Busca que cada respiro, te de serenidad.
Respira profunda, reposadamente, con tranquilidad.
Te ayudaría visualizarte, así como logras verte,
así como logras imaginarte, así como te sientes.

Juega a visualizarte, examínate desde tus ángulos.
Imagínate de perfil, delinea tu silueta
y, alcanza una expresividad natural
pero muy consciente, relajándote
y respirando gratamente,
hasta el disfrute, la placidez, la confianza.
Sin aferrarte a tu determinante espacial, ubícate.
Haz que tu respiro te ubique,
para encontrarte en tu posición, en tu manifestación,
que es tanto más, que este cuerpo.
Respira firmemente en todo eso,
y, que cada respiro te ubique más.
No se trata más que de un juego mental,
de manera que, tu mente te sepa, te registre
y, crea contenerte.
Ahí respira, en la idea que tu mente tiene de ti.
En la ubicación que tu mente te da, respira.
Cada vez que respiras,
la poderosa información es que,
ni siquiera tu mente, podría contenerte.
Eres un Ser.
Eres un Ser.
Eres un Ser.
Un Ser que respira.
Un Ser despierto, que respira consciente.
Un Ser despierto, que respira consciente
y, que se ama.
Respira para que tu mente, no te ubique más
y puedas así, expandirte, diluyéndote, proyectándote.
Respira para que no te de alcance.
Y que, en medio de tus alcances,
puedas percibir lo que existe y lo que Es.
Respira sin temor, pese a lo que hoy sabes,
persiste en existir.
Respira en expansión,
así como estás, así como eres, así como te sientes.
¿Estás consciente de lo que existe hoy?
¿Cierto que aflige?
Es como una realidad tan cruda,
tan implacable, tan demanifiesta.
Pero es lo que existe.
Respira y haz que tu propuesta de Ser,
no se ubique en esta realidad.
Y, que, bien sepas, que no se trata de evasión,
tampoco escape y tanto menos, negación.
Más bien facúltate con tu respiro, con tu aliento,
con tu manifiesto, con tu proyección
hacia un espacio propio, perfecto, necesario,
en el que puedas habitarte, en paz,
desde todo lo que eres y contienes.
Asimismo, pronunciarte
desde la energía que eres, en paz.
No para mostrar ni demostrar nada.
Es tu aliento, tan vital, tan consciente, tan aceptado
y, finalmente, tan real.
Respira breve.
Respira poco.
Respira nada.
Crea un instante amoroso, que estalle en ti.
 Con tanta fuerza, aún más poderosa,
que cualquier sustancia nuclear.
Contente.
Logra contenerte y siente tu pecho, reteniéndote.
Es tu fuerza. Sostenla.
Quédate ahí.
Suspéndete ahí.
Detónate ahí. Detónate. Detónate.
¿Creerás en tu fuerza?
¿Creerás en tu amor?
¿Crees en tu conciencia?
Tu luz es nuclear
Respira a profundidad, reconcibiéndote.
Respira profundo, reubicándote en tu espacio, en tu forma,
en tu cuerpo vivo, ¡tan vivo!
Y, agradécete.
Y, agradece.
Respira profundo.
Om Namaha Shivaya