Por el día Addyer es un estadista que disfruta contando y sumando números en su oficina. Por la noche se dedica a su pasatiempo favorito: fantasear que vive en otra época (preferiblemente provisto de una provisión de canciones y libros de éxito). Una anomalía en el censo de la nación devastada tras la guerra inquietará al burócrata soñador cuyas pesquisas le llevarán a enfrentarse cara a cara con su propio deseo.

[semi-spoiler] Hobson’s choice se publicó por primera vez en 1953 en la revista “Fantasy and Science Fiction”. Un año después Alfred Bester, autor neoyorquino considerado uno de los padres de la ciencia ficción, ganó el premio Hugo por “The demolished man”.

Una “elección de Hobson” es un concepto filosófico que no conocía. Se refiere a una elección libre en la que en realidad sólo se da a elegir una cosa. Teniendo en cuenta que la persona puede elegir tomar algo o no tomar nada. No es exactamente un dilema, ni un falso dilema. Es un poco como lo de las lentejas (las tomas o las dejas). Tampoco es lo mismo que un catch-22, otro concepto molón: cuando haces algo para resolver un problema pero ese cambio genera un nuevo problema. En la fraseología popular está aquello de que el Ford T (el primer coche de Henry Ford) se podía comprar en cualquier color que se deseara, siempre que ese color sea negro. También se cuenta que la frase “Lo tomas o lo dejas” la invento un tal Hobson (Thomas), reputado posadero que en el s.XVI ostentaba uno de los mejor establos de la pérfida albión. A sus clientes les decía que podían escoger cualquier caballo del establo siempre que fuera el más cercano a la puerta y así se aseguraba que los equinos rotasen.

En este caso la opción es viajar o quedarse en el propio tiempo (o sea, no hacer nada). No sé si la vida es otra elección de Hobson. Para mí la historia es bastante humorística, no sé qué dice eso de mi sentido del humor, pero encuentro que tiene mucho humor, aunque me gusta más por que ese humor está salpicado de una moraleja bastante guai. Es muy gracioso cómo están en el futuro pero están FATAL. Tienen que comunicarse por palomas mensajeras, viajar es de coña… como en los tiempos de los colonos. Uno que viene del hospital con toda la cara vendada por las quemaduras y dice: “evidentemente se trataba de un burgués acomodado”. Je!

¿Cuántas veces no hemos fantaseado cómo el propio Addyer en ir a otra época? ¿Cuántas veces no hemos pensado que otros tiempos fueron mejores? ¿Incluso querer volver atrás en nuestra propia vida? Muchas veces deseamos escapar a nuestro propio tiempo. Es como el cuento de los altramuces del conde Lucanor (un mendigo que va lamentándose de que solo tiene míseros altramuces para llevarse al gaznate y cuando se gira ve que otro, más mendigo que él, va recogiendo y comiéndose las cáscaras que tira). Siempre alguien se piensa que otra persona está mejor. Somos escapistas.

La realidad es que en el futuro, los que ya han podido probar esto, han visto que en realidad ninguna época distinta a la que a cada uno nos toca es mejor. Si viajas al pasado el lenguaje es un problema, los inventos no les puedes hacer porque te falta la industria, el público no está preparado para otras obras, hacia el futuro lo mismo; no te adaptas…
Nunca estar satisfechos es casi condición humana: si llueve, que haga calor; si hace calor: que llueva. “La eterna insatisfacción”. Schopenhauer (eskopenauer) creo que era el que decía que el hecho de desear nos lleva a la insatisfacción permanente ya que siempre deseamos lo que no tenemos. Por tanto buscar la satisfacción del deseo no es el camino para ser feliz. ¿Cómorrr? Bueno, me parece que ando apañado.

Por esta vez me voy a callar pronto. La entradilla es una mezcla de “Sleep walk” (original emitido por TV en los 50’s está en youtube ) sobre los clásicos sonidos de Deckard utilizando la máquina de ampliación fotográfica loca y una escena mítica de la película de Ghost in the Shell (en castellano para nuestros oídos). Ps2: justo al princ