Del Imperio Nuevo al final de los ptolomeos
Una vez que se instaló en el trono, Tutmosis I (que reinó de 1504 a.C. a 1492 a.C.) ensanchó las fronteras de Egipto para reforzar el poder imperial, una meta que cumplió con creces. Bajo su reinado y el de su dinastía, el país pasó a ser el imperio más poderoso del mundo antiguo. En un año, el nuevo faraón sometió a los pueblos del sur y dividió Nubia en cinco distritos, cada uno de ellos gobernado por un funcionario local que juraba lealtad y sumisión al faraón.
Pero el país se iba a enfrentar a otra potencia que se estaba haciendo fuerte en la lejana Mesopotamia. Alertado por sus espías, Tutmosis I decidió atacarla antes de que aumentara su poder. Se trataba del reino de Mitanni, cuyos ejércitos estaban dotados de modernos carros militares tirados por caballos, una herramienta bélica que les había permitido someter al poderoso reino hitita. Cuatro años después de ser proclamado faraón, Tutmosis I envió a su ejército a orillas del Éufrates, donde derrotó al de Mitanni. A partir de entonces, el gran río marcó la frontera del Imperio egipcio.
Tras su muerte en 1492 a.C., su sucesor Tutmosis II sofocó una nueva rebelión en Nubia con gran crueldad, ordenando el degollamiento de todos los varones de la región. Durante su reinado, el faraón contó con la ayuda de su hermanastra
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