El Bosque Sagrado del Manantial

Por Fernando Davalos

Un apacible bosque urbano que da vida a su ciudad está en peligro de perder aun más territorio ante la insaciable voracidad de los promotores de fraccionamientos urbanos y la pasividad de las autoridades locales. Agustin y Paloma, la pareja de incansables y resueltos ecologistas espirituales y su grupo de reciente formacion “Don Uriel” deciden ayudar al bosque realizando trabajos de ecología espiritual como la única forma de protejerlo. Ellos intentarán crear un cinturón de protección alrededor de la periferia de este pulmon verde de la ciudad realizando caminatas ceremoniales. En su ingenuidad, lejos estaban de imaginar las enormes dificultades que suponía la realización de un trabajo de esta magnitud pero su motivación pura y su honestidad atraen la poderosa ayuda de una aliada celestial.

• Idioma: Español
• Editorial: Fernando Davalos
• Fecha de lanzamiento: 11 nov 2016
• ISBN: 9781370267156

Fernando Davalos

Fernando Davalos PhD is an Architect, Homeopath, and Holistic Educator who had fortunate contacts and work experiences with elders of the indigenous traditions of México and the American continent that were a definite influence on his actual path. For the last years he has worked in different capacities at Mount Royal University, and the University of Calgary where he obtained a Doctorate degree in Education.

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El Bosque Sagrado del Manantial

Derechos Exclusivos © 2009

Por

Fernando Davalos

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Índice

Capítulo 1: Muy de mañana

Capítulo 2: Las Caminatas Periféricas,

primera etapa

Capítulo 3: La solución

Capítulo 4: Las Caminatas Periféricas,

segunda etapa

Capítulo 5: Conocimiento silencioso

Capítulo 6: Ora et labora

Capítulo 7: Uniendo las dos periferias

en una larga caminata

Capítulo 8: Petición de ayuda

Capítulo 9: Caminata silenciosa

Capítulo 10: Siete días de preparación

Capítulo 11: Mensajeros del Sol

Capítulo 12: Un bosque nuevo

Capítulo 1

Muy de mañana

Las seis en punto de la mañana. El bosque sagrado del manantial empezaba a despertar. Un poco entumidos por el frío imperante los dos representantes del recién formado grupo Don Uriel, Paloma con varios meses de embarazo y Agustín, iniciábamos actividades después de haber dado en casa las últimas instrucciones a los pequeños guerreros Vicente e Ignacio que habrían de encaminarse un poco más tarde a su escuela ubicada a tres cuadras de distancia de nuestro departamento.

Después de realizar una breve oración ante el arbóreo guardián del bosque de los Colomos, el cual habíamos descubierto durante las numerosas ocasiones que acudimos al mismo a ejercitar cuerpo y espíritu antes de unir nuestros destinos para siempre, Paloma y yo partimos presurosos con los primeros rayos del sol apareciendo detrás de las altas copas de sus árboles. Debíamos darnos prisa para evitar las miradas curiosas ante nuestras blancas vestimentas de los primeros deportistas madrugadores que no tardarían mucho en aparecer.

Durante nuestras jornadas con el grupo Nuevo Camino que durante algunas de sus caminatas ceremoniales visitaba los Colomos, Paloma y yo habíamos percibido cierta emanación de tristeza en el bosque sagrado, como si estuviera solicitando algún tipo de ayuda ante el descuido y abandono en que se encontraba y el peligro inminente de perder aún más su ya reducido territorio a manos de la voracidad insaciable de fraccionadores de desarrollos exclusivos para los cuales el bosque de los Colomos era tan solo una oportunidad más de enriquecimiento personal.

En menos de un siglo y aunque existen registros de su existencia desde 1597 y a pesar de haber tenido en 1902 obras destinadas a la construcción de su famoso castillo y al aprovechamiento, captación y conducción de agua de sus abundantes manantiales para beneficio de los habitantes de la ciudad, este magnífico ecosistema que se constituye como importante pulmón verde de un alto valor forestal, regulador climático y principal zona de recarga de acuíferos de la ciudad de Guadalajara, ha perdido 132 hectáreas, más de la mitad de su extensión original de 248 hectáreas ante las