Artes Divinas y Profeticas

Por Adolfo Sagastume

Procuramos entrar en el corazón de las religiones para descubrir el mayor de sus secretos que les permitio conocer la voluntad de su dios. Es un análisis del desarrollo a través de los siglos y su dispersión en todo el mundo. Además, incursionamos en una comparación de sus métodos proféticos y las razones que las distinguen a unos de otras. Sin olvidarnos del auge religioso actual hacemos también un balance de la dispersión profética y los distintos métodos de indagación del futuro.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 20 nov 2019
• ISBN: 9780463462676

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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Índice

Introducción

Profetas Celestes

Profetas Paganos

Fanatismo Asesino

Línea de Fe

Métodos de Invocación

Panorama Universal

Conclusión

Introducción

Se dice que arte es aquella actividad que requiere cierta destreza manual saturada de sensibilidad intuitiva y espiritual.

El arte se expresa en el color, el sonido y la palabra.

El arte intuye experiencias sensibles humanas en la introspección creadora.

El arte que percibe las certezas del futuro es la profecía.

Es el aumento de la percepción ultrasensible.

Por sus aciertos es reconocido el profeta.

Ninguna cultura ha sido extraña a la profecía y la adivinación. Los pueblos, las naciones y las civilizaciones concentran sincretismos de múltiples zonas de desarrollo en la consciencia humana; se enriquecen mutuamente y donan a la posteridad sus métodos.

Las deidades coronan, en la atemporalidad histórica, una gran variedad de métodos adivinatorios certeros y también con sus fallas. Aunque tenemos que reconocer que no siempre es así. El profeta y adivino muchas veces sustenta sus vaticinios en una certeza intuitiva individual que le atribuye a su dios o espíritu benefactor y que reconoce como intuición clarividente o voces que le guían. Otras veces solo echa suertes con tablillas, dados y visualización de la naturaleza para anunciar sus resultados.

Me viene a la mente el caso del rey de Tebas que consultó a una Sibila Adivinadora, en la línea del dios Apolo, Grecia, requiriendo información sobre una guerra. A él le interesaba saber si debería atacar o no a otro pueblo. La respuesta de la Sibila fue ambigua, pero certera. Le dijo: Si atacas, un ejército sucumbirá. Y así sucedió. El rey pensó que ganaría y que sucumbiría su enemigo. Sin pensarlo más, atacó y fue vencido, su ejército fue despedazado, sucumbió.

El responsable de un vaticinio no siempre es una deidad o espíritu de adivinación. Muchas veces lo es el adivinador mismo, el brujo, chamán, mago o espiritista médium que ejerce su capacidad.

Lo que sí nos interesa aclarar es que hablando de deidades, buenas o malas, ninguna está fuera del ámbito espiritual. Todos los dioses son invisibles, unos más