Haz respiraciones profundas y muy conscientes,
sabiendo bien, qué respiras, cuánto respiras y, hasta por qué.
No es que te pida que racionalices un momento así.
Pero en lo que tu razón participa,
debes saber lo que estás haciendo,
por qué quieres hacerlo y para qué.
Luego que lo mecánico se ajuste,
fluye divinamente, por lo que tu Ser es en realidad.
Y, así, te harás conducto de lo que es, de lo que eres.
Por eso tu vital respiro, es conciencia.
Es lo que revitaliza tu razón, tu mente, tu Ser.
Permanece así, en tus sutiles respiros,
logrando que tu mente-razón, se estabilice, se calme, se abra.
Dirás, ¿abrirme a qué?
Ante todo lo que parece abierto, expuesto.
¿Para qué?
Y, recuerda, que internamente,
también existe un mundo propio,
tan o más infinito, que el que crees conocer.
Así que respira conectando, abriéndote a ese mundo.
Dirás, también,
¿cuánto debo cerrarme a un mundo así?
Tan convulso, tan fuerte y, a la vez, tan frágil,
tan excedido.
No es cuestión que te cierres,
más bien, que te ubiques,
que sepas permanecer inmutable
y, que nada te espante, te descoloque
y, te haga descreer de tu propio mundo.
Dirás, ¿de dónde, cómo, obtengo, tomo,
lo que creo necesitar para sostenerme?,
Para no sufrir, para no temer,
para no juzgar, para no hartarme.
Tendrías que apelar,
al balance que sabes, es y existe.
Que no sea un simple consuelo,
más bien, el perfecto ajuste,
la sana ponderación, el justo palpitar,
que te permita sentir que vives,
donde es y como es.
Respira exhalando a gusto,
Como si necesitaras más exhalar que inhalar.
Ve botando y, que, en cierta forma,
deposites alivio, consideración, aceptación y confianza.
Hasta que puedas retomar tu respiro,
sereno, fluido, consciente y, puedas decir,
con aliento interno:
Amo a mi mundo.
Amo a mi mundo.
Amo a mi mundo.
Y, por amar a mi mundo,
sé y quiero amar, a todo mundo posible.
¿Qué tan posible es este mundo?
Respira, porque es tan posible.
Es tan posible que lo que ni siquiera imaginas,
acontezca y pase.
Es posible.
¿Es posible que tantos se desconozcan?
Es posible.
¿Es posible que tanto poder, tanto juego oculto,
tanta miseria, esté y se de a la orden del día, de cada día?
Es posible
Así como es posible que cada día,
salga un Sol esplendoroso, consciente, cálido.
Así como es posible que,
algunos días, muchos o pocos,
llueva, llueva, llueva.
Y, te extasíes y concibas un frenesí,
sobre la armonía del aliento natural,
de millones de criaturas que habitan este mundo
y, atienden la luz y se saben luz.
Y cantan y vuelan y corren.
Es el mundo, este mundo.
Es también tu mundo,
al que, integras y te integras, por amor.
Quédate ahí un instante, integrándolo todo,
tu mundo con el mundo
y, el mundo a tu mundo.
Es uno.
Y le sonríes y te sonríes,
para sentirte y estar bien.
Respira profundo,
porque en este mundo se respira,
tan profundo como quieras,
porque viniste a respirar.
Y, cada vez, has aprendido a hacerlo mejor
y, a confiar en tu respiro.
Ahora te acercas,
desde tu mundo a este, sabiéndolo uno.
Te agradeces profundamente el momento,
el espacio, el tiempo, la confianza y el amor.
Respira más y agradécete mucho.
Estás en el mundo.
Respira.
Om Namaha Shivaya