La tradición tibetana tiene una intensa preocupación por la muerte y los ritos funerarios. Estos asuntos adquieren, en el Tíbet, una relevancia casi étnica. Su conocimiento sobre el más allá es tan detallado que parece que alguien hubiera regresado del otro mundo para contarlo. El origen de este saber hay que buscarlo en el legado persa, que fue transmitido durante la expansión del budismo hacia tierras afganas e iraníes. Sabemos que los antiguos persas eran unos verdaderos expertos en los viajes espirituales hacia las regiones celestiales e infernales. Pocos pueblos han generado tantos relatos de exploradores que, durante experiencias fuera del cuerpo, visitaron el más allá para traer consigo información detallada. Estas prácticas, de corte totalmente chamánico, permanecieron entre la población durante mucho tiempo después, a pesar de la reforma de Zoroastro.
Las enseñanzas generales del budismo tibetano sobre la muerte siguen el siguiente esquema: en cada vida física, las personas van acumulando deudas por los errores cometidos con respecto a ciertas leyes universales. Estas faltas reciben el nombre genérico de karma. En realidad, el karma es el resultado de nuestra identificación con los objetos de este mundo. Según el budismo, el plano físico es pura ilusión. Sin embargo, no somos conscientes de ello y nos dejamos atrapar por su aspecto material, lo que desemboca en una poderosa idea del yo. Esta identificación conduce al sufrimiento.
Acumular karma es como llenar una mochila con piedras pesadas, mochila que luego tendremos que llevar al otro lado de la muerte. En este trayecto, deberemos superar ciertas pruebas. Si sale mal y no lo logramos, será debido al peso excesivo de nuestras deudas kármicas. Entonces, seremos obligados a buscar unos nuevos padres y un nuevo lugar donde renacer físicamente. Es la rueda de las reencarnaciones, que girará indefinidamente hasta que la persona consiga escapar de ella. En el mejor de los casos, si el karma de la persona no es excesivo y su entrenamiento es el adecuado, quizás podrá elegir una buena vida.
EXPLORADORES DEL «OTRO LADO»
Todo el conocimiento sobre el más allá tibetano fue registrado en un texto sagrado: el . El verdadero nombre de este texto es , que se traduce como . Se desconoce su origen exacto. La tradición lo atribuye a Padma Sambhava,