento, pero también culpables de su escasez; y a Ometéotl, cuya dualidad sexual pareciera anticipar y tutelar las actuales expresiones de la diversidad. A ellos se suman Tezcatlipoca y Tlazoltéotl, a quienes los conquistadores españoles equipararon respectivamente con Jesucristo y la seductora Venus; a Xochipilli, el alma de la fiesta en el panteón, y a Ehécatl, vigente por los recientes hallazgos arqueológicos que demuestran que era muy venerado por nuestros ancestros.
Acerca de este tipo de descubrimientos, que nos han permitido conocer el santo y seña de éstos y el resto de los mitos prehispánicos, en entrevista, el antropólogo especializado en religiones Elio Masferrer explica que sólo han venido a ratificar lo
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