EL NAUFRAGIO de SAN PABLO en MALTA
PABLO DE TARSO, HIJO DE UN RICO FARISEO, HABÍA NACIDO EN LA REGIÓN DE CILICIA EN LOS PRIMEROS AÑOS DE LA INFANCIA DE JE-SÚS, DEL QUE NUNCA FUE APÓSTOL.
Es más, su animadversión hacía los cristianos –aquel grupúsculo escindido de la comunidad judía– lo llevó a participar en la lapidación de Esteban. También él guardó las capas de los verdugos mientras este primer mártir exhalaba el espíritu en el valle del Cedrón, no muy lejos de Getse- maní donde Jesús, entre los olivos, había pronunciado la oración del huerto.
La conversión de PABLO DE TARSO fue fruto de un suceso maravilloso, que tuvo lugar cuando se dirigía desde Jerusalén a Damasco en misión punitiva contra la incipiente comunidad cristiana.
CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO
Su conversión, fruto de un suceso maravilloso, tuvo lugar cuando se dirigía desde Jerusalén a Damasco en misión punitiva contra la incipiente comunidad cristiana. Entonces una luz sobrenatural lo envolvió y lo detuvo mientras una voz lo interpelaba ante los miembros de su séquito: . Posiblemente sufrió un ataque epiléptico y una ceguera temporal que persistió hasta el tercer día, el historia- dor francés , en el siglo XIX, lo llamó insolación. En cualquier caso, ganado para la causa cristiana, después de aquella experiencia psíquica,, aceptó a regañadientes bautizarlo, obedeciendo a otra milagrosa orden del altísimo. Fueron los mismos cristianos de Damasco quienes tuvieron que ayudarlo a escapar de la ciudad colgándolo en una cesta de pan desde uno de los vanos de la muralla. Corría el año 36, penúltimo del gobierno del emperador romano y el último del procurador de Judea, . Había comenzado su labor misionera.
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