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Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos
Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos
Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos
Libro electrónico220 páginas3 horas

Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos

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Tenemos a una respetada mujer policía

Le añadimos unas dos o tres muertes violentas

Algunas señoritas de la noche

Y una cubeta llena de sangre

Lo colocamos todo, y en los alrededores, en un pequeño centro turístico francés

Lo revolvemos constantemente con dinero y codicia

Hasta que todo quede claro

El resultado será muy satisfactorio


En la tercera novela de la saga “Muerte en los Pirineos” por Elly Grant, te da una idea del funcionamiento y el ambiente de una pequeña ciudad francesa en los Pirineos Orientales.

Después de que la muerte repentina y violenta de una Madame local trae miedo a sus chicas de la calle; Danielle, la oficial de policía se encargará del caso, decidida a encontrar al asesino.

Pero, ¿acaso no hay mal que por bien no venga? Descúbranlo, y contengan la respiración... que este será un viaje muy agitado.

IdiomaEspañol
EditorialCreativia
Fecha de lanzamiento14 jul 2017
ISBN9781547508730
Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos

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    Vista previa del libro

    Intrigas, mentiras y negocios rosa en los Pirineos - Elly Grant

    CAPÍTULO 1

    El cadáver de Madame Henriette yace tendido a través de la ventana rota de la puerta de la cocina, con la parte inferior del marco de la puerta sosteniendo su cadáver sin vida. Su cabeza, hombro y un brazo cuelgan afuera, mientras el resto de ella permanece adentro, como si ella se hubiese esforzado por volar, al estilo Superman, por la ventana y debido a eso se quedó atascada. Ella está desplomada, ligeramente doblada de rodillas, pero con ambos pies todavía tocando el suelo. Su cuerpo está rodeado de fragmentos irregulares de vidrio roto.

    Esto es todo lo que uno ve desde la cocina. No es hasta que abres la ventana al lado de la puerta y mires a través de ella que ves la sangre. De hecho, se ha salpicado sangre a una amplia zona del pequeño patio cuando se le ha quitado la vida de Madame Henriette. Un fragmento ha cortado su garganta y, por la cantidad de sangre alrededor, parece haber cortado su yugular. Ella debía haberse quedado inconsciente casi de inmediato, ya que no había hecho ningún esfuerzo por levantarse de los trozos de vidrio que tenía la daga y que sobresalen del marco de la puerta.

    Hay sangre en las plantas de la maceta y en la enredadera que crece en la pared, dividiendo esta casa de la del vecino. También se ha esparcido a las pequeñas sillas y mesas forjadas de hierro, y hechas a mano también. La sangre empieza a volverse negra con el sol de la mañana y hay un considerable charco coagulándose en el suelo bajo el cadáver. Esto se tendrá que esparcir con aserrín cuando empiece la limpieza, me digo a mí mismo.

    Hay bastante sangre en la cabeza de Madame Henriette, que le ha corrido por la cara de la herida abierta de su garganta, pero todavía es posible ver que su cabello está bien peinado y su rostro está completamente maquillado. Su ropa es apretada y demasiado sexy para una mujer de su edad y su sostén y media tipo red de pesca parecen inapropiadas a esta hora de la mañana. Si no lo supieras, asumirías que Madame Henriette es simplemente una señora con muchos años que intenta desesperadamente aferrarse a su juventud, pero a sus vecinos y nosotros que hemos tratado con ella, la verdad es mucho menos compasiva. Madame Henriette es una señora. Ella es una chica de la noche, vendedora de prostitutas, y este edificio que es suyo es un burdel.

    La casa de Madame Henriette está situada en el barrio antiguo de la ciudad, donde las calles empedradas son tan estrechas que sólo un auto puede pasar a la vez. Todos los edificios son altos y delgados y hechos de piedra. Cada uno se distingue del siguiente por persianas de diferentes colores y diferentes grados de desgaste de la fachada.

    Al entrar en esta casa, uno pasaría por una pequeña puerta que se corta en una mucho más grande, más pesada. La magnífica entrada tallada tiene demasiados adornos en esta calle y se remonta a una época en que esta zona era mucho más grande. Hoy en día todo el mundo quiere que sea moderna y la ciudad se ha dispersado con una velocidad alarmante desde este punto esencial. Los ricos viven en los suburbios. Ellos tienen jardines, piscinas y hornos de pizza. De una vez estar en la parte alta y fue moderno, estas calles se han puesto aburridas y ahora tienen a ciudadanos de clase baja. Son una mezcla de estudiantes, extranjeros y personas que sobreviven con subsidios. A veces los turistas alquilan aquí pensando que la zona es pintoresca y tienen el deseo de experimentar una típica casa francesa en una típica calle francesa.

    Después de entrar a través de la puerta, que está inmediatamente fuera de la carretera, te encontrarías en un estrecho pasillo con un magnífico, antiguo y ornamentado suelo de baldosas. Una escalera de piedra curvada con unos pasamanos de hierro. Luego le lleva a los pisos de arriba. En el primer piso, si girabas a tu derecha, te encontrarías con la sala de estar donde Madame Henriette ofrecía a sus huéspedes un poco de vino mientras que ellos esperaban que una de sus sobrinas llegue. Luego se los llevarían a uno de los dormitorios que se encuentran en los pisos de arriba. A la izquierda está la cocina pero pocas comidas se sirvieron allí. La comida era generalmente servida muy rápidamente junto a una selección de carnes frías, queso y pan. Luego las chicas comían apresuradamente ya que les quedaba unos minutos extra con sus clientes. Todo, por supuesto, era acompañado con vasos fuertes de vino tinto, barato y local. El vino hizo tanto que la comida y los clientes sean más aceptables.

    El cadáver de Madame Henriette fue descubierto por su criada Eva que es una chica bastante flacucha de unos veinte años. Ella tiene el cabello castaño y una piel que se le ve sucia salpicadas con marcas de acné. Eva venía a trabajar para Madame cada día. Sus deberes eran: lavar las sábanas, limpiar la casa y traer la comida del mercado. Ella también era responsable de comprar condones y de revisar que cada dormitorio tuviera un abundante suministro de cosas. Madame Henriette era exigente con la salud y la seguridad y nunca permitiría el contacto sexual sin preservativos.

    Al descubrir el cadáver de su dueña, la joven mujer sorprendida huyó de la casa y corrió gritando a la calle. Uno de los vecinos oyó los gritos y eligió, en esta ocasión, no ignorar los ruidos procedentes de los alrededores de la casa, sino que en su lugar llamó por teléfono a emergencias y aquí es donde comienza mi historia.

    .

    CAPÍTULO 2

    Algunos de ustedes me han conocido antes y saben que me llamo Danielle y que soy oficial de policía que vive y trabaja en los Pirineos Orientales en el sur de Francia. Han pasado más de dos años desde que nos encontramos por primera vez y puedo decirles, con cierto orgullo, que ahora tengo la jurisdicción sobre una gran zona que se extiende desde el sur de Perpiñán hasta la frontera española. Mi reciente éxito en el manejo de delitos graves me ha asegurado un rápido ascenso. Y por eso, ahora resulta que soy la oficial principal a cargo de todos los casos de delitos graves que ocurren en mi zona.

    Patricia, mi mejor amiga y yo seguimos viviendo en nuestra casita en los alrededores de la pequeña ciudad donde nací. Aunque nunca tendremos la aprobación general, ahora la mayoría de las personas en la ciudad aceptan que dos mujeres puedan vivir juntas sin que la relación sea sexual, incluso si una de ellas es lesbiana. Por favor, no malinterpreten esto, Patricia y yo nos queremos y a veces incluso dormimos en la misma cama, pero nada más. Somos amigas, buenas amigas, ni más ni menos.

    Patricia y yo hemos experimentado cambios extraordinarios en nuestras vidas en los últimos dos años. He pasado de ser nada más que una policía de tránsito a ocupar el prestigioso cargo que tengo actualmente. Patricia ha pasado de ser asistente en una funeraria a tener su propio negocio de preparación y venta pasteles, encurtidos y mermeladas. También ella se ha consagrado como artista. 

    Me siento muy orgullosa de nuestros logros, y con toda la razón, ya que ha sido una dura batalla. Lo más difícil de lograr fue la aceptación de los lugareños. El momento decisivo para Patricia llegó cuando la esposa del alcalde se convirtió en su amiga y el Comité de la Comuna le encargó que hiciera una pintura de ella. Es difícil ser lesbiana en una pequeña ciudad, pero es más fácil si tienes amigos influyentes. Pienso que el momento decisivo llegó con la manera en la que manejo dos casos principales que involucran drogas y muerte violenta. Esto me llevó a ser considerada algo así como la salvadora en mi ciudad. 

    Estoy desayunando en la cocina cuando recibo la llamada de Madame Henriette. Ollee, nuestro perro, está molestando por ahí porque quiere el queso que estoy comiendo. ¿Cómo puedo rechazar a este travieso con aspecto extraño cuando se esfuerza tanto para impresionarme? No puedo negárselo, así que él termina comiéndose la mayor parte de mi queso. Aunque es temprano en un sábado por la mañana, Patricia ya tiene las ollas de albaricoques hirviendo en el horno. Ella está tratando de terminar de preparar su mermelada antes de que se termine el día y hace demasiado calor en la cocina. De vez en cuando Patricia revisa las ollas y luego regresa a seguir con la pintura en la que está trabajando para llevarla a una galería en Perpiñán.

    ¿Debes ir a trabajar hoy? –ella pregunta. Esperaba que pudiéramos ir al mercado de Ceret porque quería comprar un jamón de la tienda del señor Charles. Ya casi se ha terminado el que tenemos y los suyos son los mejores de la región. He acordado con él para intercambiar seis tarros de encurtidos y tres pasteles de fruta por uno de los jamones más grandes."

    Me han llamado que vaya a Ceret para este trabajo y debo irme ahora, -le respondo. No tengo tiempo para esperarte, pero si pones los tarros y pasteles en mi auto, podemos reunirnos más tarde. Estaré en el estacionamiento detrás de la plaza principal y te daré mi llave de repuesto del auto para que puedas sacar tus cosas del maletero cuando la necesites. De esa manera, tú y Ollee pueden viajar en el autobús cuando estén listos.

    Eso es genial Danielle, -ella contesta. Tal vez no tardarás mucho y podremos almorzar en ese lugar pequeño y elegante de la plaza.

    Tal vez, -respondo. Ya veremos.

    La verdad es que me han contado que espere grandes cantidades de sangre, así que no me siento con ganas de almorzar en un lugar elegante o lo que sea. Cuando mi colega Raymond llamó de Ceret, dijo que era como una escena de una película de terror, pero creo que probablemente está exagerando. Raymond es relativamente nuevo en el trabajo. Nunca le ha tocado una muerte violenta antes, pero él me ha asegurado que está a la altura del trabajo. Él también me dijo, con orgullo, que no vomitó cuando vio el cadáver. Menos mal, porque no podemos tener la escena del crimen contaminada. Me reuniré con Raymond en la escena y ha llamado a un doctor para que examine el cadáver antes de que pueda ser trasladado a algún lugar. He pedido que mi viejo amigo el doctor Poullet venga porque estamos acostumbrados a trabajar juntos, y además, ¿por qué no dar a mi amigo este trabajo y su comisión? Ser la oficial de alto rango tiene ciertas ventajas.

    El año pasado, habría salido corriendo por la puerta y apresurándome para ir a la escena, pero ahora me tomo mi tiempo, porque tengo la experiencia de saber que el cadáver no irá a ninguna lado y todos deben esperarme. Así que termino mi café, le doy un beso a Patricia en la mejilla y una palmadita a Ollee en la cabeza, antes de salir por la puerta. Me siento emocionada de estar en otro incidente importante porque me estoy haciendo de una buena reputación a causa de la muerte y la destrucción de los demás. No tengo problemas respecto a esto porque es aceptable pensar en principio que para que una persona tenga éxito, la otra debe fallar.

    CAPÍTULO 3

    Mientras conduzco hacia Ceret, el sol brilla intensamente a través de las ventanas del auto y parpadeo ante los brillantes colores que me rodean. El cielo tiene un color azul intenso y los árboles en las montañas tienen un montón de tonos verdes. Cuando paso por los huertos, los árboles frutales están cargados de duraznos y albaricoques que hacen que en el aire se sienta un aroma dulce y me siento muy afortunada de vivir en este lugar. La grandeza y la belleza de las montañas siempre me abruma y me gustaría ir al mercado con Patricia, en lugar de ver el baño de sangre que me espera en la ciudad.

    Aunque todavía es bastante temprano, el estacionamiento ya está ocupado cuando llego a Ceret, pero me las arreglo para estacionar mi auto en una acera donde lo dejo ahí. Coloco una señal en el parabrisas para informar a todos que hay una emergencia policial, y este es un auto oficial, por si acaso hubiera un oficial celoso que hiciera que remolquen mi auto. Entonces me dirijo a la casa de Madame Henriette.

    Raymond ha acordonado toda la calle con cinta adhesiva para impedir que los vehículos conduzcan por ahí, aunque no servirá de mucho, ya que pocos autos viajan de esta manera. Las personas que necesitan ir a sus casas se agachan bajo la cinta, pero no se detienen fuera de la casa de Madame Henriette. La gente seria nunca se detiene fuera de esta casa porque todos sabían lo que pasaba dentro y tenían miedo de que los encuentren culpable por asociación. Cuando entro por la puerta principal, un joven oficial de policía me entrega un traje blanco.

    ¿Tengo que ponerme esto para no contaminar la escena del crimen?, -le pregunto.

    No, señora, -él responde. Raymond pensó que esto impediría que se manche de sangre el uniforme. Dejaron estos overoles después de que pintaron la oficina.

    Me doy cuenta que cuentan con un gran presupuesto -digo sarcásticamente, mientras arranco la manga del traje frágil mientras trato de sacarlo de mi uniforme, ya que ni tengo las ganas de hacerlo.

    Subo las escaleras y entro en la pequeña cocina donde Raymond y el doctor Poullet, bastante gruñón por cierto, están esperando.

    Espero que hayas disfrutado tu desayuno, Danielle. Ni siquiera he tomado una taza de café, -dice el doctor Poullet. Algunos de nosotros creemos que esto es una emergencia y te hemos estado esperando por cuarenta minutos.

    "Buenos días, doctor Poullet," -respondo.

    Puf, es su reacción.

    Ha sido imposible encontrar un lugar para estacionar el auto, -lo digo como una disculpa.

    Hace cuarenta minutos, no tuve ningún problema, -él responde bruscamente.

    Envío al joven oficial que nos traiga los cafés y Poullet se anima cuando le digo que puede cobrar el doble de su comisión por trabajar el fin de semana. La escena del crimen es, en efecto, bastante horripilante y Raymond y yo nos quedamos atrás mientras el doctor examina y observa todo el panorama.

    Probablemente fue un accidente, -él dice. Es probable que ella tropezara con la silla cuando se volteó. Luego estirara su mano para tratar de evitar caerse. Supongo que esa es la razón por la que su cuerpo está parcialmente dentro y en parte fuera de la ventana rota y una de las razones por la cual está suspendida en el marco de la ventana. Bastante penosa, pero también lo fue su vida, -él señala eso. Ella no hizo ningún intento de moverse, por lo que probablemente perdió la conciencia muy rápidamente debido al shock y pérdida de sangre.

    ¿Existe alguna posibilidad de que su muerte haya sido causada por algo que no sea un accidente?, -Raymond pregunta.

    ¿Por qué lo preguntas? ¿Hay algo que debería saber?

    No estoy seguro,-él responde. Tengo mis sospechas de que Madame Henriette ganaba mucho más dinero de lo que obtenía de sus chicas. Ha habido rumores sobre chantaje.

    Entonces tal vez deberías investigar más, -dice el doctor Poullet. No cambia la causa de la muerte. Ella murió debido a la pérdida de sangre y shock. No puedo descartar completamente un crimen, pero estoy seguro de que su muerte es simplemente el resultado de un horrible accidente.

    Lamento que Raymond haya abierto su boca y haya dado su opinión, porque ahora tendré

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