La idea fija
Por Paul Valéry
()
Información de este libro electrónico
Publicado inicialmente en 1932 en una edición restringida, "La idea fija" se reeditó de nuevo en 1933, precedido de una advertencia del autor, y a partir de entonces ha sido considerado como uno de los diálogos más brillantes del poeta. Movido como un juego, chisporroteo de palabras en algunas ocaciones, la(s) idea(s) descubre(n) sus dobleces, la inutilidad de amarrar en un puerto seguro, que no existe, y la necesidad de hacerlo. Tensión no resuelta que domina esta conversación entre un médico-pescador-pintor que ni pinta ni pesca y un paseante, inmersos en sus pensamientos, sin rumbo fijo.
Paul Valéry
One of the major figures of twentieth-century French literature, Paul Valéry was born in 1871. After a promising debut as a young symbolist in Mallarmé’s circle, Valéry withdrew from public view for almost twenty years, and was almost forgotten by 1917 when the publication of the long poem La Jeune Parque made him an instant celebrity. He was best known in his day for his small output of highly polished lyric poetry, and posthumously for the 27,000 pages of his Notebooks. He died in 1945.
Lee más de Paul Valéry
Obras de Paul Valéry: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El cementerio marino: Edición bilingüe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con La idea fija
Títulos en esta serie (100)
Escritos sobre Leonardo da Vinci Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica: Una historia de la épica, la lírica y la prosa griegas hasta la mitad del siglo quinto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Remedio en el mal: Crítica y legitimación del artificio en la era de las luces Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManeras de hacer mundos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTextos de Historia del Arte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Teoría poética y estética Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Sobre la dialéctica de modernidad y portmodernidad: La crítica de la razón después de Adorno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa forma de lo bello Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstética de la música Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El lugar del espectador: Estética y orígenes de la pintura moderna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Emulación: La formación de los artistas para la Francia revolucionaria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos historiadores del arte críticos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos pintores cubistas: Meditaciones estéticas. Sobre la pintura. Pintores nuevos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Naufragio con espectador: Paradigma de una metáfora de la existencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLo cómico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa responsabilidad del artista: Las vanguardias, entre el terror y la razón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa idea fija Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 2 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La literatura artística española del siglo XVII Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl culto moderno a los monumentos: Caracteres y origen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa estética de la Edad Media Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El gusto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa política moral del Rococó: Arte y cultura en los orígenes del mundo moderno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Thomas Müntzer, teólogo de la revolución Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAutenticidad reflexiva: El proyecto de la modernidad después del giro lingüístico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDalí: lo crudo y lo podrido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEupalinos o el arquitecto y El alma y la danza Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Malinconia: Motivos saturninos en el arte de entreguerras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Fausto - Diálogo del árbol Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Retrato de Giacometti Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Escritos sobre Leonardo da Vinci Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La carne y el mármol: Francis Bacon y el arte griego Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Teoría poética y estética Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Adiós a la estética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El imperativo estético: Escritos sobre arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDisenso: Ensayos sobre estética y política Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManeras de hacer mundos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDos ensayos sobre Goethe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa forma de lo bello Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl París de Baudelaire Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSeñales sensibles: Conversación a propósito de las artes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn el mundo interior del capital: Para una teoría filosófica de la globalización Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Proust y los signos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Correspondencia 1928-1940 Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Las razones del arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeoría estética: Obra completa 7 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesIra y tiempo: Ensayo psicopolítico Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La verdad del mundo técnico: Ensayos para una genealogía del presente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esferas I: Burbujas. Microsferología Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Calle de sentido único Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Filosofía y estética (2a ed.): La polémica con F. Schiller Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Logócratas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sobre la mejora de la Buena Nueva: El quinto Evangelio según Nietzsche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntropología de la imagen Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Diálogo en el vacío y otros escritos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos situacionistas: Historia crítica de la última vanguardia del siglo XX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRadio Benjamin: Edición de Lecia Rosenthal Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Bebuquin: O los diletantes del milagro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pensamiento visible: Ensayo sobre el estilo y la expresión Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFélix Guattari. Los ecos del pensar: Entre filosofía, arte y clínica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Filosofía para usted
Las 48 Leyes Del Poder: Libro de Robert Greene (The 48 Laws of Power Spanish) - Guide de Estudio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Filosofía del rey Salomón Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Filosofía para principiantes: Introducción a la filosofía - historia y significado, direcciones filosóficas básicas y métodos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Kybalión de Hermes Trismegisto: Las 7 Leyes Universales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Kybalion Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Idiota Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Príncipe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Como Un Hombre Piensa: Así Es Su Vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5De la brevedad de la vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Libro de Enoc Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El camino del carácter Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Anexo a Un Curso de Milagros Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Conócete a ti mismo. La Palabra de Sócrates Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Literatura infantil Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El arte de ser feliz: Explicado en cincuenta reglas para la vida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Bioneuroemoción: Un método para el bienestar emocional Calificación: 5 de 5 estrellas5/5LA REPUBLICA: Platón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ikigai: Los secretos orientales para la longevidad explicados con el cine y la cultura pop Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Jesús y la mujer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cartas filosóficas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte de Ser Feliz: En 50 Reglas para la Vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La idea fija
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La idea fija - Paul Valéry
La idea fija
Traducción y notas de
Carmen Santos
www.machadolibros.com
Del mismo autor
en La balsa de la Medusa:
4. Escritos sobre Leonardo da Vinci
39. Teoría poética y estética
62. Estudios filosóficos
64. Escritos literarios
98. Monsieur Teste
100. Piezas sobre arte
110. Eupalinos o el arquitecto. El alma y la danza
134. Mi Fausto. Diálogo del árbol
Paul Valéry
La idea fija
La balsa de la Medusa, 18
Colección dirigida por
Valeriano Bozal
Título original: L’idée fixe
© Editions Gallimard, París, 1933
© de la presente edición, Machado Grupo de Distribución, S.L.
C/ Labradores, 5. Parque Empresarial Prado del Espino
28660 Boadilla del Monte (Madrid)
editorial@machadolibros.com
ISBN: 978-84-9114-166-2
Índice
Nota de la traductora
Al lector de esta nueva edición
La idea fija
Nota de la traductora
De la traducción se ha dicho prácticamente de todo y, posiblemente, todo ello razonable. La traducción es arbitrariedad, adulteración, fraude, impotencia, violación... para unos. Para otros, comprensión, percepción, intuición, búsqueda, transformación, renovación...
Ciñéndome a este texto concreto, he de decir que la sensación inicial fue de extrañeza, de opacidad, de incoherencia... Pero, parafraseando a Paul Valéry, se trata de «un autor poco legible... Un hermético»..., pues «para que ésta (la mente) opere... hay que abastecerla bien de desorden».
Y, en efecto, después de la tempestad vino la calma (o a la inversa) y las piezas empezaron a encajar. De la oscuridad, la incongruencia y lo tanteos de un principio empezó a surgir la luz, la fascinación por los mensajes verbales, la coherencia del fondo sobre el ficticio desorden de la forma; el interés por este Valéry pluridimensional en cuyo texto pasan como sombras alusiones, referencias o párrafos enteros, que denotan su interés –y sus conocimientos– por la literatura, la historia, las ciencias exactas, la poesía, la música, la psicología, la medicina...; por este hombre que llegó a convertirse en poeta y pensador oficial de su país, que mantuvo una dudosa actitud ética –de apoyo al gobierno colaboracionista del mariscal Pétain– durante la Ocupación alemana; por este hombre al que le fue universalmente reconocida su valía intelectual y que, pese a los condicionamientos de su notoriedad, fue un gran innovador, un gran creador y un impenitente y lúcido investigador del lenguaje.
En «La idea fija», publicada originalmente en 1932, son ideas, antes que personajes, las que dialogan. Precipitada y coloquialmente unas veces, pausada y eruditamente otras.
Las palabras, esas palabras a las que trata «como se merecen», que «son creaciones estadísticas», a las que reconoce «su valor de uso para un trabajo riguroso de la mente», tienen en esta puesta en escena uno o múltiples sentidos. El hilo conductor siempre está presente. Por el contrario, el hilo de la conversación se interrumpe, se reanuda, se quiebra; el lenguaje es arcaico en ocasiones, escabroso en otras, irónico las más. Al lector corresponderá ejercer de Ariadna en este laberinto, tan teatral, tan profundamente superficial y lleno de sugerencias, tan ordenadamente difícil y desordenadamente fácil, requieren sus palabras, pues una lectura reflexiva o, por decirlo al uso, tiene más de una lectura.
«¿Dónde estábamos?... En todas partes y en ninguna... uno se pierde a cada instante... Digamos que creamos confusión.» Pero «No avanzaríamos si comprendiéramos...»
Por tanto, se levanta el telón y «¡se declara la divagación pura!».
Al lector de esta nueva edición
Este libro es hijo de la prisa. Como tal lo consideramos una obra de circunstancia e improvisada. Aunque destinada a uno de los públicos más atentos –el cuerpo médico –, era necesario apresurarse, asumiendo así todo aquello que conlleva riesgos, imprudencias e impurezas, la precipitación en el trabajo... Cuando el término acucia al espíritu, este apremio exterior le impide mantener los propios. Descuida los bellos modelos que se ha formado; se relaja de su rigor; se desahoga por la vía más rápida, conforme a sus menores resistencias, y se afirma por medio de sus riesgos.
Pero eso es lo que se observa constantemente en las conversaciones familiares. Entre personas que se conocen lo bastante para no dejarse engañar en cuanto a la proporción de la importancia o falta de importancia que constituye su diálogo, todo se reduce a la ligereza de una partida sin consecuencias. Lo mismo que los reyes pintados sobre las cartas de juego, los temas más profundos se arrojan sobre el tapete, se recogen, se mezclan a todas las naderías del mundo y del instante...
Esto es lo que ocurre aquí. De ninguna manera estamos presentando las «ideas» que nuestros hombres en el mar se lanzan y relanzan a la reflexión del lector, sino el intercambio en sí: éstas son tan sólo accesorios en un juego en el que la velocidad es esencial. Esos señores pierden vivamente su tiempo: son únicamente los «primeros términos» de aquello que quizá podrían decir que dicen, y no pretendemos que ni «el Implexo» ni «la Omnivalencia» sean tomados por algo más que distracciones sin importancia. Si bien es cierto que la mayor parte de las nociones de las que se vale la Psicología no son ni más «cómodas» ni más precisas que éstas.
En cuanto a la forma, el Autor, requerido de cerca (como ya se ha dicho) para llevar prontamente a término la obra, se ha inclinado a imputar el desorden de su espíritu presionado por el tiempo, al desorden y a la divagación natural de una conversación plenamente libre, decidiéndose a «escribir como se habla» –consejo que quizá fuera bueno en la época en que se hablaba bien.
Al profesor Henri Mondor
y a todos los amigos que tengo
en el cuerpo médico.
En rocas de cristal
Serpiente breve
(Don Luis de Góngora)
Me sentía presa de grandes tormentos; ciertos pensamientos muy atractivos y agudos me dañaban el resto de la mente y del mundo. Regresaba aún más perdido de todo aquello que pudiera distraerme de mi mal. A lo que se añadía la amargura y humillación de sentirme vencido por las cosas mentales, es decir, hechas para el olvido. La clase de dolor que siente un pensamiento por una causa aparente cultiva el pensamiento mismo; y, desde ese modo, se engendra, se eterniza, se refuerza a sí mismo. Aún más: en cierta manera se perfecciona; se hace cada vez más sutil, más hábil, más poderoso, más inatacable. Un pensamiento que tortura a un hombre escapa a las modalidades del pensamiento, se vuelve otro, un parásito.
Por más que intentaba superar la igualdad de mi alma, y reducir al fin las ideas al estado de ideas puras, a un instante de empeño sucedían penas más hondas. Advertía en vano que ni la pesadumbre, ni la cólera, ni ese inmenso peso en el pecho, ni ese corazón agarrotado, eran las consecuencias necesarias de algunas imágenes: A otro –me decía– que las viera en mí, no le perturbarían... Dentro de tres años –volvía a repetirme– estos mismos fantasmas habrán perdido su fuerza... y sentía el insensato deseo de lograr con la mente en unos instantes lo que quizá hubieran podido conseguir tres años de vida. Pero ¿cómo producir el tiempo?
Y ¿cómo destruir el absurdo, que acariciamos y cultivamos cuando nos es delicioso?
* * *
No sé qué me hacía evitar los grandes remedios... Me circunscribía a los menores: el trabajo y el movimiento.