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Correspondencia 1928-1940
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Correspondencia 1928-1940
Libro electrónico619 páginas13 horas

Correspondencia 1928-1940

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"En las condiciones en que fueron escritas, las cartas son documentos de la incertidumbre. Y su sentido completo se alcanza solo prospectivamente.

Los lectores terminamos de conocer el significado de una angustia, de una carencia, de una solicitud, porque, décadas después, sabemos que no fueron atendidas o no obtuvieron la respuesta deseada."" Beatriz Sarlo, del epílogo del librLa correspondencia entre Theodor Adorno y Walter Benjamin es una correspondencia histórica. ¿Qué quiere decir esto? Hay aquí guardados varios tesoros para las generaciones que los sucedieron y las que nos sucederán. Al menos dos largos pasajes –agudas cartas de preguntas y respuestas– contienen claves para comprender problemas centrales de la filosofía y la filología. Pero esta apreciación podría extenderse a casi todas sus páginas. Estos intercambios han sido reproducidos y diseccionados por comentaristas, por polemistas, por adoradores. Es histórica, además, porque aquí está retratada esa etapa crucial de la era de las catástrofes que fue la primera mitad del siglo xx en Europa. Y sin embargo, como escribe Beatriz Sarlo en el epílogo que acompaña esta publicación, esta correspondencia única está fuera de la sucesión, pertenece a un tiempo del ahora que constantemente repone su actualidad. Es contemporánea en ese modo especial de lo clásico.

Discusiones teóricas y vicisitudes personales, que en buena parte son retrato de toda una época, quedan delineadas en estos intercambios que demuestran, una vez más, la trama de contactos humanos, disputas e ilusiones que hacen a la "persistencia del pensamiento". Esa persistencia fue construida por estos autores a fuerza de escritura, y esa fuerza ha dejado su huella, esmerada, en cada línea de este libro." Mariana Dimópulos
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 mar 2021
ISBN9789877122251
Correspondencia 1928-1940
Autor

Theodor W. Adorno

Simultaneó los estudios de filosofía, sociología, psicología y teoría de la música con su actividad como crítico musical.Tras doctorarse con una tesis sobre la fenomenología de Husserl, continuó su formación musical con Alban Berg y Arnold Schönberg. Obtuvo la cátedra de Filosofía con un trabajo sobre Kierkegaard dirigido por Paul Tillich. El advenimiento del nacionalsocialismo le forzó a dejar la universidad y Alemania. Enseñó en Oxford hasta 1938, año en el que se trasladó a Estados Unidos. Con su regreso a Alemania en 1949, reemprendió la actividad académica y pasó a dirigir el Instituto de Investigación Social en 1958. Exponente de la Escuela de Fráncfort, su obra, rica y compleja, significa una crítica desde la «vida dañada» de cualquier sistema cerrado de pensamiento. Entre sus libros destacan Minima moralia (1949), Dialéctica negativa (1966) y la póstuma Teoría estética (1970).

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    Correspondencia 1928-1940 - Theodor W. Adorno

    2021

    CORRESPONDENCIA

    1928-1940

    1. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 2/7/1928

    Querido Sr. Wiesengrund

    Sus amables líneas¹ me han dejado con la agradable sensación de expectativa respecto del Schubert.² Porque entiendo que a este alude usted. Ojalá entretanto haya podido darle un cierre feliz. ¿Me permite que me adelante y le pida ya su consentimiento para compartir el manuscrito también con Bloch?³ Poder leerlo junto con él me resultaría muy provechoso.

    Aquella vez en Berlín, usted manifestó tanta amabilidad y tanto interés por mi amigo Alfred Cohn⁴ que finalmente he resuelto comunicarle el devenir de los hechos o, lamentablemente y mejor dicho, la liquidación de la empresa donde trabaja y así de su puesto. Ninguna de las dos cosas hasta el momento se ha efectivizado, y la liquidación aún es un secreto comercial. Pero llegando a octubre no caben dudas de que su situación se volverá sumamente crítica si sus amigos no logran intervenir. De modo que ahora quiero y debo hacer lo que está en mis manos: y en este caso el único modo de hacerlo es hablándole nuevamente de mi amigo. Desde luego que me queda claro que la combinación berlinesa ha caducado. Ahora bien, si mal no recuerdo, en aquel momento usted conjeturaba acerca de ciertas chances en Frankfurt, ¿es así?

    Sé que esto es suficiente para volver a activar su amistad y su influencia en caso de que vislumbre posibilidades de éxito.

    Mientras me presento con este pedido me pesa en el corazón el hecho de que en apariencia aún no haya recordado mi intención de invitar a la señorita Karplus.⁵ Pero esto no se debe a un olvido. En las últimas semanas, los trabajos y las circunstancias que se fueron entreverando de manera poco feliz⁶ me hicieron sentir demasiado limitado como para poder dirigirme a ella.

    En cuanto la situación mejore, y espero que sea pronto, usted volverá a tener noticias mías por su intermedio.

    Me despido por hoy saludándolo con todo mi afecto

    2. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 1/9/1928

    Querido Sr. Wiesengrund

    Difícilmente se pueda hallar una disculpa para mi largo silencio. Lea, entonces, estas pocas líneas a modo de explicación. Pero le adelanto mi agradecimiento profundo por sus manuscritos.

    Cuando estos llegaron a mis manos, justo estaba con Bloch, que estaba tan impaciente por llevárselos a su casa que, contre cœur, se los cedí. Luego se presentaron las circunstancias que lo llevaron a abandonar Berlín de improviso y no le dieron tiempo para ocuparse de ellos, y lamentablemente tampoco para devolvérmelos.

    Así es que los he recuperado hace apenas unos pocos días. Pero como no quiero sumar a este desatino el adicional de leer el Schubert de manera precipitada, he resuelto solo anunciarle con estas palabras que en una semana podrá contar con un comentario al respecto y, pienso, con un agradecimiento de carácter menos formal.

    Para liquidar todo lo indigno de entrada: la redacción de Literarische Welt⁸ había acogido muy veloz y enérgicamente mi propuesta de pedirle a usted la contribución mencionada para el número sobre George. Me aseguraron que lo convocarían de inmediato. Yo fui lo suficientemente imprudente como para considerar que la cuestión se había resuelto, en lugar de contar con la ilimitada negligencia de este tipo de oficinas. También esto me compele a pedirle disculpas.

    Por mejores auspicios para el futuro

    le envío mis afectuosos saludos

    Muchísimas gracias por todo lo que ha hecho por mi amigo.⁹ Como lamentablemente no ha perdido actualidad, en otra ocasión volveré al tema.

    3. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 29/3/1930

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Le pido que me disculpe si le ocasiono trabajo. Tuve el descuido de olvidar uno de los autores que me nombró¹⁰ de aquellos que escribieron sobre Kraus. Creo incluso que el nombre me asombró mucho cuando usted lo mencionó. Los que sé: Liegler,¹¹ Haecker,¹² Viertel¹³… pero había uno más. Usted dijo, si no recuerdo mal, que era discípulo de Kraus.

    ¿Sería tan amable de enviarme esta información en una postal a la brevedad?

    ¡Muchísimas gracias!

    4. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 10/11/1930

    Querido Sr. Wiesengrund:

    En estos últimos días murió mi madre;¹⁴ de ahí que se demoraran estas líneas. Lamento que tengan que ser más escuetas de lo que desearía. Mucho de lo que aborda su carta es tan importante para mí que quisiera responder detalladamente. Pero es tanto el trabajo apremiante.¹⁵ Lo que usted objeta del tema que propuse para Frankfurt¹⁶ se aviene a mis propios escrúpulos. Una razón más para tomar la formulación que usted propone: Hacia una filosofía de la crítica literaria. En estos días se lo escribiré a Horkheimer.¹⁷ Pero sería muy amable de su parte si le comunicara directamente esta nueva forma del tema y añadiera a este aviso la información de que a raíz del caso de defunción mencionado vería de buen grado que mi conferencia se corriera a una fecha posterior a Navidad, por ejemplo a mediados de enero.

    Quiero que se complazca en escuchar que sus palabras levemente insistentes acerca de La tienda de antigüedades¹⁸ finalmente salieron vencedoras por sobre impedimentos externos y desde hace algunos días estoy inmerso en el libro, aunque la conciencia del modo en que usted lo acaba de leer haga que alguien me conduzca por esos oscuros pasillos con un farol, al que sigo. He visto destellar vetas sorprendentes.

    Cómo me gustaría hacerme perceptible a sus oídos con algo escrito, dado que es probable que de las moles discursivas, tan revueltas actualmente –los encuentros entre Brecht y yo¹⁹–, aún no lo haya alcanzado el ruido del oleaje. Pero el Frankfurter Zeitung, con el que más contaba para tal fin –estoy pensando en mi artículo sobre Kästner²⁰–, plantea muchas dificultades. Por lo visto, se guardan miramientos sobre miramientos.

    Leí a Korsch: Marxismo y filosofía.²¹ Pasitos bastante débiles –me parece– en una buena dirección.

    Cuénteme lo más pronto posible acerca de los destinos de su trabajo.²² A la señorita Karplus, cuando Brecht me visite la próxima vez, también la invitaré a mi casa.

    Con todo el afecto de

    5. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 17/7/1931

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Una vez realizados tant bien que mal los primeros acomodamientos berlineses,²³ estoy en condiciones de darle noticias sobre mí. La condición previa era haber leído su lección inaugural²⁴ de corrido y estudiando sus detalles. También hablé sobre el tema con Ernst Bloch y él por su parte me dio a leer la carta que usted le escribió.²⁵ Para hablar de lo que a mí respecta: no me caben dudas de que es un trabajo logrado en su sentido global, que precisamente por su brevedad cristaliza con énfasis las ideas que conforman el fundamento de nuestro círculo y que posee todas las cualidades pour faire date, como decía Apollinaire. Creo que Bloch tiene razón cuando sostiene que la manera en que las ideas en disputa se vinculan con el materialismo es forzada, pero también creo que está plenamente justificada en vistas de la situación intelectual y que probablemente pueda demostrarse su validez en todos los casos en que el marxismo no sea aplicado a rajatabla sino que se trabaje con él, lo que significa, para todos nosotros, que se lidie con él. Más contundente me parece a mí lo que comenta acerca de su manera de polemizar con la escuela vienesa.²⁶ Creo entender las atinadas consideraciones diplomáticas que lo llevaron a sus formulaciones en este asunto. Es difícil determinar con precisión hasta dónde se puede avanzar en ese sentido. Su polémica con el desarrollo de la fenomenología,²⁷ en cambio, me parece impecable; lo que usted pone sobre el tapete acerca de la función de la muerte en Heidegger es de importancia crucial. Por lo demás, siento particular afinidad no tanto con la postura diplomática en sí, sino con el modo, tan eficaz como sutil, en el cual esta se vincula en su discurso con pretensiones que pueden tildarse de autoritarias, para ser breve, el aplomo con el que elude en ciertos pasajes el tradicional carácter pendenciero de la filosofía académica.

    Ahora unas palabras acerca de la cuestión planteada por Bloch sobre el hecho de mencionar o no mencionar mi nombre. Sin ningún tipo de susceptibilidad de mi parte –y con la esperanza de tampoco herir ninguna suya–, habiendo estudiado detalladamente este trabajo, cuyo significado parece darme cierta razón en cuanto a ese tipo de preguntas vinculadas a la autoría, que normalmente considero subalternas, me veo obligado a retractarme de mis expresiones frankfurtianas.²⁸ La frase que les da el perfil decisivo a las posiciones que usted sostiene frente a la filosofía académica dice así:

    "No es tarea de la ciencia²⁹ sondear intenciones ocultas y existentes de la realidad, sino interpretar la realidad carente de intención, recogiendo a partir de los elementos aislados propios de la realidad, a fuerza de la construcción de figuras, de imágenes, las preguntas cuya formulación concisa es tarea de la ciencia".

    Yo suscribo a esta frase. Pero no habría podido escribirla sin hacer referencia a la introducción al libro sobre el Barroco,³⁰ donde fue expresada esta idea nueva, completamente inconfundible y en el sentido relativo y modesto en que es lícito expresar algo así. Yo en mi lugar no habría podido soslayar aquí la referencia al libro sobre el Barroco. No es necesario que ahora añada: yo en su lugar, menos aún.

    Por favor, sepa interpretar en esto el gran interés que despierta en mí esta conferencia, a mi juicio extraordinariamente importante, a la vez que el deseo de que nuestra camaradería filosófica conserve la agudeza e impecabilidad que la ha caracterizado hasta ahora.

    No sé si me es dado expresar el pedido de que, en caso de que la conferencia se lleve a imprenta y usted, tal como me dio a entender, me quisiera mencionar, por favor me lo haga saber.

    Las Palabras sin canciones³¹ las leí con gran placer, que se incrementó en particular en la cuarta y en las notas finales de las dos últimas.

    Muchísimas gracias por la bolsa de tabaco³² y como siempre

    PD Querido Sr. Wiesengrund:

    Aqui está Schoen³³ y me hace una serie de pedidos cuyo único destinatario posible sería usted. ¿Sería tan amable de tomar a su cargo la respuesta de ambas preguntas, que para Schoen son bastante urgentes? A su dirección en Eschersheimer Landstrasse 33 con Reexpedir a manos del destinatario.

    1) Melodía y texto de su canción favorita El mendigo corre hacia el portal.³⁴

    2) Melodía de Parado en la montaña.³⁵

    6. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    [BERLÍN,] 25/7/1931

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Le agradezco su última carta.

    Creo que ahora tenemos tierra a la vista. Es mi deseo sincero e incluso imperioso que se publique su trabajo.³⁶ Cómo iría a estorbar la aparición de una declaración programática de un punto de vista que es en tan gran medida el mío propio.

    Si doy preferencia a una dedicatoria frente a un epígrafe,³⁷ espero que sea de su agrado. Supongo que podemos postergar la conversación acerca de cómo formularla hasta el momento en que entre a imprenta. En cambio, ya estuve viendo ahora el tema de las citas y me parece que las opciones serían las páginas 21 o 33;³⁸ tal vez la segunda sea de las dos la más importante.

    Le enviaría de inmediato un nuevo ejemplar del libro si no fuera que por la quiebra de Rowohlt³⁹ en este momento me resulta imposible obtener alguno.

    Ahora debería ocuparse de manera más intensiva de la cuestión de la editorial.⁴⁰ ¿Qué le parece Cohen en Bonn?

    ¿Le escribe cada tanto a Grab⁴¹? Si es así, dígale que he tenido en cuenta su deseo, pero dado que envié mis escritos a una serie de emprendimientos de índole similar, las existencias se han vuelto escasas y no siempre es fácil conseguir más. Pero no caerá en el olvido.

    Ya que estamos hablando de mis asuntos, no puedo evitar anunciarle que mi artículo⁴² en el último número de Literarische Welt cierra –debido a un error de imprenta– de manera monstruosa con una parte suprimida del manuscrito. El artículo termina con la palabra billig. En el próximo número el error aparecerá subsanado.

    Tan solo me resta decirle que en mí no queda nada de un resentimiento o cualquier cosa similar que usted tema, y con su última carta para mí las cosas han quedado más que claras, tanto en lo personal como en lo referido al asunto del que hablamos.

    Le envío mis saludos más afectuosos

    7. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 31/3/1932

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Es encantador leer cómo entreteje la invitación que me hizo⁴³ con la descripción del campo y el aire allí abajo y me resulta un poco embarazoso que, a mis ojos, nuestra esperanza compartida de ver renacer con mayor intensidad los viejos y tan bellos días de Königstein⁴⁴ se esté desvaneciendo. Es que por los motivos más simples⁴⁵ aún no he podido liberarme. Está previsto para comienzos de abril, pero doy por supuesto que entonces para ustedes dos el tiempo será demasiado escaso. De modo que tal vez mi itinerario⁴⁶ incluya más curvas de las que habría tenido en otras circunstancias. Cuento con folletos según los cuales se puede realizar de una manera medianamente digna –aunque por supuesto en tercera clase– un viaje marítimo de catorce días pasando por Holanda y Portugal por 160 marcos. En consecuencia, es muy probable que parta el 9 de abril de Hamburgo hacia las Baleares. Se concrete o no este viaje, en cualquiera de los casos recibirá a la brevedad noticias más precisas acerca de mi paradero. Ojalá aún pueda dirigirlas a la Côte d’Azur. ¡Les envío a usted y a Gretel Karplus mucho cariño y afecto!

    8. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    POVEROMO (MARINA DI MASSA),

    ⁴⁷ 3/9/1932

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Su carta, que tanto se hizo esperar, ahora que ha llegado significó una gran alegría para mí. La mayor alegría me la deparó notar la estrecha relación entre ciertas partes del texto y el anexo, la pieza final verdaderamente triunfal y confirmatoria de La historia natural del teatro,⁴⁸ cuya dedicatoria⁴⁹ le agradezco de corazón. Toda esa serie, sin duda, parte de una mirada extremadamente original y verdaderamente barroca del escenario y su mundo. Incluso quisiera decir que encierra una suerte de prolegómenos a toda historia futura del teatro barroco, y que usted eche luz sobre esta relación temática subterránea mediante su dedicatoria es algo que me alegra sobremanera. Supongo que no necesito confirmarle que, además, ese texto en particular es un acierto pleno. Pero también en la serie del foyer⁵⁰ hay cosas muy bellas, como la imagen de las dos esferas⁵¹ y las reflexiones tan sabias sobre el ayuno⁵² durante ese interludio. Espero que muy pronto yo también pueda encontrar su artículo en el archivo de Horkheimer⁵³… y, si se me permite expresar también una variante de ese deseo, con el artículo también el primer número del archivo en sí, por el que desde luego tengo un vivo interés. Aquí hay mucho tiempo para leer. La pequeña biblioteca⁵⁴ que traje conmigo hace cinco meses al momento de partir naturalmente ya pronto habrá sido recorrida. Le interesará que por primera vez vuelve a incluir cuatro tomos de Proust, que hojeo con frecuencia. Pero para hablar de un nuevo libro que llegó aquí a mis manos y que quiero destacar para que tome nota de él: Rowohlt sacó una Historia del bolchevismo⁵⁵ de Arthur Rosenberg, que acabo de terminar y que bajo ninguna circunstancia, me parece, se podrá ignorar. En cuanto a mí, al menos, debo decir que me ha abierto los ojos sobre muchas cosas, incluyendo aquellas regiones en las que el destino político influye en el privado. Una serie de circunstancias y sus recientes alusiones a Cysarz me llevan a reflexionar al respecto. No me faltaría disposición a entrar en contacto con él, pero en el fondo no termino de entender por qué, si tal deseo también existe en él, no da el primer paso, ya sea de manera directa o a través de una carta de Grab. No me caben dudas de que yo por mi parte en una situación análoga, en su cargo, procedería de esa manera. Por lo demás, desde luego que no es una cuestión de prestigio lo que me hace vacilar, sino la experiencia de que errores que se dan al comienzo de una relación tienden a incrementarse de manera proporcional a lo largo del tiempo. Pienso que la influencia de Cysarz, por ejemplo, sería suficientemente grande como para procurarme una invitación a dar una conferencia en alguna asociación o institución apropiada de Praga. Quizás pueda informar al respecto a Grab en ese sentido cuando se dé la ocasión. Pero entretanto le agradezco de corazón la suya,⁵⁶ que formula a continuación del informe de las sesiones de su seminario. No hace falta ni que le asegure cuánto me gustaría ir ni lo mucho que valoro la posibilidad de echar un vistazo a las actas de lo transcurrido hasta el momento.⁵⁷ Desde luego que sería de desear que esto sucediera junto con usted. Pero –y esto afecta también las chances de mi presencia en Frankfurt– actualmente soy menos que nunca dueño de mis decisiones. No sé ni cuándo regresaré a Berlín ni cómo se organizarán los asuntos a partir de entonces. Algunas semanas más me quedaré aquí seguro. Después tendré que regresar a Berlín: por un lado, para organizar cuestiones referidas a la vivienda,⁵⁸ por el otro, porque Rowohlt ahora sí parece empeñarse en publicar mis ensayos.⁵⁹ La tentación de quedarme más tiempo en Alemania por cierto que no es en sí muy grande. Por todos lados habrá problemas y los que provengan de la radio⁶⁰ probablemente también hagan que mi presencia en Frankfurt se torne menos frecuente. Si llega a enterarse cómo se desarrollan las cosas para Schoen, por favor escríbamelo. Por él no me entero de nada. Esto es todo por hoy. Solo me restaría decir que trabajo en una serie de notas⁶¹ relativas a recuerdos tempranos. Espero poder mostrarle algo de eso en un futuro cercano.

    Lo saludo con todo mi afecto

    PD Hallé sus Caricaturas⁶² con gran placer.

    La cita de Wolfskehl en mi reseña⁶³ dice así: ¿No debería decirse de los espiritistas que pescan en el más allá?.

    9. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    [S. L.,]⁶⁴ 10/11/1932

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Me he enterado de que está de regreso de su viaje a Berlín.

    Ahora soy yo quien se encuentra en camino a esa ciudad, y como esta vez es probable que solo pueda pasar muy brevemente por Frankfurt, quisiera acordar ya ahora un encuentro con usted.

    Llego el domingo al mediodía, aproximadamente a la una. Es probable que me aloje en lo de Schoen. Me resultaría muy grato que nos pudiéramos encontrar el domingo por la nochecita. Tal vez pueda organizarlo. Lo mejor sería que los detalles los arregle con Schoen.

    ¿Ya podré ver galeras del Kierkegaard?

    En esta ocasión me interesaría mucho ver a Horkheimer. Y con una intención muy precisa. En caso de que desde el Instituto sea posible o deseable que se emprenda alguna acción que apoye mi trabajo, este es el momento adecuado, cuando es saboteado por todos los flancos.⁶⁵ (Usted entenderá; y también entenderá si aquí le pido que maneje la noticia de mi llegada con total confidencialidad).

    Quiero plantearle a Horkheimer con lujo de detalles mis propuestas para un extenso ensayo en el archivo similar al de usted.⁶⁶ Preséntele la imperiosa necesidad de una conversación.

    Traigo un nuevo manuscrito⁶⁷–un librito, minúsculo– que lo asombrará.

    Siempre, con gran afecto

    10. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 1/12/1932

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Interrumpo por un momento mi inmersión en el Kierkegaard⁶⁸ para transmitirle finalmente una palabra (no definitiva) de la impresión que hace en mí este trabajo de tan alto interés y relevancia. Es, como le digo, una inmersión en el Kierkegaard; no me otorga la competencia para hablar ya ahora del hilo argumentativo ni de la estructura. Además, aún falta el final. El juicio decisivo me lo deparará el libro concluido. Con las pruebas es demasiado grande la tentación de perderse en el acto de hojear. Y vaya si obtiene su recompensa. Cuando doy con la exposición de los motivos barrocos en Kierkegaard, con el análisis memorable del interior, con las citas maravillosas que usted brinda del tesoro de alegorías técnicas del filósofo, con la descripción de la situación económica de Kierkegaard, con la interpretación de la interioridad como fortaleza o del espiritualismo como valor límite del espiritismo, en todos los casos me afecta la riqueza de su entendimiento, pero también la agudeza con la que hace uso de esto. Desde los últimos versos de Breton⁶⁹ (de Union libre) no hay nada que me haya trasladado tanto a mis campos más propios que su mapa por el país de la interioridad, de cuya comarca su héroe no regresó. De modo que sí existe una suerte de trabajo conjunto; y frases que le hacen posible a uno responder por el otro. Por lo demás, puedo intuir, aunque no saberlo, que su libro le debe muchísimo a la completa reescritura que usted emprendió cuando creía haberlo terminado. Hay ahí una misteriosa condición del acto de acertar sobre la que alguna vez habría que reflexionar.

    Esto es todo por hoy. Pero sí quisiera añadir que hay pocas de sus obras menores que yo estime tanto como la que trata sobre los Cuentos de Hoffmann.⁷⁰ También Bloch, con quien hablé ayer, la adora. En un futuro inmediato me propongo abordar la segunda parte de la crítica sociológica de la música.⁷¹

    Todo minuto libre está abocado a Infancia en Berlín. En qué medida será posible añadir textos nuevos a los viejos⁷² es algo que ignoro. Pero entretanto, algunos bocetos sufrieron modificaciones radicales. Me gustó mucho el modo en que G. K.⁷³ reaccionó a algunas cosas que le leí. En ocasión de ese encuentro nuestro me enteré de que usted está en muy buenas relaciones con la Parca.⁷⁴ Ciertas complicaciones que podrían surgir de una eventual inspección edilicia⁷⁵ me hacen pensar que será aconsejable que me ponga en contacto con una asociación local de artistas plásticos con motivo de mi taller. Se trata, por ende, de un asunto confidencial y solo entraría en cuestión una entidad competente. ¿Usted podría facilitarme un acceso a un lugar de este tipo? Por otra parte, ¿tiene noticias de Praga?

    Con mucho afecto

    11. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    BERLÍN, 14/1/1933

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Quiero comunicarle muy brevemente que he logrado que el Vossische Zeitung me encargara una reseña de su Kierkegaard.⁷⁶

    Fácil no fue, por cierto, porque hasta el momento nunca he publicado una reseña en ese periódico. Pero como en principio no quiero tener nada que ver con Literarische Welt y no hay modo de que la reseña no quede a mi cargo (porque si yo no anuncio el libro allí no lo van a reseñar), me pareció mucho más importante ocupar el puesto donde podía caer en manos de alguien dañino. Acepté la condición de limitarme a dos páginas y media escritas a máquina; de todos modos, a ningún reseñista le habrían dado más espacio.

    Lamentablemente cometí la torpeza de prestarle las pruebas que usted me envió a mi amigo Gustav Glück,⁷⁷ que se fue de vacaciones. Como, por otro lado, aún no he recibido el libro por parte del diario, me permito pedirle que usted me lo envíe, de ser posible a la brevedad. Quiero comenzar con el trabajo cuanto antes.

    Unamos, así, nuestras fuerzas en beneficio de ambos.

    Con todo el afecto

    12. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    PARÍS, 29/1/1934

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Hay circunstancias en las cuales las dificultades y el riesgo que trae consigo una separación prolongada cobran todo su peso. Circunstancias de esa índole son las que rodean para mí El tesoro de Joe, el indio.⁷⁸ En la relación que tenemos hace años, muy pocas veces se ha dado que uno se encontrara con un trabajo extenso del otro ya concluido y sin que mediara conversación alguna al respecto. Mientras leía esta obra, siempre volvía a desear que hubiéramos tenido la oportunidad de hablar detalladamente acerca del plan. Quizás sea un deseo un tanto egoísta: pero cuánto habría aliviado mi postura actual si se hubiera cumplido. Muy pronto habría visto que –dejando de lado la cuestión de orden musical, sobre la que no puedo emitir opinión alguna– el tema en sí no me hubiera parecido una elección afortunada. Ni siquiera estoy seguro de si no me lo había anunciado mencionando el título. Pero claro, ese Mark Twain para mí no era más que un título. Tampoco nos vimos en el período de producción, y las circunstancias que lo motivaron⁷⁹ quizás lo hayan llevado a trabajar con mayor recogimiento. Sea como fuera, mi largo silencio, sin duda, le habrá anunciado las dificultades inusuales que enfrento esta vez a la hora de expresar mi opinión. Si, no obstante, he decidido hacerlo, también allí usted, ponderando más el hecho en sí que la manera, podrá reconocer un retrato inalterado de nuestra relación. Mucho más me habría gustado felicitarlo ampliamente por los bonitos apuntes infantiles A cuatro manos, una vez más,⁸⁰ lo último que leí de usted. Me es más cercano que la atmósfera en la que su opereta sitúa a la infancia. Creo reconocer lo que usted se proponía. Y si mi intuición no me falla, después de Cocteau ya no era posible lograrlo en su totalidad. En los Enfants Terribles⁸¹ la cosa es más peligrosa. Y el peligro es a fin de cuentas la vara con la que se mide aquello a lo que usted, a mi juicio, parece haber aspirado, en el más elevado de los sentidos. No crea que paso por alto elementos de gran belleza en la obra. Entre estos, principalmente el paseo por la caverna. Pero la reducción a lo idílico que expresan tanto las canciones como el transcurso de la trama es, a mi modo de ver, incompatible con los contenidos que allí se tratan. Porque tan directamente, la infancia solo podría ser convocada de hecho en torno a una fosa con sangre de las víctimas. En el caso de Cocteau, fluye a borbotones. En el caso de usted, el tono rudo y rústico de los diálogos se le opone.

    Sin otorgarles a estas líneas otra pretensión que la que radica en mi juicio más personal, le pido que de todos modos no vea en ellas menos compenetración de la que pude expresar en su momento en mi juicio público sobre su Kierkegaard.

    Con todo el afecto

    13. WIESENGRUND-ADORNO A BENJAMIN

    BERLÍN, 4/3/1934

    Berlín N 20, Prinzenallee 60, c/o Karplus

    4 de marzo de 1934

    Querido Sr. Benjamin:

    Hace varias semanas estoy dedicado a escribirle una carta detallada sobre cuestiones referentes a Tom Sawyer, debido a que sus líneas fueron, por cierto, lo único relevante de todo lo que escuché hasta ahora sobre este asunto. Pero entretanto Felicitas⁸² me contó de su situación sumamente crítica⁸³ y dadas tales circunstancias puedo imaginarme que unas exposiciones largas sobre estética le hubieran parecido una broma de mal gusto.

    Por eso he preferido intentar hacer algo por usted y lo hice a través de la señora Herzberger,⁸⁴ a quien usted visitó una vez en Frankfurt conmigo, y a través de mi tía,⁸⁵ quien se ocupó de la gestión con la señora Herzberger, al estar casualmente en Frankfurt (ella vive en Neunkirchen, donde tiene un comercio). Mi tía me escribió que su gestión fue exitosa. No puedo aún estimar el alcance⁸⁶ y hay que contar con que será moderado, pero, por lo menos, evita el peligro más acuciante. Planteé que la situación era muy grave y pedí que se haga algo de inmediato y quisiera suponer que así será. De todos modos le agradecería que me informase a la brevedad sobre todo este asunto para tener la posibilidad de volver a insistir en la cuestión.

    Hay otro plan,⁸⁷ que todavía no puede ser anunciado, debido a que el hombre al que le concierne, el cual vive en París, justamente no está ahí. Pero también aquí estoy dispuesto a hacer lo que sea posible.

    Con respecto al Tom, solo esto: creo que los astros de los Enfants terribles no le fueron favorables a la obra. Se trata de algo completamente distinto y quisiera pensar que no lo fuese solo para mí. El lenguaje rudo no es el lenguaje rudo de los jóvenes, sino de los escritos de juventud; el transcurso de la trama, cuyo punto central es naturalmente la escena de la caverna, no me parece tan liviano; sin que suene arrogante, podría decir quizás que en la obra hay muchas cosas compactadas, que nada es lo que parece, y que se demuestran cosas muy serias recurriendo al modelo de la infancia: se trata mucho más de una demostración recurriendo al modelo de la infancia que de la evocación de la infancia. Incluso la historia de la producción de la obra tiene precisamente algo de los momentos de peligro que usted echa de menos. Sin duda, no puede ser comparada con Cocteau, ni con el teatro épico, más bien tiene que ver con el Kierkegaard. El perjurio es lo central y todo resulta un plan de fuga: representación de la angustia. Quizás si vuelve a leerla, se le presente con un mejor aspecto; precisamente de este escrito no puedo creer que haya sido un desatino y menos aún teniéndolo a usted como su lector ideal. Además usted no conocía solo el plan sino dos cuadros (Cementerio y Casa de los fantasmas) que leí esa misma noche⁸⁸ en lo de Schoen cuando usted leyó las primeras partes de los Pasa (¡iba a escribir Pasajes!⁸⁹ ¡Qué acto fallido!) de Infancia en Berlín. Esto solo a modo de defensa contra el reproche de haberlo tomado de improvisto. En lo concerniente a la música, ya hay de todo.⁹⁰

    ¿En qué está ahora realmente la Obra de los pasajes? Se me pasó por la cabeza la idea de concretar una de las dos gestiones (la segunda, que está aún pendiente) a la vieja usanza de una dedicatoria a cambio, mediante el amigo mencionado. No sé si podré entusiasmarlo, pero primero me gustaría saber qué le parece a usted un plan como este. ¡No hace falta que le diga que está en juego el interés descarado y egoísta de poder aprender de memoria la Obra de los pasajes! Y quizás no le viniese mal el apoyo de un pedido puntual de este tipo.

    Tengo mucho trabajo y algunas cosas son bastante curiosas. Estoy escribiendo un extenso artículo para "Musik"⁹¹ sobre la crisis de la crítica musical. Está vinculado estrechamente con el tratado de sociología de la música.⁹²

    Con fidelidad y lealtad, suyo

    Teddie Wiesengrund

    14. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    PARÍS, 9/3/1934

    Querido Sr. Wiesengrund:

    El silencio que se interpuso entre nosotros el año pasado fue tan extenso como fue memorable y determinante el modo en que usted lo ha interrumpido de parte suya. Créame que todo lo que implica su postura en los asuntos que toca su carta me afecta profundamente y que lo tendré muy presente.

    Por favor, dígale también a su tía que le estoy sumamente agradecido por su intervención exitosa. Albergo la esperanza de poder darle las gracias algún día en persona.

    Pero un encuentro entre nosotros, espero, ya no se podrá demorar mucho más tiempo.⁹³ Ahora me resulta aún más apremiante, ya que tenemos que conversar acerca del Tom detalladamente. Por supuesto que ya a primera vista me quedó en claro que en los pliegues del abrigo de Tom se halla la muerte, tal como dice el proverbio beduino. Y mi carta se impuso cierta reserva no frente a la intención de usted, sino a su implementación. Pero ahí todo depende del concepto de modelo de infancia, y para debatirlo y desarrollarlo necesito de su presencia.

    Si usted se aparece, uno de mis mayores intereses sería mostrarle algunos aspectos de la Bibliothèque Nationale, que no pueden ser más pertinentes para nadie que para usted.

    De hecho, allí se encuentra una de las salas más curiosas⁹⁴ de las bibliotecas del planeta, y se trabaja como en un decorado de ópera. Lo único que es de lamentar es que cierran a las seis, una disposición que proviene de la época en que los teatros comenzaban a las seis. Los Pasajes han vuelto a cobrar vida y fue usted el que avivó la débil chispa, que además no podía ser más vital que yo mismo. Desde que vuelvo a salir, me paso todo el día en la sala de lectura y al fin también logré acomodarme de manera medianamente confortable a la reglamentación fastidiosa.

    Uno de mis descubrimientos más interesantes es curiosamente un libro alemán⁹⁵ que quizás tampoco usted haya tenido aún ante sus ojos, pero que seguramente esté a su disposición en alguna biblioteca de allí: la historia en cuatro tomos de la Asociación de Obreros Francesa, escrita por Engländer.

    Mis noches son cortas. Me duermo tarde y me despierto temprano. Estas líneas le traen el primer fruto de un día espabilado por las campanas de Saint-Germain y luego adormecido por la lluvia.

    Lo saludo con mucho afecto

    15. WIESENGRUND-ADORNO A BENJAMIN

    BERLÍN, 13/3/1934

    Berlín, 4 de marzo de 1934

    Querido Sr. Benjamin:

    Le agradezco cordialmente su carta, que me ha sido reenviada; me quedaré todavía aquí hasta después de Pascua, luego viajaré por una semana a Frankfurt y después a Inglaterra, donde de a poco pareciera concretarse una oportunidad para mí en la universidad.⁹⁶ Estoy muy contento de que mi gestión haya tenido algo de éxito. Con miras a continuar con ella, quisiera consultarle varias cuestiones: ante todo, si lo conseguido hasta ahora⁹⁷ resulta suficiente como base, en el caso de que se logre darle regularidad, o si usted considera conveniente que siga presionando a las mismas personas; lo cual, sin duda, es adecuado y necesario si lo logrado es demasiado modesto, en caso contrario, solo sería perjudicial. Comprenderá que es por su interés y por el del procedimiento que se iniciará que quisiera tener esto claro. En segundo lugar, qué le parece mi propuesta de una dedicatoria a cambio para la Obra de los pasajes. En este caso se trataría de despertar el interés del hermano (que vive en París) de la señora que esta vez estuvo especialmente involucrada. Es un hombre difícil y a usted no le resultará fácil (tampoco para mí es fácil: un intelectual frustrado que se convirtió en comerciante y que con sus logros prácticos y las consecuencias derivadas de eso, descarga el resentimiento por lo perdido en otro ámbito), pero tiene una generosidad fuera de lo habitual, si uno sabe tratarlo bien, y en caso extremo podría llegar a ser un amigo como pocos y podría ocuparse de usted en más de un aspecto. Ahora no está en París, pero me escribió que volverá pronto y tengo razones para suponer que sería un momento bastante oportuno para convocarlo. Para esto y en virtud de las razones mencionadas, podría ser conveniente algo como la dedicatoria en cuestión, desde ya solo si él realmente hiciera algo que lo amerite. Sea como fuese, entienda así mi insistencia en este punto. Por favor, respóndame cuanto antes.

    Además sucedió lo siguiente: también convoqué al sobrino de la señora en cuestión,⁹⁸ que se encuentra aquí y que si bien no es rico, tiene todo tipo de contactos y está esforzándose mucho. Convocó a un conocido suyo en París, un tal Schwartz⁹⁹ (con la razón social Martin) que quiere hacer algo por usted y que intentó, sin éxito, ubicarlo varias veces en el hotel, no sé si telefónica o personalmente. Este tal Schwartz parece ser un hombre activo y prudente. Si usted estará trabajando todo el día en la Bibliothèque nationale, sería conveniente que dejara dicho en el hotel en qué momento se lo puede encontrar y que estén atentos para que no pase inadvertido. Mi amigo tiene la esperanza de que este contacto sirva a los fines prácticos. Además este amigo mío (hablando siempre del sobrino), que antiguamente fue librero, gestionó algo para usted en Rowohlt (dicho sea de paso, sin haberme preguntado antes; yo no se lo hubiese permitido sin consultarle primero a usted). Tuvo un éxito relativo: R. cede sin costo veinte ejemplares del libro sobre el Barroco y veinte de Calle de mano única, que hay que intentar ubicar entre conocidos; la ganancia ha de ser toda para usted. Debido a que naturalmente los conocidos en los que había pensado ya tienen los dos libros, Gretel y yo no sabemos bien a quién acudir, quizás usted pueda ubicar aunque sea una parte en su círculo en París. En tal caso me ocuparía de que le enviaran un paquete inmediatamente. Huelga decir que yo también aquí haré lo posible.

    ¿Ha hecho un intento en Erich Reiss¹⁰⁰ con la Infancia en Berlín? Conozco un señor que fue editor hasta ahora en esa editorial,¹⁰¹ alguien que conoce muy bien sus trabajos y que los valora mucho. Si bien ya no trabaja más ahí, supongo que todavía tiene alguna influencia. De todos modos sería bueno que quedase un ejemplar disponible aquí. Por cierto, las oportunidades editoriales son en general muy malas. La editorial Bote und Bock rechazó la edición de mis composiciones,¹⁰² a pesar de haber sido recomendadas especialmente por una entidad muy influyente en la escena musical actual. No hay que sobrestimar las posibilidades, pero tampoco descuidarlas. Además, el actual director de Erich Reiss¹⁰³ es un gran sionista ante el Señor. Quizás su amigo Gerhard¹⁰⁴ pueda hacer algo al respecto.

    No hace falta que le repita cuánto me alegra que se hayan retomado los Pasajes, yo que en eso asumí el papel de Catón, el restaurador. Yo mismo escribí mucho: una cantidad de cosas musicales, todas aceptadas por Voss,¹⁰⁵ pero que se van publicando de a poco; también escribí para la misma revista un ensayo sobre el volumen de prosa de George recientemente publicado,¹⁰⁶ que espero no le resulte aburrido. Ese volumen contiene cosas extraordinarias, sobre todo los protocolos de los sueños y la traducción de un fragmento insólito de Mallarmé¹⁰⁷ que no conocía. Además hice muchas anotaciones filosóficas,¹⁰⁸ pero no publiqué ninguna. En cambio, parece que se publicará el gran ensayo sobre la crisis de la crítica musical que concluí recientemente.

    No puedo aún estimar con precisión cómo se desarrollará mi viaje a Londres, pero espero realmente que al regresar pueda pasar por París,¹⁰⁹ a no ser que tuviera que quedarme allá ni bien comenzara el semestre y dar clases (por ejemplo, con Cassirer¹¹⁰ en Oxford), una perspectiva que entretanto me parece demasiado color de rosa como para temer seriamente que se concrete. De todos modos, ahora me han de ver pronto, sin que pueda guardar la esperanza de que ahí me estén esperando con tanta franqueza, como sí lo hace usted, para mi gran alegría, en nombre de los Pasajes o de la discusión sobre el Tom.

    Paso mucho tiempo estudiando inglés. Apropiarse de una nueva lengua siendo adulto es una de las experiencias más peculiares.

    Por favor, respóndame muy pronto. ¿Ha sabido algo de Friedel¹¹¹ y conoce su dirección? ¿Cómo le va a Schoen?

    Con cordial fidelidad, suyo, Teddie.

    16. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO

    PARÍS, 18/3/1934

    Querido Sr. Wiesengrund:

    Le agradezco de corazón su carta atenta, tan prudente en todo sentido. Me ha concedido un profundo aliento de esperanza, algo que, en mi situación, ya es infinitamente mucho. En esa esperanza resuena la expectativa de poder conversar entre nosotros tantas cosas pendientes en un futuro cercano. Las posibilidades que surgen para usted en Inglaterra, a las que debemos tal expectativa, me producen gran alegría.

    Londres –me dijo hace poco alguien que venía de allí– sigue siendo la puerta al mundo. Si, además, uno maneja el inglés, es probable que se le abran vías completamente diferentes al que conozca París, por más que sea a la perfección. También verá allí a Schoen, de quien, por cierto, no escucho demasiado. El hecho de que siga rodeado de los suyos no es una prueba desdeñable de la firmeza del suelo inglés.

    En la última carta le agradecí por la intervención veloz y útil de sus amigos, y añado –en relación con su consulta– que cierta regularidad de este tipo de auxilio tendría un valor que aquellos dadores desconocidos difícilmente podrían sobrestimar. Porque al menos me permitiría intentar planificar y pensar con antelación. Y quizás en el modo de vida que vengo llevando en los últimos meses, nada ejerza una influencia más nefasta que la completa imposibilidad de prever siquiera el más modesto de los lapsos.

    La esperanza que inauguró para mí la mano de sus amigos y luego su carta me recondujo a mi trabajo y ahora, de hecho, a su mismo centro con tal intensidad que solo así pude dimensionar el estado de desconsuelo previo. No puedo confiar a esta carta nada de esto, con más razón si nos veremos en un futuro cercano. Espero poder llevarlo entonces un buen día a mi lugar de trabajo en la biblioteca. En cuanto a la cuestión de la dedicatoria, creo que mi siguiente reflexión engrana perfectamente en la suya: la realización de ese trabajo efectivamente sería algo que habría que arrancar al tiempo del ahora,* el mío y de aquel que me lo conceda. Tal realización constituiría un anacronismo en el mejor de los sentidos, porque, ojalá, no estaría tanto galvanizando un pasado como anticipando un futuro más digno del ser humano. Eso es precisamente lo que expresaría la dedicatoria de tal trabajo, al que yo mismo doy un futuro.

    Por lo demás, sin embargo, doy por supuesto que la configuración de esta expresión, así como de aquel interés, obtendrá su forma más precisa a partir del encuentro en persona que el futuro nos deparará, cuando usted lo considere adecuado.

    Entretanto he estado en lo del señor Schwartz, quien, como usted bien dice, es un hombre activo y prudente, de modo que mi breve conversación con él transcurrió de manera muy satisfactoria. Me despidió con la esperanza de recibir novedades de su parte.

    Me alegra mucho poder leer en lo que me anuncia que su producción ha permanecido tan constante. No es necesario que le explique con lujo de detalles por qué espero con tanto interés su texto sobre George. Por favor, envíelo en cuanto esté listo; y lo mismo le pido respecto de su ensayo sobre la crítica musical.¹¹² Tomaré revancha aquí con el manuscrito de una gran reseña sobre el Jean Paul de Kommerell,¹¹³ que por lo visto no tendrá la suerte de ser publicada.

    Que la situación esté tan difícil para nuestras producciones es algo que el destino de sus obras musicales en Bote und Bock me demuestran de manera desagradable e innecesaria en todo sentido. ¿Pero acaso no estamos dispuestos a surtir un efecto apócrifo? En ese sentido –como usted sabe– he interpretado de buen grado el destino de mis textos en términos editoriales; ya se trate de la edición incinerada de mi tesis doctoral¹¹⁴ o de la propuesta de Rowohlt de la que usted me escribe: reconozco la misma ley y en ese sentido de muy buen grado recibiría aquí la mitad de los veinte ejemplares de cada caso.

    Usted menciona a Erich Reiss; no sé formarme un juicio acerca de las posibilidades que hay allí. Un manuscrito de la Infancia en Berlín estaría, como fuera, a disposición. Hermann Hesse me ha escrito acerca del libro¹¹⁵

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