Descubre este podcast y mucho más

Los podcasts se pueden disfrutar de forma gratuita sin necesidad de una suscripción. También ofrecemos libros electrónicos, audiolibros y mucho más por solo $11.99 al mes.

120. Nacidos para correr… y para caminar (parte II)

120. Nacidos para correr… y para caminar (parte II)

DeMi GYM en casa


120. Nacidos para correr… y para caminar (parte II)

DeMi GYM en casa

valoraciones:
Longitud:
23 minutos
Publicado:
16 nov 2017
Formato:
Episodio de podcast

Descripción

Esta frase se hizo famosa con el libro de Christopher McDougall del mismo nombre. Aunque si nos comparamos en velocidad con otros mamíferos damos pena. Usain Bolt, el hombre que más rápido ha corrido jamás, lo hizo a menos de 40km/h durante menos de 10", un león cualquiera va al doble de velocidad durante 4 minutos.
Somos lentos, pero resistentes. Somos los peores corredores de velocidad entre los mamíferos, pero los mejores corredores de fondo. Ya vimos algunas adaptaciones en 104. Nacidos para caminar... y para correr (parte I), como piernas más largas y fuertes, un talón más robusto, mayor altura para disipar el calor y la pequeña maravilla de ingeniería para mantener la humedad que es nuestra nariz. Pero hay adaptaciones más específicas que nuestros antepasados, anteriores a H. Erectus, no tenían. Vamos a verlas.

Adaptaciones para correr
Partimos de la base de que son adaptaciones que aparecieron en nuestro antepasado Homo Erectus (el siguiente eslabón después de Australopithecus) y que a día de hoy persisten en nosotros. (Si no tienes muy claro tanto nombre raro y te apetece saber un poco más sobre nuestra historia evolutiva echa un vistazo a 89. El viaje evolutivo: del simio al Homo Sapiens).

Tenemos que tener en cuenta que algunas de estas adaptaciones tienen que ver con soportar mejor el calor, dado que se produjeron en la cálida sabana africana.

Cabeza
Empecemos de arriba para abajo. Podríamos pensar que las adaptaciones para correr sólo las encontraremos en las piernas, pero en nuestro cuerpo unas partes repercuten a otras y en el caso del impacto producido por la carrera esto se magnifica, lo que dio como resultado una cabeza más estable y unos órganos del equilibrio preparados para el nuevo reto de la carrera.
Al caminar (y correr) erguidos nuestro cuello pasó a estar unido a la base el cráneo y cuando corremos no podemos estirar y flexionar el cuello para estabilizar la cabeza como hace nuestro perro o cualquier cuadrúpedo. En cambio, nos adaptamos agrandando nuestros órganos del equilibrio en el oído que hacen que se compensen estos movimientos para que no ver movido. Algo así como lo que pasa cuando queremos grabar con el móvil y vamos corriendo, que la cámara no es capaz de corregir esos botes (aunque esto también va evolucionando :-) ).
La siguiente adaptación que ayudó a la estabilidad de la cabeza fue el ligamento nucal, una especie de tensor que va desde la parte trasera de la cabeza a los brazos y que apareció en los primeros homo.

Un culo más robusto
¿Sabes cuál es el músculo más grande de nuestro cuerpo? El glúteo mayor, lo que viene siendo el culito. Los antecesores de H. Erectus tenían un glúteo mayor más pequeño. Nosotros activamos este músculos principalmente esprintando, pero se cree que se desarrolló gracias a la carrera de larga distancia ya que los antepasado a H. Erectus también esprintaban y posiblemente más que éste. Además, al caminar apenas activamos el glúteo, es cuando echamos a correr cuando más se activa impidiendo que el tronco se incline hacia delante.
Por lo tanto, podríamos decir que uno de los ejercicios que más activan el glúteo mayor es esprintar erguido (como lo hacemos los H. Sapiens).
Dedos más cortos
Parece ser que tener unos dedos del pie más cortos no hace mucha diferencia al caminar, pero sí que se nota al correr (estudio). Lo que hace suponer que son una adaptación directa para este fin.

Sudoración
Tenemos una peculiaridad que nos hace diferentes al resto de mamíferos: el gran número de glándulas sudoríparas, que es por dónde sudamos y gracias al sudor nos podemos refrigerar. Los mamíferos suelen tenerlas sólo en las palmas de la mano, aunque también hay otros simios que las tienen por todo el cuerpo, pero en un número mucho menor a nosotros, porque hubo un momento en nuestra evolución que se disparó el número de estas glándulas. Esto va ligado a la pérdida del pelaje en nuestro cuerpo, éste protege también del sol, pero no refrigera,
Publicado:
16 nov 2017
Formato:
Episodio de podcast

Títulos en esta serie (100)

EJERCICIO en CASA desde un punto de vista DIFERENTE e INDEPENDIENTE. https://migymencasa.com/