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Ciento Once Mil
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Libro electrónico183 páginas3 horas

Ciento Once Mil

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Esta novela narra parte de la vida de Naraka Patel, pero podría haber narrado también la de cualquier otra persona, un camino siempre plagado de pruebas que debemos aprender a interpretar.
El joven Naraka escapa de su familia a muy corta edad. Vivía en una pequeña aldea cercana a Delhi, y huía de un padre maltratador que estuvo a punto de matarlo. En su camino va creciendo, y atraviesa el norte de la India hasta llegar a Katmandú (Nepal), donde ingresa como monje budista en un monasterio, siendo reconocido como la encarnación del lama Savitri Parvati Rimpoche.
A lo largo de su apasionante experiencia de vida logra la iluminación, llegando a ser el lama del conocido monasterio de Kopan. Termina sus días en un retiro aislado en una cueva de la región de Mustang en el norte de Nepal, donde utilizando la técnica “Phowa” consigue una muerte lúcida y consciente.
Naraka, durante su retiro, escribe múltiples textos, siendo este libro una pequeña parte especialmente dedicada a la cultura occidental, donde se muestran algunas de sus valiosas, y plenamente vigentes, enseñanzas.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 mar 2020
ISBN9781370540839
Ciento Once Mil
Autor

José Ignacio Díaz Latorre

Nacho Díaz Latorre nace en Ginebra (Suiza) en 1966. Vive en España. Mantiene una actitud dinámica e inquieta y combina su pasión por la escritura con su trabajo de Freelancer como diseñador gráfico, editor y fotógrafo. Casado en 1992, tiene dos hijos. Aficionado a la práctica del Trail Running. Estudios de Profesor de educación primara (Lengua española). Escritor. Blogger. Youtuber.Ofrece talleres y conferencias en torno al tema del despertar de la consciencia y la evolución personal.

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    Ciento Once Mil - José Ignacio Díaz Latorre

    MANUSCRITO DE NARAKA SAVITRI RIMPOCHE

    Estas son las cinco primeras páginas de las mil setecientas cuarenta y nueve que escribió Naraka Savitri Rimpoche antes de su muerte lúcida durante su retiro en una cueva de las montañas de la región de Mustang (Lo Manthang), en Nepal. Todas ellas hacen referencia a sus enseñanzas, relacionadas con su misión en la Tierra y su intenso proceso de experimentación y aprendizaje para realizar, sin casi saberlo, su misión aquí. El texto íntegro con las reflexiones y enseñanzas de Naraka Savitri Rimpoche continúa hoy día custodiado, junto a otros innumerables tesoros, por los monjes budistas del monasterio de Kopan en la ciudad de Katmandú, en Nepal.

    El maestro venerado Naraka Savitri Rimpoche murió físicamente a la edad de setenta y dos años por propia voluntad, en el año dos mil doce. Hoy, su cuerpo incorrupto continúa en una cueva en la misma posición en la que murió. Su localización es uno de los secretos mejor guardados por los monjes del citado monasterio, ya que es un lugar sagrado donde todavía algunos monjes con un elevado grado de conocimiento, realizan visitas de peregrinación en determinados momentos durante su proceso de aprendizaje en su búsqueda de la iluminación.

    Naraka Patel, después llamado Naraka Savitri Rimpoche, nació en el año mil novecientos cuarenta, y fue reconocido como alumno a la edad de catorce años por Dhongué Rimpoche. Ingresó como aprendiz en una casa que después sería el monasterio de Kopan, en Katmandú, a la edad de catorce años, llegando a ser lama del monasterio, y alcanzando la iluminación a la edad de sesenta y un años, momento en el que decidió abandonar la vida pública y retirarse como ermitaño a una cueva cueva oculta en los Montes Himalayas de Nepal, donde escribió el manuscrito con sus enseñanzas e inició el proceso que le llevaría a una muerte consciente.

    Este libro recoge diversos detalles de la vida del joven Naraka hasta el momento de su muerte, algunas de sus enseñanzas, reflexiones y experiencias, relatadas más extensamente en su manuscrito original.

    Este texto, traducido en el año dos mil dieciocho a más de 15 idiomas, y titulado por el mismo maestro como Ciento once mil, lo quiso hacer público expresamente de forma separada del resto de sus enseñanzas, y pidió que fuese presentado expresamente a la cultura occidental moderna para su mejor comprensión de la realidad y su mayor evolución en consciencia en este hermoso planeta Tierra.

    CAPÍTULO UNO: GÉNESIS

    En un lugar inexistente en el espacio, y en un momento no definido, un grupo de almas especialmente conscientes fueron enviadas a uno de los lugares más densos y complejos de la galaxia espiral Ɣ293-245: el planeta Tierra. Su misión no era sencilla, y tampoco iba a tener garantía de éxito anticipado. Ellas lo sabían, y a pesar de todos los inconvenientes conocidos, aceptaron sin dudarlo su nueva misión.

    El punto de origen de estas almas fue una densa masa de energía-consciencia que El Uno había manifestado como un fractal de su propio ser en ese no lugar y en ese no momento. Esa hermosa y luciente esfera de energía emitía miles de destellos de todos los colores y ninguno, rebosaba de vida, era pura vibración consciente.

    Cuando El Uno lo estimó oportuno, la esfera se manifestó dividiéndose, fractalizándose una vez tras otra, como cuando El Uno mismo se dividió para crearla a ella. En esta ocasión se manifestaron ciento once mil fractales. Eran ciento once mil consciencias manifestadas de El Uno dispuestas a asumir, una vez más, su nuevo papel como almas. Dispuestas, una vez más, a manifestar su yoidad encarnando en un cuerpo físico de forma individual y única.

    Tal como El Uno conocía, así mismo ellas conocían también. Tal como El Uno sentía, así mismo sentían ellas también. De ese modo no hubo duda.

    El viaje sería rápido, todo ya estaba preparado para la gran obra de manifestación en lo físico. Los padres y madres ya estaban esperando, y las ciento once mil almas ya estaban manifestadas y habían asumido plenamente su condición de entidad única y plena. Toda su atención ya estaba enfocada hacia su próxima existencia física en el planeta Tierra.

    Así como El Uno, todas y cada una de ellas eran conocedoras de la complejidad de su nueva existencia. Y así como El Uno, todas y cada una de ellas sabían que su misión, a diferencia del resto de encarnaciones, y a diferencia del resto de almas manifestadas en lo físico, iba a ser ligeramente diferente. Todas y cada una de ellas sabían que iban a nacer en el planeta Tierra con una exacta, concreta y definida misión. Y sabían, así como El Uno lo sabía también, que en el momento tomasen la primera bocanada de aire en su nueva fiscalidad, olvidarían de forma inmediata y completa toda fuente de conocimiento de su real existencia, desconectándose aparentemente de El Uno y comenzando, desde el cero más absoluto, una aventura holográfica que iba a requerir de todas ellas el máximo de su potencial para ayudar al aumento del nivel de vibración del planeta Tierra en su tránsito a una dimensión superior. Esa era precisamente la finalidad.

    Todo ya estaba preparado para el momento de la manifestación. Las ciento once mil almas asumirían forma física al mismo tiempo en diferentes lugares del planeta Tierra. El mismo día, en el mismo minuto, en el mismo segundo.

    En la más profunda y completa manifestación de la consciencia, El Uno manifestó un nuevo pálpito de consciencia que activó de súbito las frecuencias de onda necesarias para generar tal manifestación. En ese mismo instante comenzó la aventura de ciento once mil nacimientos simultáneos en el planeta Tierra. Y en ese mismo momento comenzó mi propia aventura, la que ahora voy a relatar.

    De entre todas las fuentes de experimentación manifestadas en el plano de tercera densidad, entes conscientes que experimentan el plano físico, existen algunos lugares en este universo especialmente duros. El planeta Tierra es uno de estos lugares, y por tal hecho es deseado por millones de almas que esperan pacientemente su turno para asumir forma física y disfrutar de tal experiencia.

    Tierra, Gea, Gaia, Urantia, Tercero de Ors... Todos y alguno más son los nombres que recibe este planeta, pero no importan los nombres.

    Debo aclarar que todos los cuerpos individualizados, con yoidad, tienen un alma que los habita. Se debe comprender este extremo, del todo importante, si se quiere comprender en profundidad todo lo relatado a continuación. Cualquier ser vivo, incluso el propio planeta, o una oruga, son cuerpos individualizados, y manifiestan una clara e inequívoca esencia unitaria que los mantiene vinculados a La Fuente, a El Uno, de forma permanente. Por lo tanto cada ser, el planeta, y la oruga, manifiestan una consciencia única que los hace, precisamente, ser lo que son y como son. Esta consciencia única habita en ellos, pero no es ellos. Esta consciencia única que los habita es una manifestación fractal de El Uno, y por ser una manifestación fractal de El Uno, hace que ellos sean El Uno también. Todo es lo que es.

    En este punto se debe comprender e interiorizar un segundo concepto igualmente importante: las cosas, los pensamientos, las ideas, así como cada nivel de comprensión, o el tiempo que se experimenta, no son únicos. Existen múltiples lugares desde los que abordarlos. Existen múltiples puntos de vista simultáneos. Existen múltiples interpretaciones de una misma cosa, pensamiento o idea. Esta concepción múltiple de la realidad se denomina pensamiento holográfico, del bello idioma griego Holós, que significa completo o todo: la totalidad. Así, un pensamiento holográfico implica un modo de comprender, articular e interpretar, que considera de forma completa todas las posibilidades, que observa de forma completa el objeto considerado; y de forma consciente y sistemática no excluye ninguna de ellas en su realidad, ni tampoco en tiempo ni en espacio. Intentar acercarse desde el punto de vista de humano encarnado a este modo de pensamiento, es intentar acercarse a la esencia de La Fuente, quien es todo al mismo tiempo. No es posible llegar a asumir de forma completa desde ese punto de vista de humano encarnado este modo de pensamiento holográfico, pero realizar el ejercicio acercará a quien se lo plantee a su esencia primera, dotándole de forma progresiva de una mayor comprensión y claridad, de una mayor paz y equilibro y, a la postre, de una mayor felicidad. Es por eso que sugiero que desde este momento se considere la comprensión de este texto, en lo posible, desde ese modo de pensamiento holístico, descartando polaridades, asumiendo que puede ser posible una verdad y su opuesto a la misma vez, evitando el juicio desde una realidad humana dual. Evitando el juicio, sin más.

    Una consciencia única y yoificada habita cada una de las cosas que forman parte de la materia densa de tercera densidad. El planeta Tierra, por cuanto que ser único, y con yoidad, contiene y manifiesta un alma que está experimentando a través de él, pero no es él.

    Un perro o un gato, un pájaro, una mascota cual sea, o cualquier otro animal, planta o ser vivo que habita esta realidad, incluyendo los virus, las células, los átomos y las unidades subatómicas diferenciadas, tienen yoidad; por lo que tienen un alma que los anima (ánima en latín significa alma en español, soul en inglés, âme en francés, Seele en alemán, Dusza en polaco, ànima en catalán, arima en euskera, y själ en sueco), pero ninguno de ellos son el alma que habita en ellos, al igual que el alma que los habita no es ellos.

    En reino de El Uno, donde todo es unidad, fuera de las leyes físicas de las densidades, no existe tampoco ninguna diferenciación. Tampoco existen las almas, ya que pierden su condición individual cuando, al final de su camino de evolución, se funden con El Uno volviendo a formar parte intrínseca de él como su estado original, y devolviéndole todo el conocimiento que han experimentado durante su existencia individual a través de los diferentes planos de consciencia o densidades, sin dejar en ningún momento de ser él.

    Es un camino que ahora se debe comenzar a comprender desde cada punto de vista de humano encarnado en este planeta Tierra. Sé que pueden surgir muchas preguntas, como por ejemplo: ¿Cuántas densidades hay? La respuesta está fuera de un nivel de comprensión humano, por eso diré que hay infinitas. El término infinito es usado como clave para una mente racional, es una clave que avisa a la mente de que no siga por ese camino, ya que no existe suficiente nivel de comprensión. Entonces lo dejaremos ahí. Esa, y otras tantas preguntas que seguro surgirán a lo largo de la lectura. Si no se comprendes, ya se comprenderá.

    Cuando se asume una realidad como ser encarnado en una densidad física en este planeta llamado Tierra, se asume también, de forma automática y unívoca, una realidad como Ser antes de encarnar en él.

    Para por un momento a comprender esto último.

    Cuando se asume una realidad como ser encarnado en una densidad física en este planeta llamado Tierra, se asume también, de forma automática y unívoca, una realidad como Ser antes de encarnar en él.

    Entonces, tú asumes, y debes darte cuenta de ello, que has existido antes de nacer físicamente aquí. Es bien sencillo. Si tu nivel de comprensión no es lo suficientemente cercano al pensamiento holístico, aunque no sea del todo holístico, no podrás interiorizar este razonamiento. Por eso te sugiero que, si es así, no continúes leyendo todavía, ya que de nada te servirá. Para, detente, y comienza de nuevo desde el principio hasta llegar a este punto. Hazlo todas las veces que sea necesario, hasta que comiences a sentir al certeza de que lo has interiorizado.

    Para comprender necesitas centrar tu atención en la lectura. No puedes leer y estar pensando en otras cosas, ya que entonces no vas a comprender nada y resultará una gran pérdida de tiempo y energía.

    Si has comprendido, puedes seguir con la lectura.

    Si has interiorizado que antes de nacer en este planeta has existido bajo otra forma no física, no densa, no corporal, entonces comprendes tu esencia energética. Comprendes y aceptas que eres un ser holístico, un ser completo, un ser que forma parte de la totalidad, de El Uno, de La Fuente, aunque ahora parezcas no estar vinculado a él/ella.

    Comprender este hecho es cada vez más habitual entre los humanos encarnados en el planeta Tierra. Supone un claro indicador de que se está produciendo un cambio profundo en el planeta Tierra. Su alma está evolucionando, y todas las almas vinculadas de cualquier forma a él (al alma que habita el planeta Tierra), están siendo contagiadas en diferentes intensidades por ésta.

    Lo que está ocurriendo es simple: está ocurriendo la evolución. Todo está en movimiento, y todo está evolucionando, cambiando. El Uno siempre está en movimiento, manifestándose a sí mismo de forma constante e indefinida a través de las infinitas manifestaciones fractales que él mismo genera para mantener activa su esencia, su ser, su evolución, su consciencia. Es la única forma que tiene de saberse a sí mismo: a través de sus propias manifestaciones, exactamente igual que cualquier otro ser sintiente.

    Acomódate y presta atención, porque aquí comienza mi historia.

    Mi nombre completo es Naraka Patel. La traducción de mi nombre en tu lengua viene a significar infierno, un claro indicio de lo que iba a suponer buena parte de mis primeros años en este hermoso planeta. Mi padre, Babar Patel, fue un hombre un tanto peculiar, aunque su comportamiento fui comprendiéndolo con el paso de los años.

    Yo soy ahora un anciano a punto de regresar a fundirme con La Fuente, a punto de iniciar lo que se llama el proceso de muerte lúcida, que no es otra cosa que decidir voluntariamente dejar esta densidad, abandonar el traje orgánico del cuerpo para trascender de nuevo, para realizar el feliz viaje de vuelta al hogar con una plena transferencia de consciencia, y así seguir viviendo en la dicha plena, que es la auténtica naturaleza del Ser.

    No es habitual que un alma encarnada llegue a tener la suficiente consciencia de sí misma como para expresarse en estos términos, pero yo, Naraka Patel, no soy un ser habitual. Formo parte de las ciento once mil almas que un día nacieron físicamente en este planeta Tierra para cumplir una misión concreta y regresar. Un viaje de ida y vuelta. Ni yo, ni las otras almas que me acompañaron aquí, habíamos estado antes encarnados en este planeta Tierra, y no volveremos a estarlo nunca más. Nuestro viaje empieza y acaba aquí. No formamos parte del Samsara, entramos en él, actuamos, y salimos. Y

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