El Imperio Romano: Una Guía Fascinante sobre el Ascenso y la Caída del Imperio Romano que incluye las historias de Emperadores como Augusto Octavio, Trajano, y Claudio (Libro en Español/Roman Empire)

Por Captivating History

Explora la Fascinante Historia del Imperio Romano

El Imperio Romano fue una de las fuerzas más imponentes del mundo antiguo. Esta no es solo la historia de la conquista o su increíble organización o de las instituciones que lo hicieron posible. 

El Imperio Romano no es otro aburrido cuento histórico. Por el contrario, despierta nuestra imaginación, nuestros miedos y hasta nos entretiene.

Esta es la historia de los hombres y mujeres fascinantes—los emperadores, sus esposas, padres, hermanos, hermanas e hijos—que constituyen el atractivo de este imperio. Algunos de ellos, como Marco Aurelio y Antonino Pío, eran sabios y virtuosos: otros—como Calígula, Cómodo y Caracalla—fueron verdaderos monstruos, cuya sed de sangre y apetito sexual no tenían límites. 

Esta es la historia de los eventos y personajes más relevantes ocurrida en un periodo entre dos acontecimientos importantes – el auge de Augusto en el primer siglo a.C. y el último saqueo de Roma a finales del siglo V d.C.

Los temas a tratar incluyen:

- De la República al Imperio: El Ascenso de Octavio

- La Era de Augusto

- La Dinastía Julio - Claudia después de Augusto: Desde Tiberio hasta Nerón

- La Guerra Civil y el Año de los Cuatro Emperadores (AD 68–69)

- Dinastía Flavia

- La Dinastía Antonina: Los Cinco Emperadores Buenos (y un par no tan buenos)

- Algunos Emperadores Nuevos

- Crisis, Guerras Civiles, y Divisiones: El Declive Lento y Doloroso

- Los Dos Imperios: Este y Oeste

- ¡Todo esto y mucho más que no puedes perderte!

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• Idioma: Español
• Editorial: Captivating History
• Fecha de lanzamiento: 9 jul 2019
• ISBN: 9781393514510

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Introducción

El Imperio Romano fue una de las fuerzas más imponentes del mundo antiguo.

El Imperio Romano no es otro aburrido cuento histórico. Por el contrario, despierta nuestra imaginación, nuestros miedos y hasta nos entretiene.

Esta es la historia de los hombres y mujeres fascinantes—los emperadores, sus esposas, padres, hermanos, hermanas e hijos—que constituyen el atractivo de este imperio. Algunos de ellos como Marco Aurelio y Antonino Pío, eran sabios y virtuosos: otros—como Calígula, Cómodo y Caracalla—fueron verdaderos monstruos, cuya sed de sangre y apetito sexual no tenían límites.  Conocemos a estos personajes debido a la extensa labor de historiadores como Seutonio, Dion Casio y Plinio, quienes, mediante registros escritos, mantuvieron vivas las rutinas y hábitos de estas superestrellas imperiales. No todas las historias son ciertas—después de todo a los Romanos se les atribuye la invención y desarrollo de la propaganda política y la tergiversación de información—pero las que sí son ciertas son, sin duda, fascinantes.

Esta historia comienza con varios eventos relevantes: el asesinato de Julio César, el fin de la República Romana, la rivalidad entre Octavio y Antonio, y sus consecuencias. Termina cinco siglos después cuando el imperio colapsó por conflictos externos e internos. Durante su existencia, el imperio experimentó eventos increíbles, muertes curiosas, matrimonios extraños, y tiranos deificados. Una cosa es segura, aunque se tratara de un niño mimado o de un ambicioso general del ejército, ser emperador no era un trabajo fácil.

En su apogeo, durante el reinado de Trajano, en el siglo II d.C., la población romana estaba conformada por casi 100 millones de personas dispersas en un área de 5 millones de kilómetros cuadrados—desde el Muro de Adriano al norte de Inglaterra (y, durante un corto periodo de tiempo, parte de Escocia) hasta las riveras del Éufrates en Siria y el desierto del Sahara, y desde Portugal hasta Persia (el actual país de Irán). Se expandía por gran parte de Europa, y tenía un control total del Mar Mediterráneo (o mare nostrum—nuestro mar—como era conocido por los romanos). Eventualmente, el imperio se hizo muy grande como para poder ser defendido con eficiencia. Sus últimos gobernantes y las élites estaban muy ocupados luchando entre ellos mismos por el poder. Esta es la historia de los eventos y personajes más relevantes ocurrida en un periodo entre dos acontecimientos importantes – el auge de Augusto en el primer siglo a.C. y el último saqueo de Roma a finales del siglo V d.C.

Capítulo 1 – De la República al Imperio: El Ascenso de Octavio

El Colapso de la República

La descomposición que había empezado décadas atrás se hizo presente en la constitución de la República romana. El nombre oficial del Estado—SPQR (Senatus Populusque Romanus/El Senado y el Pueblo Romano)—había perdido su valor. El siglo I a.C.—el último que vería la República—estuvo marcado por la influencia de individuos poderosos en lugar del Senado y del pueblo. Mario, Sula, Pompeyo y César son algunos de los nombres que, poco a poco, disminuyeron la importancia y el poder de las instituciones romanas. Ellos contaban con ejércitos privados tan numerosos que podían atacarse entre ellos y hasta asaltar la misma ciudad. Al mismo tiempo, mantenían a sus enemigos cerca al casarse con las hermanas e hijas de estos.

La intriga política y el descontento de las masas hicieron de estos últimos años de la República un verdadero caos. La nación más poderosa del mundo antiguo casi fue destruida desde dentro por una serie de conflictos civiles y derramamientos de sangre. Los primeros jefes militares que debilitaron de manera considerable la autoridad del Senado fueron Cayo Mario y Lucio Cornelio Sula. Los protagonistas del Primer Triunvirato, Marco Licinio Craso, Cneo Pompeyo Magno y Cayo Julio César, continuaron esta tendencia. Tras la muerte de Craso, César y Pompeyo rompieron todo lazo de hermandad y se convirtieron en rivales luchando por el control de Roma y sus provincias. César emergió victorioso, pero fue asesinado en el año 44 a.C. El Segundo Triunvirato acabó con las esperanzas del Senado y la República. Esta nueva mezcla entre alianza y rivalidad llegó de las manos del más grande aliado de Julio César, Marco Antonio, y un nuevo contendiente, Cayo Julio César Octavio, recordado en la historia como Augusto.

La Muerte de Julio César y sus consecuencias

De acuerdo con sus seguidores, el error más grande del César no fue tolerar, sino permitir y disfrutar, ser visto y presentado como el rey de Roma. Su estatus social era parecido a aquel de los reyes de antaño, su rostro aparecía en monedas y tenía la última palabra en todo. Una de sus frases favoritas, con un tono irónico, era:Soy el César, no un Rey¹. Esto no lo salvó. Los autodenominados Libertadores buscaron la manera de salvar a la República de las manos de este autócrata. Lo consiguieron. Pero el asesinato del César fue un acto