Tony Cuentacuentos

Por José Antonio Pérez Jiménez

Jos A Prez Jimnez. Este libro a diferencias del anterior Pesadillas est dirigido fundamentalmente a nios y jvenes. Su autor ha tenido el propsito de homenajear a aquellas personas (abuelos, abuelas, padres, madres y tos), que siempre endulzan los odos de los pequeos, a travs de sus ingeniosas ancdotas.

Siete increbles y maravillosas historias donde reyes, prncipes, animales, brujas y extraterrestres tocaran el corazn de los
lectores.

Con este libro el autor quiso hacer un homenaje especial a su abuela Carmen Pardo y a un regalo a su sobrina Daniela Monsalve; a quien le dedic el cuento La Princesa Daniela.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 7 feb 2014
• ISBN: 9781463377250

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Copyright © 2014 by José Antonio Pérez Jiménez.

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This is a work of fiction. All of the characters, names, incidents, organizations, and dialogue in this novel are either the products of the author’s imagination or are used fictitiously.

Rev. date: 01/22/2014

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Contents

La Princesa Daniela

Maya y Daniel

Historia de Dinosaurios.

El Rey sin Piedad

William y el Sapo Romeo.

Odany

Alejandro y su amigo el Oso.

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La Princesa Daniela

E n las primeras décadas del siglo XVlll, el Reino Unido era gobernado por el rey Jorge l y la reina Irene, quienes habían concebido a una bella princesa a la cual le dieron por nombre Daniela.

Por esa época Inglaterra y España colonizaban la casi totalidad de América y en su lucha por extraer las grandes riquezas de los pueblos de ese continente, traían a negros africanos como esclavos para que realizaran los trabajos más inhumanos.

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En América, una de las grandes conquistas de estos colonizadores, había comenzado su lucha de liberación y el Rey Jorge l le solicitó a su hermano, el duque Carlos, que se dirigiera hacia ese lugar para obtener información precisa de los acontecimientos y darle intrucciones al gobernador de restablecer el orden y la paz, en esa otra parte del mundo.

La jovencita princesa Daniela, de doce años de edad, sentía mucha admiración por su cariñoso tío y al enterarse que éste iba a realizar un largo viaje a través del mar, le rogó a sus padres le permitieran acompañar al duque en su travesía. Los reyes sabían que este trayecto marítimo iba a ser muy peligroso, por las inclemencias del tiempo que podían enfrentar y por los hechos que estaban sucediendo en el lugar de destino. Debido a estas dos poderosas razones y al amor que le tenían a su hermosa hija, la respuesta fue no.

La negación de sus majestades no fue suficiente para que la princesa desistiera de acompañar a su tío. Por lo que una vez que supo la fecha y la hora de partida del navío, comenzó a planificar cómo introducirse dentro del barco sin ser detectada. Esa tarea no iba a ser tan fácil; porque la voluntariosa Daniela pretendía llevar consigo a su inseparable perro, un bonito collie enano llamado Johnny y a su corcel Zeus, negro como la noche y con una larga crin tejida en su elegante cuello.

El buque tripulado por expertos marineros y equipado con todo lo necesario para la larga travesía, zarpó a tiempo del puerto de Londres sin saber que en su interior se hallaban escondidos tres insospechados pasajeros.

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La princesa permaneció por varios días junto con sus dos amigos a ocultas en una de las bodegas del barco, alimentándose de frutas y vegetales que habían llevado en una bolsa y de otros alimentos que tomaban del lugar donde se encontraban, en espera de que transcurriera el tiempo y el buque estuviera bien lejos de Londres.

Pasaron alrededor de diez días y los tres polizontes que aún estaban bien escondidos, comenzaron a sentir que los barriles, los sacos con alimentos y otros suministros que se hallaban en la habitación en que ellos estaban, se movían de un lugar a otro sin parar, cosa que además de asustarlos hizo que abandonaran el sitio donde permanecían ocultos y subieran a la cubierta del barco.

Si grande fue la sorpresa de la princesa y sus dos amigos al ver que el buque y sus tripulantes se encontraban luchando contra la presión de los fuertes vientos y las enormes olas de una tormenta, aún fue mayor el asombro que el duque Carlos recibió al percatarse que su querida sobrina se hallaba en el barco, precisamente en el momento más difícil