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100 cosas que todo mexicano debe saber
100 cosas que todo mexicano debe saber
100 cosas que todo mexicano debe saber
Libro electrónico351 páginas5 horas

100 cosas que todo mexicano debe saber

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¿Sabes qué significa la palabra México? ¿Somos un país de izquierda o de derecha? ¿Cuál es la religión más antigua del mundo? ¿Sabías que el equipo de futbol América fue fundado por estudiantes, todos de nacionalidad mexicana? ¿Estás enterado de que uno de los periodos de mayor estabilidad económica de nuestro país se ha dado en las últimas dos déc
IdiomaEspañol
EditorialCSME
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
100 cosas que todo mexicano debe saber
Autor

Adrián Gutiérrez

Adrián Gutiérrez Ávila (Irapuato, 1978) pasó su infancia en Rioverde, San Luis Potosí, en la zona media del estado, a pocos kilómetros de donde comienza la Huasteca potosina; después de un breve paso por la Ciudad de México, a sus trece años se afincó en la ciudad de Guadalajara, la que adoptó como propia y en la que todavía reside. Es un eterno estudiante. En 2001 se graduó de Comercio Internacional en el ITESO Guadalajara, ahí también estudió Lectura y Escritura, Negociación Profesional, Desarrollo Humano y una maestría en Mercadotecnia Global. Después, continuó con cursos online de universidades extranjeras, tales como Emprendimiento de la Universidad Stanford, Sport Marketing de la Universidad Liberty (Virginia) y Cómo aprender a aprender de la Universidad de California (San Diego). Cómo ser un mexicano exitoso es su primer libro, en este responde a la inquietud de mejorar México mediante el esfuerzo y el crecimiento personal de sus ciudadanos y la búsqueda de la excelencia. Ya cuenta con más de diez mil copias vendidas, lo ha llevado a dar conferencias por toda la República Mexicana y Estados Unidos y también le ha abierto las puertas de los medios de comunicación más importantes del país. 100 cosas que todo mexicano debe saber es su segunda obra, en ella rescata, en breves capítulos, pasajes importantes en todos los ámbitos de nuestro país, es un libro que te hará recordar o conocer diversos pasajes sobre historia, economía, religión, política, deportes y personajes históricos de México. Padre Divorciado es su más reciente libro, en este nos presenta cómo se ve el divorcio desde la óptica masculina, narra como vivió el divorcio de sus papás y cómo vivió el suyo, muchos años después. En este libro nos concientiza sobre el dolor y sufrimiento que también viven los padres al separarse de sus hijos y propone un nuevo tipo de relación entre los afectados, un nuevo convenio para seguir con una dinámica familiar y que los padres divorciados sigan siendo padres en toda la extensión de la palabra en lugar de ser solamente «papás de fines de semana».

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    Libro muy pobre en contenido objetivo, son mini resúmenes simplones

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100 cosas que todo mexicano debe saber - Adrián Gutiérrez

Prólogo

Dice Chavela Vargas que los mexicanos somos tan cabrones que nacemos donde se nos da la rechingada gana y yo así lo hice, amo a mi país como nadie y ese profundo amor lo demuestro queriendo dejar un mejor México para las futuras generaciones.

Los caminos de los que trabajamos por una mejor sociedad tarde o temprano se encuentran y así fue como conocí a Adrián Gutiérrez, llegó tocando la puerta no una, sino cien veces, hasta que lo escuché. Su primer libro, Cómo ser un mexicano exitoso, habla de cómo mentalizar y preparar a los mexicanos para triunfar; inmediatamente hicimos clic, todo los días a través de mi micrófono motivo y doy herramientas para cambiar la vida de millones de personas y su trabajo congeniaba con mi manera de pensar, era uno más del club y la vida nos estaba juntando.

En mi programa también fue el lanzamiento de su segundo libro, 100 cosas que todo mexicano debe saber, este que tienes hoy en tus manos, y fue gratificante ver su esfuerzo de salir adelante como autor independiente, buscando el fondeo para imprimir sus libros e inmediatamente quise colaborar con él y su proyecto poniendo mi grano de arena.

El libro que comienzas a leer responde a una necesidad, no se puede querer lo que no se conoce, y para amar a México hay que conocerlo, conocer su historia, conocer sus pasiones, sus creencias y conocer a todos los mexicanos que han construido este increíble país en el que vivimos.

Los acontecimientos de este país han sido escritos y narrados desde muchos puntos de vista, con algunos autores podemos coincidir y con otros no, la peculiaridad de Adrián es querernos explicar todo de manera sencilla, de manera simple, que todos podamos entender. Adrián nos invita a conocer o a recordar eso que todo mexicano debe saber, lo que jamás debemos olvidar para entender a nuestro país y reconciliarnos con nosotros mismos y nuestro pasado.

¿Coincido con todo lo escrito por Adrián Gutiérrez en este libro? No, hay algunos temas en los cuales podemos debatir porque tengo otro punto de vista, en lo que sí estoy de acuerdo con él es en que el conocimiento y la educación son la solución a muchos de los problemas de este país y este libro enriquecerá tu cultura general.

También espero que este libro despierte tu interés por muchos otros libros que amplíen tu conocimiento sobre estos temas que brevemente escribe nuestro autor.

Contestando nuevamente a la pregunta, coincido con Adrián en que quiero un México mejor y trabajamos ambos desde nuestra trinchera para lograrlo.

Espero que disfrutes este libro que con tanto cariño por nuestro país fue escrito y que te enamores de México como yo lo hice. Cada vez somos más los que estamos cambiando y construyendo un nuevo México, un México exitoso donde cualquiera de nosotros puede soñar con ser el hombre más rico del mundo, viajar al espacio, ser el mejor boxeador, futbolista o ganar un Premio Nobel; lograrlo, de ti depende.

Mientras tanto, espero seguir coincidiendo con más personas que concuerden con la idea de un México mejor y apoyarlos para que sigan avanzando con sus proyectos, para Adrián Gutiérrez mis mejores deseos y todo el éxito en esta nueva aventura, que nunca nadie te detenga, y para ti, amigo lector, que todos tus proyectos se hagan realidad.

Martha Debayle

Ciudad de México, 14 de octubre de 2016

Introducción

México es un país de enormes riquezas; somos un país de culturas milenarias, con un extenso territorio —casi cuatro veces Francia— y una enorme diversidad cultural que nos permite, incluso, hablar de la existencia de tres pequeños países: el México del norte, el del sur y el del centro. México es el decimoprimer país más poblado del mundo y somos, según el FMI (Fondo Monetario Internacional), la decimocuarta economía más importante del planeta; incluso, aunque no nos guste, aquí vive uno de los hombres más ricos del mundo. A pesar de todo lo bueno que es México, mucha gente te dirá que este es un país de pobres en donde si las cosas salen mal es porque así debe de ser y las cosas buenas solo ocurren por casualidad, o como una cortina de humo porque algo malo está pasando a escondidas.

Entre la lista de cosas buenas y malas de nuestra nación, hay una que es muy importante y se mantiene como una característica general de nuestra sociedad: la falta de cultura general y preparación.

Los mexicanos creemos saberlo todo; todos opinamos sobre política, religión, deportes y economía como si fuésemos unos expertos. El mexicano habla con tal pasión y entusiasmo que es fácil creer que dominamos los temas y que estamos preparados para dar cátedra sobre el tema del momento. Sin embargo, la mayoría de nuestras opiniones están fundamentadas en rumores y chismes.

Aunado a esto, con el internet, nuestras herramientas para expresarnos y comunicarnos se multiplicaron. Ahora también cada mexicano es reportero y pregonero de la verdad; compartimos noticias que poco o nada tienen de cierto, pero que endulzamos con leyendas como léelo antes de que lo borren o lo que el Gobierno no quiere que sepas. Casi nunca nos molestamos en verificar si la información es cierta.

La realidad en cuanto a la preparación y cultura general del mexicano es, sin embargo, devastadora. La escolaridad promedio en México apenas se acerca al segundo año de secundaria y, vergonzosamente, nuestro promedio de libros leídos al año no llega ni siquiera a uno. Además, de los pocos años que estudiamos en la escuela, el desempeño de los estudiantes en las aulas —ya sea porque los maestros no están preparados para enseñar o porque no queremos aprender— es bajo; por ejemplo, en todas las evaluaciones de la prueba PISA, México no ha podido colocarse por encima del quincuagésimo (50.o) puesto.

Todos en México piden mejores condiciones de vida, oportunidades para crecer, que se acabe la pobreza y salarios dignos. Desafortunadamente, lo apostamos todo a un mesías con fórmulas de cambio mágico; un ser superior que, por decreto, hará que todos cambiemos de la noche a la mañana y mágicamente terminará con la corrupción, los robos, los secuestros o los altos costos de luz, agua, teléfono y gasolina. Todo será diferente en un abrir y cerrar de ojos.

Pero ¿qué nos toca a nosotros? Te pregunto, ¿qué sería de nuestro país si el promedio de años estudiados fuera de catorce en lugar de ocho? ¿Cómo serían tus condiciones laborales si tu promedio de lectura se elevara a diez libros por año? ¿Cómo sería nuestra calidad de vida si en la prueba PISA ocupáramos el lugar 20 en lugar del 50? Si no te gusta pensar macro, trasládalo a lo particular: a tu vida. ¿Cómo sería tu vida si leyeras más, si estudiaras más y si tus estudios fueran de calidad?

La realidad es que el progreso del país está en nuestras manos. Sin importar qué haga tu vecino, tus parientes, tus compañeros de trabajo o el Gobierno, tú puedes progresar si todos los días adquieres más conocimientos; de igual manera, tus hijos pueden tener un mejor futuro si están mejor preparados.

Comencé a investigar y preparar el material para la conferencia Cómo ser un mexicano exitoso desde el 2008. Desde entonces, me he interesado profundamente en el tema de la preparación y cultura general de los mexicanos. Maestros del ITESO, mi alma mater, me permitieron aplicar exámenes de cultura general a sus alumnos. ¿Qué significa México?, ¿quiénes fueron los diferentes bandos que combatieron durante la Revolución mexicana?, ¿quién escribió Gringo viejo?, ¿cuál es la capital del estado de Tabasco?, o ¿quién fue el último campeón del futbol mexicano?; eran algunas preguntas que venían en dicho examen. Los resultados me sorprendieron. Aunque eran alumnos de recién ingreso y la mayoría había estudiado en las supuestas mejores preparatorias privadas de Guadalajara, el 90 % de los exámenes que apliqué no contaba con, por lo menos, 50 % de respuestas correctas. En mis conferencias sigo preguntando al auditorio ¿qué significa México?, el país donde naciste, creciste y has vivido; el 98 % del auditorio no lo sabe.

Por todo esto, en este libro te presentaré parte de todo lo que un mexicano debe de saber. Debo advertirte que este no es un libro de texto o un libro de historia, tampoco pretendo llenarlo de citas y notas al pie. Esta obra es sencilla y práctica; como si estuvieras platicando con alguien más sobre los temas que nos interesan y levantan polémica entre los mexicanos. Hablaremos de política, religión, deportes, historia de México y economía; en fin, intentaré que conozcas mejor a México, pues no se puede amar y respetar aquello que no se conoce.

Todo lo que escribiré tiene un sustento, pero mucho de lo que leerás tiene un poco o un mucho de mí, de cómo veo las cosas; de mis opiniones basadas en mis estudios, mis lecturas y mi experiencia personal.

Espero que te guste lo que a continuación leerás. Pero sobre todo, espero que este texto enriquezca tus conocimientos y cultura general; que te invite a leer muchos libros más, a seguir estudiando y preparándote; a querer a tu país y querer ser mejor cada día, porque solo así México cambiará.

Adrián Gutiérrez Ávila

Zapopan, Jalisco, 12 de enero de 2016

Quien olvida su historia está condenado a repetirla.

Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana

1. ¿Qué significa México?

Comencemos por lo más básico; algo que todo mexicano debe saber, sobre todo si eres una persona de negocios que trata con extranjeros y quiere poner en alto el nombre de nuestro país. Imagina que recibes, en visita de negocios, a una comitiva extranjera —del país que gustes—; estas personas quieren conocer tu fábrica y tus productos, incluso pretenden cerrar un trato importante. Ellos están maravillados con nuestro país, por lo que te preguntan, ¿qué significa México?

La mayoría de los mexicanos no conoce la respuesta. Tal vez contestes lo primero que te venga a la mente y, con un tono de político en campaña, dirás: México significa, para mí, una tierra de gente buena y trabajadora; un país de oportunidades y de gente honrada que todos los días busca superarse. He podido visitar quince países y te puedo asegurar que en todos dicen lo mismo de ellos, ¿o de verdad crees que alguien va a hablar mal de su gente?

Una primera hipótesis sugiere que la palabra México deriva del vocablo náhuatl mexihtli. Los aztecas fundaron la ciudad de México-Tenochtitlán en el valle de Anáhuac —hoy, Ciudad de México— y, desde ahí, conformaron el imperio más importante de la región mesoamericana hasta la llegada de los conquistadores españoles. El padre jesuita Francisco Javier Clavijero creía que el significado de la palabra México era lugar de Mexihtli, o ciudad donde vive el dios Huitzilopochtli, a quien también se le llamaba Mexihtli.

Otra hipótesis sugiere que el nombre de nuestro país significa en el centro del maguey, la cual no es tan descabellada si consideramos el milenario consumo de bebidas espirituosas en México.

Sin embargo, la versión oficial, y mayormente aceptada, —pues se ha difundido en los libros de texto gratuitos— sugiere que México significa el ombligo de la Luna. La gran Tenochtitlán estaba ubicada en la laguna de Texcoco, la cual, al ser vista desde la altura de las montañas, tenía la misma forma que el conejo de la Luna; debido a que Tenochtitlán estaba ubicada en el centro de dicho conejo, se consideró que la ciudad era el ombligo de la Luna.

2. ¿Cuándo nació México?

Hoy creemos que México ya existía como país antes de la llegada de los conquistadores españoles. Solemos argumentar que los europeos nos conquistaron y, solo después de 300 años, nos independizamos para regresar a ser la nación que anteriormente éramos. Esta visión es errónea, pues México no existía y tal vez sigue sin existir.

Los primeros habitantes de lo que actualmente es nuestro país llegaron hace aproximadamente 30 000 años; eran nómadas y cazadores que, con el tiempo, se volvieron sedentarios. Posteriormente, alrededor del 1200 a. C., en lo que hoy es Veracruz y Tabasco, nació la primera civilización mesoamericana: la olmeca. Vinieron después los mayas, los toltecas, los mixtecos, los zapotecos, los teotihuacanos y, por último, los aztecas —el imperio dominante a la llegada de los españoles—.

Hasta aquí, hemos llegado al año 1325. Los aztecas, o mexicas, llamaron a la capital de su imperio México-Tenochtitlán, sin embargo, esta era una ciudad y el nombre no se usaba para referirse a la totalidad del imperio. Los mexicas eran la cultura dominante en nuestro territorio, pero lo compartían con muchos otros imperios independientes —cada uno con su propio gobierno y lengua—, con los que incluso libraron guerras por la superioridad de la región; por ejemplo, los aztecas mantenían un estado de constante conflicto con los tlaxcaltecas, un imperio a pocos kilómetros de Tenochtitlán.

Hernán Cortés llegó a las costas veracruzanas en 1519. Los españoles no tomaron como suyo solo a nuestro territorio, pues colonizaron desde lo que hoy es el estado de Oregón, al norte de Estados Unidos, hasta lo que hoy es Argentina, en el sur del continente; también tomaron posesión de Florida y algunas islas del Caribe, como Cuba y Santo Domingo. Sin contar a Brasil y las Guayanas, los españoles controlaron casi todo el continente americano.

La capital de la Nueva España —uno de los tantos virreinatos que los españoles establecieron en América— fue la Ciudad de México; así se renombró a la vieja Tenochtitlán una vez sucumbido el Imperio azteca. Durante 300 años, lo que actualmente es nuestro país estuvo bajo el dominio y administración de virreyes españoles. Hacia inicios del siglo xix, se comenzaron a formar movimientos de independencia en toda América y en nuestro territorio no fue la excepción; se pretendía la creación del país de Anáhuac. Después de diez años de lucha y, supongo, muchas discusiones sobre cómo se debería llamar nuestro país, el 27 de septiembre de 1821 nació el Imperio Mexicano, gobernado por Agustín I. En 1824, con la promulgación de la nueva Constitución Federal, se cambió el nombre por la Nación Mexicana. Posteriormente, en 1857 se cambió de nuevo el nombre a la República Mejicana y, finalmente, en 1917, se optó por Estados Unidos Mexicanos.

El expresidente Felipe Calderón, en el año 2012, propuso un nuevo cambio de nombre a nuestro país; sugirió que se llamara, simplemente, México, como de hecho todos llamamos a nuestro país. Los partidos de oposición se negaron argumentando tener iniciativas más importantes y considerando la propuesta del expresidente Calderón como inoportuna.

La realidad es que México no existe y no ha existido. El nombre oficial de nuestro país, desde 1917, es Estados Unidos Mexicanos; sin embargo, todos lo llamamos México.

Contestando correctamente a la pregunta, ¿cuándo nació México como país?, la respuesta sería el 27 de septiembre de 1821, cuando nos independizamos oficialmente de España y el territorio que hoy abarcaría desde el estado de Oregón, al norte de Estados Unidos, hasta Costa Rica, en Centroamérica, pasó a formar parte del Primer Imperio Mexicano. Aquella fecha, el 27 de septiembre de 1821, la podemos considerar como el nacimiento oficial de México.

¿Por qué no celebramos tan importante fecha para nuestro país?

Porque coincide con el cumpleaños de Agustín de Iturbide, quien aplazó la entrada a la Ciudad de México y firma del Acta de Independencia un par de días para que coincidiera con su natalicio; Iturbide fue declarado traidor a la patria, y con esa declaración, dicha fecha fue relegada a segundo plano de nuestro calendario oficial.

3. ¿Por qué nos conquistaron

los españoles?

Como lo escribí anteriormente, cuando llegaron los españoles con la intención de colonizar estas tierras, nosotros no éramos un país, como lo somos actualmente; en nuestro territorio se establecieron varios imperios, con gobiernos y lenguas diferentes, e incluso, algunos enemistados entre sí.

Hernán Cortés llegó a las costas veracruzanas con aproximadamente 600 soldados, 32 caballos y 10 cañones; un ejército no muy impresionante. Cortés pronto se dio cuenta de que el Imperio azteca dominaba política y económicamente la región, pero que una vez derrotado, vencer al resto sería más sencillo. Así, la estrategia del conquistador español consistió en aliarse con pueblos mesoamericanos, como los totonacas y los tlaxcaltecas, cuyos enemigos fueran los aztecas para vencer a estos.

Los mexicanos solemos usar la palabra malinchista para referirnos a aquellos que traicionan a su propia sangre; solemos calificar la alianza de estos pueblos mesoamericanos con los españoles como la gran traición que selló el destino de la América septentrional. No obstante, los totonacas, los tlaxcaltecas e incluso la Malinche no estaban traicionando a nadie. Para ellos, los aztecas eran sus rivales y enemigos. Insisto, no existía una gran nación mexicana, así que contar con un aliado poderoso para derrotar a los aztecas, y terminar con su hegemonía política, era una excelente estrategia militar. Cortés, sin embargo, tenía otros planes. Él sí pensaba traicionar a sus aliados.

¿Qué factores determinaron la derrota de los aztecas y el resto de las civilizaciones mesoamericanas?

¿Cómo es que 600 soldados españoles pudieron someter al imperio más importante de los siglos xv y xvi en Mesoamérica?

Solemos señalar la creencia de que los españoles eran dioses como uno de los factores principales de la derrota azteca. Aunque en un principio esto permitió a Cortés acercarse al corazón político del Imperio —al emperador y Tenochtitlán—, los aztecas se dieron cuenta de que aquellos hombres barbados, que montaban sobre bestias de cuatro patas, eran tan humanos como ellos.

Otros argumentan que las armas de fuego fueron el factor determinante; sin embargo, aunque estas proporcionaron una ventaja en términos de alcance y mortalidad, los arcabuces y cañones eran armas lentas de cargar. Esto permitía a los aborígenes atacar a los españoles por sorpresa o mientras estaban cargando sus pesados arcabuces. Además, debido a que eran muy caros estos tipos de armas, los expedicionarios no trajeron consigo un número importante, pues recordemos que los soldados, la mayoría de las veces, pagaron su armamento.

La conquista, sin embargo, fue posible debido a las millones de bajas que ocasionó un arsenal invisible. Los españoles ni siquiera sabían que contaban con estas poderosas armas.

Desde la llegada de Colón a las islas caribeñas en 1492, se propagaron muchas enfermedades desconocidas para los americanos, como la gripe, la viruela y el sarampión, por lo que no contaban con anticuerpos para combatirlas.

La viruela, en especial, era una enfermedad sumamente contagiosa y que, de no tratarse, podía ser mortal. Tras la llegada de los españoles al valle de México, muchos habitantes de la gran Tenochtitlán —entre ellos, muchos guerreros— enfermaron. Por ejemplo, Cuitláhuac, el penúltimo emperador azteca, logró reunir a un ejército miles de veces más numeroso que el español y forjó decenas de alianzas para enfrentar a los europeos; sin embargo, su gobierno solo duró poco más de dos meses, pues enfermó de viruela y murió.

La viruela se convirtió en una epidemia. Se calcula que antes de la llegada de los españoles, la población indígena era de aproximadamente 25 millones de personas; un siglo después, solo había 1.6 millones. No hay cálculos exactos sobre cuántas personas murieron de viruela, pero se cree que sucumbieron ante la enfermedad entre el 40 % y el 80 % de la población.

Notas:

La viruela, una de las enfermedades más terribles que han afectado a la humanidad, ha sido erradicada del planeta. En 1977 se detectó el último caso en Somalia.

Los restos de Hernán Cortés se encuentran en la capilla anexa del Hospital de Jesús, el primer hospital de América; fue inaugurado en 1524 y aún sigue en funciones. Está a unas cuantas cuadras del Zócalo capitalino.

4. ¿Por qué nos independizamos de los españoles?

Los movimientos de independencia han sido estudiados exhaustivamente por historiadores, politólogos, sociólogos e, incluso, economistas. Se han formulado teorías que señalan un sinfín de factores que pueden contribuir a la formación de movimientos de emancipación. No planeo cubrir todos o presentarte toda una investigación sobre la Independencia mexicana; sin embargo, te presentaré los factores más importantes.

La Nueva España estaba por cumplir 300 años de vida. En este virreinato —y prácticamente en todos los que se fundaron en América— se instauró un sistema de castas que dominaba la vida política y económica de la región. La casta —determinada por tu ascendencia y lugar de nacimiento— te confería ciertos derechos y obligaciones. En la cúspide del sistema de castas, lógicamente, estaban los de sangre 100 % europea y nacidos en Europa. En los primeros años de la Nueva España, eso no fue problema, ya que todos recién desembarcaban en América.

Las personas acaudaladas, cuando quedaban embarazadas, regresaban a Europa para que nacieran sus hijos, pues sabían que un europeo nacido en América —un criollo— tenía menos privilegios; los criollos conformaban el segundo escalón del sistema de castas.

Los mestizos eran hijos de europeos y americanos; ellos eran el tercer escalón y, al igual que los criollos, no gozaban de los mismos privilegios que aquellos nacidos en Europa.

Después de tres siglos en América, la mayoría de la población estaba conformada por criollos y mestizos. Al sentirse tratados diferente por la Corona española, nació en este sector de la sociedad un sentimiento independentista y vieron con buenos ojos la oportunidad de dejar de rendir cuentas a los españoles para, así, crear su propia nación.

Otro factor que propició las condiciones necesarias para el inicio de un movimiento de independencia fue la invasión francesa de Napoleón Bonaparte a España. La tradición liberal francesa contrariaba, entre otras cosas, al catolicismo español, por lo que, en aquel 16 de septiembre de 1810, el movimiento de independencia no inició contra España, sino contra Francia. Recordemos que el hermano de Napoleón, José Bonaparte, fue proclamado rey de España por los franceses.

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