Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Los Años Más Oscuros
Los Años Más Oscuros
Los Años Más Oscuros
Libro electrónico321 páginas5 horas

Los Años Más Oscuros

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Es posible que el mal evolucione?
Qu encuentre un camino para llevar todo lo que
vemos al ms profundo abismo?
5 cuentos que destruirn tu forma de ver el terror, lo gtico y el
concepto que has adquirido acerca del prncipe de las tinieblas.
Una serie de historias que se fusionan para crear una narrativa
espectacular y que jams pensaste se poda hacer, djate
seducir por el mal nuevo.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento8 feb 2013
ISBN9781463339715
Los Años Más Oscuros

Relacionado con Los Años Más Oscuros

Libros electrónicos relacionados

Relatos cortos para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Los Años Más Oscuros

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Los Años Más Oscuros - Edgar Aguilar Farías

    Copyright © 2012 por Edgar Aguilar Farías.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas gratuitas desde EE. UU. 877.407.5847

    Llamadas gratuitas desde México 01.800.288.2243

    Llamadas gratuitas desde España 900.866.949

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    429161

    Índice

    Prologo del escritor

    Introducción

    2000.     Es de mañana

    2005.     Todos los días es lo mismo

    2006,I.   En estos viejos rieles

    2006,II.  En una estación de trenes

    2006,III. Es la hora del canto de los pájaros

    2012.      Y en este día del holocausto

    Prologo del escritor

    La obra que tiene en sus manos lector(a) no debe de ser leído de forma como leería un manual de armado de un objeto cualquiera. La obra en sus manos es una extraña decodificación de símbolos e ideas producto de una persona que ha salido de una pesadilla.

    Con ello pretendo decirle que jamás de los jamases esta obra literaria es consecuencia del surrealismo, al contrario pretende salirse del surrealismo para entrar en un crudorealismo, o sea, introducirlo a usted en una realidad que supone no posible, pero que es y sucede a sus espaldas.

    Para lograrlo hay que obligarle a soñar en una pesadilla tan horrible e inverosímil que dese despertar o en el mejor de los deseos por parte de un vampiro se sumerja hasta la locura y su alma muera dentro de un cuerpo que se mueva sin más propósito que la subsistencia. Por eso la obra esta decodificada con pensamientos y símbolos que solo serian claras para escogidos en salir de ese surrealismo que vivimos todos los días.

    Como última advertencia esta obra pretende encender en usted la intolerancia, la ultraviolencia, el terrock, el perxvexsex y la demeverdad, objetos etéreos antes de llegar a estar preparado para la verdad. Y con estas últimas palabras espero disfrute esta obra.

    De algún lugar de Latinoamérica 2000-2012

    Introducción

    16 de abril 1623.

    Convento de San Rafael

    Para Doña Blanca de Sahagún.

    De parte del abad del convento de San Rafael, os informo a su ilustrísima Doña Blanca de Sahagún que vuestro hermano, Francisco Ximenes de Sahagún, Arzobispo de Valladolid y antiguo Varón del Santo Oficio, a encontrado muerto en su celda.

    Por el respeto que tengo a vuestra familia y a un entrañable amigo y colega, que dios os perdone vuestros pecados. No me atrevo a describíos en esta carta los detalles escabrosos como os habéis encontrado en la mañana del 14 de abril del año de nuestro señor, 1623.

    Sin embargo y con la conciencia sumergida en el peor de los remordimientos. Me atrevo a narraos lo que os negué el día en que su ilustrísima me pidió con suplicas y lagrimas en vuestros ojos, el día en que recluto a vuestro hermano en mi convento.

    Solo os pido que tan pronto haya leído las cosas que no narre ese día y las haya entendido, destruiga la carta. Como miembro importante de los Jesuitas, se me tiene bajo votos de silencio, y al contaos los hechos que llevaron a vuestro hermano a la locura, me pone en un aprieto que me condenaría a los tormentos de la inquisición.

    He aquí lo que se:

    Vuestro hermano, como santo varón del santo oficio y conocedor de las artes demoniacas y sus exorcismos, vos enfrento junto con 26 teólogos a un ser demoniaco que no os podía ser cremado en la hoguera. Y vuestra captura costó la vida de por lo menos 60 hombres de fe.

    Tras lograr lo que parecéis imposible, vuestro hermano, sus colegas inquisidores y cinco afortunados sobrevivientes de los 26 teólogos que participaron, lograron encerraros aquel engendro del mal, tras un altar en la catedral que se edifica en esta ciudad capital en honor a San Felipe.

    Después de aquellos sucesos, vuestro hermano dejo el sueño y se dedico a las noches de vela y al murmullo como si una voz maligna le dictase herejías y blasfemias. A otros inquisidores les paso lo mismo y a los teólogos sobrevivientes os llego una terrible muerte, producto de algún maleficio.

    En este punto de mi historia es cuando su ilustrísima entra. Se por buena fuente que se le habéis negado tales noticias del porque vuestro hermano cayó en un estado mental enfermizo. Y por tal motivo llego a mi pidiendo auxilio al sabéis de nuestra pasada amistad en el seminario.

    No negare que en ese tiempo tenia entendimiento de lo que le paso a vuestro hermano, pero así como las noticias me llegaron de las principales cabezas de la santa madre iglesia, de la misma manera de me habéis prohibido daros información del por qué Francisco Ximenes de Sahagun cayó en su estado de locura, y pido su perdón como buena cristiana que es y expió mis culpas dándole a grandes rasgos lo que volvió loco a vuestro hermano.

    Por mi parte os trate a vuestro hermano con la mayor de las atenciones que estuvieron a mi alcance. Pero, por el bien de mi conciencia os digo que mi amigo cada día empeoraba con respecto a sus ideas y conceptos de lo moralmente correcto, cayendo en muchas ocasiones en actos heréticos que de habéis sido otra persona, vos hubiera acusado a la inquisición.

    Pero como mayor en este convento ordene a mis monjes que guardaran silencio como secreto de confesión, así que decidí bajo mi criterio encerrarlo en su celda y tenerlo bajo un estricto régimen de oración y lectura santa, esperando que con ello, vuestro hermano recuperase la condura.

    La noche anterior a vuestra muerte vos le escribí a un experto en exorcismo al ver que vuestro hermano no mejoraba y al contrario cambiaba a un estado bestial. Y con estáis palabras no tengo nada más que infórmale.

    Por ello le pido de la forma más atenta venga a recoger el cuerpo de vuestro hermano Francisco Ximenes de Sahagún, los monjes y yo os hemos hecho todo lo cristianamente posible para salvar el alma de Francisco de las llamas infernales.

    ATTE.

    Teodoro Arellano Abad del convento de San Rafael

    Es de mañana

    Es de mañana, lo sé por qué hacia unos minutos no se oía ningún ruido que viniera de fuera del cuarto. De la calle para ser más preciso. Todo el barullo del exterior me pone nervioso, pienso que ella puede despertar, ¿pero? Que me paso en verdad, todos los sucesos vienen a mi mente, recuerdo como empezó todo.

    En la cuadra siguiente en la que yo vivía o debería decir mejor vivo, se había convertido en una calle importante para el tránsito de vehículos, así que muchos dueños de terrenos, y viejas casas empezaron a vender o acondicionar sus lugares para expendios de carros, mueblería para baños, y un sin fin de mercancías de costos considerables, y como son negocios rentables vino con ellos la delincuencia. Todavía me acuerdo como mi madre se alarmaba al oír que tal negocio fue abierto en la noche o como robaron tal cosa. La policía no es muy confiable así que los dueños de los negocios se protegieron a sí mismos usando perros guardianes. Creo que quien empezó con la idea fue el dueño de un autofinanciamiento, y como resulto tan bien los demás comerciantes adquirieron autenticas jaurías asesinas de perros guardianes.

    Como se quejaron los vecinos. De día no había mayor inconveniente, pero a la hora del cierre de estos negocios la acera de la avenida era intransitable, tales perros le ladraban a cuanta persona pasaba cerca, si fuera solo uno tal vez no habría mayor problema, pero toda la calle en todos los negocios había Doberman, pastores alemanes y demás razas de perros de ataque que hacían saltar de susto al más despistado transeúnte que se atreviera a caminar hay, sin contar el pavor que se siente al verlos casi saltar sobre uno. Si no fuera por las rejas y puertas que los mantienen encerrados en sus respectivos locales. Así que al pasar el tiempo se volvió para las personas de la cuadra una costumbre rodear esa calle en las horas de la noche.

    Pero mi historia empieza un sábado o debería mejor decir un domingo en la madrugada, esa vez había ido a una parranda de un conocido de la secundaria que vivía en la cuadra siguiente a la cuadra de los perros (como se le empezaba a llamar), esa vez nos habíamos quedado a tomar chelas el grupo de conocidos cuando los clásicos gorrones de fiesta se habían ya retirado. Esa vez me acuerdo, que mi novia había bebido demasiado, y había vomita frente a la puerta del baño. Ella se sentía muy apenada así que se retiro con una amiga sola a su casa, yo en cambio me quería quedar un rato mas, pero, una hora después yo también me retire, porque ya todos estábamos muy mareados para seguir conversado o haciendo otra cosa.

    Me acuerdo todavía como en mi mente solo rondaba la idea de no cruzar por la cuadra de los perros y no supe bien que tanta marometa hice por el barrio para quedar enfrente de la banqueta donde estos animales viven, me acuerdo que me pare junto a una reja debajo de un árbol por que sentí como se me revolvía el estomago pero no vomite, así estuve parado en la oscuridad que daban los árboles de la banqueta cuando de repente note una figura del otro lado de la calle. En ese momento pensé que era una persona, pero tiempo después reflexione y tenía mas forma de una enorme sombra. Recuerdo que era muy alto. Pero lo que más me llamo la atención no fue su considerable altura sino el hecho de que los perros que no daban tregua a la persona que pasara a solo metros de ahí no salieran a ladrarle, es más el ambiente era más silencioso que de costumbre, pese a la hora que era. Yo en mi estado, me quede atónito, mirando aquella extraña sombra cruzar el otro lado de la acera, tan pasivamente. Parecía que el tiempo se alargara, porque no debió pasar más de 10 minutos desde la primera vez que lo divise hasta el momento en el cual cruza la esquina para desaparecer de mi vista. Sin embargo en ese instante pareció que había transcurrido una hora completa. Pero lo más raro es que no corrí del miedo, ni siquiera me acuerdo si sentí miedo, tal vez porque creí que veía cosas por mi borrachera, no recuerdo bien. Después de tal suceso solo tengo memoria que abrí la puerta de mi casa subí a mi cuarto y me recosté a dormir, no supe mas hasta la mañana siguiente.

    Eran como las 11: 00 de la mañana del domingo, me desperté esa vez

    Porque el sol me daba directamente en la cara. Me levante a cerrar la cortina de mi cuarto y después baje a la cocina a tomar algún liquido para la terrible cruda que traía, me acuerdo que la casa estaba sola, mi madre de seguro había ido alguno de sus tantos cursos y mi padre con sus amigos disfrutando el fútbol, que según él, era lo único que en verdad le gustaba de la tele de mis demás hermanos no me importo mucho, sabía que no obtendría ningún regaño de parte de ellos.

    Al estar recostado de nuevo en la cama es que vinieron a mi mente las imágenes de aquella figura extraña que había visto la noche anterior, pase varios minutos meditando cuando recordé que no estaba solo, justo en el instante en el cual la figura extraña cruzaba frente a mí, detrás mío pasaba una vecina que vive como a una calle de donde yo vivo, es una señora vieja y amargada que no cruza palabras con nadie, creo que fue su presencia tranquila la que me hizo reaccionar como lo hice en ese momento.

    Ella no estaba alarmada, ni se quedo mirando perpleja la figura que yo veía, creo que por eso pensé que era algo de mi imaginación. Después me dispuse a dormir, no recuerdo que soñé, pero algo que vi en mis sueños me hizo despertar de repente, y recordé que la señora, mi vecina, era medio ciega. Ella usa unos lentes de fondo de botella por lo cual es objeto de burla, si en ese instante no tenía sus lentes puestos es probable que no viera la sombra que yo vi, es más me parece que no me vio al pasar ella.

    No supe ese medio día de domingo por qué tal hecho debiera ser tan importante si lo que vi era falso a nadie perjudicaría, y aun cuando fuera verdadero ¿que beneficio me traería?

    Toda la tarde de ese domingo solo estuve pensando en aquella sombra rara, recordando si no tenía algún rasgo humano, reflexionando si no emitió algún sonido, divagaba con cualquier cosa que se refiriera al tema. Y fue la peor resaca que jamás tuve.

    Esa noche de domingo caí muerto por el dolor de cabeza que me había dado en la tarde y por mis alocados pensamientos acerca de la sombra. Dormí muy bien esa noche como si todo lo sucedido ese domingo no hubiera pasado.

    Era lunes, me desperté con una calma que jamás había sentido, es mas todo el rato que trascurrió entre levantarme de la cama y el desayuno la idea de la sombra había desaparecido. Así me vi sentado en la mesa tomando el raquítico desayuno que mi madre me daba, según para estar saludable, y como todos los días mi padre leyendo su periódico, mientras toma su café, y refunfuñando por cuanta noticia ve. Yo ya estaba acostumbrado al igual que toda la familia a no hacerle caso, sin embargo en un instante mi padre se detuvo y llamo a mi madre para mostrarle algo que había en el periódico, no los mire en ese momento, recuerdo.

    Fue cuando vi la expresión alarmada en el rostro de mi madre que supe que algo de trascendencia había pasado, pero no me a atreví a preguntar, no hubo tiempo, mi padre volvió a ojear su periódico en el momento que se alejó mi madre, y fue que nos dijo todo con una expresión perdida, un asesinato a tres cuadras de aquí.

    Tales palabras jamás pensé escucharlas y menos de la boca de mi padre. Me sorprendí, lo admito, pero no compartí el sentimiento de alarma que empezaba a invadir el comedor en ese momento, solo veía a mi madre desconcertada en un rincón de la mesa y mi padre en un silencio insólito. No fue hasta que ellos se retiraron que tome el periódico y busque la noticia que tanta conmoción había causado. No era una noticia de primera plana sino de la sección policíaca que ese periódico ofrecía a sus lectores.

    Decía algo así; "en las calles… con esquina… es que se encontró la mañana del domingo 18 de junio, el cuerpo sin vida de lo que se cree era un pordiosero que rondaba por esa zona. Su cuerpo estaba escondido entre unos matorrales de una jardinera del señor perengano quien descubrió para su horror el cadáver. Sus ropas estaban salpicadas totalmente de su propia sangre como afirman peritos que examinaron el cuerpo, y su cuello hecho jirones. Su cabeza estaba casi desprendida de su cuerpo por las vueltas que se le dio al cuello del occiso para lo que se cree fue un intento deliberado de arrancarle su cabeza a la fuerza. No hubo testigos presénciales de tal crimen según las autoridades competentes, sin embargo se cree que pudo haber sido un hombre corpulento (afirmo uno de los peritos) solo alguien de gran fuerza pudo haber cometido tal acto".

    Fue en ese momento cuando me acorde de la terrible sombra que vi la noche de la fiesta, tal vez por esto es que mi mente daba vueltas al asunto. Pero no recordé en ese momento haber notado un rasgo humano en la sombra aquella o algún grito o ruido que se le pudiera atribuir al asesinato del desconocido mencionado. Salí de mi casa para dirigirme a la escuela con la mente en aquellos pensamientos, solo cuando estuve frente al colegio es que tales ideas se disiparon de mi mente.

    Justamente en la entrada se encontraba mi novia con una expresión de enfado y al verme se acercó para reclamarme que el día de la fiesta la deje irse sola a su casa, mientras yo seguía bebiendo, la verdad sus reclamos me tenían sin cuidado, siempre había algo que no le parecía o no le gustaba, de hecho su carácter tan recatado me tenia arto. En varias ocasiones había pensado cortar con ella pero no había surgido la oportunidad. Pero a unos segundos de que la campana tocara anunciando la primera clase, es que ella entre su arrebato de enojo menciono el asesinato ocurrido y del hecho que hubiera pasado si ella hubiera sido la víctima.

    Tales palabras no me trastornaron como ella esperaba pero puso una idea en mi mente. ¿Si la sombra es la asesina no me habrá visto?, y si lo hizo ¿no estaré en peligro por ser un probable testigo? tal hecho me empalideció en un instante e hizo que le diera la espalda a mi novia quien al notar mi estado cambio su enfado por preocupación, yo solo la aleje de mi lado cortésmente y le dije unas palabras para que se calmara, no recuerdo cuales pero me acuerdo que fueron pocas, me aleje de su lado para dirigirme a mi salón.

    Después de tal suceso, la escuela trascurrió normal, con la diferencia que en mi interior creció un pesar que me sofocaba. La agonía de saber que un asesino pudiera estarme buscando, la posibilidad de morir de una forma brutal como la de aquel don nadie.

    Tras unas horas me fui calmando. Porque entre mis reflexiones, me di cuenta que no vi a un hombre, es mas no era nada, un producto de mi imaginación, tal vez, un fantasma nocturno, y si no fuera así, ¿quien distingue un rostro humano a más de 10 metros en la oscuridad de la noche? Nadie que yo conozca, y aun si me hubiera visto no sabría quien era, por que lo más probable es que no viva en el mismo vecindario en el que yo vivo.

    Al final de la escuela mi agonía se volvió un suspiro de aliento, había llegado a la conclusión; lo que había visto era falso, por dos simples hechos:

    El primero y más importante los perros no le ladraron a la figura extraña. Si hubiera sido un hombre de verdad, la calle estaría llena de ladridos y ruidos de rejas y cadenas golpeando y arrastrándose. Y la segunda, que no hubo solo una persona esa noche sino dos, dos.

    Esos fueron mis pensamientos esa vez, los recuerdo muy bien, así como el hecho de que me dirigí esa vez a la escena del crimen atraído por un morbo terrible. Al llegar vi una cinta amarilla en la jardinera que los peritos habían dejado. Se habían llevado el cuerpo y el dueño se había encargado de limpiar la sangre para que las miradas curiosas dejaran en paz ese lugar, esperando que con el tiempo se olvidara lo ocurrido en un momento de horror, dejando únicamente una veladora que alguna beata había dejado con la esperanza que el alma del occiso descansara en el más allá.

    Mi único sentimiento al estar ahí fue de decepción, el periódico describía una escena abominable, digno de una historia de terror. Aunque era de esperarse que no dejaran tal escenario intacto como si fuera una exposición de fenómenos. Y después a mi hogar a pasar un día como cualquier otro.

    Pasaron dos días, era jueves si mis cálculos y mi memoria no me fallan, y la intranquilidad en mi casa por el homicidio en las cercanías del vecindario era ya una noticia vieja, algo como las notas del periódico, solo duran el día en que se publican a no ser que lo vuelvan a publicar el siguiente día. Y yo me sentía con una extraña paz interior, en ese jueves, pero esa noche, recuerdo que mi sueño producto de mi armonía espiritual, se apagó por un barullo en mi calle.

    Se oyeron sirenas de patrullas y ambulancias, si mi memoria no me falla, que obligaron a la gente a salir de sus hogares para ver que sucedía. Creo que eran pasadas de las doce de la noche, porque si no más me acuerdo estábamos ya todos dormidos.

    Mi madre en esa ocasión se vistió con cualquier cosa y salió rápidamente a averiguar con las vecinas que sucedió, ¿un incendio? ¿Un robo?

    Mi padre en cambio solo se asomo por la ventana atento a todos los movimientos de la calle, y yo junto con uno de mis hermanos en la puerta observando y esperando saber lo que sucedía. Pronto la alarma se volvió horror cuando mi madre asustada nos obligo a mí y mi hermano a entrar a la casa.

    Ya adentro, no dijo ni una palabra a no ser la orden de irnos a dormir, pero yo no, yo en cambio me quise quedar para saber que sucedía, mi madre no pudo hacer nada para obligarme a subir a mi habitación, fue en ese momento que mi padre bajo para enterarse de lo acontecido esa noche y mi madre sin más remedio nos tuvo que revelar a los dos lo que había pasado.

    Su voz temblaba, o ¿era ella? No memorizo bien la escena solo me es claro el movimiento de sus labios que dijeron, bueno, solo recuerdo parte verdaderamente.

    A una calle de nuestro hogar, en la casa de la señora amargada… la habían encontrado muerta. No fue muerte natural. Sino asesinada, según le contó alguna vecina o conocida que vivía a un lado de la vivienda de esta señora, nadie sabe a ciencia cierta quien reporto el asesinato, pero al parecer fue del teléfono de la misma casa de la occisa, ¿creo?

    Tal noticia alarmo a mi padre de una forma que jamás había visto, y en mi surgió la agonía que pensé había olvidado días atrás. Esa noche nadie durmió en mi casa por el miedo surgido ante los acontecimientos narrados y confirmados la mañana siguiente en el noticiero de la televisión.

    La descripción dada era idéntica al del periódico del lunes anterior. Más o menos recuerdo los hechos narrados en televisión. Al parecer forzaron la entrada y una vez adentro se dirigieron directo al cuarto de la señora. Suponen que todo sucedió entre las once y doce de la noche y el homicida tardo menos de media hora en cometer el acto criminal. Y, si, si hubo una llamada hecha a la policía y la cruz roja desde la casa que les informo del homicidio cometido entre las 11:50 y las 12:00, si mas no re memorizo lo que dijeron los medios.

    Los primeros en llegar fueron los de la cruz roja quien descubrió el cuerpo en la recamara, el cual estaba destrozada y el cadáver en el piso con el cuello hecho jirones, como la victima anterior. Según uno de los paramédicos en llegar primero a la escena del crimen, el cuerpo todavía se movía cuando entraron a la habitación. Fue cuando llamaron a la policía y a la cruz verde para reportar del hecho. Pero de todas las declaraciones que pasaron tanto en televisión como en otros medios, no hubo un testigo.

    Por mi parte no sabía que pensar, la señora estuvo la misma noche en que vi a la sombra, aquella que ha rondado mi cabeza en esos últimos días.

    Es raro que recuerde todas estas cosas de una vez, tal vez lo hago porque mi mente no tiene otra cosa que hacer en este momento de soledad, y todo lo que sale de mi memoria son los sucesos que me trajeron a este instante tan aterrador. En este momento se vienen a mi mente más recuerdos.

    Los días pasaron y mientras me encontraba desolado en un mar de desesperación, sin saber que significaban estos dos asesinatos, y que relación tenían con aquella rara sombra que vi. Para cualquier otro era un hecho que la extraña conexión fueran consecuencia de mi imaginación, así como la fantasmal sombra que vi era a causa del alcohol en mi sangre, pero a pesar de saber eso algo en mi interior me decía que no era así y no había ya un momento en el que no pensara acerca de ello.

    Esos tiempos fueron de incertidumbre en todos los lugares que me eran familiares, en mi casa, la calle, los negocios de la cuadra de los perros incluso en mi escuela y entre todos mis amigos y compañeros, no se hablaba más de lo insegura que era esta ciudad o de los homicidios cometidos aquí y allá, pero como suele suceder al paso del tiempo la gente prefiere olvidar hechos desagradables y sustituirlos por eventos más confortables y cuando se cumplían dos semanas de aquellos horribles acontecimientos.

    Era una mañana de sábado en que varios comercios abrían, y, en la cuadra de los perros encontraron una desagradable sorpresa. A sus sabuesos destrozados como si un animal más grande los hubiera atrapado e intentado devorar, no se reporto nada robado pero por la naturaleza de lo acontecido y los hechos de salvajismo anteriores, la prensa no dejaba de mencionar lo sucedido una y otra vez.

    Era un domingo por la mañana y no sabía que hacer o que sentir más que dudar, nadie sabía de mi secreto y este me carcomía con distintos sentimientos. Ese mismo día en la tarde rompí con mi novia, la verdad la había desatendido desde los sucesos pasados, y ya no me importo buscar un motivo para cortar la relación. Prefiero no recordar mas este rompimiento fue muy amargo para ella y muy difícil para mí en el sentido de no tener una verdadera razón, pero yo ya no tenía ningún sentimiento hacia ella desde hacia tiempo.

    Después de esa tarde tormentosa de domingo, llegue a mi casa deprimido, con una gran soledad interior. A mi memoria vienen claramente las imágenes de lo que sucedió esa vez. Recuerdo que abrí la puerta de mi casa y tan pronto la cerré tire las llaves a una mesita que está a unos metros de la entrada y sonó el teléfono tan pronto como las llaves

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1