La carne y el mármol: Francis Bacon y el arte griego
Por Hugo Mujica
2.5/5
()
Información de este libro electrónico
"En estas páginas estoy grabando, recordando y dialogando, mi visita a la muestra retrospectiva de Francis Bacon que el Museo del Prado realizó con motivo del centenario de su nacimiento. Después de atravesarla más de una vez, muchas veces, e invirtiendo el orden histórico , pasé a otras muestras exhibidas en las salas del Prado: Entre dioses y hombres, sugerente y algo pretencioso nombre de la colección de obras del Mueso Albertinum de Dresde ". De este choque estético e inesperado Hugo Mujica reflexiona sobre las distintas formas de mirar que ha desarrollado Occidente, sobre "lo uno y lo múltiple, la identidad y la diferencia, la luz y la sombra, la pasión y la razón, la carne y el espíritu ".
Relacionado con La carne y el mármol
Libros electrónicos relacionados
La idea fija Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa otra orilla de la belleza: En torno al pensamiento de Eugenio Trías Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La poética de la ensoñación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La cuestión de la "Felicidad" en Nietzsche: Un itinerario desde la memoria al olvido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorrespondencia desde dos rincones de una habitación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Imaginación, inspiración y evasión, según García Lorca: Las enseñanzas de un genio para vivir con arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa baba del caracol Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Del crear y lo creado 1: Poesía completa. 1983-2011 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Raíz Celan: Poema - Lengua - Abismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía y revelación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAnno Domini y Otras parábolas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSiete pasos más tarde: Una poética de las medidas del tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRecuerdos del pálido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sol de los ciegos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVariaciones sobre el cuerpo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMendigo: Antología poética 1985-2007 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQueda una voz: Del silencio a la palabra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCinco meditaciones sobre la belleza Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La melancolía en tiempos de incertidumbre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La niebla, tres veces: Viaje de estudios / La tabla de las mareas / La mujer ensimismada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAvenida de Mayo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl séptimo gesto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTexto y deconstrucción en la literatura norteamericana postmoderna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGloria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mitad de la casa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCombate espiritual Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn lo profundo del mar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Llanto de Adonis en la muerte de Venus Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa poesía no se consume Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Arte para usted
Historia sencilla de la música Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gran curso de dibujo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La simiente de la serpiente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todo sobre la caligrafía Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Cabeza y retrato: Método para aprender, dominar y disfrutar los secretos del dibujo y la pintura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Todo sobre la anatomía artística Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Egipto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dibujar Gatos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Batman, el héroe: La trilogía de Christopher Nolan Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mermeladas y otras conservas: Las mejores recetas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Manual Del Estilista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAnatomía artística: Método para aprender, dominar y disfrutar los secretos del dibujo y la pintura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El affaire Arnolfini: Investigación sobre un cuadro de Van Eyck Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Despierta al Artista: Quítate el miedo a empezar y encuentra tu voz artística. Libro para creativos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La hija del rey del País de los Elfos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia sencilla del arte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La vida cotidiana en Roma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Leonardo da Vinci y obras de arte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Dibujar Animales Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esquemas de Iluminación: 15 diagramas que te ayudarán a tomar una gran fotografía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Guía para principiantes. Pintura de figura humana Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vincent Van Gogh y obras de arte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Guía completa de materiales y técnicas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Aprende a promocionar tu trabajo: 10 recursos para artistas, diseñadores y creativos Calificación: 4 de 5 estrellas4/52 libros en 1: Crochet y punto a 2 agujas para principiantes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl arte de vender tu arte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Misericordia en mi alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nagori: La nostalgia por la estación que termina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La carne y el mármol
3 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La carne y el mármol - Hugo Mujica
ix
i
La historia será «efectiva» en la medida en que introduzca lo discontinuo en nuestro mismo ser. Dividirá nuestros sentimientos; dramatizará nuestros instintos; multiplicará nuestro cuerpo y lo opondrá a sí mismo. No dejará nada sobre sí que tenga la estabilidad tranquilizante de la vida o de la naturaleza, ni se dejará llevar por ninguna obstinación muda hacia un fin milenario. Socavará aquello sobre lo que se la quiere hacer descansar, y se encarnizará contra su pretendida continuidad. El saber no ha sido hecho para comprender, ha sido hecho para hacer tajos.
Michel Foucault
Francis Bacon no cita a Foucault –como acabo de hacerlo yo–; transcribe sí, y lo hace para afirmarlo él mismo, a su tan leído como admirado Charles Baudelaire: «si el arte no choca no tiene ningún interés». Pero su intención fue más lejos, o es más raigal, que la de sacudir al público, que la de épater les bourgeois –recurso pueril y fácil si lo hay–, por eso consecuentemente agrega sin ambages: «quiero chocarme a mí mismo». Estrellarse, sacudirse y arrojar de sí todo lo convencional, lo ya sabido, lo ya aceptado… lo ya sido. Todo lo que solemos llamar «yo»; ese yo más vivido por ayeres que viviente hoy, ese artista más ilustrador que creador.
«En fin, si destruyes, hazlo entonces con las herramientas nupciales». Comentando este poema de René Char, Bacon agrega y comparte: «sí, eso es, la violencia que abre la puerta a otra cosa. Es raro, pero a veces el arte logra producirla; imágenes que pueden hacer añicos el viejo orden sin dejar nada como era antes». Mucho menos –agrego yo– teniendo por parámetro la vida de Francis Bacon, al artista que las configura.
D. H. Lawrence, refiriéndose a Paul Cézanne, escribió lo que ahora hago extensivo a Bacon, lo que creo que se aplica por igual tanto a su vida como a su obra:
Su lucha representa el esfuerzo por escapar a la dominación del concepto mental estereotipado, a la conciencia mental atiborrada de clichés que se interponen como una pantalla entre el yo y la vida. Es una lucha entre el ego del hombre, es decir, su yo mental estandarizado y su yo intuitivo.
Su yo «instintivo», corregiría, y encarnará Bacon traduciéndolo a su discurso estético, a su violencia expresiva.
«No es más que un prejuicio de los tres últimos siglos el que en todo saber haya de estar presente el ‘yo’, es decir, que no pueda ver un árbol sin que sea ‘yo’ quien lo ve», escribió Franz Rosenzweig en uno de sus libros; constatación con la que estaría plenamente de acuerdo Bacon, para quien la condición sine qua non de la creación pictórica –la deconstrucción de sí, de ese «yo», de ese «sujeto» social y socializado– se fue desarticulando a pinceladas sobre sus telas, se fue transparentando en sus colores, y, no menos,