Historias de una Vida Feliz

Por Everardo Medina Ruíz

Al principio, no sabía cómo comenzar a escribir lo que dentro leerás, pero, una vez iniciado, y a medida que fui avanzando, sentí que el mismo libro me guiaba, recobró vida y me dictaba lo que escribir, por eso, el orden de las historias no es cronológico con el transcurso de mi vida, pero encontrarás historias divertidas con lecciones de vida d

• Idioma: Español
• Editorial: ibukku, LLC
• Fecha de lanzamiento: 7 jun 2020
• ISBN: 9781640865624

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Historias

de una

Vida Feliz

Everardo Medina Ruiz

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Publicado por Ibukku

www.ibukku.com

Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

Copyright © 2020 Everardo Medina Ruiz

ISBN Paperback: 978-1-64086-561-7

ISBN eBook: 978-1-64086-562-4

Índice

Prólogo

Semblanza

1.- LOS PRIMEROS DÍAS EN LA ESCUELA

2.- DON ISIDRO Y LA BRUJA

3.- LICO LOPEZ Y SU TRAGEDIA

4.- JESÚS MEDINA

5.- TRIANA

6.- LA VISITA DE LAS HÚNGARAS

7.- PERDIDO EN LA MONTAÑA DELGADILLO

8.- CHALIO

9.- TINO

10.- EL TOPOYO

11.- CHENDIGO

12.- LUPANO

13.- EL GRINGO

14.- RUTI

15.- DON POMPORA

16.- DON CHENCHITO

17.- LA APARICIÓN DE POLO TRUEBA

18.- EL HOJALATERO

19.- CHINDIS

20.- JUANITO LLAMAS (EL DESDÉN)

21.- GREGORIO Y LOS TRES FÉRETROS

22.- EL COMISARIO

23.- EL PANCHIN Y RUDY

24.- LA PALOMILLA EN PRESA MALPASO

25.- EL CALABOZO

26.- MALIO

27.- BETO Y LA GUITARRA

28.- LAS GORDITAS CAMY

29.- EL CHIVERO DE LA MINA

30.- EL TESORO DEL DEBERELDE

31.- MARIO VIDALES Y EL PALETERO

32.- EL PASTOR CON SU REBAÑO

33.- LOS MACHETEROS Y DON PIT

34.- LUPINA Y EVANGENILA

35.- ROGELIO

36.- EL TORO Y TOÑO

37.- LAS REYNAS

38.- RIGO TOVAR

39.- JUAN CLIMÁCO Y GENESIS

40.- EL TESORO DE LA PRESA

41.- LA PUERTA CERRADA

42.- LA INUNDACIÓN DEL COLEGIO

43.- LA LECCIÓN DEL VALIENTE TOBÍAS

44.- EL RELOJ SOLAR

45.- LOS ZAPATEROS

46.- LA TRANSFUSIÓN

47.- JUAN RÍOS

48.- EL SECRETO DEL EXITO

49.- LA EXISTENCIA DE DIOS

50.- ROMPECABEZAS

Prólogo

Les presento un libro de lectura para que los niños grandes sepan de su pasado y aprendan a leer divirtiéndose.

Imaginar las historias escritas casi a detalle, platicarlas y convivir con sus papás, abuelos y familiares, aprender y saber para no repetir la misma historia.

Malpaso en los 30’s

Malpaso en la actualidad

Semblanza

Doña Juanita

Luego de 11 partos fallidos, Doña Juanita Ruiz que, de 30 años de edad casó con Don Marcos Medina, dio a luz su primera hija de 3 llamada Maricruz, una niña de tez blanca, carita redonda y frente amplia, muy traviesa y que cuando creció, su cabello lucía lacio muy sedoso de color negro azabache.

Pero dentro de los siguientes 2 años llegó Calálo, el protagonista o testigo de las siguientes historias que seguro les dejarán un recuerdo o tal vez alguna enseñanza, 2 años después llegó su tercer hijo, un niño de tez blanca, ojos color miel y cabello color vallo casi rubio que a la postre vendría siendo el hijo favorito y sobreprotegido.

Calálo al nacer, era un niño ¡gordo gordo! Muy saludable, con poco cabello mismo que después le creció, que cuando la época de los hippies logro lucir una grandiosa melena, que creció pero con el paso del tiempo, … desapareció como les ocurre a un porcentaje considerable de los hombres en su edad adulta.

Las historietas que leeremos son contemporáneas y se desarrollan en el pintoresco pueblo de Malpaso, municipio de Villanueva en el estado de Zacatecas.

Conoceremos algunos aspectos de nuestro pueblo, conoceremos o recordaremos personajes interesantes que le dan sabor al diario vivir, que seguro serán de su agrado y servirán de apoyo para conocer aspectos de la vida pasada y ayuden a conocer un poco más del pequeño universo que ha sido nuestro Malpaso desde los tiempos de hacendados hasta nuestros días.

Fotografía que muestra a mi padre, yo a su izquierda, mis dos hermanos y dos primos hermanos que años después emigraron a los Estados Unidos de Norteamérica.

1.- LOS PRIMEROS DÍAS EN LA ESCUELA

¡Mami!, ¿puedo llevarme a Calálo a la escuela? Maricruz le preguntó a mamá mientras ocupada preparaba el biberón para dar de almorzar a Pepe mi hermano más pequeño, a quien mis padres atendían mucho mejor que a nosotros y de manera muy evidente a diferencia de a Maricruz y a mí, pero eso no me importaba.

Ella me decía Calálo porque cuando nací, a su corta edad no podía pronunciar Everardo, yo aún no tenía edad escolar.

¡Sí, está bien, … vayan con cuidado y no hagan travesuras!, gritó mi mamá evidentemente muy ocupada atendiendo a su hijo preferido.

Supongo que antes de irnos, tomamos algo como desayuno, aunque también recuerdo que esos tiempos se percibía tanta pobreza en el pueblo y es posible que así, en ayunas nos íbamos.

Y nos fuimos a la escuela, yo tenía 4 años y de Maricruz era sus primeros días en la primaria.

En el camino íbamos como lo que éramos, dos niños típicos que lo único que piensan es en jugar.

El camino era largo y había que caminar aproximadamente un kilómetro y medio por la calle que aún era de terracería, llena de piedras y arroyos producto de las corrientes de las lluvias recientes, mi emoción estaba al tope porque por fin conocería el colegio que se encontraba a esta distancia de mi casa en la llamada casa grande que está ubicada a un lado de la Iglesia por la misma acera y al frente quedaba la plaza principal.

Para mí, ese viaje era nuevo y me sentía emocionado y nervioso de no saber ni imaginar lo que vería y aprendería ese día, … luego de atravesar el pueblo por fin llegamos, previo a la entrada había una especie de rampa de aproximadamente 5 metros construida de losas de piedra alargadas que me pareció muy elegante, entramos por un portón enorme, muy grande, atravesamos un pasillo techado que a los lados tenia bancas alargadas divididas al centro por una cantera labrada vertical como de reposabrazos que terminaba justo antes de llegar a la escalera que daba acceso a los salones de clase.

Al terminar el pasillo había un patio muy bonito, rodeado por marquesinas de forma perimetral al patio a modo de corredor soportado por pilares de cantera labrada y rodeado de habitaciones.

Todo en su conjunto que arquitectónicamente daba un toque elegante a toda la construcción.

Así lucía el hermoso patio donde el resto de los alumnos esperaban la entrada a clases.

El patio de la casa grande, le llamaban porque aquí vivían los hacendados.

Yo me sentía impresionado de conocerlo, el piso era inusualmente bonito, formado de una especie de loza rectangular de piedra volcánica similar a la piedra de color negro que usan los artesanos para labrar sus molcajetes o los metates donde las mamás preparaban en ese tiempo la maza para las tortillas y que cortadas de forma cuadrada combinaba muy bien con el entorno.

El pasillo perimetral estaba equipado con bancas, el piso del corredor lucia losetas alargadas orientadas todas a lo largo según el corredor acomodadas todas como se entrelazan los adobes en las bardas del pueblo, su color café aterciopelado contrastaba con el negro azabache de las losas del piso del patio que al aire libre se calentaban al sol.

Los pasillos estaban techados, soportados con pilares de cantera redondos y arcos entre ellos, también de cantera labrados que le daban personalidad al patio y para mi poco conocimiento, en tiempo de hacendados, evidenciaba cierto poder económico.

En el corredor del lado derecho de la entrada entre las habitaciones y el patio, había bancas construidas de cantera también y entre ellas, la puerta de la entrada a la casa de Don Benito, personaje imponente y prominente que 10 años después, azotado por un rayo perdería la vida en medio de una gran tormenta se nos adelantaría emprendiendo su camino al cielo, les cuento la breve historia para luego continuar con mi relato de la primaria. Era tiempo de escarda un día de julio en el inicio de la década de los 70’s, la milpa ya estaba crecida, tardeaba ya, cuando comenzaron a formarse nubarrones rumbo al sureste presagiando lluvia. La nube no tardo más de 20 minutos para descargarse, tiempo más o menos suficiente para soltar yuntas y correr al refugio, era una pequeña choza que los hijos de Don Benito habían construido para guardar ahí los avios … llegamos, Don Benito había soltado antes y ya estaba ahí junto con sus hijos Jesús, Federico y Pedro, cuando, en medio de la tormenta preocupado porque su yunta no hiciera destrozos en los sembradíos del vecino, tomó su gabán, colocó el cubre forro en su sombrero de ala ancha y salió del refugio donde resistíamos la tormenta que arreciaba de tal forma que el agua que caía, no parecía lluvia, era tan copiosa que parecían chorros tupidos más que simple lluvia.

Aproximadamente 10 minutos después que salió, en un de repente y en medio de la semioscuridad de la noche todo se iluminó con una luz intensamente azulosa y blanca a la vez, y casi al mismo tiempo