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Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte: La fortaleza del mago
Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte: La fortaleza del mago
Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte: La fortaleza del mago
Libro electrónico58 páginas43 minutos

Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte: La fortaleza del mago

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Acompañado por una creciente pandilla de amigos estrafalarios, las aventuras de Ben aumentan de  formas extrañas y divertidísimas. Debe completar una desconocida misión para poder tener una oportunidad de regresar a casa. La excentricidad y el peligro abundan, pero ¡ sigue sin haber pizza!

Así continúan las hilarantes desventuras del pragmático Benjamin Crosse, que viajará a diferentes mundos y descubrirá lo que implica su nuevo destino. Esta es la segunda entrega de una aventura en desarrollo que se entrega por partes.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento12 oct 2016
ISBN9781507158807
Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte: La fortaleza del mago

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    Las aventuras de Benjamin Crosse; Segunda Parte - Rain Oxford

    Capítulo 1

    Porrazo. Golpe. Revolcón. Porrazo.

    Recuperé el conocimiento justo a tiempo de apartarme a la izquierda para evitar romperme la crisma con una roca enorme. Por fortuna, encontré una más grande en la que rompérmela.

    Parecía estar medio rodando, medio cayéndome por una pendiente extremadamente empinada. Después de otro minuto o así, mi atropellada caída redujo su velocidad y vine a detenerme en un grupo de matorrales. Me levanté lentamente. Era un poco difícil ya que tenía una pierna sensiblemente más larga que la otra. Miré hacia abajo temiendo encontrarme alguna terrible deformación y, si…definitivamente era horrible.

    Aparentemente, ahora tenía una sandalia de Figstik permanentemente sujeta a mi pie de pájaro. El pequeño mago estaba firmemente agarrado a mi apéndice inferior, sus ojos cerrados con fuerza.

    Intenté liberarme de su agarrón sacudiéndole gentilmente contra una roca cercana. Él chillaba y se agarraba aún más fuerte. Golpe, grito, golpe, grito. Maldita sea. Me  rendí y fui a sentarme en la hierba. Al menos conservábamos nuestros ropajes.

    Uno de los ojos de Figstik se abrió lentamente y empezó a escudriñar en todas direcciones.

    -¿Estamos vivos?

    -No- repliqué- Si lo estuviéramos, estaríamos mucho menos cómodos. Suéltame el pie.

    -No- dijo

    Me levanté y comencé a ejecutar una combinación de claqué, danza irlandesa y baile del zueco. Fue una sutil persuasión comparado con lo que de verdad tenía en mente. Continué durante varios minutos y entonces hice una pausa sobre un pie…El de Figstik por supuesto.

    -Suéltame el pie- repetí.

    -Vale… pero es que no puedo.

    -Y exactamente, ¿por qué no?

    -Mis dedos no parecen estar por la labor- gimoteó.

    - De acuerdo- dije. Rompí una robusta rama de uno de los arbustos, me senté otra vez, y comencé a hacer palanca contra los apretados dedos del pequeño mago.

    -Será mejor que esto funcione o tendré que buscar algo más afilado.

    Mis palabras de ánimo aparentemente ayudaron a aflojar su apriete de alguna manera. Tras unos pocos minutos habíamos liberado una mano y uno de sus pies ( es impresionante lo bien que podía agarrarse con los dedos de los pies). Después nos las arreglamos para retirar el resto.

    Figstik se sentó en el suelo y comenzó a estirarse, sus flacas extremidades lentamente estirándose con temblorosos movimientos. Parecía una araña muerta intentando reanimarse. Se me pasó por la cabeza ayudarle, pero luego pensé que  mejor no. No quería que se desarmase del todo. Muy pronto, estuvo funcionalmente listo para moverse…más o menos. Al menos estaba lo suficientemente móvil como para que nos pusiésemos en marcha otra vez.

    -¿Sabes dónde estamos?- pregunté. Estábamos en un bosque otra vez y aunque no se podía ver la posición del sol, había la suficiente luz como para pensar en que no se pondría oscuro demasiado pronto.

    Figstik miró alrededor.

    -Sí, nos encontramos cerca del fondo de una pendiente extremadamente empinada- observó, con una expresión amargada tan sólo ligeramente más amargada que su habitual expresión amargada.

    Enormemente útil, como siempre.

    -No, quiero decir…¿todavía estamos en tu mundo?- como Figstik me dijera que estábamos en el Bosque Sinfín o en el Sinfín lo que sea, me iba a dar un ataque de nervios.

    Figstik miró en derredor otra vez y olfateó el aire. Su ceño fruncido se incrementó en aproximadamente un diecisiete por ciento.

    -Sí eso parece…maldita sea. Todavía tenemos que preocuparnos por Rocana. Bueno, será mejor que nos movamos.

    ¿Estamos más cerca o más lejos del gran mago inmortal del norte?

    -Sí.

    -Sí, ¿qué?

    -Sí, estamos más cerca o más lejos del gran mago inmortal del norte.

    - ¿He mencionado hoy lo poco útil que eres?

    -Si no

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