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El ángel bachaquero
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El ángel bachaquero
Libro electrónico210 páginas3 horas

El ángel bachaquero

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Información de este libro electrónico

Aventura, suspense, amor y mucha pasión en una historia que da alas a la vida.

A las puertas de la Universidad de Carabobo, un personaje universitario, se dispone a conquistar el mundo con una sonrisa. Para su sorpresa, el mundo es mucho más imprevisible y amenazante de lo que cabría imaginar. Nuestro personaje se sumerge en una sociedada punto de estallar, en la que hasta una simple ida al cine puede costar la vida. Su anhelo de publicar el libro que ha escrito y sudecisión de no renunciar a sus ideales advierten un estado de emergencia donde se convierte en víctima de una espiral de violenciaaparentemente incontenible y de la que solo se puede lograr salvar con la ayuda de los ángeles celestiales.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento22 feb 2017
ISBN9788491127505
El ángel bachaquero

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    El ángel bachaquero - Michelle Monro

    Las alas.

    Siempre amaré esto, lo amo, así nací y me crie, y el día que muera, así me gustaría morir. Mis alas no son solo alas, pero mi misión… es una responsabilidad, lo supe antes de venir, y no descansaré, a pesar de los años, los intentos, me estoy creando, pero llegaré lejos, lo lograré. – me decía a mis adentros, mientras despertaba, calmando mi ritmo cardiaco.

    SAKFLOYAL

    Las películas duran dos horas…

    La mía va por dos meses,

    Las personas añoran estos amores,

    Yo te hui,

    No te quería sentir,

    Pero van dos meses,

    Dos meses de sonrisas,

    Dos meses de secretos,

    Dos meses de complicidad,

    Dos meses de ajedrez,

    Dos meses de estudios,

    Dos meses de cambios.

    Si, la palabra que temía…

    Te lance un beso.

    Pensé,

    Sí, pensé que vivía,

    Pero me aterré,

    Me di cuenta…

    Desde hace dos meses empiezo a vivir.

    Capitulo O

    alas

    -Tus ojos no serán verdes como el campo, o azules como el hipnotizante hielo, sin embargo, son peores, su café se asimila a una droga, desvela inconscientemente a quien así sea por segundos choque con ellos.

    Me reía internamente mientras sabía que le mataba mi media sonrisa al hacer su comentario.

    -Tus ojos también son café…

    -No me piques el ojo. – me dijo Paris. Maña inconsciente, pensé. – Y aparte de todo, una personalidad pícara.

    -Eso no es consciente. – protesté.

    -Lo sé, sin embargo, se nota es natural.

    -Sé que no te digo esto muy seguido, pero eres una persona muy halagadora, cuidado y se te estira la nariz como a pinocho.

    -Lo tendré en cuenta, pero sabes que mis palabras no son mentiras.

    Ya cada uno tomaba su camino, mientras que ambos nos decíamos a la par: Adiós señorita, Adiós caballero.

    Y así comenzaría, una nueva etapa, en vez de entrando por una puerta, saliendo por la principal de la universidad, ya sin preocupaciones, sin ataduras, y a proponer aventurarme este año, conquistar al mundo con una sonrisa.

    Capitulo I

    alas

    -¿Como te fue con Paris?

    -¿Tu como crees?

    -Eso no suena muy bien.

    -Arjona tiene razón en su última canción, cavernícolas. A veces me imagino a Paris escuchándola.

    -Es una persona muy similar a ti aunque sean de géneros distintos. Ambos se parecen más de lo que creen.

    -Lo he pensado, tendemos a jugar tanto con el psicoanálisis, me doy cuenta cuando lo practica en mí, no ha vacilado en decírmelo de hecho, sin embargo me pregunto si se dará cuenta cuando lo práctico yo, desde un principio sabia como terminaría todo, a lo mejor y piensa que me fui a crear un concepto por sus palabras y por ello paramos aquí, pero me previno cada respuesta al reaccionar instintivamente con el entorno.

    -¿Por qué no le dijiste que lo sabías?

    -Le marqué para hablarle, vernos en algún sitio, pero no quiso, solo le quería dar las gracias y ser transparente finalmente, pero no se pudo y fue por algo.

    -¿Sabias que esto pasaría?

    Preferí mantener el silencio y seguir caminando hacia el carro.

    -¿Lo sabías y no me lo dijiste? ¿A mí que soy tu mejor amiga?

    -No fue así, el día que nos conocimos, Aurea me llamó, me dijo que se aproximaba alguien que necesitaba se acercase, que necesitaba cambiar, me haría más fuerte.

    -Ya va, y ¿no me contaste nada? ¡Eso debe haber sido hace meses! se supone que son tus guardianes pero yo soy también tu escudillera y tu mejor amiga! ¿Te acuerdas?

    - Lo sé, pero fue solo entre Aurea y yo, ella no le comentó ni a Arun, es una misión que me mandan, una prueba, necesitaban que el ángel se armara con escudo y espada.

    -Y por ello ahora eres más insensible y cambiaste, no te duele, ya lo sabías, te prepararon.

    -Si, vienen tiempos difíciles, no se cuales sean, pero ya tomé las medidas, para lo que venga.

    - ¿Cual fue la respuesta de Paris?

    -Hablamos después de vacaciones.

    -No, en serio.

    -Hablamos después de vacaciones, esa fue la respuesta.

    -Honestamente ¡se pasó! Me imagino no dejarás que barra piso contigo… no volverás a intentar.

    -Estas en lo cierto.

    -¿Y si te habla?

    -Eso no va a pasar, ahora solo quiero disfrutar y como ya no va a poder ser con mi querida Lili porque se va muy lejos de nuevo a Amazonas, no me queda de otra que inventármelas.- Ella tomó la manilla del carro en el copiloto y subió la mirada.

    -¡Hey! Sabes que me voy porque allá esta mi familia y tengo otra acá contigo pero también los extraño a ellos. – Elevé mi mirada y se la dediqué.

    -Lo sé, por eso quiero que disfrutes allá y llegues con una sonrisa.

    Sonrió y nos montamos en el auto.

    -Cambiando el tema, ¿Por qué estacionar el carro a 3 cuadras siempre? ¡Qué fastidio caminar! ¡Eso es a ti que te gusta!

    -No le hace daño a nadie.

    -A mis piernas sí. – Buena broma. Carcajadas reinaban – Ya estamos en tercero, que importa que los demás se enteren del carro, ¿más fan a tu lista? No creo sea posible.

    -Que importa Lili, simplemente es mejor hacer las cosas así, te aseguro que caminar no te hará daño.

    Las calles ya eran rutinarias, las colas estresantes, la pobreza cada día más cotidiana, pero que importaba, eso es lo que todos pensaban, ya no sentía las mismas fuerzas para luchar por algo que se quería, a contra corriente, no era extraño salir de la Morita entre barrio y ver niñas embarazadas, posiblemente a regreso de vacaciones ya habrían dado a luz, o niños sucios, ladrones a moto, bachaqueros robándose entre pobres.

    -¿En qué piensas tanto? – se rompieron los segundos de silencio.

    -tres años, manejando por la misma ruta, y como se degenera cada vez mas.

    -No hay nada que podamos hacer, ahora solo podemos preocuparnos por nuestro futuro.

    -Eso es cierto, lamentablemente. –Respiré y continué con mi etapa superada. – Mira, parece que hay detergente en el Hiper Lider, no hay cola.

    -¿Entramos?

    Gire el carro, nos estacionamos y caminamos rápidamente hasta la entrada, habían tiras de No Pase organizadas a un espacio de esta, marcaban todo un camino hacia una sección del supermercado, acompañados por hileras de carritos que pretendían bloquear el paso y decir no te colees esto ya no era raro, era casi que la alfombra roja para comprar los productos regulados, pero, también significaba que había una cola en la parte de afuera, escondida por el estacionamiento de atrás.

    -¡Mira! No solo hay detergente, hay aceite, harina, toallas sanitarias y desodorante! Nos sacamos la lotería! – Entusiasmada Lili.

    -Si, vamos a ver si podemos llegar a donde los están repartiendo.

    Había un pequeño grupo de personas bachaqueros que restaban del lote que acababan de ingresar, cogían sus productos a medida que pasaban por el recorrido de la famosa cinta de No Pase y en cada producto había un supervisor verificando.

    -Ya vengo – dije. – Disculpe señora, - me aproximé hacia una empleada. – ¿Cómo podría obtener los productos?

    -Afuera, haces tú colita, son como 3 horas nada más, aprovecha que esta corta, me acabo de asomar y hay alrededor de 400 personas.

    -Muchas gracias. – le respondí amablemente. Sin embargo mis planes no eran hacerla. – Lili, ven.

    -¿Que pasó?

    -Vamos a buscar los productos ya sé por dónde.

    Mi cabeza ya había ideado su plan, si bien las normas eran unas, los intereses no serian los mismos, no me gustaba ver a mi madre estresarse por conseguir algo, y sufrir las denigraciones por productos básicos de supervivencia, así que nos salimos del supermercado. Busqué el comienzo de la fila y se encontraba donde me imaginaba, a un lateral del local, muy lejos del frente donde empezaba la alfombra roja de los productos. Sin pensarlo dos veces, tomé a Lili y le guiñé el ojo, y pensando en esto como ya era normal, alcé levemente la cinta y moví ligeramente la hilera de carritos, caminamos y fuimos obteniendo producto por producto, en algunos sabia que nos habían descubierto los supervisores y por ello evitaban dárnoslos pero de igual manera no pretendía dejarlo así que lo agarraba y seguía de largo con mi producto en mano.

    -¿Agarraste todo? –Preguntó Lili.

    -Si, vamos a la caja, antes de que entre otro lote y se formen las colas para pagar.

    No teníamos que tener dos dedos de frente para saber que si nos veían con esos productos en mano el lote que iba entrar, de ahí nadie saldría vivo y por más fuerte o pila que pretendiera ser, no me ingeniaría una idea suficiente como para 400 personas que sabía por lo menos unas 5 estaban armadas.

    -Cédula laminada por favor.

    -Buenas tardes, aquí tiene. – Le dije a la cajera mientras se emocionaba y sorprendía por el buenas tardes, la entiendo, no es fácil, cuando tratas de lidiar todos los días con insultos.

    Pasé rápidamente y establecí una conversación corta pero agradable para que no se diese cuenta que hoy no era mi día de compra. Ya le tenía el hilo agarrado, sabía que la maquina no lo impediría.

    -Cédula laminada por favor. – Le pidió a Lili.

    -Un momento, aquí está, disculpe. – Respondió mientras por la entrada principal ingresaba el otro lote de personas a comprar, me voltee y di la espalda hacia la alfombra roja de los productos.

    -Mira esa cola por la banda. – Exclamó Lili. Reacciona rápido, rayos

    -De ahí vinimos – Dije. Por favor sígueme el juego. (La cajera está sospechando, no hables)

    -No, yo no hice esa cola. – Trágame tierra (te pelo lo ojos, veelos)

    -¡Claro que sí! ¡Esa es la cola de los productos!- tenía que seguir afirmando.

    -Ah claro! Es que nos cole… - Discúlpame pero si no te piso la terminas

    - EL SILENCIO REINO –

    -Hasta luego, gracias. – Dijo Lili apenas salió el ticket de impreso, la cajera con su cambio drástico de cara, decidió ni responder. Nos entramos un poco más al supermercado para evitar rozar la línea de No Pase e impedir toparnos con los que coleamos. Dentro de todo salimos bien, o eso pensé. Ya subiendo las cosas rápidamente al maletero se aproximó una voz…

    -¡Hagan su cola! ¡Las cosas se compran con cola! – Un par de panzas cerveceras molestas. A correr se ha dicho, nos montamos en el carro y a seguir el camino.

    -¿Que te pareció? – preguntó Lili.

    -Por favor, a la próxima obsérvame, la vida es un regalo y tenemos suerte de que nadie se antojó de quitárnoslas, mínimo era para una golpiza, nos salvamos de chiripa.

    -Lo sé, no había caído en cuenta, me asusté después que vi la metida de patota, disculpa, y eso que nos faltó agarrar atún.

    -No nos faltó, fue lo único que no pudimos agarrar porque el supervisor supo que nos coleamos y lo guardó.

    -Trágame, bueno lo chévere de hoy es que vivimos una aventura más y voy a poder llevar esto a Amazonas y tú a tu mamá, fue un día productivo de bachaqueo.

    -Si claro, eso sí, en otro país ¿no entenderían esto no? En pleno siglo XXI, y el pueblo pasando estas humillaciones pero que se le va a hacer.

    -Aceptar, es lo que queda, resignación, de igual manera ¿me vas a negar que no te sientes en una película?

    -No, no te lo niego, parece una película. – nos reímos. Parece una película, pero también se vuelve capcioso el aceptarlo como una aventura de terror, el pueblo se acostumbra, el gobierno se acostumbra.

    -Aun no me voy, ¿nos seguiremos viendo verdad?

    - Pasado mañana vamos al cine, ya avise en mi casa.

    -Sabes que mientras tu vayas, a mí me dejan ir.

    -Por supuesto. Además, no llegaremos a Cagua y estudiaremos, nos quedan salidas.

    -Pero si llegaré dándome un baño y a dormir, ya estoy cansada.

    -Eso no lo dudes.

    Capitulo II

    alas

    Jul 22, 2015

    Las clases de bioquímica eran fijas, siempre nos tocaban con el mismo profesor, el que, al llegar en esta ocasión, dejó atrás toda duda o rumor de chisme y se bajó de su carro, con dos botellas, una de refresco y otra de ron. Lili y yo observamos aun en el impacto y me le acerco.

    -Buenas tardes profesor. – espero recibir respuesta alguna, pero no. Me regreso al notar que brotaba sudor de su cuerpo, así como un constante mareo y una incapacidad de distinguir que alguien le estaba saludando en momento al frente de sus narices.

    -¿Estaba borracho verdad? – preguntó Lili un poco temerosa.

    -Sí, así es, borracho y medio. Está buscando la manera de estabilizarse. -Respiré, guardé silencio y continúe. - Vamos a entrar al salón, démosle su espacio, ¿te parece?

    -Sí, es mejor.

    Todos estaban en sus puestos, ya cada quien sabía dónde iba y Lili y yo solíamos ser las personas que más hablábamos en ese salón, nadie se atrevía a intervenir, a pesar de ser los mejores promedios. Tal vez influía que siempre eran en el famoso edificio 4, que queda más retirado de toda la sociedad estudiantil, donde caminas más y para colmo, a la hora después de almuerzo.

    -Y la cadena de… - explicaba Lili en su intervención en aquel salón 413, mientras un silencio fulminante dominó toda la clase, solo una persona que acababan de nombrar delegada estudiantil fue capaz de reaccionar al ver la puerta abierta y correr en un ataque de adrenalina directo a cerrarla. Ayaretzy cerró la puerta y no solo eso, como esta no tenía cerradura por falta de presupuesto universitario, se quedó ahí, inmóvil, detrás, haciendo presión para que no entraran.

    El salón de clases se convirtió rápidamente en una cámara lenta con más de 250 fotografías al minuto, la tensión, angustia y desespero empezaron a reinar, lo único que podíamos ver hacia afuera era a los estudiantes que hace cinco minutos estaban sentados, corriendo de un lado a otro, piedras en el aire con puntería fija hacia los cuerpos de

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