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Figurillas mesoamericanas del Clásico: Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos
Figurillas mesoamericanas del Clásico: Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos
Figurillas mesoamericanas del Clásico: Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos
Libro electrónico652 páginas7 horas

Figurillas mesoamericanas del Clásico: Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos

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Fotografías, mapas de localización de sitios, dibujos y contextos de origen de las piezas prehispánicas, representa una fuente de información actualizada para hablar sobre la forma en que se vieron a sí mismos diferentes pueblos y culturas del periodo Clásico
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 feb 2023
ISBN9786075397474
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    Vista previa del libro

    Figurillas mesoamericanas del Clásico - Jeanne Lopiparo

    Figurillas_caleidosco_portada.jpg

    Figurillas mesoamericanas del Clásico

    Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos

    ———•———

    Colección Arqueología

    serie memorias

    FIGURILLAS MESOAMERICANAS DEL CLÁSICO

    Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos

    ———•———

    Miriam Judith Gallegos Gómora

    Patricia Horcajada Campos

    Editoras

    secretaría de cultura

    instituto nacional de antropología e historia


    Gallegos Gómora, Miriam Judith y Patricia Horcajada Campos (edits.)

    Figurillas mesoamericanas del clásico. Una mirada caleidoscópica a sus contextos, representaciones y usos / ed. de Miriam Judith Gallegos Gómora, Patricia Horcajada Campos. – México : Secretaría de Cultura, inah, 2022

    11.4 MB : ilus., fots., dibujos, maps. ; 85% – (Colec. Arqueología, Ser. Memorias)

    ISBN: 978-607-539-747-4

    1. Figurillas prehispánicas – Colecciones 2. Figurillas mayas – Colecciones 3. Alfarería indígena – Mayas 4. Arqueología – México I. Horcajada Campos, Patricia, ed. II. t. III. Ser.

    LC F1219.1 G285


    Primera edición: 2022

    Primera edición impresa: 2022

    Primera edición digital (PDF y ePub): 2022

    Producción:

    Secretaría de Cultura

    Instituto Nacional de Antropología e Historia

    D. R. © 2022 Instituto Nacional de Antropología e Historia

    Córdoba, 45, col. Roma, C. P. 06700, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México

    informes_publicaciones_inah@inah.gob.mx

    Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad

    del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Secretaría de Cultura

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción

    total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,

    comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,

    la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización

    por escrito de la Secretaría de Cultura /

    Instituto Nacional de Antropología e Historia

    ISBN: 978-607-539-747-4

    Hecho en México

    Índice

    ———•———

    Introducción

    Miriam Judith Gallegos Gómora

    Primera parte

    Figurillas mayas y de los vecinos al sur: arcillas, representaciones, usos y contextos

    Perpetuidad sonora: un grupo-muestra de figurillas-silbato antropomorfas estilo Jaina

    Francisca Amelia Zalaquett Rock y Laura Elena Sotelo Santos

    La gente de barro: iconografía y función de las figurillas de Tabasco, México

    Miriam Judith Gallegos Gómora

    Figurillas antropomorfas de Palenque, Chiapas, México

    María de los Ángeles Elizabeth Flores Jiménez

    Las figurillas cerámicas halladas en la Acrópolis de La Blanca (Petén, Guatemala): ¿desechos de ocupación o depósitos rituales?

    Patricia Horcajada Campos

    Diversidad social en la antigua ciudad maya de Yaxhá, una vista desde el análisis de figurillas cerámicas del Clásico terminal

    Laura L. Gámez Díaz

    Escena de las figurillas del entierro 39 en El Perú-Waka’: importancia del contexto arqueológico y un posible enfoque de género

    Michelle Rich David Freidel

    Las figurillas de Naachtún: ofrendas dedicatorias y funerarias

    Julie Patrois y Philippe Nondédéo

    Figurillas asociadas a los entierros de un sector habitacional en Jaina, Campeche: el caso de Playa Poniente

    Sara Novelo Osorno y Antonio Benavides Castillo

    Relaciones materiales: la vida social de las figurillas hondureñas del periodo Clásico

    Julia A. Hendon, Rosemary A. Joyce y Jeanne Lopiparo

    Segunda parte

    Tradiciones paralelas: figurillas mesoamericanas y falsificaciones

    Las figurillas de barro de Teotihuacan: observaciones generales sobre la continuidad de ciertos tipos a través de los siglos

    Kim Goldsmith

    Figurillas cerámicas del Istmo Sur de Tehuantepec: uso y función

    Violeta Vázquez Campa y Roberto Zárate Morán (†)

    Las figurillas femeninas en las culturas del Centro de Veracruz: símbolos y roles sociales

    Ixchel Fuentes Reyes

    Nuevos datos sobre la representación del Dios Gordo en figurillas cerámicas prehispánicas del Centro de Veracruz

    Carlos Serrano Sánchez y Verónica Bravo Almazán

    Las figurillas sonrientes: un análisis de su función a partir del contexto arqueológico

    María José Reyes Parroquín

    Iconografía de la realeza en la parafernalia —tocado y vestimenta— de las figurillas sonrientes del Museo de Antropología de Xalapa

    Chantal Huckert

    Las figurillas de la Colección Cetina Canto: falsificación de una tradición del periodo Clásico

    Héctor A. Hernández Álvarez

    Sobre los autores

    Introducción

    ———•———

    Miriam Judith Gallegos Gómora

    En el pasado era común observar que las clasificaciones de materiales arqueológicos incluyeran, dentro del estudio de todos los tiestos y vasijas, una sección de material misceláneo, donde se refería la presencia de figurillas, tiestos recortados, esferas, cuentas y pesos de red elaborados en barro. Tiempo después, en sitios donde era frecuente y abundante su presencia, se formaron tipologías e incluso algunas piezas fueron analizadas como obras de arte.

    En los últimos años el interés por estudiar estos materiales se ha incrementado, por ello, en una lluviosa capital del antiguo imperio austrohúngaro al pie de los Alpes, nos reunimos en el mes de julio del año 2012 varios investigadores de diferentes países de América y Europa. A este variopinto grupo nos unía el interés por discutir y compartir las estrategias y resultados que cada uno había aplicado y obtenido a partir del análisis de diferentes colecciones de figurillas manufacturadas con barro, elaboradas durante el periodo Clásico, en diferentes asentamientos de Mesoamérica (figura 1). Todos éramos parte del 53º Congreso Internacional de Americanistas que tenía como sede la ciudad de Viena.

    Figura 1. Localización de los sitios arqueológicos que se abordan en este volumen. Elaborado por Miriam Judith Gallegos en colaboración con Ricardo Decle.

    El simposio transcurrió a lo largo de una larga jornada en la que Rosemary Joyce, Erin Sears, Laura E. Sotelo, Sara Novelo, Miguel Rivera, Michelle Rich, Laura Gámez, Julie Patrois, Patricia Horcajada, Chantal Huckert y quien esto escribe expusimos y discutimos sobre nuestras investigaciones individuales o hechas en coautoría. Es necesario mencionar que la novedad del tema y la importancia del foro habían originado que el simposio recibiera gran número de propuestas, las que por normas del propio congreso no fue posible incluir en la sesión.

    En los últimos años los estudios sobre figurillas han cambiado, un ejemplo de esto fueron las investigaciones presentadas en Viena, que demostraron la diversidad de perspectivas a través de las que ahora podemos abordar su análisis y con ello la información que puede obtenerse sobre quienes las diseñaron y usaron. Las figurillas nos permiten no sólo indagar antiguos sistemas de representación, sino también identificar, a través de su composición química, los sitios productores y a los consumidores de estos materiales. Ahora se reconocen con mayor precisión estilos locales y materias primas características; y se ha observado la distribución y compartición de elementos iconográficos sobre amplias regiones, evidenciando la existencia de prácticas culturales comunes. Incluso durante una ponencia disfrutamos algunos de los sonidos emitidos por estas figuras cuando se analizaron en su función como instrumentos musicales. Notas que debieron formar melodías acompañando las actividades de los pueblos mesoamericanos, perspectiva que generalmente se omitía al revisar las piezas. Las presentaciones aportaron evidencias sobre el proceso tecnológico de elaboración de las figuras y de su función generadora de relaciones materiales entre las familias de un sitio o entre asentamientos distantes. Además, se resaltó su papel como elementos trasmisores de un mensaje, cuando varias piezas formaban una escena, o bien en los contextos donde una o algunas eran parte de un ajuar funerario.

    La información novedosa y significativa para el conocimiento del pasado prehispánico determinó la utilidad de difundir los resultados a través de un volumen que reuniera, en primera instancia, a los investigadores que participamos en el simposio, pero también que incorporara la presencia de otros especialistas, cuya contribución diversificó la geografía y los temas de análisis, creando una mirada caleidoscópica sobre las figurillas prehispánicas. Una obra en idioma español con este contenido no se había escrito antes.

    Este libro incluye investigaciones sobre figurillas de Teotihuacan, Oaxaca, varios sitios y regiones veracruzanos, diferentes asentamientos mayas de México y Guatemala, piezas del noreste de Honduras, e incluso un texto sobre el trabajo de falsificación de las figurillas del periodo Clásico. Cada uno de los 16 capítulos está integrado por un texto acompañado con planos de distribución, cuadros de frecuencia de materiales, pero especialmente contienen dibujos, así como fotografías en blanco y negro o en color de las figurillas analizadas, imágenes que por sí mismas constituyen un registro documental de gran valor, tanto para el especialista como para el público en general.

    El libro se divide en dos partes. La primera sección se titula Figurillas mayas y de los vecinos al sur: arcillas, representaciones, usos y contextos. Esta parte se integró tomando en consideración los vínculos geográficos y culturales de los nueve textos que la conforman, en los cuales es posible cotejar la variedad de enfoques útiles para el análisis de las figurillas mayas y conocer parte de los procesos sociales que originaron este tipo de materiales.

    La segunda sección, Tradiciones paralelas: figurillas mesoamericanas y falsificaciones, incluye siete capítulos que muestran la variabilidad de estilos, técnicas de manufactura, usos y representaciones por género presentes en las figurillas de culturas diferentes pero contemporáneas de la maya del periodo Clásico. Bienes culturales que durante el último siglo adquirieron un alto valor comercial que derivó no sólo en el deplorable saqueo de sitios arqueológicos, sino también en su reproducción para timar a los coleccionistas.

    La primera parte de este recorrido se inicia en el territorio maya, en una pequeña isla de la costa de Campeche. El capítulo uno, a cargo de Francisca Zalaquett y Laura Sotelo, expone los avances de su investigación interdisciplinaria aplicada a cinco figurillas asociadas a entierros descubiertos en Jaina y cuatro más sin contexto de origen preciso, pero atribuidas por estilo a dicho asentamiento costero. Son piezas que representan hombres y mujeres mayas, las cuales se diseñaron simultáneamente como aerófonos con embocaduras situadas sobre el hombro de las figurillas. Las autoras conjugan en su estudio arqueoacústico el análisis de cada pieza vista como instrumento musical, incluyendo el registro de los sonidos que producen al tocarlas; vinculan también la clase de instrumento con su contexto y la imagen que representan con objeto de generar propuestas sobre su uso y finalidad social.

    En el capítulo dos, de mi autoría, presento inicialmente una identificación de las tres grandes tradiciones de figurillas desarrolladas en Tabasco, donde los sitios de Comalcalco y Jonuta destacaron como grandes sitios productores de éstas durante el periodo Clásico tardío. Piezas que por cierto fueron hechas en hornos de hoyo para lograr su calidad. Luego de un análisis comparativo entre materiales de ambos sitios se exponen los elementos que caracterizan a las figurillas de cada uno y en las que la antigua población plasmó rasgos de su identidad, los que a su vez pudieron servir como un modelo. El cotejo descubrió también la presencia de elementos iconográficos comunes y compartidos con sitios de otras regiones de Mesoamérica.

    El estudio de 1 574 fragmentos de figurillas procedentes de excavaciones efectuadas entre 1991 y 1994 en Palenque, Chiapas, da pie al tercer capítulo. En éste se abordan los contextos de procedencia de los materiales y el sistema de clasificación desarrollado para una colección profusa. Su autora, María de los Ángeles E. Flores revisa la secuencia cronológica del sitio y presenta una propuesta sobre los escenarios, formas y contenidos donde participaron las figurillas como parte de los procesos históricos de Palenque. Subraya el aporte documental de las piezas para la interpretación de los valores, costumbres y tradiciones de la sociedad que las produjo y usó.

    Patricia Horcajada, además de haber compartido conmigo la responsabilidad de organizar el simposio efectuado en Viena, es autora del cuarto capítulo. Su estudio aborda alrededor de 800 fragmentos y figurillas completas procedentes, la mayor parte de éstas, del patio interior de la Acrópolis del sitio La Blanca, Guatemala. Lo intrigante de la colección es su origen, ya que la élite local abandonó el sitio hacia finales del Clásico terminal, y éste fue reocupado por gente de estratos inferiores proveniente de la periferia. Los nuevos habitantes de la Acrópolis produjeron una cantidad considerable de material cultural entre el que se encuentran las figurillas bajo estudio. La autora analiza en este texto si el depósito fue parte o no de una actividad ritual.

    En el quinto capítulo, Laura Gámez presenta un análisis cuantitativo de distribución de las figurillas desde una perspectiva regional comparativa. Para su estudio, utiliza las colecciones de los sitios de Yaxhá y El Perú-Waka’ ubicados en Guatemala. Aunque los acervos de cada sitio están formados por fragmentos procedentes de contextos diversos que no aportan mucha información iconográfica, la autora efectúa un análisis cuantitativo. Como resultado obtuvo información relevante sobre la diferenciación social y la actividad ritual de los dos asentamientos, además de proporcionarle datos sobre la diversidad regional.

    Con un enfoque diferente, Michelle Rich y David Freidel abordan en el sexto capítulo el análisis de 23 figurillas completas, descubiertas también en el sitio El Perú-Waka’ durante la excavación de la cripta funeraria de un gobernante del periodo Clásico. Las figurillas del entierro 39 se dispusieron representando el ritual de tránsito al otro mundo de un gobernante maya fallecido. El evento simbolizado incorpora diferentes personajes, como danzantes, escribas, ayudantes de la corte, al gobernante y su consorte en vida. Pero, en otra sección de la escena, fueron situados personajes supernaturales. El capítulo analiza el rol participativo de las mujeres en los rituales funerarios de las antiguas cortes mayas, partiendo de la premisa de que más de la mitad de las figurillas en la escena son femeninas; además, los autores examinan las creencias de la vida después de la muerte en la sociedad maya.

    Julie Patrois y Philippe Nondédéo presentan en el séptimo capítulo un estudio sobre la colección de figurillas del sitio de Naachtún, Guatemala. Aunque señalan que las piezas generalmente se localizan en basureros, rellenos, ofrendas dedicatorias de fundación, o como parte de los ajuares funerarios, ellos seleccionaron como tema sólo dos tipos de contexto. El primero es la Ofrenda 1, donde al igual que en la escena de Perú-Waka’ las figurillas fueron colocadas en grupo representando un evento que alude, según los autores, a la fertilidad y prosperidad de la gente que accedía a la zona donde se depositó. En cambio, las piezas pertenecientes a los ajuares funerarios de las Sepulturas 32 y 35 representaban una evocación de la vida cotidiana, e indicaban, además, el género del individuo junto al que se enterraron. Esto revela que los mayas empleaban una sola pieza o varias formando una escena para transmitir mensajes sobre sus creencias.

    Recurriendo también a figurillas descubiertas como ofrendas funerarias, Sara Novelo y Antonio Benavides desarrollan en el octavo capítulo una nueva propuesta sobre la secuencia tipológica de figurillas en la isla de Jaina, Campeche. Los autores encontraron, en la estratigrafía de un solo pozo, cinco entierros asociados a figurillas de diferentes tipos. El análisis por activación de neutrones de las piezas reveló que las más antiguas, hechas en molde y articuladas, provenían de la región sur de Veracruz, dato que contradice las clasificaciones tradicionales que ubicaban este material en tiempos más tardíos. Además, gracias a los estudios de Ronald L. Bishop, se identificó que otras de las figurillas provenían de la llanura aluvial de Tabasco y de la cuenca baja del río Usumacinta, lo que indica que Jaina era un sitio que consumía productos provenientes del comercio costero y de sitios distantes.

    En el noveno capítulo, que cierra la primera sección de este volumen, Julia Hendon, Rosemary Joyce y Jeanne Lopiparo abordan la tradición alfarera de las poblaciones situadas en la parte baja del Valle de Ulúa en Honduras. De inicio, describen formalmente las figurillas ubicándolas para el Clásico tardío, cuando el área conformaba un centro importante de producción de estas piezas. En su texto, analizan el uso de figurillas y de esculturas en los rituales del ciclo de vida doméstico, así como su manipulación, resguardo y disposición final, generando relaciones materiales entre familias o entre asentamientos. Las autoras subrayan la importancia que tiene el estudio de piezas bajo resguardo de algunos museos donde es posible, en algunos casos, recuperar evidencias de su procedencia.

    Con el capítulo 10 se inicia la segunda parte del volumen dedicada a las figurillas manufacturadas en otras regiones de Mesoamérica, durante una etapa coincidente con las figurillas del área maya y pueblos vecinos al sur. Este capítulo, autoría de Kim Goldsmith, deriva del análisis de 5 758 fragmentos de figurillas y cerámica miscelánea procedentes de las excavaciones efectuadas en tres secciones del barrio de La Ventilla en Teotihuacan. La autora efectúa una clasificación tipológica y selecciona dos tipos de figurillas —en trono y de medio cono—, para proponer la existencia de diversos talleres dedicados a su manufactura, así como la estabilidad de los tipos a través de los siglos en Teotihuacan, lo que sugiere la persistencia de tradiciones culturales, posiblemente de carácter religioso.

    Las páginas del libro trasladan al lector de Teotihuacan hacia la costa del océano Pacífico para conocer algunas de las tradiciones de figurillas desarrolladas en Oaxaca. Violeta Vázquez Campa y Roberto Zárate Morán† —quien desafortunadamente no pudo ver impreso su texto— son responsables del capítulo 11. El texto aborda el estudio sobre un grupo de figurillas del Istmo Sur de Tehuantepec, Oaxaca, especialmente de las colecciones de los sitios El Carrizal y Biaza Barranca. Los autores cotejan piezas del Preclásico con otras del Clásico, identifican las características y la variedad de representaciones que se presentan en las diferentes etapas, así como el simbolismo e iconografía, de acuerdo con el contexto donde fueron descubiertas, con el objetivo de proponer su uso.

    Para continuar con esta mirada caleidoscópica a las figurillas mesoamericanas es necesario voltear al oriente, hacia la parte media del estado de Veracruz. En el capítulo 12, Ixchel Fuentes explora la colección de figurillas femeninas procedentes del sitio El Faisán, ampliamente conocidas por mostrar el rostro pintado de negro y rojo sobre crema, las que se han asociado con deidades como Xochiquétzal y Tlazoltéotl. Sin embargo, la autora sugiere que son representaciones de mujeres con atavíos que aluden al elemento agua-sangre y la fertilidad; indicando un culto compartido en diferentes áreas culturales y en donde participaban mujeres de diferentes edades.

    En el capítulo 13, Carlos Serrano y Verónica Bravo exponen su análisis sobre las figurillas del Dios Gordo a partir de los materiales excavados en el municipio de Zentla, Veracruz, situados cronológicamente hacia el Clásico medio-tardío. Efectúan un estudio comparativo sobre el origen y características de este tipo de figuras en Mesoamérica con el objetivo de vincular los materiales descubiertos en la parte central del estado de Veracruz. Llegan a la conclusión de que estos personajes barrigones pudieron tener un origen compartido con matices locales de acuerdo con el área geográfica y su temporalidad.

    María José Reyes Parroquín es la autora del capítulo 14, centrado en las afamadas figurillas sonrientes manufacturadas durante el periodo Clásico en las regiones centro y sur del estado de Veracruz. Aplicando un análisis estadístico basado en la cantidad de contextos y no en la cantidad de piezas de cada sitio, la autora identifica las principales clases de depósitos en donde se colocaron estas figuras en el pasado. Por otro lado, en su estudio estilístico reconoció la tipología de piezas que se enterraba de acuerdo con cada contexto, lo que le permite efectuar un diagnóstico sobre los procesos e interacciones culturales que ocurrieron en las comunidades asentadas entre los ríos Blanco y Papaloapan durante el Clásico.

    Usando también las figurillas sonrientes depositadas en el Museo de Antropología de Xalapa, Chantal Huckert presenta en el capítulo 15 un análisis sobre la iconografía representada en los tocados y la vestimenta de un conjunto de figurillas procedentes del centro, centro-sur y sur del actual estado de Veracruz. Esta distribución permite afirmar que constituía una región cultural que compartía una cosmovisión estructurada en referentes idénticos y un sistema político-social y económico semejante. Durante su estudio observa una serie de variantes del glifo cefaloforme de la deidad Ave en los atuendos de estas figuras, así como la representación del glifo épsilon de la cultura zapoteca y el glifo lamat de la cultura maya, los cuales sugieren la imitación de elementos foráneos que daban prestigio al grupo social que los usaba en la región veracruzana.

    Para finalizar con este recorrido por el mundo mesoamericano a través de las figurillas de barro, Héctor A. Hernández discute en el capítulo 16 un tema controversial: la falsificación de materiales arqueológicos para el consumo turístico e incluso para venta como piezas originales en el mercado ilegal de antigüedades. Su texto se inicia con un análisis sobre la historia del saqueo, las falsificaciones y las réplicas de piezas arqueológicas. A continuación, analiza ocho piezas de la Colección Cetina Canto a resguardo de la Universidad Autónoma de Yucatán, para determinar si éstas podían identificarse como falsificaciones o réplicas, considerando el trabajo que los artesanos se habían tomado para hacerlas pasar como antiguas. Con base en estos antecedentes el autor discute el incremento de las falsificaciones ante el interés generado por compradores que pretenden adquirir bienes culturales que, en realidad, son patrimonio nacional y cuya comercialización constituye un delito.

    Agradecimientos

    A todos los participantes del simposio celebrado en Viena y a quienes enviaron sus textos para incluirlos en este volumen y enriquecer con ello las perspectivas de análisis de las figurillas de barro, permitiendo ampliar la muestra con materiales de otras geografías y culturas. Aprecio su paciencia por el tiempo de espera para ver impreso este volumen, el cual es un logro de todos.

    El Instituto Nacional de Antropología e Historia me otorgó el tiempo e insumos necesarios para trabajar en la edición final de todos los textos y, por tanto, este trabajo constituye un logro de la institución donde colaboro desde hace algunos años.

    Finalmente, agradezco todo el apoyo brindado por el doctor Ricardo Armijo, quien hizo la revisión puntual de las imágenes y su edición en los casos donde esto fue necesario. Gracias también por fungir como coeditor fantasma y ayudarme en la impresión de los diferentes juegos de pruebas y su ordenamiento para que fueran evaluados.

    Muchas gracias también a la Mtra. Laura Adriana Castañeda por todo su apoyo para concretar la evaluación de cada texto y del volumen en general por dictaminadores anónimos y autónomos, logrando así que pudiera decidirse su publicación. Lamento mucho su inesperado fallecimiento, siempre hará falta como amiga, colega y funcionaria del inah.

    REFERENCIAS CITADAS

    Flores Dorantes, Felipe y Lorenza Flores García (1981), Organología aplicada a instrumentos musicales prehispánicos: silbatos mayas, México, inah (Colección Científica, Arqueología 102).

    Insoll, Timothy (ed.) (2017), The Oxford Handbook of Prehistoric Figurines, Oxford, Oxford University Press.

    Serra Puche, Mari Carmen (1971), Un experimento en el sistema de taxonomía numérica aplicado a las cabecitas de Teotihuacan, tesis de maestría en Antropología (unam) y licenciatura en Arqueología (enah), México.

    Primera parte

    Figurillas mayas y de los vecinos al sur: arcillas, representaciones, usos y contextos

    ———•———

    Perpetuidad sonora: un grupo-muestra de figurillas-silbato antropomorfas estilo Jaina

    ———•———

    Francisca Amelia Zalaquett Rock

    Laura Elena Sotelo Santos

    Dentro del conjunto de aerófonos prehispánicos mayas, las figurillas de Jaina se distinguen por formar parte de un grupo de objetos cerámicos hallados —la mayor parte— dentro de contextos funerarios en dicho asentamiento, y otros en sitios a lo largo de la costa de Campeche (figura 1). Algunas piezas proceden de excavaciones arqueológicas controladas, por lo que se cuenta con el detalle de su contexto específico.¹ Las figurillas han sido estudiadas mediante análisis químicos, tecnológicos y estéticos, además son la mejor fuente de información para analizar los patrones sonoros asociados con distintos contextos sociales, tradiciones, periodos y regiones.

    Figura 1. Mapa de ubicación de Jaina. Elaborado por Chrystian Reyes.

    MARCO DE REFERENCIA TEÓRICO-CONCEPTUAL

    Los instrumentos musicales mayas denotan un gran conocimiento acústico que muchas veces relaciona la iconografía con los sonidos emitidos. Estudiosos de las culturas prehispánicas, coloniales y actuales han analizado desde varias disciplinas las cualidades sonoras, organológicas y simbólicas de los instrumentos musicales, así como las actividades cotidianas y rituales asociadas a éstos; enfatizando su importancia histórica como medio de comunicación y transmisión de prácticas, saberes y expresión social.

    El sonido ayuda a comprender la forma en la que las personas interactúan entre sí y con su medio (Classen, 1997: 405; Howe, 2003: 54; Stoller, 2004). Estas experiencias sensitivas marcan en muchas ocasiones a los seres humanos, codificándose y reproduciéndose en constantes variaciones que conforman tradiciones estéticas específicas; por esta razón cada sociedad les adjudica significados y valores particulares. El mundo toma sentido con cada uno de los integrantes de una tradición compartida; cada individuo integra los patrones y sentimientos asociados a ciertas combinaciones sensoriales relacionadas con su vida (Zalaquett, Nájera y Sotelo, 2014: 7).

    Es posible que los mayas del periodo Clásico consideraran que sus esculturas, pinturas o su escritura glífica tenían energías vitales, pues representaban una realidad cualitativamente distinta a la del mundo material. Esta creencia está documentada en distintas fuentes coloniales que aluden a las concepciones indígenas antes de la llegada de los españoles (Barrera, 1980: 56). En el mundo maya, para el observador o lector experto, una figura que se representase danzando en una estela o una figurilla danzaría por siempre (Houston, Stuart y Taube, 2006: 252). Los espectadores podían cambiar, pero los ejecutantes no, pues conformaban representaciones de una realidad distinta.

    El punto de partida de este trabajo es un conjunto de nue­ve silbatos que representan a mujeres y hombres adultos, figurillas que tienen una embocadura indirecta de borde en el hombro derecho. En este trabajo se propone que dichas piezas forman un grupo de silbatos con características y cualidades sonoras que los mayas reconocían y valoraban.

    El planteamiento inicial tiene un enfoque organológico: pretende reconocer, a través de la manufactura de los aerófonos, sus sonidos e iconografía, y los tipos específicos de silbatos. Las preguntas que guiaron esta investigación fueron:

    ¿Cómo sonaban estos silbatos?

    ¿Cuáles fueron sus contextos arqueológicos?

    ¿Cuáles son sus atributos plásticos?

    ¿Cómo se relacionan con los elementos iconográficos que tienen?

    ¿Cuáles son los posibles significados que pudieron tener en la vida ritual maya?

    ELEMENTOS A CONSIDERAR PARA UNA CLASIFICACIÓN ORGANOLÓGICA

    El primer aspecto que deseamos destacar es la forma en que se concibe el sonido desde elementos lingüísticos mayas yucatecos. Conforme a los registros coloniales, uy es un verbo que puede significar tanto oír como escuchar, sin embargo, también se refiere a atender y a sentir (Álvarez, 1980: 347), lo que significa que para los mayas la percepción sonora involucra además otros sentidos, por lo que se distingue de la concepción occidental de oír, que únicamente implica al oído. El verbo u’uyik, que deriva de uy, tiene el sentido de percepción en general, se vincula estrechamente con el objeto emisor y codifica también la comprensión (Hanks, 1990: 88). El segundo aspecto que enfatizamos es el que puntualiza el modo en que se emite el sonido. El término k’ay es polisémico, pues se refiere tanto a música como a canción, a pregón y a amonestación, a gorjeo, a canto y a poesía.

    Derivados de esa base, se encuentran los términos paklan k’ay o cantar a coro, k’aybil misa o misa cantada, ki’ya k’ay o armonía del canto, ki’yan pax o armonía en instrumentos (Barrera, 1980: 314). Asimismo, se utiliza otra palabra: pax, que también puede traducirse como música, pero en este caso relacionada en específico con los tambores, y paxil como aquella que se toca o compone, o música que se ejecuta (Barrera, 1980: 635). Cabe señalar que solamente existen distinciones claras en maya yucateco para referirse al silbato —xob xix—, silbar o asiento de cosas, y flauta —chul—, por lo que las ocarinas y cornos formaban parte de uno de estos grupos.

    Los instrumentos musicales mayas de la época prehispánica han sido hallados en múltiples contextos rituales, tanto de la élite como de campesinos, en estructuras de mampostería, en construcciones perecederas y en espacios abiertos. Se puede afirmar que abarcan la totalidad del área maya en todas sus épocas, aunque los materiales y las formas dan cuenta de cambios y de continuidades. Los materiales que se usaron son cerámica, concha, hueso y metal. Los ejemplos de cerámica constituyen la muestra más amplia, mientras que los de madera son muy escasos. Asociados con las élites en el poder, los de concha y los de metal han permitido conocer distintos aspectos del comercio de bienes suntuarios. Sin embargo, no existen aún estudios que aclaren los distintos usos y significados de la compleja variedad de formas y sonidos.

    Como ocurre en muchos otros aspectos de la cultura de los antiguos mayas, los instrumentos musicales tampoco pueden ser catalogados siguiendo el sistema occidental, sino que han debido ser clasificados de acuerdo con la manera en que se emiten los sonidos. Por ello, hemos optado por el sistema propuesto en 1914 por Hornbostel y Sachs, y que ha sido adecuado por los etnomusicólogos. En términos simples, agrupan los instrumentos en idiófonos, aerófonos y membranófonos (Flores y Flores, 1981; Hornbostel y Sachs, 1961; Pimentel y Méndez, 2010).

    Los aerófonos son los instrumentos en los que el generador del sonido es el aire oscilante en su interior y exterior; dentro de este grupo es importante considerar el mecanismo con el cual se pone a vibrar el aire y la forma de su cámara de resonancia. Constituyen el conjunto más numeroso en los contextos arqueológicos de la península de Yucatán, y la mayoría están manufacturados en cerámica, aunque también existen algunos ejemplos hechos en concha, hueso y madera. Los de cerámica tienen una gran variedad organológica: pueden llevar una embocadura directa o indirecta y distintos tipos de canales de insuflación, siendo los más comunes los de embocadura indirecta de pico, de borde y de doble diafragma. La cámara de resonancia puede ser cilíndrica, semicónica, semicónica invertida, curvada, polimorfa, globular y poliglobular. La forma de esta cavidad afecta directamente la altura y timbre de los sonidos. Pueden tener una o más cámaras, como es el caso de los instrumentos dobles o triples (figura 2).

    Figura 2. Detalles de los elementos que forman un silbato. Dibujo: Hugo Brizuela.

    Se denomina silbatos mayas a los aerófonos que emiten varios tonos mediante distintas técnicas de ejecución musical y presión sonora.

    ELEMENTOS A CONSIDERAR PARA UNA CLASIFICACIÓN MORFOLÓGICO-FUNCIONAl

    Se ha observado que entre las figurillas de barro de estilo Jaina existen aerófonos que presentan características formales y sonoras semejantes, lo que permite sugerir que se trata de grupos o tipos de instrumentos musicales.

    Los silbatos analizados para este trabajo son figurillas del llamado estilo Jaina que comparten seis características morfológicas: 1) están elaborados en barro; 2) representan personajes antropomorfos; 3) fueron manufacturados con una técnica mixta (modelados y moldeados); 4) tienen una cavidad polimorfa; 5) disponen de una embocadura de borde en el hombro derecho del personaje); y 6) en algunos casos presentan un agujero de digitación. Dos de estas figuras son emblemáticas, una es la conocida como Tejedora de Jaina (número de inven­tario 10-78164) y la otra es la Señora con códice (número de inventario 10-78723), las cuales, además de inscribirse en la tradición de esculturas mayas de pequeño formato, son de excelente manufactura y tienen un gran significado. Asimismo, hay un personaje masculino también sedente, cuya factura denota una alta especialización y realismo que lo acerca a la individualidad (cuadro 1).²

    Créditos: figurillas 10-290659, 10-290660, 10-342693, 10-343340 y 10-566353, fotografías de Andrés Alux Medina, colaborador del proyecto Universos sonoros mayas, Centro de Estudios Mayas, unam, editadas por Esperanza Mardones; figurillas 10-78164, 10-78648, 10-78654 y 10-78723, fotografías del Archivo Digital de las Colecciones del Museo Nacional de Antropología. conaculta-inah-canon.

    PROPUESTA METODOLÓGICA

    Con el fin de formular un planteamiento integral de estos silbatos, se ha propuesto una metodología mixta en tanto que tiene un enfoque interdisciplinario donde convergen las aportaciones de la arqueología, la historia del arte, la historia de las religiones, la antropología de los sentidos con la arqueoacústica, en el estudio de los sonidos y sus contextos. De manera esquemática se pueden señalar tres pasos básicos:

    1. Análisis organológico y acústico de los instrumentos musicales que permita caracterizarlos.

    2. Análisis arqueológico para establecer relaciones entre los instrumentos musicales y otros artefactos asociados a un mismo contexto.

    3. Análisis iconográfico que permita señalar sus posibles usos y fines simbólicos y sociales.

    1. Caracterización de los silbatos antropomorfos estilo Jaina

    Como parte del proyecto Análisis arqueoacústico de los instrumentos musicales prehispánicos de la Península de Yucatán, desarrollado en el Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México entre los años 2009 y 2011, se efectuó la medición acústica de las piezas en un laboratorio móvil o cámara sonoamortiguada,³ los silbatos se ejecutaron a una distancia de 20 cm del micrófono, realizando soplidos suaves, medios y fuertes, con la finalidad de definir la capacidad máxima y mínima de presión sonora que se puede aplicar en cada caso.⁴

    Debido a que los instrumentos musicales mayas muestran intervalos con frecuencias un poco más altas o más bajas que en la escala occidental, se utilizó el sistema de Ellis (Olazábal, 2007: 81), que divide el semitono en 100 cents para medir los intervalos entre los tonos y semitonos producidos por los nueve silbatos que constituyen la muestra de estudio en este trabajo.

    A partir de cada sonido, se obtuvieron espectrogramas que marcaron las frecuencias fundamentales con cada sonido y su presión sonora (decibeles). En el cuadro 2 se detallan los tres distintos tipos de presión sonora aplicados en cada silbato, y una descripción del tipo de sonido obtenido, sus frecuencias y posible relación con tonos occidentales.

    Todos estos silbatos tienen sonidos pertenecientes a la cuarta y quinta octava musical; en la mayoría de los casos la variación en el soplido logra una diferencia de semitono. La excepción es el silbato 10-342693, que no se pudo marcar con precisión debido a que tiene el canal de insuflación roto. Esta intención de tener un patrón sonoro se refleja en la manufactura, ya que 77.7% de ellos tiene un canal de insuflación de forma cónica truncada elipsoide y los otros dos restantes son de forma cilíndrica elipsoide y tienen un tono de Sol♯ 4 y Fa, Fa♯ 5 y Sol 5, variando en su extensión de 1.49 cm a 2.83 cm, guardando muchas similitudes en el ancho de su abertura de 0.77 a 1.19 cm. Por ello es importante señalar que el tamaño de la caja de resonancia, la forma del canal, su ancho y extensión son marcadores de los distintos tonos en cada silbato.

    2. Contextualización de los silbatos antropomorfos estilo Jaina

    De la muestra analizada únicamente están publicados los contextos de dos silbatos, ambos descubiertos por Agustín Delgado en 1964. El primero de ellos, el número 10-78164, corresponde a la figura que representa una tejedora. Fue hallada en el entierro 87, el cual se ubicó a una profundidad de 2.95 m entre los pozos 1 y 3 excavados en el área cívico-ceremonial de Jaina. En el interior de una olla de 40 cm de alto, tapada con un cajete trípode de color rojizo, se depositó el cuerpo de un infante junto a tres figurillas de barro, además de la dama sentada y tejiendo, había dos personajes masculinos representados de pie (Delgado, 1989: 37).

    El segundo silbato, con número 10-78723, representa una dama junto a un códice. Fue hallada en el entierro 184 en la zona habitacional del área cívico-ceremonial. La sepultura corresponde a un adulto —se desconoce el sexo—, que fue depositado en una fosa y rociado con cinabrio, mientras que su cráneo se cubrió con un gran plato trípode o vasija capital. Junto a esta vasija y la figurilla de la señora con el códice había otras más (figura 3).

    Figura 3. Entierro 184 de Jaina, donde se aprecia la figurilla-silbato Señora con códice. Modificada de Aveleyra y Ekholm (1966).

    Si bien se desconocen los contextos primarios del resto de figurillas de la muestra, existe la información de que algunas parecen haber sido decomisadas a saqueadores. Es posible que el resto también proceda de contextos funerarios, como lo indican otros ejemplos provenientes de excavaciones arqueológicas anteriores y posteriores a las de 1964 en el sitio.

    Las excavaciones arqueológicas realizadas en Jaina (y en las islas vecinas) en la segunda mitad del siglo xx evidencian que para los mayas había diferentes intenciones al enterrar menores de 15 años y adultos, ya que los adultos masculinos y femeninos se enterraban directamente en el sascab, mientras que casi la mitad de los niños se depositó en ollas. Los cadáveres posiblemente se amortajaban, se colocaban flexionados o extendidos, y se rociaban con pintura roja. Los individuos masculinos estaban mirando hacia el norte, mien­tras que los femeninos miraban al sur y los niños, hacia el oeste. A los adultos se les colocó una cuenta de jade en la boca, y como ajuar funerario una vasija trípode invertida cubriendo su cabeza, así como objetos de cerámica, principalmente figurillas moldeadas, modeladas o mixtas. Los infantes fueron enterrados con instrumentos trabajados en concha, obsidiana, jadeíta y barro (Delgado, 1989; Serrano y López, 2007).

    Aunque se desconoce el sexo de los individuos de los entierros números 87 y 164, es significativo que, en el estudio de los 90 enterramientos excavados durante las temporadas 1973 y 1974, los ornamentos y figurillas son más frecuentes en entierros de hombres y niños que en mujeres (Serrano y López, 2007).

    Estudios recientes dan cuenta de diversos aspectos de las figurillas estilo Jaina que permiten distinguir rasgos tecnológicos, estilísticos y químicos. Cabe señalar que están hechos con una pasta anaranjada grisácea. Se manufacturaron con una técnica mixta en la que el silbato se modelaba y servía de soporte al torso antropomorfo. Las cabezas pudieron haber sido hechas con moldes, pues presentan similitudes notorias, tanto en las facciones como en el tamaño, al igual que las extremidades. El cabello, tocado, escarificaciones, tatuajes e indumentaria se añadieron utilizando la técnica del pastillaje. La mayoría son esculturas que representan personajes de alto rango sentados (Butler, 1935: 649; Corson, 1976: 15; Piña, 1968: 66; Cheetham, 2009).

    Por los análisis cerámicos es posible proponer que estas piezas fueron hechas en las zonas bajas de la cuenca del Usumacinta o del Grijalva, pues los talleres de manufactura estudiados en esa región del actual estado de Tabasco muestran semejanzas relevantes con este grupo de figurillas. Llegaron vía marítima a la región de islas artificiales de la costa de Campeche, donde la población comerciante las usó en distintos contextos rituales, para finalmente formar parte de los ajuares funerarios de las familias residentes (Benavides, 2012: 183-189, 204-208).

    3. Análisis iconográfico de los silbatos

    Desde la perspectiva plástica estos silbatos son esculturas de cerámica de pequeño formato que representan personajes antropomorfos. Son piezas moldeadas como silbatos cuya embocadura se ubicó en el hombro derecho del personaje y modeladas individualmente al pastillaje, a tal punto que cada pieza alcanza su singularidad, pues el escultor particularizó cada una al añadir pequeños cambios en sus detalles, algunas son excepcionales, pues representan a los personajes realizando

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