Existen días en la vida que causan una profunda tristeza. El pasado 10 de enero una gran luz se extinguió. Me refiero al sensible fallecimiento del profesor emérito de la Facultad de Derecho, doctor Sergio García Ramírez.
Hablar de Sergio García Ramírez es muy sencillo, porque sus méritos, sus logros y sus aportaciones jurídicas son infinitos. Pero la dificultad de hacerlo estriba en que cuesta mucho trabajo ser objetivo, cuando el dolor por su partida aún no permite claridad de ideas.
Mexicano de excepción, universitario ejemplar y prototipo de egresado de la facultad, su