Textos de Historia del Arte
Por Plinio el Viejo
5/5
()
Información de este libro electrónico
La presente edición de M.ª Esperanza Torrego ofrece una nueva y cuidadosa traducción, acompañada de un completo aparato crítico que facilita la lectura fecunda del texto de Plinio.
Relacionado con Textos de Historia del Arte
Títulos en esta serie (100)
Lo cómico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa idea fija Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía y Filosofía de la Grecia Arcaica: Una historia de la épica, la lírica y la prosa griegas hasta la mitad del siglo quinto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El culto moderno a los monumentos: Caracteres y origen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEscritos sobre Leonardo da Vinci Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La literatura artística española del siglo XVII Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 2 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La estética de la Edad Media Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sobre la dialéctica de modernidad y portmodernidad: La crítica de la razón después de Adorno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCézanne y el fin del impresionismo: Estudio de la teoría, la técnica y la valoración crítica del arte moderno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesManeras de hacer mundos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTextos de Historia del Arte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Teoría poética y estética Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los pintores cubistas: Meditaciones estéticas. Sobre la pintura. Pintores nuevos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La responsabilidad del artista: Las vanguardias, entre el terror y la razón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNaufragio con espectador: Paradigma de una metáfora de la existencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMalinconia: Motivos saturninos en el arte de entreguerras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSalidas de caverna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa forma de lo bello Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEupalinos o el arquitecto y El alma y la danza Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Remedio en el mal: Crítica y legitimación del artificio en la era de las luces Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl lugar del espectador: Estética y orígenes de la pintura moderna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Thomas Müntzer, teólogo de la revolución Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La fábula del bazar: Orígenes de la cultura del consumo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEmulación: La formación de los artistas para la Francia revolucionaria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gusto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujer o árbol: Mitología y modernidad en el arte y la literatura de nuestro tiempo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El realismo de Courbet Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna filosofía del arte de masas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
La estética antigua Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mitología e historia del arte: Tomo I: De Caos y su herencia. Los Uránidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Estética de la pintura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los historiadores del arte críticos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 2 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Arte en la segunda mitad del siglo XX Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Estudios de arte contemporáneo, I: La mirada de Cézanne, la indiferencia de Manet, la ironía de Klee y otros temas de arte contemporáneo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa estética contemporánea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Escultura griega - Espíritu y principios Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Los helenos y su cultura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las razones del arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gusto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La modernidad de Manet: o la superficie de la pintura en la década de 1860 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia del arte de la Antigüedad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El realismo y el impresionismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Teoría de la creación en el arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa forma de lo bello Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la estética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Simbolismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl fin del arte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lo sublime Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La apreciación estética de la naturaleza Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La escultura del siglo XX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPintura románica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSalones y otros escritos sobre arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos pintores cubistas: Meditaciones estéticas. Sobre la pintura. Pintores nuevos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El retrato holandés de grupo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Bosco Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Historia antigua para usted
Los Anunnaki de Nibiru Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSobre la felicidad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5De la ira Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cartas filosóficas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología griega: Una guía fascinante para entender la antigua religión griega con sus dioses, diosas, monstruos y mortales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia de Asiria: Una guía fascinante de los asirios y su poderoso imperio en la antigua Mesopotamia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Código de Hammurabi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gran libro de las civilizaciones antiguas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Aproximación al Jesús histórico Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología griega: Una fascinante introducción a los mitos sobre los dioses, diosas, héroes y monstruos griegos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Antigua Roma: Una Introducción Fascinante a la República Romana, el Ascenso y la Caída del Imperio Romano y el Imperio Bizantino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Guia Completa de Vitaminas, Hierbas y Suplementos: Todo lo que Necesita Saber para Llevar una Vida Saludable Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Historia de Roma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Egipto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gran moral Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Jesús histórico. Otras aproximaciones: Reseña crítica de algunos libros significativos en lengua española Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve Historia de la Roma antigua Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El águila y los cuervos: La caída del Imperio romano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La vida cotidiana en Roma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los nueve libros de la Historia: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ur, la ciudad de los caldeos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La resurrección: De hombre a Dios Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Mitología Griega: ¡Los relatos más grandiosos de la Mitología Griega, con sus dioses, diosas, monstruos, héroes y mucho más! Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología egipcia: Mitos egipcios fascinantes de los dioses, diosas y criaturas legendarias egipcias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Cultura Revelada Del Antiguo Egipto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dominar El Estilo De Vida Estoico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Textos de Historia del Arte
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
Textos de Historia del Arte - Plinio el Viejo
nombres.
Libro 34, 5-93; 140-141
Tipos de bronce. Utilizaciones diversas
En otro tiempo, el cobre se mezclaba y se fundía con oro y plata, a pesar de lo cual el arte seguía valorándose más; ahora no es seguro si ha empeorado el arte o el material y es extraño que, cuando los precios de las obras han crecido hasta el infinito, la dignidad del arte haya desaparecido. En efecto, como en todas las cosas, el amor a la ganancia es lo que ha empezado a cultivarse, cuando antes solía prevalecer el amor a la gloria –por eso incluso se adscribía la actividad artística a ocupación de dioses, cuando los próceres de las familias buscaban también la gloria por esta vía–. Hoy, el procedimiento de fundir el apreciado bronce está tan perdido que durante mucho tiempo ni siquiera el azar ha podido reemplazar el arte en este dominio.
De los bronces antiguos el más apreciado es el de Corinto. La aleación de Corinto se produjo por casualidad, cuando fue capturada esta ciudad, en un incendio¹, y es admirable la pasión que suscitó en muchos; en efecto, se dice que no fue otra la causa por la que Verres², al que había condenado M. Cicerón, fue proscrito por Antonio, junto con Cicerón, sino la de haberse negado a cederle sus bronces de Corinto³. Pero para mí que la mayor parte de los que parecen conocer este bronce lo simulan para distinguirse de los demás sin apreciar en él nada especial, y esto lo mostraré brevemente. Corinto fue capturada en el año tercero de la olimpiada 158, el 608 de nuestra ciudad⁴, un momento en el que habían dejado de existir hacía siglos los célebres cinceladores autores de todas las obras que esos llaman hoy «bronces corintios». Por esta razón, para confrontarlos, fijaremos las edades de los artistas⁵, pues será fácil colegir los años de la fundación de Roma a partir de la correspondencia con las olimpiadas mencionada más arriba. Por tanto, los únicos vasos corintios auténticos son los que esos delicados utilizan bien como platos, bien como lucernas o palanganas, sin reparar en su valor.
Hay tres tipos de bronce corintio; uno blanco, que resplandece casi con el brillo de la plata, el metal que más domina; otro en el que domina el amarillo del oro, y un tercero, aleación de los tres metales en las mismas proporciones. Además de estos, hay un tipo del que no puede darse la proporción, por más que se deba a la mano del hombre, sino que es una aleación producto del azar, muy apreciada en las estatuas de dioses y hombres por su color, parecido al del hígado, por lo que se le llaman hepatizon ⁶; es de menor calidad que el de Corinto pero de mejor que el de Egina y Delos⁷, que durante mucho tiempo mantuvieron la primacía.
El más famoso de todos en la antigüedad fue el de Delos. El frecuente comercio de todo el orbe con esta isla hizo que se extremara el cuidado en su fabricación. Le vino la fama primero de su utilización para los largueros y las patas de los triclinios; después se llegó a utilizar para las estatuas de los dioses y las efigies de los hombres y de otros seres vivos.
Le sigue en renombre el bronce de Egina, isla que se ennobleció gracias al bronce, y no porque se criaran allí las materias primas, sino por las aleaciones de sus talleres. De este lugar se tomó el buey de bronce que está en el Foro Boario⁸, en Roma. Este nos servirá de ejemplo de bronce de Egina. El de Delos, por su parte, está representado por el Júpiter que está en el templo de Júpiter Tonante, en el Capitolio⁹. Aquel era utilizado por Mirón, este por Policleto, coetáneos y condiscípulos, cuya rivalidad estribó en la elección de la materia prima.
Egina se especializó en la elaboración de la parte de los candelabros donde se colocan las candelas, como Tarento en los brazos; por consiguiente, la tarea de los talleres de los dos lugares es el ensamblaje de ambas partes. A nadie le avergüenza pagar por una de estas piezas el sueldo de un tribuno militar, por más que el propio nombre le viene de la luz de las candelas¹⁰. En la venta de uno de estos candelabros, el pregonero Teón añadió un batanero jorobado llamado Clesipo, que era además de aspecto repugnante. El lote lo compró Gegania¹¹ por 50.000 sestercios. Mostró su compra en un banquete y a Clesipo desnudo para hacer reír a los convidados; después, presa de un indecoroso deseo, lo introdujo en su lecho y más tarde en su testamento. Clesipo, que se había hecho muy rico, adoró aquel candelabro como a un numen y añadió esta historia a las que se cuentan de los bronces de Corinto; sin embargo, dio satisfacción a la moralidad erigiendo un célebre sepulcro que sirvió para que perdurara en todas las tierras el eterno recuerdo de la vergüenza de Gegania. Por lo demás, aunque es cierto que no existe ningún candelabro de Corinto, se aplica este apelativo muy frecuentemente a los candelabros, porque la victoria de Mumio¹² destruyó Corinto, pero hay que tener en cuenta que de otras muchas ciudades griegas también se dispersaron piezas de