Delicias Apetecibles
Por Jan Springer
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Hace años, Allie Masters se perdió en la abrazadora pasión de una relación entre tres con sus dos super sexy jefes. Para poder recuperar su independencia, ella se alejó de ellos.
Max y Nick se sentían plenos con su hermosa asistente. Hacer el amor era una experiencia increíble y los dos amigos compartían de buena gana a la mujer con la que querían pasar el resto de sus vidas. Y entonces, ella los dejó. Ahora Max y Nick han decidido seducir a Allie para que vuelva a sus vidas.
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Delicias Apetecibles - Jan Springer
Delicias Apetecibles
Hace años, Allie Masters se perdió en la abrazadora pasión de una relación entre tres con sus dos super sexy jefes. Para poder recuperar su independencia, ella se alejó de ellos.
Max y Nick se sentían plenos con su hermosa asistente. Hacer el amor era una experiencia increíble y los dos amigos compartían de buena gana a la mujer con la que querían pasar el resto de sus vidas. Y entonces, ella los dejó. Ahora Max y Nick han decidido seducir a Allie para que vuelva a sus vidas.
Capítulo Uno
Unos días atrás...
Max Rivers no podía dejar de aspirar la deliciosa fragancia que despedía la carta color lavanda que iba junto con una pieza de ropa interior comestible que su asistente ya mayor había puesto en su escritorio esa mañana.
El dulce aroma lo intrigaba. Le traía recuerdos de cierta sexy pelirroja que lo había bombardeado. Después de tantos años separados, el todavía recordaba sus ojos azules chispeantes, su delgada cintura, la curva de sus amplias caderas mientras se movía y oh!! esos aullidos de gata que lo excitaban tanto y lo alteraban cuando él y su compañero Nick la penetraban doblemente.
Al principio, él estaba sorprendido al descubrir esa ropa interior comestible en su escritorio. No era algo normal que la estirada e irritada Maybell de setenta y cinco años lo molestara con un arreglo tan íntimo, a menos que perteneciera a un diseñador extremadamente famoso.
¿Por qué el cambio repentino?
Su compañía de diseño y distribución llamada Impulse, solo trataba con veteranos en la industria de diseño y a Allie Masters todavía le faltaba mucho para ser una veterana. Las compañías pequeñas que eran propiedad de pelirrojas sexis que inesperadamente los habían despedido a Nick y a él y su relación de tres hacía algunos años, no encajaban en esta ecuación.
Si lo pensaba, ¿por qué Allie, la dueña de Delicias Apetecibles, le mandaría ropa interior erótica? ¿Que se proponía esta perra sexy?
El inhaló más profundo, permitiendo que el aroma sensual penetrara sus pulmones. Esos mismos sentimientos salvajes que el experimentaba cada vez que Allie estaba cerca, salían de nuevo a la superficie.
Era su aroma. Intoxicante. Delicioso. Malditamente adictivo.
Las partes palpitantes de abajo podían dar fe del hecho de que no había perdido un ápice de interés en ella. Ninguna otra mujer podría hacerlo inflamarse así de rápido, así de doloroso. Solo Allie.
La seductora, sexy y evasiva Allie. La mujer que provocaba todos sus sentidos carnales solo con su aroma. Ella había sido la asistente de Nick y suya. Terriblemente escurridiza y supuestamente formal. Hasta la noche en que los tres se quedaron atrapados en el ascensor. La sensual pasión que se encendió entre los tres durante los últimos dos años explotó esa noche.
Nick y el la tomaron allí. Se turnaron con su cuerpo ardiente y curvilíneo. Al final, la habían penetrado doblemente.
¡Joder! Ella estaba tan apretada con ellos dos dentro de ella.
Tan caliente. Tan salvaje mientras estaba allí atrapada entre ellos.
El dejó salir un aliento excitado y echó un vistazo a la dirección en el paquete. Se sorprendió cuando vio que era una dirección de California. El nombre de la compañía de Allie estaba allí, pero a cargo de la hermana mayor de Allie, Sindie.
Hmmm...interesante. Obviamente Sindie estaba al tanto de sus juegos de apareamiento ahora que Allie había regresado de Europa. Sindie tenía sus trucos para conseguir amantes en el momento correcto, y era raro que ella nunca se involucraba.
Max se dio cuenta que estaba sonriendo a pesar de la incómoda manera en que su verga palpitaba. Está bien, el seguiría el juego. Era temporada alta y el trajo a Allie de regreso. Entonces todos podrían mudarse a vivir juntos y seguir con la relación más caliente y más satisfactoria en la que había estado.
Presionó el botón del altavoz con el dedo, Max espero ansioso a que su vieja asistente respondiera.
Si señor?
dijo Maybell en un tono nasal y aburrido.
El había contratado a Maybell poco después de que Allie había renunciado y se había ido a Europa. Maybell era una anciana abuela engreída y puritana, y totalmente no era su persona favorita. Pero anteriormente ella había trabajado para la competencia y había renunciado unos meses antes de su retiro forzado. El había escuchado rumores de que ella lo había hecho para hacerle daño al hijo de su antiguo jefe. Recientemente él había adquirido la compañía donde ella había trabajado por casi cincuenta años. El nuevo jefe le había dicho la iban a mandar a descansar
y que ya estaba muy vieja para saber sobre modas nuevas.
Ella les probó que estaban equivocados haciendo el gran salto a Impulse fácilmente. Ella trajo con ella muchos secretos de los negocios que rápidamente llevó a Impulse a la cima de la industria de ropa erótica. Ella también usó sus contactos para conseguir que modelos famosas modelaran los diseños de Impulse y también aseguró espacios especiales en desfiles de modas en todo el mundo. Con la ayuda de Maybell ellos abrieron su propia compañía de distribución de modas de manera exitosa.
Maybell dirigía su compañía con gran eficiencia. Max sabia sin duda que ella había llevado a Impulse a la cima de la industria de la moda solo para dañar a su antiguo empleador. Pero eso no importaba. Nick y el estarían eternamente agradecidos por su ayuda.
Maybell, consígueme al dueño de Delicias Apetecibles.
¿Delicias Apetecibles, señor?
Las muestras que trajiste este mañana.
¿Muestras, señor?
¡Yo no – Oh! Quiere decir esas muestras. Noté