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La Maldición de Sekhmet: Hechiceros de Syndrial, #3
La Maldición de Sekhmet: Hechiceros de Syndrial, #3
La Maldición de Sekhmet: Hechiceros de Syndrial, #3
Libro electrónico417 páginas5 horas

La Maldición de Sekhmet: Hechiceros de Syndrial, #3

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Información de este libro electrónico

Nathan se prepara para pelear con un poderoso hechicero, pero la amenaza real para Syndrial toma a todos por sorpresa. Cuando él escribe sobre asesinatos que comienzan a volverse realidad, él debe detener a un asesino que se encuentra más cerca de lo que él piensa. El tiempo está en su contra.

Para salvar a Syndrial de una amenaza devastadora, Nathan y su hermano tendrán que trabajar con unos aliados inusuales. Mientras se enfrentan a Viejo y nuevos oponentes, ellos descubren secretos que golpean cerca de casa para Nathan. Su habilidad de Escritos ha sido una herramienta ponderosa, pero esta vez, esta puede ser una maldición.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento21 feb 2019
ISBN9781547572076
La Maldición de Sekhmet: Hechiceros de Syndrial, #3

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    Vista previa del libro

    La Maldición de Sekhmet - Rain Oxford

    Sommaire

    Anteriormente, en Hechiceros de Syndrial...

    Prologo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Tabla de Términos

    Sobre el autor

    Anteriormente, en Hechiceros de Syndrial...

    Yo era un tipo completamente normal. Trabajaba en una tienda de libros usados mientras conseguía mi título en literatura. En mi tiempo libre, era un maestro de los cuartos de escape, jugaba juegos de estrategia, leía, escribía ficción de crímenes y disfrutaba de una saludable adicción a la cafeína. También estaba maldito; todos los que me importaban salían lastimados.

    Mi hermano, Luca, era mi mejor amigo y un gran dolor en el trasero. Él era brillante, amaba todo sobre la historia Antigua y se mantenía a mi lado cuando todos los demás huían asustados de mi maldición. Juntos podíamos solucionar cualquier problema.

    Entonces, en mi cumpleaños número veinticuatro, ambos caímos a través de un portal y terminamos en un mundo llamado Syndrial. Syndrial estaba lleno de monstros y magia, gobernado por múltiples dioses. El Antiguo Egipto se originó de la cultura de este mundo. Las personas que usaban magia eran conocidas como hechiceros y todos sabían sobre los dioses. La mayoría de la gente vivía en ciudades llamadas reinos, y cada reino tenía un templo lleno de sacerdotes y una pirámide en el centro de este templo.

    Cada niño de Syndrial era probado en busca de magia en sus cumpleaños entre las edades de cinco a diez. Aquellos niños que eran encontrados con suficiente poder eran admitidos en el templo para ser entrenados. Las niñas con magia eran exiliadas al desierto. Cuando un aprendiz estaba listo, este pasaba por una serie de pruebas que desafiaban su magia y su mente. El propósito de estas pruebas era ganar el favor de uno de los dioses, quien les daría una habilidad espacial a cambio de su lealtad. El niño se convertiría en un sacerdote y seria llamado por su título, el cual estaba basado en su habilidad.

    Ya que Luca y yo aparecimos en medio de una de estas ciudades, fuimos llevados a los sacerdotes donde nos hicieron la prueba. Yo tenía magia, mientras que Luca no. Su primera reacción fue matar a Luca, con lo que yo no estaba de acuerdo. Entonces, ellos decidieron matarnos a ambos, pero antes de que pudieran, la diosa Isis apareció y nos dijo que ella y los otros dioses necesitaban nuestra ayuda. Yo me encontraba escéptico.

    Isis escribió los nombres reales de cada persona y dios en Syndrial. En Syndrial, los nombres tenían poder, y aun un pésimo hechicero como yo podía matar a alguien con el nombre de esa persona. Un hechicero poderoso podía controlar a los dioses. Por eso, los nativos de Syndrial recibían un nombre falso cuando nacían y sus nombres reales eran mantenidos en secreto.

    Resultaba que yo había nacido en Syndrial, pero fui enviado a otro mundo el día en que nací y por eso mi nombre no estaba incluido en el libro. Eso significaba que el libro no podía ser usado en mi contra, y cuando este fue robado, los dioses querían que lo recupere. Ellos creían que quien lo había robado era un semidiós llamado Pintor.

    De mala gana accedí a ayudarlos con el fin de regresar con Luca a casa vivos. Comencé a estudiar magia, y a lo largo del camino, conocí gente extraña, incluyendo a Keira, quien luego descubrí era la diosa gato, Bast. Ella me ayudo un par de veces en su forma felina, la cual era un gran jaguar negro. A diferencia de los otros dioses que tomaban recipientes, ella creo su propio cuerpo. Con este, ella podía cambiar de forma, pero no podía vivir con los otros dioses en su tierra.

    Cada templo rodeaba una pirámide. Cada templo veneraba a un dios particular, excepto el Alto Templo (donde eran entrenados los aprendices). Excluyendo a Bast, cada dios tenía un recipiente mortal. Estos recipientes eran nativos de Syndrial que vivían solos en las pirámides, solo pudiendo ver a un sacerdote que cuidaba de ellos. Cuando los dioses querían visitar Syndrial, ellos poseían al recipiente. El Alto Templo y la Gran Pirámide eran tierra neutral. Los recipientes eran mantenidos completamente puros, nunca se les permitía dejar sus pirámides sin sus dioses dentro de ellos.

    Luca y yo accidentalmente rescatamos a un mago de otro mundo que había sido atrapado, este me ofreció en gratitud un anillo y un libro mágico. El anillo podía transportarme al último mundo y tiempo que había visitado siempre y cuando lo llevara puesto. El libro podía esconder o cambiar los hechizos que contenía en caso de que alguien más pusiera sus manos sobre él.

    Con la ayuda de Luca, descubrí que mi madre había sido el recipiente de Isis. También descubrí que varios de los sacerdotes estaban matando niños por su poder en vez de exiliarlos. Conocí al Pintor y él no era particularmente vicioso, por lo que cuando uno de los sacerdotes renegados secuestró a Luca, yo inmediatamente fui al Pintor por ayuda para derrotarlos.

    Su consejo fue tomar las pruebas, lo cual hice. De hecho, impresioné los suficientes dioses durante estas que tuve la posibilidad de elegir a quien quería. Yo elegí a Thoth, y la habilidad que se me otorgó era la de la escritura. Cualquier cosa que escribiese se volvería realidad, siempre y cuando yo fuera lo suficientemente fuerte y determinado. Me convertí en el Escritor.

    Pintor y yo desterramos a los sacerdotes asesinos a Kradga, la versión del Infierno de Syndrial. En verdad no fue tan difícil ya que trabajábamos genial juntos. El Pintor también tenía un anillo mágico que lo hacía inmortal y suministros de pintura mágicos que hacían su magia ridículamente eficiente. Inmediatamente después, el disfraz de Pintor se desvaneció y descubrí que él era mi gemelo idéntico. Yo me encontraba obviamente alterado, pero él me explicó todo lo que había llevado a sus tendencias psicópata asesinas.

    Set había embarazado a nuestra madre para producir un heredero que pudiera obtener el Libro de Nombres, el cual Isis le había confiado a su recipiente. Nuestra madre nos envió a otro mundo para protegernos de los sacerdotes que la atacaron inmediatamente después de nuestro nacimiento. Él Pintor sabía esto porque él había estado allí...dos veces.

    Él había sido abusado por todos aquellos que se suponía que debían amarlo y cuidar de él, incluyendo nuestro padre. Cuando Set lo envió al pasado para ser entrenado por los sacerdotes, Pintor fue un prodigio. Set estaba orgulloso y tan pronto como Pintor pasó sus pruebas, Set lo recibió con brazos abiertos. Luego Pintor se suponía que debía obtener el libro de nuestra madre, pero en vez de eso él terminó salvándola a ella y a nosotros. Desafortunadamente, él no pudo detener al sacerdote antes de que este apuñalara a nuestra madre en el pecho y la empujara a través de un portal.

    Después de escuchar esta historia, fuimos en busca del sacerdote que la había matado y había tomado el Libro de Nombres. Había sido el único que debía cuidar de ella. Estábamos tan furiosos que hicimos que Isis se lo llevara para hacernos cargo de él más tarde. Nunca descubrimos su nombre de poder. Pero si, de hecho, recuperamos el libro.

    Luego descubrí que las mentiras del Pintor iban mucho más profundo de lo que temía. Yo recordaba haber crecido con Luca, pero todos esos recuerdos habían sido credos por el Pintor, quien se convertía en Luca cuando se ponía el amuleto que había obtenido de nuestra madre. Pero eso no era lo peor. Él solo había estado conmigo por un corto tiempo. Cuando él era Luca, él no tenía poderes y tenía todos los recuerdos y debilidades que se había dado a sí mismo.

    Yo podría haber perdonado todo eso. Podría haber aceptado y amado a mi hermano. Podría haber curado las heridas emocionales que el resto de las personas le había ocasionado. Pero él también había asesinado a mis padres adoptivos y a mi primera novia. Él era la maldición que lastimaba a todos los que me importaban.

    Por lo que lo encerré en un libro. Era como un mundo de fantasía donde él podía hacer lo que quisiera, excepto que no afectaría a nadie en el mundo real. Yo me juré a mí mismo que me volvería lo suficientemente poderoso para salvarlo de sí mismo antes de liberarlo del libro.

    Cuando los dioses acudieron a mí, con la intención de que Pintor y yo recuperáramos una espada mágica de otro dios, yo me rehusé a trabajar con Pintor. Anubis accedió a atrapar a Pintor en la forma de Luca, bloqueando su magia y su naturaleza asesina. Eso funcionó, y Luca me agradeció, diciendo que él era feliz de esa forma.

    La Espada de Draskara era una poderosa espada creada para matar a un dios. Esta era empuñada combinando un anillo mágico especial y una daga. Cada vez que esta era empuñada, esta debía matar a alguien, o esta mataría a la persona que la empuñaba.

    Nosotros fuimos en busca de Maori y descubrimos que él no tenía la espada...y que nuestra madre aún seguía con vida. De hecho, ella había estado viviendo en la Tierra con su esposo hechicero. Sabiendo que Luca y yo teníamos el Libro de Nombres. Maori capturó a nuestra madre para hacer un intercambio.

    Sin embargo, al salvarla, Luca fue capturado, porque él no tenía magia. Una vez que puse a mi madre a salvo, yo intenté salvar a Luca. Fallé, pero me di cuenta de que, aunque él fuese Luca o Pintor, él era mi hermano. Yo lo amaba. Por eso, romí el hechizo de Anubis y liberé los poderes de Luca. Pintor y yo derrotamos a Maori fácilmente, y Pintor apuñaló a Maori con la espada. Pintor absorbió las habilidades de Maori, pero no el conocimiento inherente de cómo utilizarlos.

    También tuvimos bastante ayuda del antiguo mentor de Pintor, Langril. Él no era un buen tipo, pero era poderoso.

    Tan pronto como obtuvimos la Espada de Draskara, esta fue robada por Testigo. Testigo tenía la habilidad de pasar desapercibido, y con la espada, él podía robar cualquier cantidad de habilidades. Ya que yo no tenía confianza en mí habilidad de pelear con magia, yo convencí a Langril de entrenarme en la magia. Lo único que le debería sería un favor.

    Mientras esperábamos que Testigo cometiera un error y revelara su localización, Pintor decidió que Kradga necesitaba un gobernante y que era su responsabilidad. Además, de esa forma él podía liberar su agresión.

    Prologo

    Guardián se estaba preparando para sus rezos nocturnos cuando Escriba abrió la puerta del patio de golpe, sobresaltando al viejo. Pero Guardián se contuvo a sí mismo, porque el nuevo sacerdote claramente estaba en un estado de pánico.

    ─ ¡El alto consejo! ¡Tiene que ver al alto consejo!

    ─ ¿Qué es lo que pasa?

    Escriba sacudió su cabeza, demasiado agitado para transmitir el mensaje.

    Guardián se levantó, sus débiles rodillas protestando el esfuerzo. Él ignoró el miedo de Escriba y se hizo camino hacia la cámara del consejo con dignidad.

    En la esquina de dos pasillos, él presionó dos de los bloques en la pared. El piso se partió en una línea recta y una sección de tres metros se hundió convirtiéndose en escalones. Él siguió su camino bajando las escaleras hacia la habitación de abajo.

    Esta era redonda, con un diámetro de seis metros y estaba bien iluminada. Cinco antorchas rodeaban tres esplendidos y lujosos tronos hechos de una tela azul y oro. Cada uno de esos tronos estaba ocupado por una mujer con largo cabello blanco, ojos azules y togas plateadas. Ellas vestían joyas de plata alrededor de sus cuellos, en sus cabellos y en sus túnicas. El oráculo del pasado tenía unos cincuenta años, el oráculo del presente tenía unos 25 años y el oráculo del futuro era una adolecente.

    ─Se me ha dicho que hicieron una profecía. ─dijo Guardián.

    ─El final está cerca ─dijeron las tres mujeres al mismo tiempo.

    ─La muerte que barrió nuestro mundo y devastó nuestras tierras...─comenzó Pasado.

    ─Está regresando para tomar lo que queda ─terminó Futuro.

    ─Syndrial comienza a gruñir, ardiendo con furia ─dijo Presente.

    ─ ¿Qué podemos hacer para detenerlo? ─pregunto Guardián.

    ─Nada. ─Todas las mujeres dijeron al mismo tiempo.

    ─Solo hay un hechicero que puede salvarnos ─dijo Presente.

    ─Pero él no vive aquí ─dijo Pasado.

    ─No podemos encontrarlo ─dijo Futuro.

    ─ ¿Cuál es su nombre? ─preguntó Guardián.

    ─No lo sabemos.

    ─Lo encontraré y lo traeré aquí a salvarnos ─prometió Guardián. Él se marchó sin preguntar nada más. Los oráculos no eran conocidos por su exactitud. Ellas no podían siquiera diferenciar gemelos. Por supuesto, Pintor y Escritor eran los únicos gemelos nacidos en Syndrial desde...Guardián forzó el pensamiento fuera de su mente. Él era leal a su mundo y a sus dioses por sobre a sus nietos.

    Cuando los sacerdotes descubrieron que él tenía una hija y se la quitaron, él no se resistió. Ellos la hicieron un recipiente, lo que ellos dijeron era un honor. Él visitaba a su hija en secreto, pero no la ayudó a escapar. Él ni siquiera se opuso cuando decidieron matarla para que su hijo no naciera.

    Solo que no fue un solo hijo, sino un par de gemelos lo que ella trajo al mundo. Aunque él estaba orgulloso de ella, él no podía salvarla. Afortunadamente, él mantuvo sus secretos, por lo que él sabía que habían fallado en matarla.

    Guardián también estaba seguro de que Nathan era el salvador que su mundo necesitaba. El sonido cercano de metal contra metal lo sobresaltó. Él rápidamente miró hacia ambos lados del pasillo, pero no vio a nadie más. Luego una espada rozó la pared de piedra a su lado.

    Capítulo 1

    El asesino esperó afuera de la ventana abierta hasta que estuvo seguro que su víctima estaba dormida. Luego él silenciosamente entró. La visión nocturna del asesino era impecable. Él dudó, porque la desordenada y colorida habitación era un poco desoriéntate. Después de un momento, él vio a su víctima dormida y avanzó hacia él como un gato en caza.

    ––––––––

    Cuando ya no podía mover mi pluma, parpadeé y miré hacia arriba, forzosamente llevando mi atención de nuevo al mundo real. Keira estaba sentada junto a mí. Aunque ella era antigua, ella se veía de mi edad, con largo cabello liso negro y ojos verde esmeralda. Su aura era igualmente dulce, inocente y exótica. Yo ya estaba acostumbrado a su expresión de entretenimiento. Ella soltó mi mano. ─Vamos a llegar tarde.

    Yo eche un vistazo a la ventana frente a nosotros. El tiburón ballena estaba nadando cerca del vidrio. Estábamos en el acuario Kaiyukan en Osaka, Japón. No era una ocasión especial o una luna de miel, era una cita casual. Más de dos meses desde que Testigo obtuvo la espada de Draskara y de estar bajo constante amenaza, Keira y yo experimentamos con formas de relajarnos.

    Luca y yo éramos gamers y amantes de los rompe cabezas. Keira, al ser una diosa y una metamorfoga jaguar, no estaba interesada en aventuras virtuales. Por eso, pensamos que sería apropiado explorar lo que la Tierra tenía para ofrecer. Fuese un café matutino en Italia, un almuerzo en un templo en Japón, o una cena lujosa en Francia, decidimos que no íbamos a desperdiciar un día. Keira usualmente nos transportaba a nuestros destinos basada en fotos de internet, y luego yo nos transportaría a casa usando mi anillo de teletransportación. Esta era una práctica valiosa.

    Metí mi libreta en mi bolsillo y me levanté, solo para trastabillar un paso. Ella rápidamente se levantó y puso sus manos a mí alrededor para estabilizarme. ─Lo siento ─dije, intentando sacudir el entumecimiento de mis piernas.

    Ella se rio. ─Has estado sentado sin moverte por horas. No me sorprende que estés dolorido.

    ─Apuesto a que tú podrías curar todos los nudos en mis músculos.

    ─Si solo tuviéramos algo de tiempo.

    ─ ¿Estás segura de que no quieres mi ayuda? ─pregunte.

    Ella besó mi mejilla. A ella no le gustaban las muestras de afecto en público. ─Todos los gatos de Syndrial han desaparecido. Cualquiera que sea la razón, yo puedo manejarlo. No deberías faltar al trabajo. Tú eres el que financia nuestras excursiones.

    Yo amaba su sentido del humor. Yo envolví mis brazos alrededor de sus hombros, y ella apoyó su cara contra mi cuello. ─Regresa a casa a salvo.

    ─Siempre lo haré. ─Su cálido aliento acariciaba mi piel.

    * * *

    Durante mi turno en la librería, yo consideré causas por las que los gatos de Syndrial podrían haber desaparecido. Yo realmente esperaba que mi novia no se viera envuelta en algo peligroso. Ella era poderosa, pero yo me preocupaba por ella de todas maneras.

    Era una noche de trabajo tranquila, como siempre. Nunca me había molestado con Luca como compañía, pero como él ya no estaba, era deprimente recordatorio de que nuestras vidas ya no eran las mismas. Aunque yo estaba orgulloso de mi hermano por tomar la responsabilidad, yo lo extrañaba. No lo había visto una vez desde que se hizo cargo de Kradga.

    Yo no sabía si él estaba sufriendo o si él estaba disfrutando de su vida sin mí. De cualquier manera, yo no quería saberlo.

    * * *

    Pasé por mi cafetería favorita antes de dirigirme a casa. Solo estaba a unas cuadras de mi departamento cuando escuche un clic distintivo. Yo no podía pensar en un sonido más peligroso en ese momento. Me congelé antes de que mi atacante ordenara ─No te muevas. ─El cañón de una pistola presionaba contra mi espina entre mis omoplatos. ─Retrocede, lentamente, y entra al callejón.

    Hice lo que me ordenó sin discutir. Yo era un escritor de crímenes de ficción; había pasado numerosas horas investigando crímenes como este. La forma más fácil para el criminal de salirse con la suya era dispararme.

    ─Dame tu billetera. ─Yo comencé a llevar mi mano hacia mi billetera cuando él presionó el arma contra mi espalda. ─ ¡Lentamente!

    ─Ok ─dije yo, manteniendo mi tono sumiso y calmo. Si mostraba miedo o arrogancia, solo lo pondría nervioso y sería más probable que me dispare. Yo estaba buscando mi billetera, pero lo que toque primero me dio una idea. Deslicé el anillo en mi dedo y me agaché con el mismo movimiento.

    ─ ¿Qué mierda? ─gritó el asaltante. Para él, me había desvanecido. Desafortunadamente, lo asustó como para tirar del gatillo. La bala golpeó mi brazo, pero ese era el menor de mis problemas en el momento.

    Golpeé el suelo, desparramando sangre por todos lados, y me giré de espaldas. El asaltante vestía una chaqueta de cuero con una capucha, pero yo logre ver su cara mientras sus ojos me buscaban. ─Megyar ─dije, desatando mi poder sobre él.

    Él gritó y se tiró al piso, retorciéndose de dolor. Yo no mantendría el hechizo por mucho tiempo porque era extenuante e innecesario; él no iba a levantarse en el futuro cercano. Yo me esforcé para ponerme de pie, sosteniendo mi herida con mi mano derecha. El asaltante se acurruco en posición fetal, sus gritos pasando a suaves llantos. Yo me saqué mi anillo y lo puse de vuelta en mi bolsillo. Antes de que pudiera irme, él se estiró y apuntó el arma hacia mí. Yo la patee, pero no me moleste en llevármela.

    El pobre bastardo cometió un error al elegirme a mí como su víctima. Yo saqueé mi teléfono y llamé a la policía. Les dije que acababan de robarme y les di mi ubicación. Cuando pidieron mi nombre, dije ─Ah, mi nombre es...─y corté.

    Yo no tenía seguro, y no iba a gastar miles de dólares para que el hospital me pusiera una venda. No me gustaban los hospitales. Ellos no pudieron salvar a mis padres y las únicas veces que había ido a un hospital, había sido para visitar a gente que mi magia había lastimado.

    Sabía que ellos podían rastrear mi número de teléfono, pero esa no era mi preocupación. El ser un hechicero de Syndrial me daba un plan de escape.

    Camine a casa. La adrenalina que había estado manteniendo alejado el dolor estaba desapareciendo, y tanto el dolor como el letargo me estaban ralentizando. Yo conocía a tres curadores, pero llegar a uno de ellos tomaría fuerzas que rápidamente estaba perdiendo. Llegué a la puerta de mi departamento. Afortunadamente, estaba en el primer piso, o no lo hubiera logrado.

    Sentía frio y estaba temblando, sin duda cayendo en shock. Me apoyé contra la puerta para descansar un momento. La puerta a la izquierda de la mía se abrió y una vecina asomo la cabeza. Violeta tenía unos veinticinco años con cabello castaño oscuro y un maquillaje de ojos sutil. A pesar de su apariencia normal, ella una de las personas más góticas que hubiera conocido en mi vida. Ella era tan gótica que ni siquiera tenía que vestir la parte, la vibra gótica fluía de ella cada vez que hablaba.

    ─ ¿Por qué estas sangrando? ─preguntó ella. Ella tenía una lapicera blanca entre sus dedos imitando fumar un cigarrillo.

    ─ ¿Cómo supiste que estaba sangrando aquí afuera?

    ─Puedo olerlo. Soy un vampiro, ¿recuerdas? ¿Alguien intentó sacrificarte?

    ─No.

    ─Bien. Yo ya te reservé como mi sacrificio.

    ─Lo sé. Me lo has dicho en múltiples ocasiones.

    En ese momento, su esposo asomó la cabeza. ─Hola, Nathan. ─A diferencia de Violeta, Jonas era un tipo amistoso y divertido, pero él no era terriblemente inteligente. Él tenía cabello castaño claro y brillantes ojos azules. ─Ey, ¿Sabías que estas sangrando?

    ─Yo lo apuñale ─mintió Violeta.

    Jonas se rio. ─Oh, amor, tienes que dejar de hacer eso. ¿Necesitas que te lleve al hospital Nathan?

    ─No, me daré unos puntos yo mismo.

    ─Eso es tan cool ─dijo Violeta. ─ ¿Puedo hacerlo yo?

    ─No.

    ─Que mal. Si te desmayas, lo voy a hacer de todas formas. Jonas, déjame apuñalarte así puedo darte puntos.

    Él envolvió sus brazos alrededor de ella. ─Ahora, amor, ya hablamos de eso. Tienes que practicar con taxidermia primero.

    Yo abrí mi puerta y entré. Me agradaban Violeta y Jonas, pero ellos eran como chicos en muchas formas. El día que se mudaron al departamento, ellos intentaron lavar su ropa con shampoo. Luca y yo siempre esperábamos que terminaran quemando el edificio. Keira los adoraba porque amaba su inocencia.

    El living incluía un sillón azul, un reclinador marrón, una vieja mesa de café y un televisor de cincuenta y cinco pulgadas. A lo largo de la pared sur del living había tres puertas, dos habitaciones y un baño entre ellas. En la pared este estaba la puerta a la cocina.

    Una vez adentro con la puerta cerrada, me concentré en mi madre y su hogar y dije ─No hay lugar como el hogar. ─tres veces. El anillo debía ser activado usando una frase, y esa era la que el hechicero que me lo dio usaba. Langril lo modificó para que me llevara a cualquier lugar que hubiera visitado previamente, pero él no estaba dispuesto a cambiar la frase. Yo ya me estaba acostumbrando de todas maneras. Ninguno de los nativos de Syndrial lo entendía y raramente lo necesitaba en la tierra excepto para ir a la guarida de Langril para mis lecciones.

    La luz se desvaneció del mundo y cuando regresó, estaba parado en un lugar nuevo. La casa era pintoresca con una carpeta oscura y paneles de luz en las paredes del living. En la pared norte había una puerta a la cocina. A la derecha de la puerta se encontraba un sillón de gamuza de un marrón claro, con una mesa de café rustica. En la pared sur había un hogar y un televisor de cincuenta pulgadas. En la pared este había una puerta deslizable que daba al jardín.

    Mi madre y su esposo estaban sentados en el sillón, acurrucados juntos. Mi madre era una mujer menuda con largo cabello rojo y brillantes ojos azules. Todo en ella, desde sus suaves rasgos faciales a su actitud silenciosa, indicaba que ella era inofensiva.

    Christopher tenía una contextura media con un bronceado natural, cabello marrón oscuro y ojos grises que a menudo parecían purpura. Él no era inofensivo. Él era un hechicero humano que dedicaba su magia a curar. Yo había estado preocupado de que él no iba a ser capaz de proteger a mi madre, pero a medida que llegué a conocerlo, aprendí que su apariencia era engañosa. Él era lo suficientemente fuerte para manejar los problemas de mi madre, y aun así lo suficientemente gentil como para que ella no le tuviera miedo.

    A los pies de mi madre había un cachorro de Golden retriever, quien se escondió debajo de la mesa de café y me ladró.

    Yo trastabillé y caí de rodillas. El dolor en mi brazo incrementó y mi cuerpo perdió las fuerzas que le quedaban. Mi madre se agitó. ─ ¿Puedes...curar esto? ─le pregunté a Christopher.

    ─Pon presión en la herida ─dijo él, saltando de pie. ─Traeré una poción de curación y unos vendajes.

    ─Si tienes algo de whiskey, eso también sería lindo. ─dije yo. Mi madre se arrodillo junto a mí y puso sus manos en mi brazo en el lugar incorrecto, causando que dejara escapar un quejido de dolor.

    ─ ¡Lo siento! ─dijo mi madre, con pánico en su voz. ─ ¡Tu brazo completo está cubierto de sangre!

    ─Lo sé. Fui asaltado.

    Chris regresó y me entregó una botella con poción. ─Bebe esto. ─Él desapareció dentro del baño para tomar el equipo de primero auxilios. Yo bebí la poción, la cual sabía cómo espinaca dulce y tenía la textura de un jarabe para la toz arenoso. Este inmediatamente calentó el frio que sentía en mi cuerpo, pero el dolor se desvanecía mucho más lentamente. ─Quítate la camisa ─dijo Chris, sentándose en el suelo junto a mí. Yo no podía deshacer los botones, por lo que él la arrancó. Aunque la herida era más grotesca de lo que esperaba, esta encajaba con el dolor.

    Yo había sufrido muchas heridas en mi vida, pero esta era la primera herida de bala.

    Afortunadamente, mientras él limpiaba y envolvía la herida, el dolor comenzó a ceder. La letargia, por otro lado, comenzó a crecer.

    ─Probablemente debería haberte advertido...las opciones de curación súper fuertes como esta tienen un efecto soporífero.

    ─Genial. ─Y luego me desmaye.

    * * *

    Desperté en una habitación para huéspedes con el olor del desayuno. Era un cuarto pequeño con carpetas color crema, paredes verdes claro, un closet junto a la puerta y una ventana opuesta al closet. Yo estaba en una cama simple. Junto a mí había una pequeña mesa. Ya que eso era todo con lo que estaba decorada la habitación, yo asumí que no tenían huéspedes muy a menudo. En la mesa había una camisa azul oscuro. Me enderecé y me orienté antes de presionar mi brazo gentilmente. Este no dolía para nada. Me puse la camisa y fui a la cocina, donde mi madre estaba cocinando huevos, panceta y panqueques. Chris estaba sentado en la mesa con una tasa de café y un diario.

    La cocina tenía gabinetes blancos, mesadas de linóleo y apliques de acero inoxidable. Las cortinas para la ventana sobre el lavabo tenían manzanas en ellas. Era un poco demasiado pintoresco para mí.

    Keira era perfecta para mí, pero nosotros no teníamos una relación estándar. Ella era una diosa y una metamorfoga jaguar mientras que yo era humano y un hechicero de Syndrial. Julia, mi madre adoptiva, no era un ama de casa. Desde que podía recordar, había algo mal conmigo. Después de que mis padres murieran y Luca se me uniese, nuestra vida era excitante, pero no normal. Talot, mi madre biológica, era un recipiente de Isis, completamente inocente. Todo lo que ella había aprendido sobre la cultura de la Tierra había sido a través de Chris, televisión y libros.

    Chris hizo un gesto a la jarra de café y yo me serví una tasa. Me senté en la mesa. ─Gracias por curarme. Saldré de aquí lo más pronto posible, porque estoy seguro de que ustedes dos tienen cosas que quieren hacer.

    ─No ─dijo mi madre. ─Me alegra que nos visites. Me gustaría que te quedes. De hecho, Chris y yo hemos estado discutiendo sobre tú y tu hermano mucho recientemente. Queremos que los dos se muden a Colinas Blancas.

    Yo agité mi cabeza. ─No creo que eso resulte bien.

    Ella tomó mi mano. ─Esto no te hubiese pasado si tu hermano te hubiese estado protegiendo como debería.

    ─Luca tiene un trabajo importante que hacer, y el necesita encontrar su propio camino.

    ─No lo entiendo ─dijo ella.

    ─Su

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