Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

La puerta trasera
La puerta trasera
La puerta trasera
Libro electrónico72 páginas1 hora

La puerta trasera

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Detrás de cada estrella de fútbol hay siempre oculta una historia.
El camino hacia el éxito esconde secretos que nunca se cuentan.

IdiomaEspañol
EditorialClaudio Zicu
Fecha de lanzamiento14 mar 2015
ISBN9781310934544
La puerta trasera

Relacionado con La puerta trasera

Libros electrónicos relacionados

Ficción de acción y aventura para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para La puerta trasera

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    La puerta trasera - Claudio Zicu

    Capítulo 1

    Accra, dos meses antes.

    En Labadi Road, delante de La Palm Royal Beach Hotel, Jamal entrega las llaves de su recién estrenado vehículo al aparcacoches de turno. El portero le saluda y le abre la puerta del hotel mientras Jamal sonríe con presunción.

    El bar del hotel, repleto de gente, tiene vistas a la inmensa piscina. Es el hotel más exclusivo de la zona. Aquí se suele reunir la clase alta de Accra. La mayoría son empresarios adinerados y representantes de diferentes gobiernos en Ghana.

    En una mesa redonda, al lado de la barra, una señora de unos cuarenta años saluda alegre a Jamal. Le está esperando. A pesar de tener la misma edad, Jamal parece muchísimo más joven que ella.

    ¿Lo tienes? pregunta Jamal nada más sentarse a la mesa.

    Sí. Aquí tienes dos chicos muy buenos. No tienen agente y acaban los dos el contrato este verano. Ambos fueron titulares con la sub 17 de Ghana.

    Una carpeta pasa a las manos de Jamal mientras que dos billetes de cincuenta euros desaparecen en el bolso de la mujer. Ella es una de las secretarias de la Federación Ghanesa de Fútbol, a la que Jamal logró conocer a través de un amigo común.

    Un placer hacer negocios contigo. Si necesitas algo más, ya sabes dónde estoy.

    La mujer se levanta y se aleja mientras Jamal se deja caer contento en el cómodo sillón.

    Un cubata. El camarero le sirve enseguida y Jamal toma un sorbo mirando con orgullo a la gente de su alrededor.

    Ellos no lo saben, pero Jamal comienza una nueva vida. Una vida que le va a llevar muy alto, casi al mismo nivel que ellos.

    Nigeriano de origen, Jamal había pasado los últimos doce años en Europa. A pesar de las apariencias, es un perfecto don nadie. Hace muy poco todavía trabajaba de albañil en un pueblo de los alrededores de Roma. Mucho tiempo después de desembarcar de una patera en las costas italianas, lo único que había conseguido era la residencia en aquel país.

    Jamal, la empresa abrirá una obra en África. Nos contrató un príncipe Saudí para edificar el mayor hotel de la costa oeste africana. Voy a necesitar un chofer. ¿Te interesa ir?

    Cuando el ingeniero encargado de la obra le llamó para hacerle la propuesta de trabajo, Jamal aceptó enseguida. Siempre buscaba la vida fácil y sólo trabajaba cuando no le quedaba dinero y no tenía más remedio. Vago, embustero, pero un poco más listo que la mayoría, tenía la habilidad de caer bien a la gente. Su conocimiento del swahili, un idioma común en África, era también una gran ventaja para que lo eligieran a él.

    Jamal tomó otro sorbo refrescante del cóctel pensando en el giro radical que había dado su vida. Aquí era Dios. Con lo que ganaba se podía permitir un tren de vida igual de alto que cualquier blanco del país. El trabajo consistía en llevar al jefe de su casa a la oficina y de la oficina a la obra en un nuevo y elegante coche. Durante las siguientes dos semanas era libre como un pájaro. Esta mañana había dejado a su jefe en el aeropuerto rumbo a Europa. Pero Jamal no tenía intención de tomarse vacaciones. Desde que era niño el fútbol era su pasión, aunque nunca fue demasiado bueno para jugar. En Europa se quedó asombrado con las ganancias de los futbolistas y de sus representantes, pero por desgracia, era un mundo donde no podía meterse. Había leído que para ser aceptado en este mercado era imprescindible tener una licencia y un depósito de cientos de miles de euros en Suiza.

    Jamal dejó su cubata sobre la mesa, sacó el móvil e hizo una llamada internacional.

    ¡Dime Jamal! le contestó alegre alguien en inglés.

    Ya te tengo preparados dos delanteros que han jugado con la sub 17. Uno acaba de cumplir los dieciocho y el otro tiene casi veinte. Los dos son buenísimos. Ayer les vi jugar, mintió Jamal.

    Vale, qué firmen el contrato. Te lo mando ahora mismo, dijo la voz. Me tienes que mandar sus fichas deportivas con unas fotos. ¡Hasta pronto!

    ¡Hasta luego! Jamal colgó y se acomodo mejor en su sillón.

    La alegría le salía por todos los porros de su piel. Ya trabajaba para un Representante de Futbolistas.

    Tenía ganas de invitar a un trago a toda la gente del bar.

    *

    En su oficina de Madrid de la calle de Santa Engracia, Carlos acababa de hablar con Jamal y se frotaba las manos de alegría. Al final había merecido la pena contestarle a este pesado que le mandaba e-mails desde África. Echó un vistazo alrededor de la oficina vacía y se quedó mirando por la ventana. Por delante de la inmobiliaria donde Carlos era encargado las chicas pasaban con faldas cada vez más cortas.

    «Llega el verano», pensó él.

    Carlos había mandado a sus compañeros a callejear, a buscar pisos y a pegar carteles. La crisis estaba acabando con la compra-venta de viviendas.

    Su inmobiliaria estaba entre las últimas que seguían sobreviviendo y Carlos tenía cada vez menos ingresos y más préstamos

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1