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Cortejada por el vampiro
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Cortejada por el vampiro
Libro electrónico388 páginas11 horas

Cortejada por el vampiro

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Hadas, fantasmas y vampiros, ¡qué miedo! ¿Son un truco de la mente o una nueva realidad?

Hannah Weybourne no cree en las cosas que se mueven en la oscuridad. Al ser una empática renuente que ha intentado ignorar sus poderes, no puede evitar preguntarse si estos son la razón por la que un vampiro guapo le ha pedido ayuda. Hannah hace un gran esfuerzo por negar la atracción sexual que siente hacia Edwin, así como para mantenerse oculta del mundo de lo paranormal.

Edwin Mason es un cazarrecompensas paranormal en busca de un vampiro caprichoso. Sus mejores planes salen mal cuando conoce a la obstinada Hanna e inmediatamente reconoce el valor que ella tiene para los Ocho Reinos. Ella es el eslabón perdido que necesita para derrotar a un señor demonio hambriento de poder que va en ascenso. A pesar de tener un trabajo que hacer, Edwin es tomado por sorpresa cuando Hannah lo hechiza con su naturaleza sarcástica y sus curvas tentadoras. ¿Qué es un pequeño mordisco entre amigos?

El extraño dúo se encuentra con una pegajosa red de enemigos sobrenaturales y oscuros engaños en su aventura por proteger la magia en los Ocho Reinos. Tantos acertijos, tan poco tiempo. A pesar del peligro que los persigue y el señor demonio al acecho, el amor florece, y no es un cortejo normal, pero, ¿quién necesita algo normal de todos modos?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento16 may 2019
ISBN9781547587025
Cortejada por el vampiro

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    Cortejada por el vampiro - Sandra Sookoo

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    Hadas, fantasmas y vampiros, ¡qué miedo! ¿Son un truco de la mente o una nueva realidad?

    Hannah Weybourne no cree en las cosas que se mueven en la oscuridad. Al ser una empática renuente que ha intentado ignorar sus poderes, no puede evitar preguntarse si estos son la razón por la que un vampiro guapo le ha pedido ayuda. Hannah hace un gran esfuerzo por negar la atracción sexual que siente hacia Edwin, así como para mantenerse oculta del mundo de lo paranormal.

    Edwin Mason es un cazarrecompensas paranormal en busca de un vampiro caprichoso. Sus mejores planes salen mal cuando conoce a la obstinada Hanna e inmediatamente reconoce el valor que ella tiene para los Ocho Reinos. Ella es el eslabón perdido que necesita para derrotar a un señor demonio hambriento de poder que va en ascenso. A pesar de tener un trabajo que hacer, Edwin es tomado por sorpresa cuando Hannah lo hechiza con su naturaleza sarcástica y sus curvas tentadoras. ¿Qué es un pequeño mordisco entre amigos?

    El extraño dúo se encuentra con una pegajosa red de enemigos sobrenaturales y oscuros engaños en su aventura por proteger la magia en los Ocho Reinos. Tantos acertijos, tan poco tiempo. A pesar del peligro que los persigue y el señor demonio al acecho, el amor florece, y no es un cortejo normal, pero, ¿quién necesita algo normal de todos modos?

    Cortejada por el vampiro

    un libro de los Ocho Reinos

    por

    ––––––––

    Sandra Sookoo

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes que aquí se presentan son producto de la imaginación del autor o utilizados de manera ficticia y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos comerciales, eventos o localidades, es mera coincidencia.

    Todos los derechos reservados. Ninguna sección de este libro puede ser reproducida o transmitida en ninguna forma o por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información sin permiso del autor.

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    ––––––––

    CORTEJADA POR EL VAMPIRO © 2014 por Sandra Sookoo

    Publicado por New Independence Books y Sandra Sookoo

    ISBN-9781311152244

    Información de contacto:

    sandrasookoo@yahoo.com

    newindependencebooks@gmail.com

    Visíteme en: sandrasookoo.com

    Diseño de portada por David Sookoo

    Ilustración – Silueta de una pareja besándose sobre fondo decorativo.

    © Kirsty Pargeter|123rf.com

    Ilustración – Conjunto de 5 siluetas de hadas en vectores.

    © sorayashan|123rf.com

    Ilustración – Fondo de Noche de Horror

    © vectorshots |123rf.com

    Historia de publicación

    Primera Edición Digital, 2014

    Dedicatoria

    Este libro está dedicado a todos mis amigos de Facebook que clamaron– de manera insistente – que este libro (y saga) se reeditara. Aquí lo tienen. ¡Disfrútenlo!

    Capítulo Uno

    ̶ Recorrí el mundo durante dos años para encontrarte ̶. Las palabras salieron de su boca en una voz clara con una autoridad implacable en ellas.

    Normalmente, palabras como esas hubieran provocado un escalofrío o tres en su columna vertebral, pero Hannah estaba acostumbrada. En su enrevesada vida, había escuchado cosas mucho más extrañas.

    Se quedó boquiabierta ante el hombre que se recargó de manera casual contra la estantería de libros de autoayuda. Si un hombre alto, moreno y guapo era un cliché exagerado entonces ella estaba cara a cara con el cliché más apuesto que había conocido. De hecho, era algo más como cara a hombro, pero, ¿qué importaba? El hombre frente a ella era un verdadero manjar para los ojos. ̶ ¿Disculpa? ̶ . Hannah abandonó su tarea de reacomodar las estanterías.

    Él la miró con los ojos del color del hielo de un glacial de Alaska, e igual de fríos.

    ̶ ¿Estás seguro de que necesitas hablar específicamente conmigo? Quiero decir, hay varios empleados trabajando aquí. ¿Quizás necesitas ver a uno de ellos? ̶. Al ser una chica curveada con figura de reloj de arena, a Hanna le incomodaba el hecho de que los hombres la encontraran atractiva ̶. Dame un nombre y le diré que venga.

    ̶ No estoy equivocado ̶. Un breve movimiento de cabeza siguió a la declaración. ̶ Tú eres a quien deseo.

    Un escalofrío bajó por su espalda, incluso mientras su cerebro se esforzaba por entender su rebuscado patrón de habla. No había sido el objeto de deseo de nadie por años.

    ̶ ¿Disculpa? ̶. Miró por la librería para ver si habían llamado la atención de manera indebida, pero nadie estaba mirando hacia ellos. ̶ No entiendo a qué te refieres.

    ̶ Vendrás conmigo ahora.

    El hombre obviamente no estaba muy versado en la habilidad de la charla trivial. Eso era desafortunado, pues la conversación era una forma de arte muerto. ̶ Lo siento, mi turno no ha terminado ̶. Ella lo miró de nuevo y corrientes eléctricas recorrieron su cuerpo al mirar su cabello a la altura de sus hombros y su piel aceitunada. Ella suspiró. ̶ Si quieres invitarme a salir, tengo que decírtelo, necesito mucha más información de la que me has dado. Al menos charlar con una taza de café o algo. Ni siquiera te conozco.

    ̶ Vendrás conmigo ahora ̶. Un largo dedo índice apuntó hacia la puerta para enfatizar su petición repetida.

    Ella puso sus ojos en blanco y limpió sus manos sudorosas en sus jeans. Podría estar en problemas. ̶ Ok, entiendo, no sales mucho ̶. La charla trivial era una habilidad sobrevalorada de todos modos. Como era agradable a la vista, ella optó por mirarlo fijamente, aunque aquella mueca de preocupación que desfiguraba sus rasgos destruyó cualquier fantasía que pudiera tener. Pasó delante del hombre que tenía el ceño fruncido y se deslizó detrás del mostrador de A Novel Idea para esperar a una clienta. A Hannah no le agradó descubrir que la compradora le lanzó a él también una mirada de apreciación. Una oleada de celos injustificados inundó sus entrañas cuando la mujer dejó caer su llavero en un intento obvio por llamar la atención del hombre.

    ̶ Que tenga una buena tarde ̶. Hannah se despidió afectuosamente de su último cliente de la tarde, con una mirada firme y una sonrisa, y se alegró cuando la mujer finalmente entendió la indirecta y salió de la tienda. Luego puso su atención en el sombrío visitante. ̶ Soy Hanna, por cierto ̶. Frunció el ceño cuando él no hizo nada más que mirarla fijamente, con una mirada intensa. ̶ Esta es la parte en la que me dices tu nombre. Es la manera en la que la gente civilizada conversa ̶. Si esperaba hacerlo hablar para conocer la razón de su repentina aparición, estaba destinada a la decepción, pues él no entendió la indirecta.

    ̶ Mi nombre es Edwin Mason, y cazo seres paranormales por recompensa.

    Ella tragó saliva. El miedo que tanto había tratado de ignorar todos estos años, se agitaba en su estómago. ̶ Lo lamento, Edwin Mason, pero dar la bienvenida a lo paranormal de nuevo en mi vida no está en mis planes en este momento...ni nunca ̶. Tomó una pila de coloridos panfletos amarillos y verdes, los arrojo a la cara de Edwin y salió disparada entre los pasillos de la librería. Una vez que estuvo en la trastienda, Hannah cerró la puerta de golpe. Su corazón latía con fuerza mientras descolgaba su bolsa del gancho y salía corriendo por la puerta principal, esperando que la cerradura funcionara. Con un movimiento rápido dentro de su bolso, puso el llavero entre sus dedos temblorosos.  

    Mientras corría a través del oscuro estacionamiento hasta su auto, se arriesgó a mirar por encima de su hombro. No tuvo tiempo para suspirar con alivio cuando no vio al extraño. En vez de eso, se introdujo en el vehículo mientras sus pulmones ardían, giró la llave y puso el auto en marcha. Sus neumáticos rechinaron mientras salía del estacionamiento.

    Claro, dejar a un potencial acosador-ladrón dentro de la tienda probablemente no era lo mejor que se podía hacer en estas circunstancias, pero a Hannah no le importó. La necesidad de llegar a casa bloqueó su sentido común. Aun así, tomó un camino indirecto hasta su apartamento, en caso de que él la siguiera. Se apresuró hacia el lugar de estacionamiento más cercano y una vez ahí, sacó las llaves del arranque y corrió por la calle hasta su puerta.

    ̶ Vamos, vamos ̶. Su mano temblaba tanto que la llave no entraba en la cerradura. Finalmente, logró meterla. Se encerró dentro y puso los tres seguros, corrió a través de la sala de estar y revisó la cerradura de la puerta trasera. Con un poco menos de prisa, volvió a la puerta principal y recargó su espalda en ella.

    Mientras permaneciera dentro y todos los demás permanecieran fuera, todo estaría bien.

    *****

    Veinte minutos después, su pulso había vuelvo al ritmo normal, pero el miedo hacía que un sudor frío se deslizara por su espalda. ¿Era posible que la hubieran encontrado después de todo este tiempo?

    La mejor parte de su vida adulta había sido destrozada por la preocupación y la negación, por lo que supuso que era normal que esta eventualidad se produjera ahora. Si se mantenía lejos del mundo de lo paranormal, no correría el riesgo de casi asesinar de nuevo. Nadie resultaría herido.

    Acarició el dije de ágata musgosa que colgaba de su cuello y mantuvo la esperanza de que la piedra aumentaría su confianza en sí misma y su valentía. Nunca había tenido razones para creer en las propiedades metafísicas de las gemas anteriormente, pero tal vez era momento de recordar todas las viejas historias que su abuela había intentado contarle durante su niñez. Eso fue hace años, y en ese momento ella no tenía ningún interés por el folklore.

    Su intento por olvidar esas historias fue en vano pues estas salían poco a poco de su prisión cerrada y prohibida, de manera espontánea, disimuladas. Recuerdos vagos de cuentos susurrados de hadas y dragones, de brujas y magia se deslizaban por su memoria. Hannah se estremeció.

    ̶ Debiste haber escuchado a tu abuela, Hannah.

    El pánico se clavó a lo largo de su columna. Se ahogó con la bilis amarga que subía por su garganta. Se dio la vuelta, sus dedos se cerraron con fuerza alrededor del suave dije mientras su corazón latía errático y con fuerza.  ̶ ¿Cómo llegaste aquí? ̶. Revisó las cerraduras una vez más: estaban firmemente cerradas todavía. ̶ ¿Cómo sabes acerca de mi abuela? ̶. Sus manos temblaban y soltó el dije. Tomó sus manos por detrás de su espalda, lejos de la mirada entrometida de Edwin.

    ̶ No es importante cómo lo sé ̶. Se encogió de hombros. Una pequeña sonrisa levantó las comisuras de sus labios. ̶ Utilicé la puerta trasera como punto de entrada.

    Un espiral de miedo subió por la columna vertebral de Hannah, fría, sin alegría. Ella había cerrado la puerta, así que cómo entró...a menos que. Por supuesto que no pudo materializarse a través de las paredes. Ese simple pensamiento la aterrorizó, pero el problema más urgente era ¿qué haría con él ahora? Él caminaba por su pequeña sala de estar, con una actitud mezclada de aburrimiento desenfrenado y emoción apenas contenida.

    ̶ ¿Por qué no me dices qué haces aquí? O mejor aún, ¿por qué no te vas y me mandas un correo electrónico? No me gusta que me acosen y debo advertirte, puedo gritar bastante fuerte ̶. Escaneó el área buscando un arma. ¿Podría defenderse de un ataque con un plumero extensible?

    ̶ No te estoy acosando, Hannah Weybourne.

    ̶ ¿Cómo sabes cuál es mi apellido?  ̶. Sus terminaciones nerviosas hormiguearon. Se sentó al borde del sillón reclinable para observar al hombre y frunció el ceño ante las manchas de lodo fresco en su alfombra beige. ̶ Supongo que los cazarrecompensas no se limpian los pies.

    Él ignoró su comentario sarcástico. ̶ Tu nombre es simétrico, un palíndromo ̶. Su afirmación no admitía más comentarios. ̶ Es lo mismo en ambos sentidos. Es de buena suerte.

    Su patrón formal de habla era una molestia, pero ¿acaso tenía, además de todo, un caso severo de trastorno obsesivo-compulsivo? Hannah puso los ojos en blanco mentalmente. ̶ ¿Qué es lo que quieres? y lo siento, pero si te mueves, te dejaré inconsciente con esto ̶. Sacó una pequeña aspiradora de mano de su lugar detrás del sofá y la blandió delante de ella como una espada mientras su corazón se aceleraba.

    ̶ No voy a lastimarte. ̶ La pequeña sonrisa se desvaneció mientras tomaba asiento en el sofá.

    ̶ ¿Qué es lo que quieres?  ̶ Soltó la pequeña aspiradora para tomar su bolso. ̶ Tienes diez segundos para decírmelo o llamaré a la policía ̶. Buscó su celular en su bolsa. No pudo encontrarlo lo suficientemente rápido como hubiera querido y sabía que probablemente se había deslizado hasta el fondo.

    ̶ Me acompañarás a ver a la Bruja del Bosque del Norte.

    ̶ ¿A quién?  ̶. Olvidó su celular, lo miró boquiabierta. ̶ No lo haré. Además, yo no creo en las brujas ̶. La inesperada presencia de Edwin en la librería había desenterrado recuerdos ocultos, y la había hecho reflexionar. Sabía que existían otros seres mundanos. No importaba si alguien creía en ellos. Seguían siendo reales. ̶ Y aunque creyera en ellas, no hay ningún bosque cerca de aquí ̶. Su temor inicial comenzó a desaparecer a medida que hablaba con él. Sí, era un extraño, pero algo en sus ojos le daba paz, dulzura escondida, tal vez. 

    ̶ No es de mi interés si crees en el mundo mágico o no. Vendrás conmigo ̶. Se puso de pie y apretó sus labios en una delgada línea.

    Hannah intentó resistirse a su mirada, pero había cierto magnetismo en él que la obligaba a mirar fijamente esas heladas profundidades azules mientras él daba dos pasos hacia ella. ̶ Creo que necesitamos hablar de eso.

    Ella había tenido la oportunidad de mirar directamente un remolino mientras su familia iba de viaje en barco. Mientras miraba los ojos de Edwin, experimentaba el mismo tipo de efecto hipnótico. Cayó en las profundidades azules con una mezcla de emoción y alegría. Hannah tomó aire, aparto su mirada de la de él sólo para fijarla en el hoyuelo de su mejilla izquierda. ¿Por qué no tenía uno igual del otro lado? Ese hoyuelo iba a significar un problema. Hannah sentía debilidad por ellos. ̶ ¿Quién eres?

    Con un suspiro de frustración, Edwin extendió su mano derecha. El anillo en su dedo anular captó un destello de luz. ̶ Soy Edwin Mason. Mi familia ha estado en el negocio de caza de vampiros durante los dos últimos siglos. Necesito tu ayuda.

    En contra de su buen juicio, Hannah estrechó su mano, y quedó asombrada cuando sus dedos hormiguearon donde tocaron los de él. El poder cuidadosamente controlado se originó desde lo más profundo de Edwin. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había sentido algo remotamente similar y no había ocurrido desde que se había mudado a esta pequeña ciudad.

    ̶ ¿Por qué yo? ¿Por qué buscarme a mí? ̶. Tragó saliva a través del nudo de ansiedad en su garganta. ̶ Yo no soy nadie.

    ̶ Fuiste elegida porque posees una habilidad sobrenatural. Tu abuela se refiere a ella como un don. Tienes talentos distintivos de la mente, pero le temes a ese poder.

    ̶ No, eso no es cierto ̶. Deseaba poder meter sus dedos en sus oídos para no escuchar lo que probablemente sería una larga discusión acerca de lo que trataba de mantener reprimido en lo más profundo de su ser.

    ̶ Lo es. De hecho, eres un tipo de conductor de energía, un potenciador de energía, si lo deseas.

    ̶ Te equivocas ̶. La negación siempre había funcionado bien. No había razón para no utilizarla ahora.

    ̶ Debido a tu habilidad única, estás en grave peligro, no sólo en el mundo de lo paranormal, también en este. Sospecho que tu abuela te dijo que nunca le dijeras a nadie de tu poder porque entonces la gente te cazaría sin parar.

    ̶ Yo...me mudo muy a menudo ̶. Se negaba a admitir que sus palabras fueran verdad.

    Esa parte de ella había dejado de existir hacía mucho tiempo.

    ̶ Eso es cobarde de tu parte. Las personas con habilidades paranormales siempre se atraen entre sí, especialmente cuando saben lo que eres ̶. Sacó un pequeño libro encuadernado en cuero de uno de los bolsillos de sus jeans. Cuando lo abrió, le mostró una foto tamaño cartera. ̶ Esta es tu abuela, ¿cierto?

    Su estómago se tensó cuando reconoció a la mujer de cabello gris en la foto. Alrededor de su cuello llevaba el mismo dije que ahora descansaba alrededor del de Hanna. ̶ Sí ̶. Sudor frío escurría por su espalda.

    ̶ El parecido familiar es inconfundible. Alguna vez ella dominó el mismo poder que tú, lo que alentó su protección hacia ti. Es loable de su parte; sin embargo, incluso ella sabe que el destino siempre encontrará su camino ̶. Guardó el delgado volumen. ̶ No se necesita más información. Debemos irnos.

    ̶ No ̶. Hannah negó con la cabeza, su sentido común finalmente había vuelto. Saltó de la silla para caminar por la habitación. Su estómago se revolvió. ̶ No tengo este don. Estás equivocado. Esas cosas normalmente se saltan una generación. Posiblemente, incluso dos. ¿Quién puede decirlo? ̶. Su risa era tensa y forzada. ̶ La genética es divertida.

    Necesitaba alejarse de él. Obviamente él era peligroso. La gente como él simplemente no entra en las casas y cría gatitos al mismo tiempo. El miedo le bloqueó la garganta al punto que pensó que se ahogaría. No podía ser asociada con el mundo de lo paranormal. No de nuevo.

    El suspiro de Edwin fue apenas audible. ̶ No puedes negar lo que está dentro de ti, Hannah.

    Mientras se acercaba, la energía cimbraba entre ellos. ̶ No tengo ningún talento especial, ni nada que se le parezca, así que puedes irte ̶. Cerró sus ojos, mordió la parte interna de su labio y deseó que él se fuera. Esperaba que él fuera una hermosa pesadilla.

    No lo era. Él estaba aún ahí cuando abrió los ojos.

    ̶ Sí lo tienes. Esa es la razón por la que necesitaba encontrarte. No sé por qué niegas la verdad.

    Hannah negó con la cabeza e intentó rodear al enigmático hombre. Él puso su fuerte mano en el brazo de ella, deteniéndola en seco. ̶ Bien. Tal vez si tenga algunos poderes ̶, admitió, negándose a cruzar su mirada con la de él. ̶ No los entiendo, y no quiero hacerlo. Mi abuela intentó entrenarme para fortalecerlos, pero mi mamá se puso histérica y nos mudamos ̶. Apartó el brazo de su agarre y se escabulló hacia el otro lado de la habitación. ̶ Cuando era lo suficientemente valiente como para jugar con mi habilidad, alguien salió lastimado. Casi muere, de hecho. No pondré en peligro a nadie más.

    ̶ Debes aprender a usar tu poder adecuadamente. No es un juguete o medio de entretenimiento. Si aceptas ir conmigo, te enseñaré cómo usarte a ti misma como conductora de mejoras y cuando sea necesario, incluso unir esos poderes con los míos ̶.  Cruzó la acogedora habitación, la llevó al sofá y se sentó junto a ella. ̶ Mi bisabuelo era un vampiro con tendencias recesas. Poseía un alma y colmillos, pero al final era solamente un portador de genes. En ocasiones bebía sangre y se volvía sensible a la luz del Sol. La mayor parte de la ficción popular es falsa. Los vampiros se mezclan libremente en la sociedad y tienen empleos normales y mundanos.

    Ella entrecerró los ojos. ̶ ¿Y? ̶. Se deslizó a lo largo del sofá, contenta por alejarse de su calor. ̶ ¿Hay más? ̶. Siempre había más.

    Edwin suspiró. ̶ A medida que mi familia progresaba, cada vez más genética humana se mezclaba en el linaje. La familia esperaba que esos genes oscuros permanecieran inactivos ̶. La sonrisa que él le dirigió casi la derribó con su brillo puro. ¿Cómo se sentiría disfrutar de una sonrisa en todo su esplendor?  ̶ Como probablemente puedes suponer, algunos de esos genes han surgido en mí.

    Para ese momento, un cojín del sofá los separaba. ̶ Lamento mucho tu mala suerte, pero aún no me dices por qué estás aquí.

    Él pasó una mano por su cara con aparente agotamiento y luego se rascó la mejilla, cubierta de barba incipiente, con dedos elegantes. ̶ Me contrataron para rastrear a un vampiro insolente llamado Duncan. Por alguna razón, ha matado a varias personas y necesita enjuiciamiento. Necesito de tu ayuda para encontrarlo. Si por alguna razón no es posible rehabilitarlo, tendrá que ser eliminado.

    La mano de Hannah temblaba mientras pasaba sus dedos por su cabello. ̶ ¿Eliminado como en sacrificado?

    ̶ Sí. Sin embargo, recientemente, he sido consciente de otras perturbaciones más poderosas en el mundo de lo paranormal y no puedo determinar quién o qué es responsable de ello. Eso me preocupa.

    ̶ ¿Qué te preocupa? ¿El hecho de que no hayas encontrado la fuente o que tal vez no puedas hacerlo? ̶. La ansiedad se agitó en su estómago y duplicó su intensidad mientras él la miraba fijamente, sin parpadear. Ser el mejor promedio de su clase en la universidad no la había preparado para bromear con seres paranormales. ̶ Si eres un cazador, ¿no posees ya las habilidades para rastrear al tal Duncan? ̶. El nerviosismo se deslizó por su pecho. ̶ ¿Por qué me necesitas?

    Él asumió un aire de padre explicando un concepto relativamente simple a un niño por tercera vez. ̶ Como expliqué antes, mis genes de vampiro están demasiado diluidos. Si el linaje de un vampiro u otro ser es más puro, me pueden eludir con facilidad. Puedo sentirlos cuando están en la vecindad general. Soy capaz de usar el poder telepático para dominarlos. Tengo la habilidad de neutralizar a un vampiro debilitado o a cualquier otro ser al que rastree. Tú tienes un don específico y posees algunas otras habilidades paranormales que me resultan útiles.

    ̶ Eso no me ayuda ̶. Habilidades paranormales. Ella cerró sus puños de forma que sus uñas se enterraron en las palmas de sus manos. ̶ Me niego a abrirme a eso otra vez.

    ̶ Déjame ponerlo en los términos más simples que pueda. Pretende que alguien es un dispositivo electrónico que funciona con baterías. Ese dispositivo no puede hacer mucho con su energía limitada. Ahora, imagina que por casualidad te cruzas con esa persona y de repente, la pequeña energía que posee se multiplica por cien porque la mejoraste tú, es como si se conectaran a ti como si fueras una especie de toma de corriente. ¿Entiendes ahora?

    Oh, por Dios. Era peor de lo que pensaba. ̶ Sí ̶. El deseo de correr se hizo fuerte. Hizo un movimiento para irse, pero él apuntó sus ojos helados azules hacia ella y la detuvo.

    ̶ Me tomó dos años encontrar a la persona mencionada en la profecía de mi abuelo. No me rendiré sólo porque esa chica tiene miedo de explorar todo su potencial.

    Hannah se estremeció y reprimió la histeria en su cerebro. Palabras como poder, profecía o incluso vampiro, provocaron que el miedo la ahogara. ̶ Voy a tener que decepcionarlo, Sr. Mason. Tenga o no este don, a usted no le interesa. Ciertamente no domino ningún tipo de poder ̶. Se paró sobre sus pies temblorosos y esperó que él no pudiera leer sus pensamientos revueltos. ̶ Me gustaría decir que ha sido un placer, pero eso sería una mentira absoluta. Buena suerte con su búsqueda ̶. Se movió hacia la puerta y abrió las cerraduras. La tarea pareció tomarle una eternidad. ̶ Buenas suerte.

    ̶ ¿A qué le temes? ̶. Edwin se puso de pie, su sola presencia llenó el apartamento de fuerza, poder y masculinidad pura. ̶ Tu nombre ha sido entretejido en el tapiz del Destino. Ese tapiz debe ser terminado. Tu abuela te dijo esto hace mucho tiempo.

    La sorpresa se filtró a través de su confusión. ̶ Mi abuela es...diferente ̶. Hizo una pausa en la palabra y se dio cuenta de que no había otra manera de describir a la abuela Eileen. Hannah no podía, no iba a involucrarse en este problema. Me niego a ser responsable de otro desastre. Se negaba a abrir su mente a las innombrables fuerzas que habían traumatizado su vida hace cinco años.

    ̶ Hannah.

    Sus pensamientos se detuvieron por la autoridad que cubría la voz sedosa de Edwin. Su mirada se detuvo en la curva amplia de sus hombros y la manera inconfundible en la que sus jeans se aferraban a la curva de su trasero. Maldición. ¿Por qué cazaba vampiros cuando podría estar haciendo un puñado de otras cosas, específicamente, cortejando a las mujeres más hermosas del mundo? ̶ Por favor, vete ̶. Escuchó el borde histérico de su propia voz y deseó ser valiente. ̶ No puedo volver a ese mundo.

    ̶ Silencio ̶. Edwin inclinó la cabeza hacia un lado, con un dedo sobre sus labios. Con un movimiento rápido, apagó las luces. Mientras movía la cortina a un lado para mirar hacia la calle, una arruga estropeó la exquisita línea de sus labios. ̶ Debemos salir de este lugar inmediatamente.

    ̶ Ya te dije... ¡que no! Tengo que estar en el trabajo mañana ̶. Hannah se mantuvo firme, con las manos en sus caderas y con la mirada fija. ̶ Eres realmente ingenuo si piensas lo contrario. Voy a llamar a la policía ̶. Buscó el teléfono de la casa, pero este cayó de la mesa al piso haciendo un ruido sordo. ̶ Sal de aquí.

    ̶ Aléjate de la puerta ̶. Él la tomó del brazo, jalándola hacia él. ̶ Si no te mueves ahora, me veré forzado a manipularte hasta que obedezcas.

    ̶ No ̶. Cuando ella lo miró a la cara, su aliento captó la furia reflejada en sus ojos helados. ̶ No hay nada que puedas hacer para convencerme de lo contrario ̶. Cruzó los brazos sobre su pecho.

    ̶ Como quieras ̶. El cazarrecompensas hizo caer sus labios sobre los de ella.

    Aturdida, dejó de luchar contra él. ¿Era eso lo que quería decir con manipularla?

    Dos segundos después, la sangre de Hannah hervía en sus venas mientras él movía sus labios sobre los de ella. Él tomó la curva de sus caderas y la sostuvo contra su cuerpo mientras su lengua jugaba la de ella con una precisión deliciosa. En un esfuerzo por mantenerse erguida, Hannah se aferró a los hombros de Edwin y succionó su labio inferior, solo por el placer de hacerlo. El miedo se perdió temporalmente a medida que el calor fluía en su cuerpo ante el frenético contacto. Mientras él rozaba la parte inferior de los senos de Hannah con sus dedos, pequeñas llamas se encendieron bajo su piel. Justo cuando ella le hubiera dado un pase de acceso completo, él la dejó ir.

    ̶ ¿Qué demonios?

    Sus labios se separaron con una sonrisa. ̶ Ahora que estás en un estado de ánimo más dócil, aléjate de la puerta. No repetiré la acción.

    Ella jaló su brazo fuera del alcance de Edwin, enojada consigo misma porque él le había hecho olvidar la urgencia de la situación con un simple beso. ̶ ¡Bastardo!

    La puerta de su apartamento se rompió con tal fuerza que trozos de la madera pintada de blanco volaron por toda la habitación. Apenas tuvo tiempo de pensar antes de que Edwin la arrojara al piso con su cuerpo sobre el de ella en una postura protectora.

    Capítulo Dos

    Edwin mantuvo su cabeza pegada a la de ella un segundo más de lo necesario. La chica olía bien. Él inhaló de nuevo para poder identificar el aroma propiamente: violetas y jazmín. La combinación era a la vez del Viejo Mundo y contemporánea. Le gustaba. Ella golpeó una mano contra su pecho, trayéndolo de vuelta a la realidad.

    ̶ ¿Sr. Mason? ̶. Hizo una pausa, y cuando él no respondió, dijo: ̶ Edwin, déjame levantarme.

    ̶ ¿Estás ilesa? ̶. Con los sentidos alerta, observó al ser que permanecía en el marco de la puerta rota mientras astillas de madera flotaban en el aire alrededor de ellos. Pequeño, agazapado y extremadamente maloliente, el duende entró vacilante en la habitación para patear varios trozos de escombro. Baba resbalaba por su barbilla, cayendo al piso a lado de los tres dedos en cada uno de sus pies.

    ̶ Claro que estoy ilesa, pero ¡mira mi apartamento! ̶. Se puso de pie y se tambaleó sobre un marco de fotos roto. ̶ Ahí va mi depósito de seguridad

    ̶ Creo que ese es el menor de tus problemas ̶. Edwin se levantó y miró alrededor del espacio de vida lamentablemente inadecuado. No entendía cómo es que la chica había vivido en tan pocos metros cuadrados. ̶ El duende es un explorador. De alguna forma me siguió hasta aquí.

    La nerviosa mujer emitió un resoplido. ̶ Eso está bien, muy bien, pero, ¿qué hacemos con él ahora?

    ̶ Intentaremos no contrariarlo ̶. El duende se adentró pesadamente en la sala de estar en un intento aparente por buscarlos. Su peluda piel verde arrastraba hedor y baba detrás de su cuerpo deforme. Edwin odiaba a los duendes.

    ̶ ¿No puede vernos? ̶. Hannah se aferró al brazo de Edwin, enterrando sus uñas en su antebrazo.

    ̶ Su vista y oído no son muy agudos. Tienen una fuerza tremenda en la parte superior del brazo y son muy

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