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Es de terror, pero da risa
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Es de terror, pero da risa
Libro electrónico63 páginas40 minutos

Es de terror, pero da risa

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Información de este libro electrónico

El terror también puede ser gracioso...¿Lo duda? Entonces lea 14 cuentos que meterían miedo, si no fuesen cómicos

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento14 feb 2017
ISBN9781507172919
Es de terror, pero da risa

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    Es de terror, pero da risa - Batuta Ribeiro

    Índice

    El superviviente

    A medianoche en el cementerio

    El sustituto de la muerte

    Una carta siniestra

    El burdel de las vampiras

    Los cazadores de fantasmas

    Pacto de suicidio

    Como matar a una persona

    Pacto con el diablo

    ET de Varginha – la verdad por tras de los hechos

    María Sangrienta

    Robo de riñón

    El taxista desconfiado

    La vagina con dientes

    El superviviente

    Miro el móvil: sin red.

    — ¡Mierda! – dijo Aldo.

    — ¿No podemos pedir auxilio? – le preguntó Jésica.

    — Lamento decírtelo, pero ahora solo podemos rezar.

    Jésica miró la puerta. Afuera, nada más que silencio. Jésica se abrazó a Aldo, su único apoyo de seguridad en medio de aquella noche sangrienta. A su vez Aldo perdió por un momento el miedo a la muerte al sentir los senos de Jésica en  su cuerpo.

    ¡RUIDO EN LA PUERTA!

    — ¡Dios mío, él está aquí! – gritó Aldo y también se abrazó con fuerza a Jésica.

    Los golpes en la puerta se volvieron más fuertes.

    Era cuestión de segundos hasta que la cerradura cediera.

    — Antes de morir, ¿sería posible que te apretara los pechos? – le preguntó Aldo.

    Jésica le respondió con un cachetazo.

    ¡LA PUERTA SE ABRIÓ!

    Apareció Gargantinha con su cuchillo afilado.

    — ¡Hola chicos! – dijo, mostrando su sonrisa con dientes rojos de sangre. Tiró la cabeza decapitada de Luis hasta sus pies. Jésica empezó a gritar y Aldo gritó más que ella.

    Gargantinha se acercó y mientras más se acercaba más gritaban los dos.

    Levantó el cuchillo y...

    ZASSSSSS.....

    La cabeza de Jésica se cayó al suelo con la boca abierta y los ojos bien abiertos.

    Gargantinha giró sus ojos enfocando a Aldo.

    — ¡Ahora te toca a ti, te voy a cortar la cabeza!

    — ¿No prefiere entrarme por el tercer ojo, entrarme por detrás?

    — Huummm...

    En la tele, la periodista daba la información:

    En total fueron encontrados cinco cuerpos decapitados en el lugar. Todo indica que ha sido otra masacre del serial killer Gargantinha. La policía está en estos momentos interrogando al único superviviente de la masacre.

    A medianoche en el cementerio

    Marqué una cita en el cementerio. La verdad es que fue ella quien la marcó. Qué raro, ¿no? Más aún a medianoche. ¿Qué tipo de chica marcaría una cita a medianoche en un cementerio?

    Es que Paula la marcó y yo lo acepté. ¿Qué le iba a hacer? Cuando quieres liarte con una tía, aceptas hacer lo que sea.

    Llegué al cementerio alrededor de la medianoche. Fui en taxi. El taxista me preguntó que iba a hacer a medianoche en un cementerio, le respondí:

    — Comerme un chocho.

    Le pareció gracioso.

    Antes de seguir debo decir como conocí a Paula. Nos conocimos en un grupo de Facebook que se llamaba Vírgenes que quieren ser desvirgadas. En realidad, yo no era virgen, pero me vuelve loco el romperles el chochito. Y en ese grupo conocí a Paula.

    Volviendo atrás en esta historia: estaba esperando a Paula frente a la puerta del cementerio y de repente escuché: ¡Entra, cariño!

    Me di vuelta y vi a Paula al otro lado del portón, dentro del cementerio.

    — ¿Cómo entraste?

    — Está abierto, entra.

    Entré. Me cogió la mano – estaba helada.

    Nos detuvimos frente a una tumba.  Para ser sincero, ya me estaba sintiendo incómodo con la idea de tener sexo en un cementerio. Pero Paula dijo:

    —Ponla pa´ fuera que te

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