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Cempoala: El Amor Al Terruño
Cempoala: El Amor Al Terruño
Cempoala: El Amor Al Terruño
Libro electrónico414 páginas5 horas

Cempoala: El Amor Al Terruño

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Naci en el ao de 1916 en la congregacin llamada El Agostadero y que en la actualidad lleva el histrico nombre de VILLA CEMPOALA, perteneciente al municipio de rsulo Galvn del Estado de Veracruz.
Fue en El Agostadero donde curs los primeros estudios primarios, despus, ante la inminente necesidad de concluir La Elemental y La Superior, pas a Jalapa para continuar en la Escuela Anexa a la Normal y que hoy es el Colegio Enrique C. Rbsamen de la calle Zamora.
Por falta de medios econmicos para seguir estudiando, regres al suelo natal en 1931, existiendo el imperativo de recurrir a las faenas del campo como nico recurso de ayudar en el gasto diario. Gracias a una Misin Cultural que permaneci en la poblacin durante algunas semanas, consigui una beca para estudiar en la Escuela Normal Rural de Tlatlauqui, Pue., en 1932 y 1933. A partir de 1934 empez a ejercer como profesor en la Zona de Los Tuxtlas y de 1935 al 39 en Carlos A. Carrillo, Ver. (Ingenio Azucarero San Cristbal).
De 1940 a 1945, tuvo la oportunidad de viajar por diferentes estados del norte de la Repblica y sur de Estados Unidos. 1946 se estableci en la ciudad de Mxico, prestando sus servicios en Telfonos de Mxico, S. A., y ya jubilado, regres al terruo en 1977.
Agotado el tiraje de los mil ejemplares nuevamente lanza al amable pblico lector la presente y Tercera edicin, mismo ttulo; pero con cambios y reformas interesantes que esperamos logren la misma aceptacin anterior.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento27 jun 2011
ISBN9781463300654
Cempoala: El Amor Al Terruño
Autor

Julio Platas Domínguez

Nació en el año de 1916 en la congregación llamada El Agostadero y que en la actualidad lleva el histórico nombre de VILLA CEMPOALA, perteneciente al municipio de Úrsulo Galván del Estado de Veracruz. Fue en El Agostadero donde cursó los primeros estudios primarios, después, ante la inminente necesidad de concluir La Elemental y La Superior, pasó a Jalapa para continuar en la Escuela Anexa a la Normal y que hoy es el Colegio “Enrique C. Rébsamen” de la calle Zamora. Por falta de medios económicos para seguir estudiando, regresó al suelo natal en 1931, existiendo el imperativo de recurrir a las faenas del campo como único recurso de ayudar en el gasto diario. Gracias a una Misión Cultural que permaneció en la población durante algunas semanas, consiguió una beca para estudiar en la Escuela Normal Rural de Tlatlauqui, Pue., en 1932 y 1933. A partir de 1934 empezó a ejercer como profesor en la Zona de “Los Tuxtlas” y de 1935 al 39 en Carlos A. Carrillo, Ver. (Ingenio Azucarero San Cristóbal). De 1940 a 1945, tuvo la oportunidad de viajar por diferentes estados del norte de la República y sur de Estados Unidos. 1946 se estableció en la ciudad de México, prestando sus servicios en Teléfonos de México, S. A., y ya jubilado, regresó al terruño en 1977. Agotado el tiraje de los mil ejemplares nuevamente lanza al amable público lector la presente y Tercera edición, mismo título; pero con cambios y reformas interesantes que esperamos logren la misma aceptación anterior.

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    Cempoala - Julio Platas Domínguez

    Copyright © 2011 por Julio Platas Domínguez.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso:   2011932445

    ISBN: Tapa Dura             978-1-4633-0064-7

    ISBN: Tapa Blanda          978-1-4633-0066-1

    ISBN: Libro Electrónico  978-1-4633-0065-4

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para ordenar copias adicionales de este libro, contactar:

    Palibrio

    1-877-407-5847

    www.Palibrio.com

    ordenes@palibrio.com

    345669

    ÍNDICE

    Prólogo

    Acróstico

    Palabras Del Autor

    CEMPOALA ARCAICA

    PRIMERA PARTE

    Nuestro Tesoro Ancestral

    Cempoala O Cempohuallan

    Desde Lo Alto

    Capital Sur Totonaca

    CEMPOALA: Capital sur del Totonacapan

    Mesoamérica y La Circularidad de Las Primeras Etnias

    Adelantando Hechos Históricos

    Dominación Cruel De Los Aztecas

    Llegada de Los Españoles

    Rumbo A Tenochtitlán

    Otras Naves Anclan En Chalchihuecan

    Cempoala Pudo Surgir Como Ciudad Colonial

    Investigación, Dignificación, Divulgación Y Valoración Hacia Nuestro Inapreciable Tesoro Ancestral.

    CEMPOALA ACTUAL

    (VILLA DE CEMPOALA). EDO. DE VER.

    SEGUNDA PARTE

    Primeras Familias

    Personas que llegaron en los inicios de El Agostadero

    Nuevos Arribos

    El Caso Zárate y Llegada de Otros Fundadores

    Nuestro Pueblo: El Agostadero

    Surge El Nuevo Cempoala

    Evolución Cultural de la Villa de Cempoala

    CEMPOALA Y SUS LEYENDAS

    TERCERA Y ÚLTIMA PARTE

    El Duendecillo De La Fantasía

    La Piñanona

    El polvo de los años

    Los polvos del camino

    Los billetes del avaro

    Los chaneques

    La tía Ruca

    Los nomeolvides

    La física

    Un grito en la tormenta

    El médano blanco

    Bibliografía

    1.jpg

    PRÓLOGO

    Con renovados bríos Don Julio Platas Domínguez, nos presenta la Tercera Edición de su obra Cempoala, amor al terruño y en ella, tras algunas correcciones y ampliaciones a su investigación sobre el origen histórico de la excelente cultura totonaca, hace más rico el material plasmado en su primer libro que es reflejo de sus vivencias de infancia, juventud y madurez en su tierra natal a través de cuentos, leyendas y recuerdos mezclados con cierta ficción.

    Nuestro escritor se autodefine como un ser que se deja llevar por la inspiración e inventa un duendecillo de la fantasía que lo guía y le pide frente al chaneque mayor en el círculo gladiatorio de la zona arqueológica, que escriba y deje huella de la riqueza histórica de Cempoala, que es tierra de duendes o chaneques y porque además, existieron dos duendes famosos en la época de Porfirio Díaz, los hermanos Zárate nativos del municipio de Ùrsulo Galván, de apenas 60 centímetros de estatura que fueron publicados por Ripley en el conocido espacio Aunque usted, no lo crea; y fueron llevados a la presencia de la reina Victoria de Inglaterra en sus giras por diversos países del mundo, de los cuales se decía que eran hijos de un duende porque no eran como los enanos comunes sino chiquitos y bien proporcionados como muñequitos.

    Incluso la casa que habitaron estos personajes existe a un costado del parque de Cempoala y esas aportaciones al mundo han pasado desapercibidas para propios y extraños.

    Por eso es grato saber que alguien con un verdadero amor a su terruño, con una gran sensibilidad para reproducir conocimientos históricos, escriba sobre Cempoala y la proyecte al exterior como un lugar de extraordinaria belleza natural y de monumentos que son testigos fieles de la grandeza del Totonacapan, que merecían letras que trasciendan su fama al futuro.

    Además este libro nos obliga a observar desde la óptica de don Julio Platas Domínguez, la controvertida existencia de un pueblo que él define en dos mundos: su pasado prehispánico y su desarrollo años más tarde en una vorágine controvertida, de altas y bajas, de tiempos de vicisitudes y violencia ejercida por las Guardias Blancas y por épocas de gloria, donde con nostalgia hoy, se perciben pérdidas como la existencia de un cine del que actualmente sólo hay vestigios; de dos cooperativas de autobuses que desaparecieron, como desapareció también una sucursal bancaria y los años felices que con añoranza esperaba la gente los exclusivos bailes de Blanco y Negro.

    Desfilan también entre sus páginas una lista de nombres de personajes que en diferentes épocas dieron vida al antiguo Agostadero, tierra de campesinos esforzados en la búsqueda de un futuro mejor y para ello hubo líderes naturales y profesionistas altruistas que amaron entrañablemente ala gran Cempoala.

    El primer libro de don Julio Platas se terminó de imprimir el 28 de febrero de 1994.

    Quizá la venta y la distribución de la primera edición del Libro, le llevó algo de tiempo a don Julio Platas, porque no se recurrió a la distribución profesional, sino que personalmente el escritor lo promovía y sus paisanos fueron los primeros interesados en adquirirlo; aunque también hubo demanda de parte del Museo de Antropología, de la Legislatura del Estado y del DIF Estatal y fue hasta 3 años después cuando en 1997 constatamos que se agotaban los últimos ejemplares y ya para entonces don Julio se animaba a realizar una segunda edición con la previa observación de errores de imprenta y de redacción que lo animaban a perfeccionar la obra, para entonces ya tenía la satisfacción de que la coordinadora de una brigada de estudiantes de la Universidad Veracruzana que realizaba prácticas en Cempoala, ya se había percatado como la mayoría de los lectores, de lo que sin duda es la mejor de sus creaciones, se trata de la leyenda La Piñanona, una ficción entrelazada con la sangrienta batalla escenificada en Cempoala por Pánfilo de Narváez y que al mismo tiempo es una gran historia de amor. Eso produjo otro proyecto (aun pendiente) que fue el de adaptar esa leyenda a una obra de teatro que don Julio escribió en 3 actos y que se piensa montar en escenarios naturales pues su protagonismo está situado en el templo del Dios del Aire, uno de los vestigios prehispánicos que se encuentran en el centro de la villa de Cempoala, Veracruz.

    Le siguen cuentos como Los Chaneques donde vuelve a mezclar la fantasía y la ficción con la realidad y juega con esos elementos en otras narraciones donde evoca a su querida madre ya sus coterráneos y teje aún más, en La Tía Ruca, La Física, Un Grito en la Tormenta, Los Polvos del Camino, Los Billetes del Avaro, Los Nomeolvides, El Polvo de los Años y El Médano Blanco; para ahora añadir a la Segunda Edición, referencias recientes del antropólogo José Luis Melgarejo Vivanco, en lo que corresponde a la primera parte del libro en el marco histórico de Cempoala que ahí reproduce basado también en una extensa bibliografía, lo más relevante del Totonacapan.

    Don Julio Platas Domínguez a sus 94 años de edad agradece, al Ser Supremo que está lúcido y que conserva la ilusión de ver su segunda edición realizada, su mayor anhelo es que Cempoala alcance reconocimientos y atenciones a su zona arqueológica que fue el centro ceremonial de las fiestas sagradas, acorde a como los ha adquirido El Tajín, pues Cempoala como alguien lo dijera ya, merece mejor suerte y en ella hay gran textura para el desarrollo turístico y cultural del centro del Estado de Veracruz. Otro objetivo de don Julio es que su modesta obra de autodidacta como él se dice en materia literaria, sea una contribución al acervo cultural de su amado terruño que es Cempoala.

    Rosa María Galindo Castañeda *

    •     Reportera de Diario de Xalapa en la zona de Cardel, Ver., ha sido periodista por 29 años consecutivos en el Estado de Veracruz.

    ACRÓSTICO

    Con cariño y respeto al C. Profesor:

    JULIO PLATAS DOMÍNGUEZ.

    J  ulio Platas Domínguez, veo en ti, a

    U  n MAESTRO RURAL erguido, jubilado,

    L  eyenda eres a nuevas generaciones,

    I  mportantes datos de valores rescataste y

    0  freces a tu pueblo relatos de vivencias anteriores.

    P  erseveraste al triunfo con tu lápiz,

    L  ograste con tu mirar en grandes perspectivas,

    A  yeres, relatos en charlas optimistas

    T  endrán tus recuerdos discípulos callados

    A  nte tú obra. iSoñador! . . . Ilustre cempoalteca.

    S  aboreando el literato con tu pluma.

    D  intel y magia con tu ejemplo recto

    0  rlen tus sienes con laureles,

    M  i inmensa gratitud con sentimientos expreso

    I  nolvidable maestro de maestros,

    N  o se doble ese recio roble en tu persona,

    G  randeza de pueblo con victoria

    U  rde excelso el tejido de tus libros.

    E  scritor y poeta, a ti la gloria,

    Z  empoala creó en ti al hombre recio que siempre vivirá en mi memoria.

    OBRA POÉTICA de la inspiración de la culta Profesora:

    Elvira Del Rosario Che Escamilla.

    Villa de Cempoala, Ver. Marzo del 2003.

    PALABRAS DEL AUTOR

    CEMPOALA. El Amor al terruño, aparece nuevamente en su TERCERA EDICIÓN; esperando que el amable público lector, la reciba con el mismo agrado que la PRIMERA.

    Debo aclarar que la nueva obra, no es totalmente repetitiva respecto ala anterior. Presenta cambios interesantes y adiciones, como producto de búsquedas recientes. Está actualizada y salta a la vista una presentación diferente con gráficas alusivas al tema que espero sean bien recibidas por mis amigos lectores.

    El acróstico que aparece en la página anterior de este libro y que tengo a bien mostrar como trofeo inapreciable, se debe, como está escrito al calce del mismo, a la valiosa pluma de la abnegada Maestra e inspirada Poetisa: ELVIRA DEL ROSARIO CHE ESCAMILLA.

    Al leer toda esta fina madeja de versos, apreciaremos que los hilos de oro están admirable y bellamente hilvanados de acuerdo a letras iniciales, hasta estructurar con sabia exactitud y de manera vertical, mi nombre completo.

    Al respecto y en lo tocante en las graficas del libro, hago patente mi reconocimiento a la Sra. Leticia Gamboa de Platas por la donación de su cuadro hecho en repujado. Titulo: ALEGORIA CEMPOALTECA y cuya fotocopia engalana nuestra portada. Igualmente mi congratulación para Enrique Márquez por sus expresivos dibujos que mucho, dan realce a los trabajos presentados.

    Los elevados conceptos vertidos con admiración suprema hacia mis humildes trabajos, los recojo enternecido. No con vanagloria, sino con la misma nobleza con que brotaron de ese corazón generoso.

    De igual manera, viven gratamente en mis recuerdos y también ahora doy a conocer, otros inolvidables conceptos acerca de esta misma hazaña autodidacta que me he impuesto, al reseñar las glorias del pueblo que me vio nacer.

    Tales elocuentes palabras externadas de viva voz, fueron pronunciadas por reconocidos profesionistas actuaron como introductores en las dos Veladas Literarias que tuvieron verificativo, tanto en la ciudad de Jalapa, como en el Puerto de Veracruz, para dar a conocer al respetable, el libro CEMPOALA. EL Amor al Terruño, en su edición anterior.

    Para una información más detallada, antes de transcribir tan espontáneas y en lo personal, valiosas opiniones; creo que debo proporcionar a mis lectores los respectivos antecedentes sobre el origen y el ambiente en que se desarrollaron dichos acontecimientos.

    Todo empezó en la prehispánica Capital Sur del Totonacapan, que es la Cempoala actual.

    Yo, jubilado, de retorno después de prolongados años, ala tierra de mis mayores: CEMPOALA (antes El Agostadero); en vez de sobrellevar ahí una mentalidad ociosa, regalona vegetativa y proclive a imaginarios achaques; forcé la empírica preparación intelectual de que podía valerme . . . ¡Sí señores! Para hablar más claro: De pronto, entró en mí, la obsesiva locura quijotesca de quebrarme la cabeza para escribir un libro.

    ¿El tema? Para qué buscarlo en otras partes, si las raíces del terruño y las milenarias pirámides adyacentes a la población; aunque incomprendidas por las autoridades, son ricas en historia, en leyendas y en lo jacarandoso de su gente

    Pues . . . ¡manos a la obra!

    La odisea consistió en frecuentar personas con mentalidad evocativa de entre las familias más antiguas del lugar, hojear libros de la historia regional para sacar apuntes, teclear la máquina a cada idea nueva sin importar la hora ni el tiempo, hacinar el escritorio con papeles y más papeles llenos de párrafos, tachones y flechitas. ¡Corregir! . . . corregir y volver a empezar. Total: entre deshacer y hacer, la danza de las letras duró más o menos . . . ¡diez años!

    Ya con el objetivo hecho obra incipiente en las manos, vino otra pregunta:

    ¿Quién va a costear la impresión?

    Al no ser suficientes los recursos de jubilado para hacer frente a la situación y creyendo aún en el altruismo y condescendencia humanas, tuve la ocurrencia de dirigirme por escrito a un alto funcionario de la ciudad de México del que no era yo un desconocido, dedicándole la naciente obra con la esperanza de lograr la respectiva publicación; enviándosela por intermedio de un respetable personaje cercano a las actividades del gran señor.

    Como pasó un tiempo determinado sin contestación alguna, opté por presentarme al despacho capitalino . . . ¡Ni siquiera el tal funcionario me recibió!

    Entonces, aquí en la localidad, reuní a personas destacadas con la autoridad municipal encabezando la asistencia. Les leí anhelante mis trabajos inéditos. Al final de la sesión, el alcalde ofreció llevar el original a las autoridades estatales hasta conseguir, según él, que dicho libro saliera a la luz pública.

    Posteriormente, después de tantas vueltas inútiles a la Presidencia Municipal, llegué a la conclusión de que aquella promesa, es la característica de los falsos políticos que han sembrado en el País la incredulidad y el abstencionismo.

    No me quedó otra manera para lograr mi porfía, que la de recurrir al paso del tiempo y quizá después . . . a las posibilidades económicas particulares.

    En dos años junté un dinerito y, preguntando aquí y allá, ocurrí a la Editora más confiable. Hecho el presupuesto de rigor, adelanté la mitad y todo se hizo tan de carrera que no tuve oportunidad de revisar pruebas. Pero al fin, mil ejemplares llegaron a invadir el pequeño departamento que rentaba en Jalapa. El ambiente se impregnó de un penetrante olor a papel nuevo.

    Y . . . nuevamente las mismas interrogantes asaltaron la visionaria aventura: ¿Qué hacer con tantos libros?

    Esta letal congoja culminó semanas después, cuando escuché las siguientes reflexiones en un acto social:

    Son los lectores en primera y última instancia los que dan vida o muerte a una obra, nadie más . . . Si los lectores no les hacen caso, los libros finalizan sus días en las bodegas y, si bien les va, en aquellas librerías de viejo que amontonan títulos que nunca sintieron el calor de la palma de una mano.

    Como por efecto de un latigazo, exclamé lleno de dudas para mis adentros:

    — ¡Mis libros! . . . y el título: CEMPOALA. El Amor al Terruño, ¿llegará a tener siquiera el calor de la palma de una mano?

    Reaccionando, la misma voz interior repuso simultánea y firme:

    — ¡Sí! . . . ¡Sí la tendrá! . . . Una muy graaaande: ¡LA MANO DE LA DIVINA PROVIDENCIA!

    Y, efectivamente, los subsiguientes días, previos a las presentaciones, el histórico título: CEMPOALA. El Amor al terruño, supo del calor humano a través de la difusión por radio, TV MAS, entrevistas, titulares en los diarios y, como consecuencia, en las ventas satisfactorias.

    La Presentación en la Capital Veracruzana tuvo verificativo en el Centro Recreativo Xalapeño el 19 de mayo de 1994, bajo el patrocinio de la Sección 17 del Sindicato de Telefonistas, apoyado por la Empresa Teléfonos de México, S.A., con la asistencia de personalidades de la ciudad, la llegada entusiasta de mis coterráneos y la presencia de la Primera Dama del Estado, la distinguida señora Sonia Sánchez de Chirinos.

    Al siguiente año, también en el mes de mayo, la Presentación fue en el Auditorio de la Casa-Museo Agustín Lara, patrocinando el Instituto Veracruzano de la Cultura.

    Y, lógicamente, gracias a la MANO DE LA PROVIDENCIA, todos los mil ejemplares de la obra tuvieron salida y aún continúan las peticiones.

    En Jalapa, las ventas principales se hicieron en el Museo de Antropología y en la Librería de la Universidad. Nuestro máximo Dirigente Nacional de telefonistas: señor Francisco Hernández Juárez adquirió un lote numeroso para repartir ejemplares entre los compañeros. También el H. Legislatura del Estado compró algunos volúmenes, además de particulares de la ciudad.

    En Cempoala dicha adquisición de volúmenes tuvo lugar en los principales negocios: Tienda Los Gringos, El Cisne, la ex Águila Real. En ciudad Cardel: Club de Leones y papelería Arco Iris. Igual interés alcanzó la obra en el Comisariado Ejidal, en los turistas de la Zona Arqueológica, las escuelas principalmente el COBAEV y otras instituciones que de momento no llegan a mi memoria.

    Entre los simpatizantes distinguidos, me permito citar al escritor don Vicente Núñez Fuentes del Círculo Literario de Minatitlán; quién, además de honrarme comprando algunos volúmenes para obsequiarlos a sus colegas, hizo el honor de invitarme a la Presentación de uno de los tantos libros: Viñetas del Pasado, escrito por el famoso periodista y emotivo narrador de la historia y costumbres autóctonas, don Anatolio Ramos Ramírez en la ciudad antes citada. Ahí tuve la oportunidad de conocer a grandes intelectuales de la urbe petrolera e incluso, colaborar con algunos de mis trabajos en el importante diario La Opinión.

    Pidiéndote disculpas, amigo lector, por el anterior reportaje que, con la buena intención de proporcionar mayores detalles, se hizo un tanto largo. Y ahora, continúo abusando de tu paciencia para que te enteres de los conceptos que desde los inicios, mencioné dar a conocer con los textos originales.

    CONCEPTOS VERTIDOS POR EL SENOR PROFESOR FRANCISCO SÁNCHEZ FUENTES, DIRECTOR QUE FUE DE LA ESCUELA SECUNDARIA FEDERAL GUILLERMO PRIETO DE CEMPOALA, VER. (Actualmente jubilado, después de ejercer su brillante carrera durante décadas en dicha población y dejar una estela luminosa en las generaciones de estudiantes que forjó con gran eficiencia, disciplina, abnegación y sentido de la responsabilidad).

    LAS SUBSECUENTES PALABRAS FUERON PRONUNCIADAS EN EL CENTRO RECREATIVO XALAPEÑO EL 19 DE MAYO DE 1994; POR EL MENCIONADO MAESTRO:

    Don Julio Platas Domínguez es el prototipo del hombre amante de la cultura y del progreso. Su incursión en el campo de la docencia durante sus años juveniles, sus viajes al vecino país del norte y su desempeño como empleado de Teléfonos de México, le permitieron nutrir su bagaje cultural logrando enriquecerlo considerablemente. Obsesionado en captar toda manifestación literaria dentro de su autodidactismo admirable, alternó sus actividades cotidianas para ganarse el sustento con lecturas de escritores costumbristas españoles y de mexicanos comprendidos dentro de la narrativa. No desaprovechó la oportunidad de asistir a la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, allá en la ciudad de México, para escuchar directamente hablar de la Novela Mexicana a escritores de aquella época como Juan Rulfo, Rafael Solana y Salvador Novo, entre otros. Tuvo la oportunidad de recibir también de la maestra María del Carmen Millán algunos cursos de Literatura en calidad de oyente.

    "En 1977, ya jubilado, regresó a Cempoala para establecerse en su tierra natal. Se dedicó entonces a realizar trabajo comunitario a favor de su pueblo, en su condición de simple ciudadano como integrante de las Asociaciones de Padres de Familia de las escuelas donde estudiaron sus hijos o bien, como Presidente de la H. Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material.

    Su preocupación no se circunscribió sólo a las obras materiales de la Villa, sino que el pueblo pudo entonces regocijarse con los Viernes Culturales" en el Parque Cuauhtémoc y con las obras de teatro que se presentaron en la Casa del. Campesino. Los desfiles escolares de los días cívicos adquirieron brillantez .y relevancia por la organización que se les dio.

    "Don Julio Platas no soslayó tampoco el problema de la recolección de la basura. El crecimiento acelerado de la población convirtió este renglón en un fenómeno social que requería solución impostergable. Entonces vimos al señor Platas Domínguez encabezar personalmente las brigadas de voluntarios que se dieron ala tarea de dar ese servicio a la población.

    Para el hombre inquieto con vocación de servicio, no le fue suficiente la labor social desarrollada. Le faltaba lo principal; plasmar en cuartillas su amor al terruño como él mismo lo llama. Así surgieron los primeros pergeños que fueron tomando forma poco a poco hasta convertirse en un libro. A partir de sus propias vivencias y siempre ligado a sus profundas raíces cempoaltecas, se puso a hurgar en el pasado para remontarse a la época prehispánica del Totonacapan. Luego, la llegada de los españoles que ligaría para siempre a Cempoala a la Historia Nacional, por ser esa población la puerta de entrada de la Conquista".

    "También reconstruyó relatos y leyendas que andaban un tanto dispersos entre los pobladores de mayor edad. Así es como entrega a las generaciones presentes y venideras: LOS CHANEQUES, LA PIÑANONA, LA TIA RUCA y demás relatos que constituyen un patrimonio de alto valor para el pueblo. Podría pensarse que el contenido de sus escritos en la segunda parte del libro, es sólo de valor local, pero creemos que no, porque sus personajes pueden moverse en cualquier escenario de la geografía mexicana.

    Por el servicio que Don Julio Platas Domínguez da al antiguo Agostadero Con la publicación de su libro, debe ser, es: EL HIJO PREDILECTO DE CEMPOALA.

    PALABRAS DEL PERIODISTA, SEÑOR LEOBARDO CHAVEZ CENTENO, SUBDIRECTOR DEL IMPORTANTE ROTATIVO "PUNTO Y APARTE Y CATEDRATRICO UNIVERSITARIO; EXPRESADAS EN EL MISMO AUDITORIO Y FECHA ANTERIORMENTE CITADOS.

    Dar la bienvenida a este libro que ha escrito el profesor Julio Platas Domínguez, me parece que es un estímulo y un reconocimiento para quien ha dedicado su tiempo de jubilado, no al descanso muy merecido y para disfrutarlo en una banca del parque, o en una mecedora en el corredor de su casa o removiendo las fichas del dominó en charlas con los viejos amigos; no a nada intrascendente, sino que se propuso a invertir sus horas y sus días en la búsqueda de datos, en la investigación de fuentes, en lecturas que le enriquecieron su información con el único propósito, el de poner ante nuestra vista, esta obra:

    CEMPOALA. Amor al Terruño, que compendia y explica los momentos prehistóricos e históricos y los avatares de esta población, tan enraizada en los orígenes de la nación.

    La obra del profesor Julio Platas Domínguez: CEMPOALA. EL Amor al terruño está dividido en dos partes. En la primera, el autor introduce al lector en un paisaje que es la prehistoria y la historia de Cempoala, su tierra natal, su terruño. Su texto es como un reportaje que pone de relieve la grandeza totonaca apoyado en fuentes, versiones y testimonios.

    De sus recorridos por la vasta zona que tiene asentamientos de la ciudad totonaca, él ofrece un detallamiento, pero con un lenguaje que sabe trasparentar no los restos de sus construcciones, sino el espíritu y el esfuerzo de una cultura que ya desde antes de la presencia de los españoles jugó un papel preponderante.

    En las aproximadamente 120 páginas, Platas Domínguez da un panorama de los diferentes tiempos y épocas de Cempoala hasta la presente. Para alcanzar este objetivo, acudió y consultó las fuentes más confiables.

    En la segunda parte ofrece el autor diez textos que son recreaciones en las que campea un aire literario. Una histórica, otra de recreación, ambas dejan en el lector la imagen de una población con raíces en el México autóctono, con la riqueza de sus monumentos arqueológicos y con la cultura que trajo consigo el mestizaje, todo lo cual ha venido a constituir el timbre de su gloria y de su identidad.

    CEMPOALA gana a los lectores y los lectores ganan este libro.

    PALABRAS DEL ARQUEÁLOGO JUAN CARLOS SÁNCHEZ IBÁÑEZ (Q.P.D.) PRONUNCIADAS EN EL MISMO ACTO ANTERIOR.

    CEMPOALA. El Amor al Terruño es una obra que el autor vive intensamente a través de la interpretación de los antecedentes históricos del lugar; de su participación como recopilación de las leyendas que se han transmitido por generaciones y del rescate de las tradiciones por medio de la historia oral, para evitar que se pierdan en el olvido, reafirmando con ello la identidad comunitaria de la Cempoala antigua y actual.

    Julio Platas Domínguez, maestro rural, nos muestra sus aptitudes como investigador comentándonos, en su peculiar estilo, la historia del lugar. El libro, por su contenido, no pretende ser cientificista; su objetivo es básicamente el de presentar una recopilación d hechos históricos matizados con relatos legendarios para su posterior divulgación entre los estudiosos de la historia regional.

    Es de admirar cómo, al comentar los antecedentes históricos narrados por Bernal Díaz del Castillo, Julio Platas, en defensa de todo aquello que constituye la identidad de los indígenas de Cempoala y por ende, de sus raíces, muestra su coraje ante las impresiones de los conquistadores en defensa de los valores cívico—religiosos de la sociedad antigua de Cempoala.

    Por otra parte, es interesante observar cómo a través de sus referencias y de las pláticas con los lugareños, el autor reconstruye esta historia oral, a veces olvidada, creando así las fantasías que dan paso a la leyenda, como aquella de la mujer sacerdotisa que, ultrajada por las huestes de Pánfilo de Narváez, muere al pie del templo de Ehécatl, dios del aire, al lado de un arbusto de Piñanona. También vienen a sus recuerdos los polvos del camino que su madre levantaba en su peregrinar diario por las polvorientas calles de Cempoala.

    PALABRAS DE LA CULTA ESCRITORA MARUCHI BRAVO, DIRECTORA QUE FUE DE LA CASA MUSEO AGUSTÍN LARA, EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO CEMPOALA. EL AMOR AL TERRUÑO, EN EL AUDITORIO DE DICHO EDIFICIO, BAJO EL PATROCINIO DEL INSTITUTO VERACRUZANO DE LA CULTURA, EL 24 DE MAYO DE 1995 EN LA CIUDAD Y PUERTO DE VERACRUZ:

    En estos momentos escucho el tañido de la campana de Cempoala, y lo digo en singular, porque es la única. Ella, la vetusta del aserradero japonés; esa, que en un tiempo anunció la hora de salida y entrada de los trabajadores del aserradero, negociado por la compañía japonesa instalada en Cempoala.

    La misma campana que después pasó a ser colgada de un columpio de madera, instalada en el Centro Comercial de las tiendas de los turcos, para llamar a luto, a fiesta, a juntas de vecinos, a la muerte de un año, al nacimiento de otro.

    Hoy aquí en Veracruz, la campana de principios de siglo, al final de otro, vuelve a sonar con el sonido de cobre que ha visto pasar a su lado la vida de los cempoaltecas a su alrededor, con la emoción contenida y desbordada de los ratos buenos y malos.

    Hoy es uno de esos días más que buenos: memorables; al presentar el libro del maestro Julio Platas Domínguez, hombre probo y progresista: hombre, en fin, cuyo legado literario a su tierra, es un homenaje que narra desde la inobjetable magnificencia de la historia de sus pirámides, hasta la aparentemente nimia historia de los chaneques, la tía Ruca o los Nomeolvides de la Tía Ramona.

    Si el hombre es lo que piensa y siente, los sentimiento que prodiga a su tierra el maestro Platas son magníficos, pero más que ello, matizados de un orgullo por el terruño que rebasa limpiamente cualquier canon.

    Para cualquier forastero que lea el libro, Cempoala pasa a ser casi su propia tierra después de hacerlo. Tal es el meticuloso celo que el autor, quizá sin proponérselo, pone en su quehacer narrativo.

    El maestro Platas nos lleva en su recorrido mágico por el México Prehispánico, sabedor que por su tierra pasó la bota de Cortés, los pies descalzos y torneados de la bellísima Malinche; la historia en fin. Una historia que fue mito y confusión, porque para entender lo que pasó en la Conquista es

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