Lo único que es seguro, es que nada es del todo seguro. 
Y vivimos asumiendo de que tenemos el control, o que las cosas irán como lo teníamos planeado. 
Y es justo ahí cuando pensamos que todo está bien, que lo inesperado viene a nuestras vidas y nos obliga a generar cambios. 
A veces los cambios son inevitables, a veces aparecen como pensamientos y sensaciones de que algo deberíamos hacer en ciertas situaciones. Pero independiente de ello, los cambios suelen traer un cierto grado de incomodidad (incluso si sabemos que estos cambios son finalmente para bien nuestro). 
Aceptar, se vuelve entonces una forma de darle el espacio a que las cosas aparezcan y que así como llegan, puedan irse. Nada es nunca igual, como un respiro no es lo mismo que el que le sigue, y así. 
Aceptar que las cosas cambian, es una forma también de ser auto-compasivos. Porque dejamos atrás la presión de tener expectativas, aceptando lo que viene y actuando cuando es necesario. 
Tengo pensado poder desarrollar este tema del cambio en un blog, por eso quédate atento a mi Blog en: www.psandressalgado.com/blog

¡Espero que puedas disfrutar de esta meditación!


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