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Relatos fiscales
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Libro electrónico186 páginas2 horas

Relatos fiscales

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Los autores nos muestran una realidad universal a partir de de algo localizado, lo que es habitual en poetas y literatos, ya que lo que bien se conoce tiene enseñanzas generalizables. Es así como nos cuentan lo que ocurre en un lugar de la Región Metropolitana al que califican de "ya mítico", el Centro de Justicia de Santiago, donde se desenvuelve lo realcionado con el ámbito del derecho punitivo. Aparecen lo que hacen quienes habitan a diario en los distintos pisos de sus inmuebles, es decir, siempre presentes en audiencias que representan un verdadero "coliseo del proceso penal". Ricardo Israel
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento21 may 2016
ISBN9789563172461
Relatos fiscales

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    Relatos fiscales - Roberto Rabi

    Roberto Rabi González

    Ernesto Vásquez Barriga

    RELATOS FISCALES

    & PRIVADOS

    ALGO MÁS QUE DERECHO

    © Copyright 2014, by Roberto Rabi González y Ernesto Vásquez Barriga

    Primera edición digital: Octubre 2014

    Colección de cuentos Territorios

    Director: Máximo G. Sáez

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 246.435

    ISBN: 978-956-317-246-1

    Diseño y diagramación: Catalina Silva R.

    Lectura y revisión: María Fernanda Rozas

    Ilustración: Alejandro Toro Devia (http://caricaturistacolor.blogspot.com/)

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Derechos Reservados

    Auto de Apertura

    En palabras simples el auto de apertura es el continente en que se fija el contenido de un juicio en materia penal. Aquello sobre lo que se litigará, sobre lo que se rendirá prueba y, finalmente, se emitirá un pronunciamiento definitivo. En un sentido más amplio hemos de usar el nombre de tal resolución, en esta oportunidad, para indicar someramente el contenido de esta obra.

    Se trata de contarles las historias que se nos han venido a la mente en nuestra escena de labor diaria, sin más ambición que compartir nuestras experiencias o más bien una parte de lo que ellas nos han dejado. Hemos reunido en esta categoría algunos recuerdos de nuestra época de formación como estudiantes de Derecho en la Universidad de Chile y otros relatos sobre situaciones acaecidas en el interior y en el exterior del edificio ícono del sistema penal chileno.

    Podrá encontrar tragedia y comedia en nuestras letras. Pero sobre todo la magia de lo cotidiano, las apagadas formas y colores en que se manifiestan sentimientos poderosos. Compromisos gigantescos. Lea con soltura y podrá acercarse a lo más personal y sencillo de nuestro mundo. No busque grandes propuestas ni desafíos.

    La idea es que empatice con operadores del Sistema Procesal Penal en cuanto sujetos tan básicamente humanos como cualquiera, que tienen sueños, miedos, alegrías y frustraciones. Hombres y mujeres que no pueden contener la risa en plena litigación, grabada por los sistemas de audio del tribunal, que sienten hambre cuando a las dos de la tarde las audiencias aún no terminan, que se desesperan cuando el trabajo los supera, que se enorgullecen y avergüenzan, se enojan, aman.

    Nos referimos también a imputados y víctimas y a sus familias, no como seres a quienes estamos obligados a amar u odiar a priori dada la categorización, sino como a personas que, a su vez, aman y odian, sin prestar atención a las etiquetas.

    Escribir sin duda sirve como terapia. Nos hace bien. Esperamos que tras leer estas historias no se sienta defraudado, porque fueron escritas con mucho cariño y, no está de más explicitarlo, sin ánimo de ofender a nadie.

    Cualquier semejanza con casos específicos no pasa de ser una mera especulación del lector, que no generará responsabilidad alguna para los autores.

    Roberto Rabi

    Ernesto Vásquez

    Prólogo

    Los abogados Ernesto Vásquez y Roberto Rabi nos hacen un bienvenido aporte, toda vez que conocíamos literatura y relatos de jueces, pero faltaba la visión de los fiscales.

    La televisión, el cine y la novela se han apropiado de relatos, dado su poder en historias y personajes, sobre todo, en la posibilidad de mostrar triunfos y derrotas personales, hazañas y miserias, víctimas y victimarios.

    Los autores nos muestran una realidad universal a partir de algo localizado, lo que es habitual en poetas y literatos pues lo que bien se conoce tiene enseñanzas generalizables. Es así como nos cuentan lo que ocurre en un lugar de la Región Metropolitana al que califican de «ya mítico», Centro de Justicia de Santiago, donde se desenvuelve lo relacionado con el ámbito del Derecho Punitivo. Aparece lo que hacen quienes habitan a diario en los distintos pisos de sus inmuebles, es decir, como se transforma en un segundo hogar para fiscales, jueces y defensores, siempre presentes en audiencias que representan un verdadero «coliseo del proceso penal».

    Aparece lo trascendente e importante como también lo que hace la diferencia entre un día que se enfrenta con buen o con mal humor, es decir, la arbitraria repartición de los estacionamientos.

    Lo que ocurre al interior se complementa con su entorno, el de Rondizzoni. Se trata de un barrio con identidad, «fervientemente humano y consciente de su crudo rol». Nos cuentan de estudiantes y abogados, pero también de policías y funcionarios bancarios, gente de buenos y malos modales e intenciones. Común a todos, «aquí no solo hay mercaderes de quimeras, también existen vendedores al menudeo de chucherías varias».

    Estos relatos nos cuentan de vocación personal y supervivencia profesional, de planificación y fatalidad. No olvidan nunca que el trabajo más productivo es aquel que se hace con amor, dedicación y respeto.

    Nos enriquecen nuestra comprensión del ámbito donde se desenvuelven los fiscales, el que los entrecruza con hombres y mujeres de todas las edades, culturas y actividades; sean imputados, víctimas, testigos o profesionales. Es el ir y venir de la vida misma, en sus diversas y enriquecedoras manifestaciones, con amistades que se hacen y que se rompen, a veces por los mismos motivos.

    Y por cierto, el recuerdo de un inolvidable bolero cuya letra dice «Señor abogado, no quiero defensa, prefiero morir». Agregan historias míticas, aquellas que jamás se olvidan, con el valor agregado de levantar el velo y mostrar el sistema y su realidad y circunstancias, tal como es, con sus luces y sombras, con sus aciertos y sus errores.

    Sin decirlo, lo que debe ser corregido y lo que necesita ser mantenido como también aquello a lo que le bastaría una capa de pintura de mayor duración y mejor calidad.

    Sobre todo, se nos muestra como alguien llega a ser fiscal, las dudas y las certezas, y lo más importante, aquello que alimenta el progreso personal y social y que sirve como gran conclusión: no importa la cantidad de años y experiencia, su calidad humana se demuestra en que aún hoy no tienen todas las respuestas, recordando lo que decía Einstein, en el sentido que la inteligencia se alimenta más con preguntas que con respuestas, que por su propia naturaleza, son cambiantes y tentativas.

    Vásquez y Rabi nos enseñan que tan importante como una idea es la capacidad de creer en ella. Nos muestran que toda profesión es un camino de dulce y agraz, que tiene subidas y bajadas, donde hay bifurcaciones que necesitan de decisiones, donde hay equivocaciones y donde algunos harán zancadillas y otros, ayudarán a levantarse. Donde, además, se necesita aceptación de lo que se ha logrado en la vida, de lo que ha sido construido, de lo que se han aprendido y de la que han enseñado. Nos ilustran que han logrado apreciar que es más satisfactorio dar que recibir.

    En sus relatos nos muestran que existe un proceso continuo de conocer, donde lo que se termina hoy es solo una etapa, y que inteligente es aquella persona que tiene capacidad de adaptación y cambio, ya que la vida humana acontece solo una vez y nunca podremos saber del todo si lo que hicimos fue correcto.

    Entre las grandes enseñanzas hay una que fluye del libro: la necesidad de recordar nuestras raíces, ya que son ellas las que nos enseñan a no tropezarse con la misma piedra. Raíces que nos muestran que la vida puede ser frágil, pero también duradera, al prolongarse el recuerdo de las buenas obras en el tiempo.

    Enseñan a creer en algo, enseñan honestidad, a decir la verdad. El no olvidar de dónde se viene permite saber a dónde se va. Ayudan a tener compasión y a no hacerles a otros lo que uno no quiere que se le hagan a uno, es decir, la base más profunda de la vida en sociedad, la que permite entender a la comunidad como la prolongación de la vida en familia. En síntesos, la ética de principios.

    La raya para la suma de su libro es un relevante y vigente pensamiento de origen no conocido «si aman lo que hacen nunca lo considerarán un trabajo».

    Ricardo Israel

    Presentación

    La sociedad literaria que forman Roberto Rabi y Ernesto Vásquez produjo en 2013 Relatos azules. Algo más que fútbol, un libro que da cuenta de la pasión que ambos comparten por el fútbol y por un club en particular: la Universidad de Chile. El filósofo italiano Gianni Vattimo dice que las iglesias son a las religiones lo que los clubes de fútbol al fútbol, y lo normal, en consecuencia, es que, tal como los creyentes dan el paso desde una religión (por ejemplo, el cristianismo) a una determinada iglesia cristiana (por ejemplo, la Católica), los amantes del fútbol lo hagan desde este a un club en particular. Puede ocurrir que a alguien le guste el fútbol y no tenga club, pero es raro, tan raro como que nos gusten las mujeres y ninguna de ellas en particular.

    Rabi y Vásquez nos entregan un nuevo producto de su sociedad, aunque esta vez se trata de algo distinto: relatos que ellos han urdido a partir de su experiencia como fiscales del nuevo proceso penal, un oficio que probablemente les gusta tanto como les incomoda. Como se sabe, Fiscal en un caso penal es el que lleva adelante la investigación, el que acusa, el que persigue, el que trata de probar que el imputado de un delito debe ser sancionado con el máximo rigor de la ley. Digo que les agrada su oficio, puesto que en caso contrario no se dedicarían a él, y, asimismo, que posiblemente les incomoda, puesto que en los relatos que componen el presente libro se respira una humanidad que tiene que ver más con la defensa que con la persecución de personas, con la conciencia antes del fracaso que del éxito, con la simpatía por los frágiles y vulnerables y no por los fuertes e inmunes a los tropiezos de la vida.

    Hay varias relaciones entre el Derecho y la Literatura. La más obvia es que el Derecho puede ser visto como Literatura, lo cual es bastante evidente en los textos normativos, a saber, constituciones, códigos, leyes, sentencias judiciales. El Derecho se sustenta en el lenguaje y, aunque no sea puro lenguaje, puede ser analizado como tal. Los juristas, que no producen textos normativos, sino obras en las que identifican, interpretan y sistematizan dichos textos, participan también en esta variante de la relación entre Derecho y Literatura. Los juristas son una especie de traductores de los textos normativos, es decir, ofrecen interpretaciones acerca de los enunciados que encontramos en esos textos.

    Otra relación se configura en cuanto hay un derecho de la literatura, es decir, la tarea literaria se encuentra sujeta a reglas jurídicas, como tantas otras actividades humanas, lo cual es bastante visible si se repara en las disposiciones constitucionales que garantizan la libertad de pensamiento y la de creación artística, así como en aquellas que regulan los derechos de autor de quienes producen, publican y venden obras literarias.

    El Derecho se relaciona también con la Literatura en cuanto determinadas obras literarias tienen un interés especial para los juristas y para la comprensión y la enseñanza del Derecho, como es el caso de Antígona, de Sófocles, El mercader de Venecia, de William Shakespeare, El proceso, de Franz Kafka, o La promesa, de Friedrich Dürrenmatt.

    Si la primera de las relaciones apuntadas es la del derecho como literatura y la segunda la del derecho de la literatura, la tercera refiere al derecho en la literatura.

    Pero hay todavía una cuarta relación, que es precisamente aquella que cabe en el libro de Rabi y Vásquez: el Derecho y la actividad que lo rodea (la actividad de jueces, juristas, abogados, fiscales, defensores, imputados, etc) como específico material literario. Y algo me dice que los autores de este libro, al escoger un material de ese tipo para sus relatos, tratan de curar un poco las heridas que les causa su propia actividad y, de paso, introducir un cierto orden que ella naturalmente no tiene. Algo me dice que para ellos la escritura de este libro sencillo, ameno, coloquial, humano y bien escrito, tuvo el sentido, o acaso tan solo el efecto, de una terapia, de una terapia consciente, y de un esfuerzo, también consciente, por presentar de manera articulada lo que es el caos de la experiencia en que sus autores se ven envueltos a diario. Por lo mismo, este libro me hizo recordar la respuesta que el escritor Carlos León Alvarado daba cada vez que le preguntaban por qué escribía: «escribo —decía— por la misma razón que el capitán de un barco estiba bien la carga para que el barco parezca eso y no feria flotante».

    Lo que hay a nuestro alrededor son escombros, y para darles algún sentido, o tan solo para comprenderlos mejor, es preciso escribir sobre ellos, sin sucumbir al pavor que producen mientras se encuentran en un total desorden.

    Agustín Squella

    Alegato de Apertura

    A nuestras respectivas cónyuges, hijas y familias, por su amor, tolerancia y compromiso.

    A los amigos y conocidos que soportan esta afición por tratar de escribir nuestros relatos profesionales, laborales y ficciones, haciéndonos creer que se trata de letras dignas de ser leídas.

    A la vida y a todo aquello, espiritual o no, que nos permite armonizar dos estilos de vida muy distintos, basándonos en el respeto y la amistad sincera en medio de una abrumadora sobrecarga de trabajo.

    Los Autores

    Estudiantes, buenas formas y abogados

    Ernesto Vásquez

    Cuenta la historia que en el año 1738 y por Real Cédula del Rey Felipe V, se da inicio a la enseñanza del Derecho en nuestro país; primero en la Real Universidad de San Felipe y luego, en la Universidad de Chile. Con los años muchas casas de estudios y con

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