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Tambores de África
Tambores de África
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Libro electrónico326 páginas4 horas

Tambores de África

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Tambores de África es una antología que reúne tres obras del autor que transcurren total o parcialmente en el continente africano. Pertenecen a épocas y situaciones diversas y aunque se trata de ficción, las circunstancias históricas en que se desenvuelven son reales. En todas ellas el factor suspenso es esencial.

En Una Aventura Africana el lector hallará exotismo y romance. Es una bocanada de aire fresco; aventuras al estilo clásico y eterno.1892 en el África colonial. Un oficial francés recorre Tanganica en el África Oriental Alemana para realizar tareas de inteligencia. La hija de un jeque árabe en peligro. Cazadores de marfil, traficantes de esclavos, pujas entre reyezuelos nativos y traficantes beduinos en el contexto del Gran Juego Africano entre potencias coloniales. Un thriller atrapante que cortará la respiración del leyente desde el primer momento.

Mirage es un cuento corto que narra una historia de amor en un medio violento. Un oficial francés que obedece a una incierta cadena de comando en el norte de África recibe la orden de informar sobre el destino de un grupo de refugiados que huyen de la limpieza étnica llevada a cabo por los tuaregs en Malí.

El esperado socorro de las potencias del mundo se diluye en una trama de intereses estratégicos, dejando a los refugiados desamparados.En ese ambiente nacen el amor, el desengaño y la rebelión.

En La Danzarina Tribal una muchacha africana prospera en Nueva York con un negocio de flores. Cuando se interesa románticamente por un joven blanco advierte que está bajo la influencia de una dominatrix de tendencias sádicas propietaria de una agencia de escorts. Ambas mujeres lucharán por el hombre con diversas armas que incluyen poderes ocultos, hechizos, encantamientos… y también el asesinato. 

IdiomaEspañol
EditorialCedric Daurio
Fecha de lanzamiento27 jun 2017
ISBN9781386513483
Tambores de África
Autor

Cedric Daurio11

Cedric Daurio is the pen name a novelist uses for certain types of narrative, in general historical thrillers and novels of action and adventure.The author practiced his profession as a chemical engineer until 2005 and began his literary career thereafter. He has lived in New York for years and now resides in Miami . All his works are based on extensive research, his style is stripped, clear and direct, and he does not hesitate to tackle thorny issues.C. Daurio writes in Spanish and all his books have been translated into English, they are available in print editions and as digital books.

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    Tambores de África - Cedric Daurio11

    C:\Users\Users\Desktop\shield.jpg

    Índice

    Prefacio

    Una Aventura Africana

    Mirage- Espejismos e Ilusiones

    La Danzarina Tribal

    Del Autor

    Sobre el Autor

    Obras de O.L.Rigiroli

    Coordenadas del Autor

    Sobre el Editor

    Prefacio

    Tambores de África es una antología que reúne tres obras del autor que transcurren total o parcialmente en el continente africano. Pertenecen a épocas y situaciones diversas y aunque se trata de ficción, las circunstancias históricas en que se desenvuelven son reales. En todas ellas el factor suspenso es esencial.

    En Una Aventura Africana el lector hallará exotismo y romance. Es una bocanada de aire fresco; aventuras al estilo clásico y eterno.1892 en el África colonial. Un oficial francés recorre Tanganica en el África Oriental Alemana para realizar tareas de inteligencia. La hija de un jeque árabe en peligro. Cazadores de marfil, traficantes de esclavos, pujas entre reyezuelos nativos y traficantes beduinos en el contexto del Gran Juego Africano entre potencias coloniales. Un thriller atrapante que cortará la respiración del leyente desde el primer momento.

    Mirage es un cuento corto que narra una historia de amor en un medio violento. Un oficial francés que obedece a una incierta cadena de comando en el norte de África recibe la orden de informar sobre el destino de un grupo de refugiados que huyen de la limpieza étnica llevada a cabo por los tuaregs en Malí.

    El esperado socorro de las potencias del mundo se diluye en una trama de intereses estratégicos, dejando a los refugiados desamparados.En ese ambiente nacen el amor, el desengaño y la rebelión.

    En La Danzarina Tribal una muchacha africana prospera en Nueva York con un negocio de flores. Cuando se interesa románticamente por un joven blanco advierte que está bajo la influencia de una dominatrix de tendencias sádicas propietaria de una agencia de escorts. Ambas mujeres lucharán por el hombre con diversas armas que incluyen poderes ocultos, hechizos, encantamientos... y también el asesinato. 

    Una Aventura Africana

    C:\Users\Users\Desktop\tarde africana 7.jpg

    Índice

    Créditos y agradecimientos

    Prólogo

    Prefacio

    Elenco de personajes

    Glosario

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Créditos y Agradecimientos

    Se agradece a las siguientes entidades por los motivos expuestos en cada caso.

    -Mama Africa Organization: fotos reproducidas con su permiso.

    -Wikipedia Foundation: mapas del África Oriental Alemana.

    Prólogo

    Como para buena parte de los miembros de mi generación –y no sólo de los varones- África ha ocupado un sitio relevante en mi imaginación desde mi niñez. En su momento he leído y releído todas las novelas y narraciones de Edgar Rice Burroughs, Joseph Conrad, Ernest Hemingway, H. Rider Haggard, Karl May, Cristopher Wren, Wibur Smith y tantos otros del período clásico del género y de hoy en día y aun hoy extraño el sabor de la aventura con una connotación especial por transcurrir en el entonces poco conocido continente misterioso. Nombres como Tombuctú o Fuerte Zinderneuf evocan historias románticas de valor y peligro.

    Luego ha surgido toda la riquísima literatura africana y yo mismo he escrito varias novelas y cuentos que transcurren en nuestros días en África, incluyendo temas de dolorosa actualidad como  las limpiezas étnicas, simples variantes del genocidio, la trata de personas y la esclavitud moderna.

    Pero siempre añoro el espíritu de aquellas novelas africanas clásicas, que transcurrían en sitios geográficos imprecisos, en épocas brumosas y con actores y sucesos que han escapado al escrutinio de la historia. Es este sabor el que pretendo reencontrar y reproducir en  Una Aventura Africana.

    C:\Users\Users\Desktop\africa oriental alemana 1913.jpg

    África Oriental Alemana

    Prefacio

    Durante innumerables siglos el continente africano fue sede de una de las más infames actividades que los humanos han llevado a cabo en la historia: la trata de esclavos. Aunque los infelices eran cazados en diversas partes del África, la mayoría de ellos provenían de una ancha franja en torno al Ecuador que se extiende desde el Océano Atlántico al oeste al Índico en el este, o sea aproximadamente en lo que hoy día conforman la República Democrática del Congo y Zaire hasta Tanzania.

    A menudo los cazadores de esclavos eran mercaderes y guerreros árabes en connivencia con jefes nativos que capturaban y vendían a pobladores de aldeas vecinas  con las que se hallaban permanentemente en guerra y aun a su propia gente. Luego los árabes solían encargarse del transporte de sus víctimas en caravanas que recorrían a pie cientos y aún miles de kilómetros, trayectos en los que morían buena parte de los esclavos , que hacían el interminable recorrido encadenados para evitar su fuga. Aunque no hay cifras creíbles de la magnitud de este tráfico a lo largo de siglos, no cabe duda que millones de africanos sufrieron este triste destino.

    Los traficantes árabes llevaban sus caravanas hacia los puertos del Océano Índico que se hallan frente a las costas de la isla de Zanzíbar, poderoso centro comercial en el cual se encontraba uno de los principales mercados de esclavos, los que una vez vendidos eran encaminados hacia los países árabes, Persia y aun la India, donde trabajarían como mano de obra barata en las plantaciones agrícolas de esos países y aun servir como carne de cañón en los ejércitos de sus patrones; las mujeres solían trabajar en tareas domésticas  o eran usadas como concubinas o prostitutas. Otras rutas de dichas caravanas se extendían hacia el norte de África para abastecer de mano de obra a los plantíos del mismo continente.

    Más tarde sobrevino la expansión de los imperios europeos en todo el planeta y en África en particular, de modo que las potencias de ese continente se sumaron al infame tráfico, con el que alimentaron las explotaciones agrícolas en el continente americano y más adelante en las propias colonias en África, que a fines del siglo XIX sumaban más de 23 millones de kilómetros cuadrados, o sea una quinta parte de las tierras del planeta.

    Una de la rutas principales usadas por las caravanas de traficantes de esclavos comenzaba en una suerte de centro de concentración en Ujiji, a orillas del Lago Tanganica, y recorría 1200 kilómetros hasta Bagamoyo, en las costas del Océano Índico, frente a la isla de Zanzíbar; en esa senda principal confluían gran cantidad de rutas secundarias con el mismo destino. En su trayecto aun pueden reconocerse ruinas de fuertes y estaciones usadas por los árabes en sus actividades.

    La actual población de esa área costera es un batido étnico de los miles de personas que transitaron la ruta, y que provenían de todo el hinterland africano.

    Eventualmente el tráfico de esclavos fue prohibido en casi todo el mundo en 1873, bajo la influencia de varias naciones incluyendo el imperio inglés, pero en la práctica siguió existiendo en forma soterrada durante décadas y no puede asegurarse que haya sido totalmente erradicado al presente. Sin embargo la ecuación económica de la esclavitud sufrió ante esa persecución y la importancia de la misma comenzó a encogerse en el mundo. Los mercaderes debieron entonces buscar otras fuentes alternativas de ingresos.

    En el curso del siglo XIX el tráfico de marfil comenzó a ocupar el espacio económico que dejaba libre la trata de esclavos y adquirió una magnitud mayor que la del mismo. El marfil del África oriental es más blando que el de otras regiones, lo que lo hace más apto para el tallado y con el hallazgo de nuevos usos para ese material Europa y América se sumaron a los mercados tradicionales consumidores de marfil en Asia, incluyendo India y China.  Estas dos actividades constituyen el trasfondo económico de los sucesos que transcurren en esta novela.

    Existe también un contexto político en el que se desarrollan estas acciones. Aunque ya existían en forma intermitente colonias de naciones europeas en el norte de África desde la época del Imperio Romano, un veloz proceso comienza a desarrollarse en el siglo XIX, que culmina como se ha expresado antes en la ocupación de casi todo el continente por las potencias de Europa. En efecto, al fin de este proceso en 1914, solamente el imperio etíope y la minúscula Liberia eran naciones independientes y todo el resto del inmenso continente había sido colonizado por Inglaterra, Francia, Bélgica, Portugal, España y Alemania.

    La Conferencia de Berlín en 1884 tuvo por propósito establecer lineamientos para la ocupación de territorios en África por parte de las potencias europeas, de modo de limitar los conflictos entre ellas originados  por la expansión de sus imperios. De allí nacieron el Congo Belga y la delimitación de las áreas coloniales  particularmente de Inglaterra, Francia y Alemania.

    Alemania consolidó sus posesiones en Camerún, África Sudoccidental Alemana y el África Oriental Alemana.

    El ámbito donde transcurre esta novela es la última de esas colonias, ubicada en la región de los grandes lagos de África,  que comprende zonas que hoy pertenecen a Ruanda, Burundi y Tanzania. 

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    África Oriental Alemana 1892 (año en que transcurre nuestra historia)

    Elenco de personajes

    Alain Garnier: expedicionario francés

    Djamba: lugarteniente congoleño de Garnier.

    Tswamba: porteador y asistente de caza de la etnia manyema.

    Helmut Westkamp: Teniente de las Schutztruppe.

    Adia: novia de Westkamp.

    Abdullah al Shamoun: jeque beduino.

    Alima: esposa de Abdullah.

    Farrah: hija de Abdullah y Alima.

    Fadilah: doncella al servicio personal de Farrah.

    Ahmed ben Assaff: jefe militar beduino.

    Leilah: prima de Farrah.

    Faisal al Khoury: joven militar beduino.

    Karim y Nadiyah: padre y madre de Faisal.

    Walaka: jefe tribal de la etnia Kamba.

    Abboud al Kader: poderoso jefe árabe.

    Mohamed el Amin: anciano del clan de al Shamoun, y uno de sus asesores.

    Otto von Holstein Rensburg: Coronel de la Schutztruppe, jefe de una expedición.

    Paul von Öttling: Mayor de la Schutztruppe estacionado en Bagamoyo.

    Vijay Avninder: Capitán indio de un carguero en el Océano Índico.

    Capitán Jean Paul Duclós: Oficial de inteligencia francesa en Madagascar.

    Coronel Geoffroy De la Fontaine: Jefe militar de Alain Garnier, en Franceville, Gabón.

    Dimitriou Ioannidis: Capitán de un vapor griego.

    Pierre Chenaut: Delegado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, con sede en París.

    Glosario

    Schutztruppe: Fuerzas de protección. Ejército Colonial Alemán

    La illahah illhah (árabe) No hay otro Dios que Allah.

    Assalaamu Alaykum: La paz sea contigo.Saludo.

    Bismillah (árabe): en el nombre de Alá.

    Ya Allah (árabe): expresión de desagrado.

    Tawak kalto ul Allah (árabe): pongo mi fe en Alá

    Boma (swahili): empalizada

    Bwana (swahili): Maestro, amo

    Kiji (swahili): aldea

    Simba (swahili): león, leones

    Temba (swahili): elefante, elefantes.

    Swala wa (swahili): antílopes.

    Askari (Swahili): soldados

    Chilaba (árabe): túnica larga con capucha y mangas amplias de uso masculino.

    Chador (árabe): velo con que las mujeres musulmanas se cubren la cabeza y parte del rostro.

    Nasrani (árabe): cristiano.

    Manyemas, Kambas, Konongos (swahili): etnias bantúes.

    Kibanda (swahili): kibanda, cabaña.

    Aduar: Campamento de beduinos, formado por tiendas y chozas.

    Baobab: Adansonia digitata. Árbol de hojas caducas, típico de Tanzania.

    Sabana: Llanura, en especial si es muy dilatada y no tiene vegetación arbórea.

    Fatwa (árabe): Condena a muerte dictada por una autoridad competente.

    Tirailleurs Sénégalais ( francés): cuerpo de la fuerza colonial francesa.

    Dhows (árabe): Gabarras, embarcaciones de carga a vela usadas por los árabes en el Mar Rojo, con uno o más mástiles y velas latinas

    Capítulo 1

    Estado Independiente del Congo-1892

    Dejó la pesada mochila en el suelo cubierto de hierbas y se sentó sobre una gruesa raíz de un árbol de gran porte. Observó a sus hombres descargar los bultos que llevaban sobre sus cabezas y sus espaldas y sentarse de cuclillas en el suelo; se maravilló de la resistencia física de esos porteadores que caminaban decenas de kilómetros con atados sumamente pesados que excederían la carga que podría soportar un burro. Alain odiaba el tipo de explotación al que debía someter a esos hombres pero para llevar adelante su cometido no tenía opción. No se podía recorrer con caballos los territorios selváticos que estaban atravesando. Los tratos con el reyezuelo manyema le habían permitido asegurarse los servicios de cinco porteadores con un costo razonable, lo que le permitía transportar las tiendas, provisiones, armas y municiones y demás elementos necesarios para viajar por la jungla tropical y armar campamentos después de cada jornada. Los hombres parecían sumisos y obedecían las órdenes que Alain les impartía a través de su lugarteniente. Alain observó a Djamba discutir arduamente con los manyemas para asegurarse que dieran a los vitales paquetes un trato adecuado; el hombre era un suboficial  nativo del ejército colonial francés que lo acompañaba desde hacía cinco años, cuando el destino los había unido en una patrulla cerca de Franceville, ciudad fundada en 1875 por el Conde italiano Pierre  Savorgnan de Brazza en Gabón, el territorio que Francia había obtenido en la cuenca del Congo en un acuerdo internacional  entre las potencias europeas, el mismo que otorgó al rey belga Leopoldo II la mayor parte del territorio que se había luego denominado Estado Independiente del Congo y que constituiría más adelante el Congo Belga.

    La pequeña expedición había recorrido por vía fluvial la mayor parte de ese inmenso país, muchas veces mayor que Bélgica, y luego de tres meses de navegación y un cierto recorrido en ferrocarril en la zona de las Cataratas Livingstone el grupo había dejado atrás el curso del gran Río Congo y sus tributarios y se acercaba ahora al Lago Tanganica y la frontera con la colonia denominada África Oriental Alemana, su verdadero objetivo. Alain había relevado los detalles de la ruta seguida y los había anotado cuidadosamente en sus cuadernos, aunque había encriptado todos los detalles relevantes en un lenguaje cifrado desarrollado por él mismo, para el caso en que sus notas fueran confiscadas por alguna de las autoridades de los sitios por los que transitaba. Su fachada era la de un técnico forestal que realizaba prospecciones para una compañía belga en busca de terrenos adecuados para plantar árboles del caucho, ese cultivo extraordinariamente rentable proveniente de Brasil y que el Rey Leopoldo deseaba desarrollar en el Estado de su propiedad. A tal fin llevaba consigo unas cartas fraguadas que certificaban en tres idiomas su condición de investigador... pero Alain Garnier, teniente del ejército colonial de la III República, era en realidad un espía francés.

    Luego de un breve descanso y muy a su pesar el francés se puso de pie; al verlo Djamba comenzó a azuzar a los manyemas para que recogieran sus bultos y se pusieran en camino. El reducido grupo comenzó a andar el breve trayecto que los separaba del gran Lago Tanganica.

    ––––––––

    Ujiji- Lago Tanganica

    Descendieron de las canoas con las que habían atravesado el majestuoso lago y se dirigieron al poblado, en realidad una aldea minúscula y miserable, que sin embargo era la cabecera de un largo camino de caravanas de mercaderes árabes que transportaban todo tipo de mercancías, en su mayoría infames tales como esclavos y marfil.

    Garnier decidió acampar a una cierta distancia de la aldea, para evitar los olores y la suciedad de la misma, y avistó un campamento árabe cerca de un bosquecillo y un arroyo que desembocaba en el lago. Dado que asegurarse la provisión de agua fresca y no tan contaminada como las del lago era una tarea importante, situó su campamento en la otra orilla del curso de agua. Al cabo de unos minutos dos árabes  vestidos con sus túnicas y turbantes se acercaron al arroyo y comenzaron a observar al pequeño contingente, sin duda con el objeto de adivinar las intenciones de los recién llegados. Djamba se acercó al francés con ademán distraído.

    -Estamos siendo inspeccionados.-Le dijo.

    -No solo eso. Nos están mandando un mensaje.

    -¿Qué mensaje es ese?

    -Qué nuestra presencia no es bienvenida.

    -¿Y qué piensa hacer al respecto?

    -Ignorar el mensaje. No me voy a dejar echar por unos mercachifles armados con dagas y mosquetes.

    -Pero son numerosos y tienen muchos servidores bantúes.

    -Aún así, nos quedamos.

    -Al menos permítame hablar con sus servidores. Voy a tratar de explicar que estamos de tránsito y no nos interesan sus actividades.

    -Ve si quieres. Nada se pierde con ello.

    Djamba cruzó el angosto caudal de agua por la parte más estrecha y se acercó a uno de los negros que por su atuendo lucía como un subordinado importante de los árabes, quienes lo seguían con la vista. Alain sonrió complacido por el espíritu de iniciativa de su seguidor. En realidad  el francés tenía una confianza ilimitada en su lugarteniente, un hombre de grandes recursos y conocedor de las costumbres del país.

    Al día siguiente Djamba golpeó sus manos frente a la tienda de Garnier con el objeto de despertarlo. Al contestar el francés le dijo.

    -Teniente, ya son las cinco de la mañana.

    -Bien, bien, ya voy. Ya te dije que no me llames teniente hasta que regresemos a Franceville. Que los hombres reaviven el fuego para calentar el desayuno.

    Estuvieron  trabajando en el campamento durante un par de horas reorganizando los bultos de acuerdo con las necesidades de los días siguientes y remendando las tiendas averiadas por el prolongado uso y el contacto con la vegetación en innumerables campamentos anteriores.  Alain ´procedió a limpiar y acondicionar los fusiles y escopetas de caza a la vez que preparar los cartuchos para las últimas.

    -Se nos está acabando la carne.- Le dijo Djamba.-Deberíamos salir de caza para reaprovisionarnos.

    -Bien. Avísale a Tswamba que se prepare. Saldremos luego del mediodía aprovechando que no hace tanto calor.

    Tswamba era uno de los manyemas, con especial habilidad  como batidor y un especial instinto para hallar presas de caza.

    Luego de un almuerzo temprano Garnier y Tswamba se pusieron en camino hacia la foresta al norte de Ujiji, siguiendo la orilla del lago Tanganica. Para ello debieron cruzar el arroyo y acercarse al campamento árabe con sus blancas tiendas puntiagudas; el teniente percibió que dos de los centinelas armados de mosquetes seguían sus actividades, particularmente atentos al ver que los que se aproximaban estaban armados. Alain decidió ignorar una vez más las amenazas implícitas desviando la vista de los hombres de guardia. Involuntariamente sus ojos recorrieron las tiendas y de repente se posaron sobre una esbelta figura femenina totalmente vestida de blanco; el francés sabía lo suficiente de atuendos árabes y se percató de inmediato que por la riqueza del vestido se trataba de una dama de importancia en su medio; entrecerrando los ojos intentó observar su rostro pero el sol del mediodía en su cenit en esa ubicación ecuatorial lo deslumbró impidiéndole su propósito. Sintió que le tocaban el brazo y se percató de que Tswamba prudentemente estaba tirando de su manga e indicándole a los dos guardias que se aproximaban en actitud hostil.

    Garnier y su acompañante prosiguieron su rumbo y los dos árabes retornaron a su ubicación de control. El francés quedó visiblemente afectado por la fugaz aparición femenina  y su actitud lo mostraba bien a las claras.

    -Hermosa.

    Alain se volvió sorprendido hacia su acompañante.

    -¿Cómo has dicho?

    -La mujer árabe. Es hermosa.

    -¿La has podido ver bien?-La pregunta era en realidad retórica.

    El manyema asintió con la cabeza.

    Garnier sonrió una vez más sorprendido y complacido. Recordó con desprecio a esos imbéciles de París que se preguntaban en serio si los negros tienen alma.

    Garnier y Tswamba estuvieron casi dos días completos explorando las orillas del lago y sus cercanías buscando piezas de caza adecuadas para proveer de alimento al pequeño contingente  durante las jornadas subsiguientes. Entre ambos hombres desollaron y cortaron las lonjas de carne de un joven antílope que habrían de llevar al campamento para no acarrear cargas inútiles y luego emprendieron el regreso. Al aproximarse al arroyo cerca del cual habían acampado Tswamba le señaló la orilla de enfrente.

    -Los árabes. Se han ido.- Exclamó con su vocabulario limitado.

    Alain sintió un estrujamiento de sus vísceras. Desde que la había vislumbrado al pasar se había hecho el propósito de mirar el rostro de la joven árabe y ahora ella se había esfumado en la selva. El hombre ya conocía las costumbres nómades de las caravanas de mercaderes árabes y sabía que las chances de volverse a encontrar con la mujer en la inmensidad de la sabana africana eran casi nulas. Sería sólo una ensoñación momentánea.

    Una vez más Tswamba lo sacó de su abstracción, el francés siguió sus pasos en dirección al sitio donde se habían alzado las tiendas árabes, ahora completamente desolado. El manyema le indicó unas marcas en el suelo.

    -¡Allí! Elefantes.

    Alain miró en el sitio y distinguió sobre la tierra floja las inconfundibles marcas dejadas por colmillos de elefante que indudablemente habían estado antes apiladas en el suelo.

    -De modo que son traficantes de marfil.- Musitó para sí mismo.

    En el fondo de su psiquis le costaba reconciliar la imagen pura que había entrevisto de la mujer con la actividad depredadora de los cazadores de elefantes.

    Capítulo 2

    Tanganica- África Oriental Alemana

    El día anterior habían levantado el campamento a orillas del Lago Tanganica; el camino se hallaba claramente definido en medio de la foresta sin duda por el frecuente tránsito de la doliente caravana de esclavos y de sus captores, de modo que Garnier y sus hombres  avanzaban a buen ritmo. En un recodo del camino, Tswamba, que iba siempre en la vanguardia ,

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