Cuentos y Poemas

Por Adolfo Sagastume

La producción literaria del autor es muy abundante. Diariamente su fértil imaginación genera nuevos cuentos y poemas que harán la delicia de los ávidos lectores que hay por todo el mundo. Bienvenidos a esta pequeña colección que se publica por primera vez.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 20 jun 2012
• ISBN: 9781476463131

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

Vista previa del libro

Tabla de Contenidos

Añoranza

Laboratorio Galáctico

El Celular

El Collar del Chamán

El Temascal

Hambre

Los Celos de Ubaldina

Placenta Verde

Titulación de Carolina Islas

Añoranza

Escarbo silente… quejumbroso,

el candente destello de tus pasos,

busco la humedad añorada de tu cuerpo,

monotonía rítmica… binario consentimiento,

vórtice galáctico de explosivas añoranzas.

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Laboratorio Galáctico

Cruenta batalla elemental,

fuego ardoroso, justiciero, tenaz,

viento iracundo, viento nervioso.

¡Tiemblas y gimes, amada mía!

Desolada hembra planetaria,

placenta verde,

laboratorio galáctico.

¡Te despedazan, amada mía!

¡No nos expulses de la casa, madre!

¿A dónde iremos?

Si tú eres alimento, sustento diario,

vitalizante esfera…

¡Oh, hija de las estrellas!

¡Oh, madre despedazada,

estertor de primaveras,

oceánica esperanza!

¡Oh, madre! ¡Oh, hija!

¡Oh, hermana de eternidades,

sonora melodía espacial,

tierra mía, esperanza mía!

Fértil, gloriosa Gea,

santa eternidad de vida,

la civilización te hiere,

cual reo te flagelamos.

¡Escucha mi grito lastimero!

¡Escucha mi agónico esperar!

¡Escucha mis lágrimas!

¡Te podemos salvar!

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El Celular

Cuento corto

Cuando descubrí que cualquier día me iba a topar con el límite de mi tarjeta de crédito y que, además, no tenía trabajo, decidí visitar dos que tres casas de empeño para que valuaran mi celular y así saber cuánto me podrían prestar, ya que es de muy buena marca.

En una casa de empeño, especializada en el negocio del empeño de celulares, de todas las marcas, me dijeron que me podían prestar mil doscientos pesos.

Pensé que era muy poco comparado con los siete mil que yo pagué por él. Por ello, decidí dejar ese intento para más adelante, tal vez para cuando la situación se pusiera más difícil.

A los cuatro meses, presionado nuevamente por los pagos mensuales a mi tarjeta de crédito, que llevé al límite por estar comprando alimentos con ella, fui de nuevo al mismo negocio para que volvieran a valuar el celular.

Esta vez iba casi decidido.

En el camino pensé que si me ofrecían lo mismo o un poco más, entonces sí lo dejaría.

Esta vez solamente me ofrecieron novecientos pesos.

Me asusté porque yo esperaba que me ofrecieran, si no lo mismo, tal vez un poco más. Así que, nuevamente, regresé a mi casa con mis deudas a cuestas, arrastrando la pena de conseguir para la mensualidad de la desgraciada tarjeta.

En esta situación pasé otros dos meses.

El pago mensual de mi tarjeta subió.

Me avisaron por teléfono que si no pagaba me mandarían inmediatamente al buró de crédito.

Las esperanzas que yo tenía de conseguir un buen dinero no han prosperado. Estoy vendiendo una pequeña propiedad, a eso me