Valentine en Venecia

Por Kaya Quinsey

Valentine Wells regresa a Venecia. Después de haber visitado diez años antes, cuando tenía solo dieciséis años, fue donde conoció impulsivamente a Lorenzo Dipachio. Su primer beso Su primer amor

Con veintiséis años, Valentine es un exitoso fotógrafo de bodas en Chicago. Aún impulsivo, Valentine se divorció recientemente después de haberse casado durante un minuto en Las Vegas. Y no echa de menos la ironía de ser una fotógrafa de bodas divorciada. También lidiando con el diagnóstico reciente de su madre de Alzheimer de inicio temprano, el padre de Valentine la convence de que necesita un descanso.

Ahora que está de regreso en Venecia, Valentine quiere probarse a sí misma que ya no es la chica impulsiva y atrevida que se casó (y rápidamente se divorció) en Las Vegas con un hombre que apenas conocía. Ahora, ella está viviendo según un nuevo conjunto de reglas: planificadas, cautelosas y cuidadosamente ejecutadas.

Pero su plan se ve desafiado cuando cae (literalmente) en el camino de su primer amor, Lorenzo. Y con el Día de San Valentín a la vuelta de la esquina, ¿será capaz de evitar cometer otro gran error?

• Idioma: Español
• Editorial: Books To Go Now
• Fecha de lanzamiento: 2 dic 2019
• ISBN: 9781071512968

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VALENTINE EN VENECIA

Border

Kaya Quinsey

Dedicatoria:

Para Ryan – mi eterna Valentine.

Extracto de Valentine en Venecia.

Valentine sintió que resbalaba sobre una piedra resbaladiza, como si sucediera en cámara lenta. Primero, agarrando su cámara contra su pecho. En segundo lugar, ambos pies pierden tracción con el suelo. Tercero, oh Dios, tercero... Valentine extendió los brazos en un intento de evitar deslizarse en el canal. Pero fue demasiado tarde. En el último momento, logró por poco arrojar su bolso y su cámara a la pasarela antes de sumergirse en el agua helada.

¡Argh! Valentine gritó cuando salió a la superficie, jadeando por aire. Antes de tener un momento para registrar lo que había sucedido, sintió que dos manos en la parte posterior de su suéter mojado la levantaban. Aterrizó en un bote con un ruido sordo húmedo.

Temblando, Valentine aceptó agradecida la chaqueta que se colocó a su alrededor.

Yo - yo... ella buscó palabras. Un caballero le habló en italiano, con preocupación en su voz. No hablo it-italiano... Miró al extraño que la había salvado. Por un momento su corazón se detuvo. Seguramente no lo fue. Absolutamente no podría ser. ¿Lorenzo?

Copyright

Valentine en Venecia

Una publicación de Books to Go Now

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Primera Edición de Libro electrónico Enero 2019

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Este libro es una obra de ficción y cualquier parecido con cualquier persona, viva o muerta, en cualquier lugar, evento o acontecimiento, es pura coincidencia. Los personajes y las historias se crean a partir de la imaginación del autor y se usan de manera ficticia.

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Prólogo

DE MALA GANA VALENTINE WELLS le regaló a Justine su último chocolate. Pero valió la pena.

Está bien, ¿entonces te asegurarás de que la señora Kent no se dé cuenta de que me fui?, Le preguntó a su amiga.

Justine asintió con entusiasmo. No hay problema. Cuando ella te llame, Sandra dirá presente cuando Jill y yo hagamos algún tipo de distracción. Será perfecto.

Valentine sonrió. Esto fue. Ella iba a correr por ello. Al menos, por la tarde. Más que nada, quería detenerse en esa heladería cercana que pasaron antes.

Pero eso no estaba en el horario, según la Sra. Kent.

Entonces Valentine pensó en un plan. Después de todo, ella estaba en Venecia. ¿Por qué no aprovecharlo al máximo? Abrazando a su mejor amiga, Valentine se despidió de Justine mientras se escabullía por la ventana del primer piso del Hotel Casa Mía. Fue fácil, considerando que no había pantalla y conducía a una pasarela inmediatamente debajo. No exactamente a prueba de ladrones, pensó Valentine. Pero, de nuevo, las ventanas eran impresionantes.

¿Cómo vas a recordar en qué ventana entrar de nuevo?, Le había siseado Justine.

Fácil, dijo Valentine. Sacó una botella de su esmalte de uñas rosado favorito, marcando el cristal de la ventana con una raya rápida. Ahora lo sabré, dijo con una sonrisa.

Aterrizando en los adoquines de abajo, Valentine felizmente caminó por la calle bañada por el sol. Sus ojos alertas, de dieciséis años, buscaron alguna señal de la señora Kent, pero la costa parecía estar despejada. El sol chamuscó sus hombros