Alumnos “fachada”, el espionaje militar en el caso Iguala
Conforme se abren los archivos de la Sedena toma forma el papel que el Ejército tuvo antes, durante y después de la trágica noche del 26 de septiembre de 2014, en la cual fueron desaparecidos de manera forzada 43 normalistas de Ayotzinapa, caso que marcó la Presidencia de Enrique Peña Nieto y cuyo esclarecimiento se mantiene como una de las promesas incumplidas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La desclasificación de los registros confirma que, tres años antes de la funesta noche, las actividades de los normalistas eran vigiladas por todas las agencias gubernamentales de inteligencia.
De manera particular, el sistema de inteligencia militar, coordinado desde el Centro Militar de Información, de la Sección Segunda del Estado Mayor de la Defensa Nacional, recurrió a la infiltración de su personal vía alumnos “fachada”, para informar a los altos mandos militares de Lomas de Sotelo lo que ocurría dentro y fuera de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, icónica escuela por ser cuna de guerrilleros como Lucio Cabañas.
Con la apertura de los archivos, ordenada por López Obrador hace año y medio, se sabe que unos días antes de la tragedia de Iguala, personal militar adscrito a los Órganos de Búsqueda de Información (OBI), pertenecientes al Pelotón de Información de la 35 Zona Militar en Chilpancingo, dio cuenta de
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