La mirada de Sam
Por Beth Carlington
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Cuando Sam posa su mirada sobre Pedro, sabe que deberá reconsiderar sus prioridades.
En un mundo donde biológicamente el hombre se sitúa entre el lobo y la hiena, Sam es un reconocido fotógrafo de moda. Es también un Alfa, que rehúsa de plegarse a las exigencias de la sociedad. Pedro es un joven modelo. Nuevo en el circuito, atrae inmediatamente la mirada profesional de Sam que decide trabajar con él lo mas seguido posible.
Al fin de una campaña publicitaria estresante, Sam siente que el joven Pedro va a tener sus calores. Para protegerlo de los otros Alfas, Sam decide llevarlo a su casa donde se encontrará seguro. Sam no se espera que las feromonas del joven Omega hagan despertar sus propios instintos.
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La mirada de Sam - Beth Carlington
Capítulo 1
*
*
Desde hace algunos decenios, el número de Alfas en la población disminuía peligrosamente, mientras que la población Omega seguía permaneciendo estable. A pesar de que la mayoría de la gente seguía siendo Betas, esto llevaba a un cierto número de complicaciones: el mundo giraba esencialmente alrededor de los Alfas, con los que el resto de la población contaba principalmente por su importante capacidad natural para dirigir y proteger. Antes esta disminución importante del número de Alfas, los diferentes gobiernos instauraron protocolos para forzarlos a copular. La venta de supresores para los Alfas fue prohibida en la mayoría de los países y los centros donde estos últimos encontraban a los Omegas en plena excitación, abrieron por doquier. Samael Williamson detestaba estos centros. Los odiaba a un punto tal que compraba supresores a pequeños traficantes, con el riesgo de ver disminuir su reputación. Imaginar un solo segundo que él pudiera, bajo un pretexto tan falso como la naturaleza
, tirarse sobre una o uno de sus clientes sin poder retenerse, lo ponía fuera de sí. Según su parecer, el ser humano había sobrepasado el estadío de bestia. Había construido civilizaciones entras, creado la cultura, la tecnología y verse reducido a la más pura expresión de su bestialidad le daba ganas de asesinato. También, para evitar pasar por las llamadas transas en un centro, se intentaba conquistas, con coartadas que sus amigos le procuraban con placer.
Algunos podían pensar que esperaba al Omega de su vida, con el o la que la compatibilidad seria tal que le fuera imposible vivir sin ella. Pero eso no tenía nada que ver, Sam no tenía el alma de un romántico. Era un artista y, según su punto de vista, le gustaba cada uno de sus modelos. Y si, por desgracia, su amor se reducía a un solo ser, Sam estaba persuadido que nunca sería capaz de trascender sus modelos y perdería lo que hacía de él, el mejor de su profesión: su talento.
Por otro lado...
— Myra, que te pasa hoy? Se quejó el fotógrafo dejando caer su objetivo para ir a ver a la modelo.
La bella Beta se mordió el labio.
— No lo sé Sam. No me sucede nada en particular pero... no sé... hay algo.
Sam levantó los ojos al cielo. Este estaba de un azul magnífico, como sólo se puede ver en California. Esta sesión de fotos en traje de baño para la próxima colección de Diesel era infernal. Por supuesto, él no estaba en el lugar de las modelos, en traje de baño, en la playa en el mes de febrero. Pero mierda! Era su trabajo...
— Sabes qué mi querida? Vamos a pasar al próximo modelo y vas a ir a descansar un poco. De acuerdo?
— Gracias Sam, eres realmente un tipo bien.
No, no lo era realmente, pero los modelos eran su útil de trabajo tanto como su máquina fotográfica y sus objetivos. De ninguna manera podía perjudicarlos.
— De acuerdo! Dijo volteándose hacia el resto del equipo. Cambiamos! Quién es el próximo modelo?
Una rubiecita se le acercó. Lola era su asistente. Otra Beta, una muy linda, pero a la que le faltaba algo para encontrarse delante del objetivo. Sin embargo tenía competencias y Sam apreciaba que una linda chica también tuviera algo en la cabeza.
— Se llama Pedro Boscalino, es un nuevo en el circuito.
Sam hizo una mueca. No le gustaban los nuevos. Demasiado seguros, perdía siempre muchísimo tiempo enseñándoles como ubicarse frente al objetivo, como despertar el deseo en los clientes, ser un verdadero modelo!
— Adelante!
Una cierta agitación se propagó en el equipo y el modelo apareció. Los ojos de Sam se agrandaron ligeramente. Por Dios! Delante de él se manifestó una larga liana de piel caramelo, con músculos finos y perfectamente dibujados, el cual disimulaba sus partes íntimas con un diminuto traje de baño. Avanzaba con la naturalidad de quien está acostumbrado a ser observado y admirado.
El Alfa de Sam gruñó. Era un Omega, lo podía sentir, hasta en sus tripas. Lo miró avanzar hasta él con su cuerpo perfecto, sus ojos de lobo, su cara de trazos finos, su boca rebosante, sensual, hecha para los besos.
Se detuvo justo delante de él.
— Qué debo hacer? Preguntó el adonis lanzando miradas a la derecha e izquierda.
Una gran sonrisa estiro los labios de Sam.
— Haz como lo sientas, dijo el fotógrafo, curioso de ver lo que el hombre tenía en su interior.
— De acuerdo.
El joven se instaló sobre una de las rocas y se dejó caer hacia atrás. Exponía su vientre y el traje de baño, como en cualquier publicidad. Y la mirada que le lanzaba no tenía nada de anodino. Sam tenía calor, a pesar de las temperaturas ridículas. Ese chico? Era un futuro crack, tenía el sentido de la fotografía. Sabía cómo hacerse valer y no necesitaba consejos. El estómago de Sam se contrajo y una sonrisa demente estiró sus labios: iba a adorar trabajar con este tipo!
— Exactamente eso, le gritó. Eso es, dame ganas de trabajar contigo.
Pedro se volteó sobre el vientre y Sam lo ametralló con su cámara. Hacía tiempo que no había sentido tanto