Las crónicas de Hissfon. Los cinco Magos

Por Remy Lecornec

En los inicios de un mundo nuevo, donde la magia modela casi todos los aspectos de la vida, dos puebles se enfrentan al peligro de un Nigromántico, devenido el Amo incontestable. Mientras que los nevrigios se disputan los territorios con sangre, los artelianeos, ayudados por cinco Magos, intentan devolver el orden a las Tierras Mandraras. Hata la desaparición misteeriosa de un primer Mago, los otros corren la misma suerte, en un total desgarramiento. Los Guerreros de Auttum, pequeña aldea, cuyo origen se remonta al gran pacto que une a los cinco Magos, ¿llegarán a tiempo para derrocar a un tirano de la magia sediento de poder?

• Idioma: Español
• Editorial: Remy Lecornec
• Fecha de lanzamiento: 14 nov 2018
• ISBN: 9781547557561

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Las Crónicas de Hissfon

Tomo 1- Los cinco Magos

Las Crónicas de Hissfon

Tomo 1- Los cinco Magos

Rémy LECORNEC

Ilustración de cubierta:

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Autor :

Dusan Kostic

PRÓLOGO

Existía un mundo llamado Hissfon. Situado en los confines de la nada, este astro estaba habitado por Magos. Dotados de múltiples poderes, estos hechiceros del Bien eran cinco y vivían en cada uno de los continentes de Hissfon. Extender su magia en las diferentes regiones no era fácil en lo absoluto; eran inmortales y sedientos de poder, lo que implicaba grandes obligaciones.

Tanbus-Erhlenam

La consternación llegó cuando un arteliano, el joven Thâar, adquirió secretamente el poder oscuro de los Magos. La gran mayoría de los pueblos situados en Las Tierras Mandrares se rebelaron, en vano. El poder de Thâar, convertido en Nigromántico era tan importante que tomó bajo su poder una parte de los artelianos. Los habitantes que adoptaron voluntariamente o no la decisión de pasarse al lado de las Tinieblas fueron llamados los nevrigios, que significa los Malditos en la lengua sagrada de los Antiguos de Hissfon. Este pueblo, de ferocidad incomparable, tenía la guerra como palabra de orden.

La oscuridad reinó durante doscientos ciclos; esta época fue llamada Tanbus-Erhlenam, los Dioses de las Tinieblas. La miseria alcanzó a los pueblos que no se sometieron al poder del Nigromántico y la magia desarrollada por Thâar, hizo que los artelianos pelearan entre sí. Después de tal flagelo, los Magos del Bien, no pudieron hacer nada. Fue así que el Nigromántico vio su poder en aumento hasta su apogeo.

La caida

Un Mago, más astuto que los otros, llamado Donnhum, fue dotado del Poder Integral de la Montaña Sagrada de Merhidios por el Antiguo de Hissfon, fundador de los pueblos libres artelianos. Entonces estalló un combate sin fin en lo alto de esta montaña, el imperio nevrigio del Necromántico Thâar se derrumbó.

El agotamiento de las cohortes del amo de la oscuridad hizo imposible el ataque de las tierras libres gracias al Poder Integral del Mago Donnhum. En efecto, el Nigromántico detuvo su nuevo asalto a la Montaña Sagrada de Merhidios, el cual había planeado con el fin de apoderarse de la tan codiciada Magia de los Antiguos.

El Contraataque

El fracaso del Nigromántico Thâar en su tentativa de conquistar el Reino de Merhidios, hizo que montara en cólera, pero este fracaso afectó las tierras ya devastadas de los artelianos, debido al alcance de su tan poderosa magia.

El ser tenebroso elaboró, pues, un mortífero de contraataque que consistía en capturar a los Magos, uno tras otro, para de esta manera destruir el estrecho vínculo que les unía. Sin dicho vínculo, los habitantes habrían sido vulnerables y no habrían resistido a un ataque tan importante de las hordas nevrigias.

El llamado

Con el fin de corregir estas pérdidas, los habitantes de las Tierras Mandrares y sus alrededores, así como el Mago Tohn-Mâ hicieron un llamado a los Guerreros de Auttum. Estos fueron la gloria de los pueblos libres, gracias a ellos los Magos podían ser liberados, aunque teniendo que superar peligrosos desafíos.

Capítulo Primero

El Poder

L

a pequeña aldea de Auttum, rodeada de vastas llanuras y separada de Galnor, la gran ciudad de armas por el río Elnoh, vivía sus últimas horas de tranquilidad sin la más mínima sospecha.

Todas las comarcas habían escuchado los tambores de guerra de las hordas nevrigias que avanzaban lentamente, bordeando los ríos y las costas, del Puerto de Reltre al Suroeste, pasando por la gran ciudad blanca de Varnum, al nordeste.

Algunos emitieron la idea de que un nuevo plan, una vez más concebido por el Nigromántico Thâar, estaba en marcha, y que esta vez nada podía detenerlo. Los aldeanos ya no se sentían seguros, la preocupación de sus tierras se desvanecía a medida qeu los tambores resonaban, haciendo temblar el suelo de los graneros y los cimientos de sus pequeñas casas, cuya destrucción era inminente.

Los diferentes reyes de los reinos vecinos al reino de Fahl se reunieron en Auttum para decidir lo que era mejor para los artelianos. Algunos querían dejar a los nevrigios lo que les pertenecía antes que perder de nuevo algún territorio próximo, hasta sentir su propia muerte, otros querían combatir, y la mayoría, prefería convocar a los Guerreros del Bien.

El acercamiento

Girando los pies sobre una tierra seca, poblada de hojas caídas producto de la violencia del viento de la víspera, el lancero Kenthaë reflexionaba solo cerca del camino de los Muertos.

Kenthaë era hijo de un herrero, nacido en la aldea de Auttum,  creció sin su madre, quien murió en su nacimiento. Desde una edad muy joven, se percató de que poseía poderes, de los cuales, incluso su padre, ignoraba la existencia. Desde entonces se apasionó por las técnicas de las armas y los métodos de combate a caballo que el rey de la época, Gan-Trê, organizaba para las fiestas. Trabajó duro con el fin de cumplir su destino de lancero, el cual había soñado. Vivía en la aldea de Autumm, con sus dos amigos, Carhâa y Artmión, trabajando al servicio del Rey Berum. Tres buenos amigos; con su hijo Doltha, joven adalid que poseía una fuerza mágica sorprendente. Su espada fue forjada por los artesanos de los Mundos Antiguos, lo que hacía que la lámina fuera más poderosa e intensa cuando el acero se encontraba en combate, lo que demostraba un estrecho lazo entre ellos.

El camino de los Muertos, bajo los pesados pasos de Kenthaë, tenía la particularidad de ser mágico, aun si mucha gente no lo creía, emanaba una sensación que los Magos conocían bien. Un sentimiento de poder conferido por los Antiguos de Hissfon que habían recorrido el pasaje más de una vez y sacralizado esta tierra en largos rituales.

Kenthaë