Robo de obras de arte al amparo de la pandemia
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El robo de arte siguió sin obstáculo alguno durante la emergencia sanitaria.
En México fueron sustraídos 15 óleos del peruano Alfredo Alcalde y cinco de su hijo Diego, de un taller suyo en San Miguel Chapultepec, más 14 obras de diversos artistas de la Galería Nuun Arte en Querétaro, entre las que se encuentran cinco del escultor Jorge Marín, de quien también usurparon dos de la Galería New Forum, en Estocolmo, Suecia.
Para Alcalde, “el arte es un importante tesoro de los pueblos y por ende se vuelve una tentación para los traficantes, y en esta época de pandemia, aprovechando el drama social, político y económico, lo cultural también se ve afectado y se vuelve objeto de vulnerabilidad”.
En tanto, Marín –autor de las Alas de México de Reforma de la Ciudad de México y que ha instalado en 13 ciudades de más de tres continentes– señala:
“Entre los efectos colaterales del corona-virus está el robo de obras de arte, vulneradas por la soledad de los espacios de exhibición, bodegas y museos que se han visto obligados a parar actividad.
“El arte es un patrimonio no sólo cultural, sino económico, y hay un mercado negro de arte en torno a ello. No sólo se roba obra, se falsifica. El hurto de arte debe ser importante en cualquier sociedad. Son pérdidas patrimoniales y también
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