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Oblit
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Libro electrónico161 páginas3 horas

Oblit

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Imagina que despiertas en un lugar desconocido. Un lugar oscuro, frío, desamparado. Una prisión a la que, además, no recuerdas cómo has llegado. Ni siquiera te reconoces a ti mismo. ¿Serías capaz de desenterrar la verdad antes de que sea demasiado tarde, o quedarías perdido para siempre en las sombras de tu propia amnesia?
Daniel, el protagonista de nuestra historia, está atrapado en el laberinto de su propia mente. Sin recuerdos ni pistas sobre su identidad, con un destino incierto, emprenderá un desafío inesperado, lleno de revelaciones impactantes. Oblit es una historia de suspense, intriga y autodescubrimiento, en la que cada página significa un paso más cerca de la verdad, pero también del peligro.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 mar 2024
ISBN9788410682696
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    Oblit - Erick Contreras

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Erick Contreras

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de cubierta: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1068-269-6

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    Prólogo

    En la vasta extensión de la mente humana, existe un laberinto oculto entre los recovecos de la memoria, un lugar donde las sombras se entrelazan con los recuerdos, y la verdad yace velada en un manto de olvido. En ese laberinto, el protagonista de Oblit, se encuentra atrapado, entre susurros del pasado y ecos del presente. Es la emocionante historia de Daniel.

    Oblit es más que una historia de misterio y redención. Es un viaje hacia lo desconocido: los mundos que uno no es capaz de imaginar pero también los secretos que no queremos llegar a reconocer. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Es la duda —o el miedo— natural del ser humano.

    Daniel es un cautivo, literal y metafóricamente. Sin guía o ensayos previos, únicamente su propia intuición, inicia el misterioso viaje, y el autor nos descubre una reflexión necesaria: el pasado puede significar dolor y el dolor nos cambia. No podemos, por tanto, prescindir de él.

    La novela nos invita así a reflexionar sobre el valor de enfrentarnos a la realidad, incluso cuando esta nos aterroriza. Nos recuerda que la introspección es un acto de valentía, un descubrimiento constante de nuestro ser. A través de los ojos de Daniel, tenemos la oportunidad de probar los límites de la resiliencia humana.

    Introducción

    En la extensión de la vida nos encontramos con varias situaciones que forjan nuestro ser, enfocándome en las que creo que truncan más nuestra felicidad y perturban nuestro pequeño lago de paz, la pérdida de recuerdos y la búsqueda de ellos.

    Esta historia se centra en la búsqueda de la verdad, la verdad que yace en lo más profundo de nuestro ser, inmersa entre un sinfín de situaciones y oculta tras el dolor y la negación de nuestro personaje.

    Daniel (personaje principal) será el encargado de escapar de una prisión, viajará a través de un mar de dudas y se enfrentará a la verdad que alguna vez decidió no afrontar.

    Carta del autor

    Confundido y con incertidumbre, dentro de una cuarentena obligatoria por una pandemia escribo este libro, en el cobijo de la noche en la cual soy cautivo. Después de que mi vida cambió a consecuencia del confinamiento por varios meses, pude expresar a detalle los sentimientos provocados de una etapa de mi vida.

    Reflejando lo difícil que puede ser olvidar, pero aún más difícil recordar quién eres; acompañado por un conjunto de experiencias maravillosas, Oblit nos muestras el duro engaño del ser humano, la confusión de la mente y la singular forma de afrontar las pérdidas.

    El amor como pieza clave en esta historia nos muestra su dolorosa faceta, llenando de pena el corazón de nuestro protagonista. Esta atípica historia cuenta una gran aventura enmarcada por el sentimiento más puro y hermoso como lo es el amor, llevándonos de la mano por un río de dudas, descubrimiento y de verdad, fascinándonos por los escenarios que nos muestra, y donde seremos capaces de ser parte de la historia e identificarnos con el personaje.

    El despertar

    Mi nombre es Daniel Cortés, vivo en un espacio un poco más pequeño que una habitación, no sé cómo llegué aquí, ni por qué estoy aquí, no recuerdo nada de antes de este estrecho lugar, solo sé mi nombre porque está escrito en una camisa vieja y maloliente que llevo puesta.

    ¿Que cómo llegué aquí? Bueno, el primer recuerdo que tengo en mi cabeza es el olor antes de abrir mis ojos, un olor húmedo y asqueroso como una mezcla entre orines y agua estancada por mucho tiempo.

    Después de percibir ese hedor, abrí los ojos entre una densa oscuridad que me dejaba totalmente ciego, llenándome de un terror profundo, era como estar en el fondo del mismísimo infierno, donde la luz era imperceptible, donde hasta el movimiento de un solo músculo me daba terror; sin poder ver mi cuerpo me quedé inmóvil ante aquel panorama tan inoportuno.

    El no saber dónde estaba y qué estaba haciendo en ese lugar fueron las primeras dudas que me atormentaron en aquel momento, mi temor era tanto que ni siquiera tuve el valor de pronunciar una sola palabra.

    Al darme cuenta de todo esto, me di a la tarea de conocer poco a poco mi entorno con el tacto y mis otros sentidos que no fueran la vista. Al instante pude sentir el frío por mi cuerpo, pasé mis manos por mis piernas y pecho y solo tenía puesto un pantalón de tela delgada y una camisa de manga larga un poco dura y arrugada; pude darme cuenta de que estaba en el suelo frío y húmedo, con una pequeña sábana que apenas cubría mis piernas en ese instante.

    De pronto escuché un sonido un tanto brusco sobre mi cabeza, una y otra vez, durante un par de minutos, en ese instante el terror invadió mi cuerpo y no pude hacer otra cosa más que ponerme en posición fetal y esperar que pasara pronto, mientras expandía mi visión lo más posible para detectar de dónde provenía aquel golpeteo tan abrumador.

    Después de unos instantes paró, resonó todo el tiempo como si algún hombre golpeara con sus puños una pared, pero, si así fuera, aquel hombre que golpea con fuerza no exclamaba ningún quejido de dolor, lo cual me asustaba, el simple hecho de no saber qué pasaba al otro lado de la supuesta pared.

    No tenía percepción del tiempo, para mí era de noche porque estaba en tinieblas y creo que así fue, ya que, al paso del tiempo, entre aquel silencio absoluto y abrumador cerré los ojos y caí rendido ante mi miedo, con un ligero lagrimeo entre mis ojos, una soledad inquietante, quedé dormido ante aquel basto sufrimiento en el que me encontraba.

    Desperté confundido, abrí mis pequeños ojos cafés entre aquel silencio perturbador, sentí cómo se expandía mi retina al poder percibir los primeros rayos de luz del aparente amanecer, de inmediato pude sentir aquel suelo frío y duro, realicé algunos gestos de dolor mientras lentamente me sentaba ayudado por mis brazos, era una sensación extraña despertar de esta forma, confundido, solo, con preguntas dentro de mí, con la sensación de no haber probado alimento en mucho tiempo, ahora levanté la mirada y me enfoqué en ver la dirección de la luz, noté una puerta de metal, sin cerrojo ni chapa, nada, solo una silueta de una puerta por la cual entraba la luz sobre una pequeña ventana en la parte superior de ella, protegida por barrotes, las paredes grises de concreto parecían estar hechas un material en el cual la poca luz que entraba rebotaba iluminando toda la habitación perfectamente.

    Miré a mi alrededor, lentamente observando cuáles eran las opciones con las que contaba ese lugar minúsculo, a mi derecha una pequeña taza de baño blanca pero sin tapa, sin manecilla y sucia, solo parecía un asiento con un hoyo en el centro; y a mi izquierda un lavadero de concreto gris igual que todo el lugar con una pequeña llave de agua y una pileta para almacenar solo un poco de agua, la cual se encontraba con agua estancada y maloliente, me giré y noté que a mi espalda estaba una cama individual de concreto a una altura no mayor de un metro sobre el nivel del suelo con una colchoneta encima de la base y una almohada que parecía estar rellena de trapos sucios.

    Bueno, ahora entendía un poco más la situación, estaba en una prisión y ahora podía ver todo más claro. Sentía el cuerpo como si me hubieran golpeado por todas partes, cada músculo del cuerpo me causaba un dolor fuerte en cada movimiento por más lento que este fuera, al ponerme de pie, vi mi uniforme con un color gris, con manchas de humedad por doquier, también noté unas pantuflas negras en la cabecera de mi cama porque mis pies estaban desnudos en ese momento, fui y me senté lentamente sobre la cama que realmente estaba más cómoda que el piso, apoyé mis brazos sobre los costados de mis piernas y seguí observando todo.

    En el suelo pude ver la humedad de los orines, bueno, en realidad no estaba seguro en ese momento de nada, entonces supuse que eso eran, y justo en el centro de la habitación una rejilla de un desagüe no mayor a diez centímetros de circunferencia, bajo la puerta también se asomaba un poco de luz por una elevación de la puerta sobre el suelo de unos quince centímetros, así asumí que era el lugar por donde llegaría la comida y no me quedó más que esperar.

    Ahora me invadía la duda, las malditas dudas esas que seguro no me dejarán dormir. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Esto es un secuestro o es que me han metido en esta prisión porque hice algo malo? ¿Por qué todo es tan callado?

    ¿Estoy solo aquí?

    Todo era tan abrumador, solo esperé y esperé no tenía noción del tiempo, pero noté que llegó mi comida, solo entró por la parte de abajo de la puerta una bandeja lanzada con tal fuerza que casi llegó a mis pies lo cual me parecía un disparate porque era mi alimento y se me había lanzado como a un animal la puerta que estaba a tres metros de distancia.

    La levanté cuidadosamente, era una bandeja plástica de color café con forma de óvalo, solo contenía una manzana y un plato hondo con avena preparada con agua, el plato de la avena amarillento, sin cuchara sin utensilio alguno, pero el hambre ya tenía mucho tiempo anunciándose, así que no me quedó más remedio que tragar, comenzado por la manzana, de cuatro mordiscos le di final a la bella y roja fruta aquella, después continué con la avena, a falta de cuchara me abalancé sobre ella con mis propias manos terminado con mi lenga y el resto de mi cara lamiendo ese plato hondo y amarillento.

    Al terminar el alimento y lamer la última hojuela de avena retiré lentamente el plato de mi cara, lo alejé con lentitud, y lo coloqué sobre mis piernas, en las cuales permanecía la bandeja con el hueso de la manzana devorada, toqué mi cara, mi cabeza, pasé mis manos sobre mi cabello, y allí me di cuenta de que no sabía cómo era mi rostro en realidad, antes dije que mis ojos eran cafés, pero en realidad jamás me había mirado en un espejo, entonces por qué dije que eran de ese color.

    ¿Será que fue un color que había visto en otro ser humano?

    Mi cabello era corto, pero podía tomar la parte superior con mi puño, entonces no estaba corto del todo, pero no podía verme como para adivinar mi edad, no sabía el color de mi cabello o facciones de la cara, entones presté atención a mi cuerpo, parecía un cuerpo joven, atlético, pero algo delgado.

    Entonces me puse de pie, coloqué la bandeja justo en medio de la abertura bajo la puerta y me puse de rodillas para intentar ver un poco más, y justo cuando salía mi mirada una mano jaló la bandeja impresionantemente rápido y cerró aquella abertura.

    Del susto salí disparado para un costado de la habitación boquiabierto; aquello era desolador, me paré y me conduje a beber agua del grifo, debí haber tragado un poco cuando me sentí increíblemente cansado y a duras penas pude llegar a la cama, cuando caí rendido en aquel sueño profundo e incontrolable.

    Despierto una vez más, desorientado, flojo y con mi pensamiento enfocado en comer, ahora recordé que me quedé dormido justo después de comer, mientras permanecía tumbado en la pequeña cama de piedra, pensaba en qué había ocurrido para caer rendido de esa forma, levanté la cara de la almohada y noté una nueva charola con comida al pie de mi cama, una vez más manzana con avena.

    Qué dieta tan precaria, pude pensar en ese momento. Entonces lo noté, aquella puerta con sus rejillas estaba perdiendo luz, parece que se acercaba la hora de la oscuridad, seguía sin percibir un solo sonido, aquello era deprimente y de locura, pero con

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