Madrid todavía era noche cuando la dejé. Ciudad medio dormida y mal dormida. Se notaba ya esa claridad seca de la capital de España.
Me obsesiona llegar a los sitios con mucho tiempo de antelación, es parte de mi TOC. Así que llego varias horas antes al aeropuerto. Casi milagrosamente, sin haberlo planeado, en el avión viajo sentado al lado de la mujer de mi mejor amigo. Cristina me hace el viaje más llevadero. Es una mujer excepcional que me tranquiliza. Detesto volar. Me gusta llegar a Londres por Gatwick y salir por Heathrow. Más manías de viajero solitario. En el Gatwick Express miro por la ventanilla. La bruma inglesa todavía abarca los tristes campos y suburbios que rodean Londres. Hay un silencio emocionante dentro del vagón.
Al llegar a Victoria Station me despido