Esto es Mío

Por Kasumi Lee

Nada quita más pasión a una relación que el ajetreo diario del trabajo. Juana lo ha aprendido por las malas, ya que su apretada agenda pone a prueba su matrimonio con Marcos. Pero ése no es el único problema: Marcos ya no la entusiasma y el amor entre ellos se ha enfriado. Juana necesita algo más.

Llega Lucas, un nuevo y apuesto colega que trabajará como su ayudante. La atracción que siente por él es magnética, y el sentimiento no hace más que crecer cuando la empresa les envía juntos a un viaje de negocios fuera de la ciudad. Juana pasará el fin de semana con otro hombre, un hombre que la excita como hacía años que no sentía. Su marido se pondría furioso si se enterara...

...si se enterara.

• Idioma: Español
• Editorial: Kasumi Lee
• Fecha de lanzamiento: 27 jul 2023
• ISBN: 9798215580714

Kasumi Lee

Hi!I’m Kasumi Lee, a modestly accomplished erotica author liberated from the chains of Amazon exclusivity. How that happened is literally Kafkaesque, and so I moved my whole steamy catalog of sexy stories to Smashwords!I’ve written a lot of interracial stories featuring White men and Asian women, especially ones where my Asian female characters find themselves pregnant by their handsome White lovers. Their clueless Asian husbands won’t find out until it’s too late!Not all my stories are interracial stories, or even set in the real world. I’ve experimented with paranormal erotica, and even some darker taboo stories, but interracial stories with sexy White knights seducing and breeding beautiful Asian goddesses remain my favorite.Whatever gets you hard or makes you wet, I’m sure you’ll find something in my smutty little library to satisfy you. I hope you have as much fun reading my stories as I had writing them!Kasumi Lee

Vista previa del libro

Esto es Mío

Un Erótico Engañando Caliente Esposa Y Aventura De Una Noche Oficina Romántica Historia

Kasumi Lee

Derechos de autor © 2023 Kasumi Lee

Todos los derechos reservados.

Los personajes y eventos que se presentan en este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia y no algo intencionado por parte del autor.

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida ni almacenada en un sistema de recuperación, ni transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, o de fotocopia, grabación o de cualquier otro modo, sin el permiso expreso del editor.

Contenido

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Derechos de autor

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Através de las ventanas acristaladas aún se veía una fina franja de color naranja en el horizonte cuando pasaban las siete de la noche. Sólo un puñado de personas seguían presentes, terminando memorandos importantes o contestando un último correo electrónico antes de apagar sus ordenadores e irse a casa.

Quedaba una última persona, de piernas delgadas y cruzadas por la rodilla, que revisaba la última página del documento en el que había estado trabajando todo el día. Llevaba una falda lápiz y una blusa blanca demasiado ceñida, que le hacía resaltar el busto más de lo necesario.

Finalmente, satisfecha con el borrador, lo deslizó en la bandeja de acabados de su escritorio. Luego escribió un correo electrónico para informar a sus colegas de que el borrador final estaba listo. Después de pulsar enviar, soltó un suspiro de alivio.

Al apagar el ordenador, se levantó y estiró los brazos y la espalda, con cuidado de no desplomarse sobre sus tacones de ocho centímetros. Se acercó con cuidado a la ventana y cerró las persianas, deteniéndose a observar el reflejo de la exhausta morena con el pelo revuelto en la ventana.

Cogió su chaqueta, se la puso y se la abrochó antes de colgarse la mochila al hombro. Cada pequeña acción le parecía más pesada y complicada con la poca energía que le quedaba, pero eso era culpa suya por haber trabajado a tope durante diez horas.

Cerró la puerta de su despacho y enderezó la placa con el nombre Juana Duffy - Jefa de Operaciones antes de dirigirse al ascensor, pasando junto a otra docena de despachos oscuros y cerrados.

Llegó al ascensor y pulsó el botón, mirando con ojos soñolientos los botones iluminados mientras el ascensor descendía hacia su planta a paso de tortuga. El tintineo que anunciaba la llegada del ascensor la sobresaltó, y se recompuso cuando se abrieron las puertas.

Ya había otra persona en el ascensor. Llevaba un elegante traje de negocios con pantalones oscuros y camisa blanca, y la chaqueta colgada despreocupadamente de un hombro. Los ojos de Juana recorrieron su cuerpo, observando los imponentes músculos que sobresalían a través de la camisa.

Entonces su mirada se posó en su cuello, que sostenía una cabeza atractiva con una mandíbula fuerte y la cantidad justa de barba incipiente para parecer robusto en lugar de desaliñado. Parecía más un modelo que un empleado de banca, y sus preciosos ojos azules se cruzaron con los de ella.

¿Vas a entrar?, preguntó.

Juana salió de su estupor de estrella y entró en el ascensor, reservándose un sitio en la esquina, lejos de su peligrosamente apuesto colega.

Mientras el ascensor descendía, Juana se sorprendió a sí misma mirando al hombre, buscando una etiqueta con su nombre para no tener que preguntárselo. No vio ninguna, y su cansado cerebro le recordó que en la oficina nadie llevaba etiquetas con su nombre. Tendría que seguir siendo un atractivo desconocido.

El tintineo del ascensor anuncia su llegada a la planta baja. Al abrirse las puertas, su misterioso colega le permitió amablemente salir primero. Juana esbozó una sonrisa de agradecimiento y salió al vestíbulo, deteniéndose a esperarle mientras salía.

Caminaron juntas hacia la puerta principal, el chasquido de los tacones de Juana sobre el suelo de mármol resonaba más fuerte que los latidos de su corazón.